La conspiración de los brujos.
Por: Juan Sebastián Ohem
Desde hacía algún tiempo corrían
los rumores, siempre entre los altos mandos de la orden, sobre las hazañas de frater
Oz 616. Su mente aguda y su capacidad de razonamiento le había ganado el
respeto de muchos Magister Templi, y de algún que otro Ipsissimus. Es menester
admitir, a su vez, que su neurótico comportamiento, su desdén hacia la cotidianeidad,
su profundo odio hacia las trivialidades, su devoción supersticiosa y menosprecio
por el trabajo grupal le habían ganado enemigos en su propia logia.
Afortunadamente cuando frater N.O.X., cuyo nombre vulgar es James Hughes, pidió
el consejo de otros altos mandos de la orden no prestó atención a las quejas y
consideró que frater Oz 616 era exactamente lo que necesitaba. Concluyó que era
urgente hacerlo llamar a su logia, Sol Invictus, para que investigara los
extraños sucesos relacionados a una posible logia fantasma, una orden de
hermanos negros devotos de Choronzon señor del abismo. Oz 616 acudió de
inmediato a su llamado tan pronto como intuyó la posibilidad de una experiencia
intrigante. Aquello era, cabe decirlo, su talón de Aquiles. La magia y la
meditación le eran rutinarias, pero el sabor de una buena intriga elevaba su
espíritu a alturas tan altas que todo lo demás le parecía pesado.
No perdió ningún tiempo en el
aeropuerto y le suplicó a frater N.O.X. que le dijera todo lo que conocía sobre
esta extraña orden del abismo. Éste a su vez le agradeció el interés en el
caso, y mientras conducía le fue explicando todo lo que conocía sobre el
asunto.
- Soror Maat
fue quien me confió sus sospechas.- Frater N.O.X., un hombre regordete de
mirada seria, no alejaba los ojos del camino. Su piel negra brillaba contra la
luz diurna y frater Oz 616 le imaginó como una especie de líder tribal que
cuida de su gente con lanza y escudo.- Ella había escuchado rumores de hermanos
negros devotos del abismo.
- Esos
rumores siempre han existido, ¿qué le hace creer que su logia es distinta de
todas las demás que siempre temen infiltraciones diabólicas?
- Soror Maat
se topó con un papel tirado después de una reunión, éste tenía el símbolo
alquímico de la sal, un círculo en el cual una línea cruza por su centro
permaneciendo dentro de la circunferencia. Cuando me lo mostró estaba
convencida de la relación, yo permanecía escéptico, pues después de todo un
pedazo de papel no es nada.- Oz 616 sacó su cigarrera y comenzó a jugar con
ella, abriéndola y cerrándola mecánicamente, uno de sus tantos tics nerviosos.
N.O.X. parecía realmente preocupado y tenso, por lo que cada vez que oía el
clic de la cigarrera al cerrarse, parpadeaba con intensidad.
- Disculpe,
me temo que tengo mi pequeña colección de tics, será mejor que fume de una vez
y deje el ruido.- Le ofreció un cigarro a N.O.X. y éste declinó amablemente.-
Dígame más, ¿descubrió de quién era el papel?
- Debió
ofenderse por mi escepticismo, pues continuó sus investigaciones por su cuenta.
No sé qué más habrá investigado, pero lo que sé con seguridad es que sus pesquisas
le llevaron al hotel Plaza. Me habló por teléfono diciéndome que atestiguó un
intercambio de portafolios. Un sujeto entra al hotel con un portafolio que
lleva la marca que me mostró en el pedazo de papel, espera sentado a que otro
individuo se acerque con un maletín idéntico y al levantarse se lleva el otro
portafolio. Estaba emocionada y asustada. Establecimos una cita para el día
siguiente, pero nunca llegó. Esa misma tarde murió atropellada al cruzar la
calle de su casa, nunca detuvieron al culpable.
-
Interesante… ¿Se da cuenta, sin embargo, que ha cometido usted un grave error?
- ¿Cómo dice?
- Sí, en
efecto, ha dicho que un pedazo de papel no es nada. Se ha olvidado que aquel
pedacito de papel, insignificante para
muchos, le costó la vida a sóror Maat. En esta ocasión el elemento de la sal ha
probado ser más poderoso que el mercurio.- Oz 616 terminó su cigarro y meditó
sobre el asunto. Frater N.O.X. le miraba de reojo, sin saber qué esperar. Había
oído hablar de él como si este fuese un brillante detective, sin embargo al
verlo parecía un vendedor de alfombras. Esperaba un hombre alto y fornido, un
héroe de acción, o quizás una especie de Humphrey Bogart, pero lo único que
tenía era un hombrecillo neurótico de complexión delgada y mirada penetrante.-
No le ha dicho nada a nadie más, supongo que todos en la logia Sol Invictus
creen la versión oficial sobre la muerte de sóror Maat y ha visto usted en
persona el intercambio misterioso.
- Así es, he
estado espiando al hotel casi todos los días, he determinado que se reúnen cada
miércoles. Dos individuos, nunca los mismos, con el mismo patrón. Antes de
llevarle quiero dejarle en un hotel, el Meridian es económico pero es bueno.
- Se lo
agradezco, lamentablemente aún estoy muy apegado a mis mundanidades.
Frater N.O.X. le acompañó a
registrarse y dejar las maletas en el cuarto. Oz 616 insistió en que no
perdieran ni otro segundo más y le exigió que le llevara de inmediato. El Hotel Plaza daba contra un enorme parque
infestado de visitantes y niños. Compraron un helado y se sentaron en una de
las bancas desde las que podían observar la calle del hotel y, con binoculares
pequeños que traía frater N.O.X., espiar sobre el lobby del hotel. Esperaron en
silencio hasta que un auto se estacionó casi detrás de ellos, un hombrecillo
nervioso se bajó del auto cargando con un portafolio. N.O.X. no le había
prestado atención, pero Oz 616 le señaló la marca alquímica trazada con gis en
una de sus caras. El hombrecillo miraba por encima de su hombro cada tercer
paso, cruzó la calle corriendo y entró al hotel. Desde lejos podían mirarle
consultando su reloj, hojeando revistas y fingiendo tranquilidad. Diez minutos
después le acompañó otra persona que, sin mediar palabra, colocó un portafolio
idéntico al lado del otro y empezó a leer una revisa. El primero consultó su
reloj, pagó la cuenta y al levantarse cargó con el otro portafolio y regresó al
auto.
Frater Oz 616 estaba intrigado y
convenció a frater N.O.X. de regresar al auto y seguirlo. Manteniéndose a tres
autos de distancia fueron siguiendo al misterioso hombrecillo hasta un edificio
de departamentos. Estacionaron frente al edificio. Le vieron llamar el
ascensor, y luego de cerciorarse que estaba vacío, dejó el portafolio dentro,
pulsó un botón y regresó corriendo al auto, dejando el portafolio dentro del
elevador. La entrega había terminado. Oz 616 bajó del auto y entró al edificio
cuando el hombrecillo regresaba al auto, ahora visiblemente más relajado.
Frater N.O.X. siguió a Oz 616 a regañadientes, pero éste se limitó a decir
“ésta es una oportunidad de oro”. Los números del ascensor se fueron
iluminando, 2, 3 y finalmente 4. Corrieron por las escaleras de servicio hasta
el cuarto piso y esperaron a escuchar la campanita del elevador. Un hombre se
encontraba esperándolo, tomó el portafolio y lo dejó dentro de un departamento.
Para sorpresa de ambos no se quedó adentro, sino que se limitó a meter el
portafolio para después cerrar la puerta por fuera y esconder la llave en una
maceta. Luego de eso bajó por el elevador.
- Todo esto
es muy intrigante.
- Sí, tiene
razón. Nunca había seguido el maletín, ¿qué cree que están traficando?
- Solo hay
una manera de saberlo.- Antes de que le pudiera detener Oz 616 buscó la llave y
entró al departamento.
- ¿Qué hace?
Podría haber otro más por aquí.
- Quizás,
pero ésta será la única ocasión que tendremos para revisar el portafolio y
saber con qué trafican.- El portafolio se encontraba apoyado sobre la cama
protegido por un seguro de tres dígitos y un sello de cera sobre la abertura.-
Una vez que lo abramos tendremos que romper este sello, entonces sabrán que
alguien ha roto el silencio, por lo que probablemente cambiarán de rutina.
- Herejes.-
Murmuró N.O.X. al señalar la figura del sello, el dios Abraxas.
- Vamos a
ver… ¿Qué números podrían ser?
- Hay muchos
de donde elegir.- Oz 616 trató con 666, 616, 777, sin suerte. 418 probó ser la
combinación correcta.- Me lo suponía. Ahora veremos qué clase de criminales son
estos.
- Vaya…- En
el interior del portafolio se encontraban dos guías telefónicas.- No sabía que
las compañías telefónicas eran tan creativas.
- Esto no
tiene nada de gracioso.- Frater N.O.X. hojeó las listas esperando ver algo en
su interior, sin embargo sus esperanzas se esfumaron, pues se trataban de dos
guías telefónicas absolutamente comunes y corrientes.
- Discrepo,
esto es de lo más gracioso. Pero le diré que ahora tiene toda mi atención, le
prometo llegar al fondo de este asunto tan rápido como me sea posible.
Salieron del edificio tan rápido
como pudieron temiendo ser sorprendidos. Frater N.O.X. le rogó que fuera lo más
discreto posible en su investigación, pues nadie en su logia sabía de los
verdaderos motivos de su visita. Al hablar de la logia sus ojos se iluminaban. La
logia Sol Invictus era la joya de su vida, se trataba de la logia más
importante del país. Décadas de esfuerzo habían empezado a rendir frutos, pues
aún cuando el círculo más devoto no sobrepasaba de ocho o nueve personas,
habían logrado hacer tres grandes congresos anuales con representantes de los cinco
continentes. Alrededor de 200 personas celebraron juntos los días sacros de la
escritura del Libro de la Ley con magia ceremonial y diversas ponencias. Sol
Invictus había sido ya el objeto de ataques y difamaciones por muchos
periódicos, y sin embargo continuaba su labor thelémica.
La logia era una casona antigua de tres plantas ubicaba en la zona
vieja de la ciudad entre casas vacías. Contaba con un amplio jardín que le
bordeaba por los cuatro lados, como una isla de ladrillos en un lago de fresco jardín.
El primer piso tenía lugar para seis autos, el segundo piso contaba con salones
de meditación y un balcón que asomaba contra el jardín posterior, y contra el
techo de la casa vacía del al lado. El último piso había sido remodelado para
simular una pequeña sala de cine. La casa parecía bullir en actividad, frateres
y sórores yendo de un lugar a otro, colocando inciensos en el altar, regresando
libros a sus libreros, ordenando salas iniciatorias, colocando los tapetes en
su lugar y pintando una pared.
- 93 frater,
¿no cree que esa escalera es demasiado larga?- N.O.X. presentó a Oz 616 como un
iniciado que venía de visita.- Y este es George Jacobs, frater Jano, nuestro
pintor. Encontrarás que en esta logia rara vez usamos nuestros nombres
cristianos, preferimos nuestros nombres reales.
- 93 Amigo,
bienvenido.- El joven le alargó la mano desde su desproporcionada escalera
metálica, la cual aún estando doblada a la mitad medía dos metros y topaba con
el techo.- Disculpa que no te presente con todos, pero queda mucha pared que pintar,
y estás en buenas manos.
- Son todos
muy amables, llámenme Oz.- Se limitó a decir Oz 616. N.O.X. le convenció de que
viera la reproducción que había mandado hacer de la estela 666, la cual
guardaba en un salón reservado para los iniciados de grado de adepto y
superiores. Recorrieron la sala y un largo pasillo, pero se detuvo con la mano
en el picaporte. Prestando oído pudieron oír a una pareja teniendo relaciones y
decidieron que sería mejor no entrometerse.
- Mejor en
otro momento, veo que está ocupada. Esos dos no rentan habitaciones, les gusta
el sexo tántrico en los templos. Ya los conocerá, sóror Nuit Babalon, o Maria
Mons como es conocida en el mundo vulgar, es una de las thelemitas más hermosas
y seductoras que haya visto, así que cuídese de la tentación. Especialmente
ahora que se ha liado con frater Pan 93, Stuart King, tiene su mal carácter y
ni su esposa lo soporta a veces, pero en el fondo es un mago sumamente
competente.
- Ahí estás,
te estuve llamando.- Una mujer alta, mayor de cincuenta con gafas de vidrios
gruesos les cortó el paso.- Usted debe ser Oz 616. Me llamo Lois Rand, soy
Soror Isis Tau.
- Mucho
gusto.- No estaba muy interesada en el visitante, tomó a N.O.X. de la mano y le
llevó a la sala, emocionada de compartirle sus nuevas ideas.
- Se me
ocurrió una ceremonia mientras realizábamos los rituales del nuevo Eón durante
el congreso, la semana pasada, y creo que empata bien con lo que hemos estado
trabajando como grupo estos últimos meses.- Mientras sóror Isis Tau detallaba
el ritual que tenía en mente, Oz 616 curioseó por la amplia habitación que
había sido condicionada para recibir a los visitantes y presentar ponencias.
Quedaban dos mesas con libros a la venta, pasquines y cronogramas.
- ¿Se perdió
frater? Soy Roberta, pero prefiero Soror Hecate.
- Care sóror,
estaba chismeando entre todo este material. Soy Oz 616, puede llamarme Oz.-
Hecate era una mujer digna, de anchos hombros y algo de sobrepeso.
- Fue un
evento interesante, una gran oportunidad de hacer amigos y establecer contactos
con otras logias. Uno cada año y éste terminó hace dos semanas. Hay que
permanecer unidos, usted sabe.
- Sí, le
entiendo.- Oz 616 levantó los folletos multicolores y los fue hojeando.- Veo
que tuvieron muchas ponencias interesantes, “Aiwass y área 51”, “el estado de
las órdenes esotéricas en América del sur”, “fundamentos de Typhon y magia del
caos en la obra de Crowley”, “impacto del tráfico de diamantes sudafricanos en
el crecimiento de la OTO en África”, “guerra civil y guerra santa, comparativa
con Liber al Vel Legis”, “Crowley y el hinduismo”, “Impacto de la dictadura
china en las nacientes órdenes esotéricas de China”, “Aborígenes australianos y
sus viajes astrales”, “Comparativa entre Jung y Keneth Grant”, es todo un
repertorio.
- Sí, fue una
gran oportunidad, aunque en las ponencias éramos menos, la mayoría viene a
hacer amigos, realmente devotos somos los que estamos aquí ahora. Los demás
miembros son más bien ocasionales, o tienen trabajos que les mantienen ocupados
casi todo el día.- Escucharon que Lois, Isis Tau, hablaba de sóror Hécate y se
acercaron a escuchar.
- …Siente
que, si lo vamos a hacer, habría que excluir a Soror Nuit Babalon.- Hecate
intervino, argumentó que Nuit Babalon, Maria Mons, suele ser una distracción
durante los rituales colectivos. N.O.X. trataba de conciliar las posiciones,
pero Hecate era demasiado orgullosa para conceder, simplemente no admitía su
presencia.
- Tienes que
decidir James.
- Por Horus,
te he dicho que no me llames así, prefiero N.O.X., es mi nombre mágico y la
última vez que chequé ésta logia es…
- Vamos,
vamos, no te pido que la expulses, pero no la quiero en el ritual de esta
noche.- Impuso su ultimátum y se fue, dejándole con la palabra en la boca.
- Vaya,
parece que se acabó el amor.- Dejó escapar Oz 616.
- Entre tú y
yo,- dijo Isis Tau, sonriendo pícaramente.- son celos de mujer. Hecate solía
ser la hermosa, Pan 93 siempre trató sin éxito de seducirla, pero cuando entró
Nuit Babalon se acabó su fama. Hablando de chismes, ¿te quedarás con nosotros
mucho tiempo?
- Me voy a
mudar a la ciudad, frater N.O.X. es amigo de un amigo mío y me ha dicho que
podía contar con él.- N.O.X. se disculpó cuando vio salir a Pan 93 y Nuit
Babalon y habló con ellos, por su cara de preocupación se notaba que trataba de
conciliar la posición necia de sóror Hecate.
- Pues que
bueno, siempre es bueno contar con más magos devotos de nuestro profeta de la
amorosa estrella. Pero te recomiendo una cosa, si piensas celebrar tu mudanza
cuida que frater Jano no te lleve a esos lugares que frecuenta, es un libertino
parrandero y tú pareces un poco más
calmado.
- Exageras
Lois.- Interrumpió un hombre pálido y regordete, de rostro afable y tono
aburrido. Se acercó desde la cocina moviendo con trabajo su pierna izquierda.- Jano
no es tan salvaje como dicen las malas lenguas. Hola, me llamo Trevor, pero soy
frater Aum.
- Me
sorprendes Trevor, si hemos escuchado de sus historias de cuando salía con
Maria, él y Nuit Babalon frecuentaban los bares de swingers, intercambio de
parejas y todas esas cosas.
- No le hagas
caso, me temo que nuestra amiga es una chismosa. Ni siquiera el místico señor
cabeza de halcón podría detener su lengua. Si eres nuevo te puedo enseñar la
ciudad. ¿Por qué no sales a comer conmigo y con mi esposa?- Le condujo hacia la
salida pero Nuit Babalon, dejando a N.O.X. hablando solo, se acercó
sigilosamente a Oz 616. Sus movimientos felinos resaltaban su cabello
pelirrojo, una verdadera Babalon.
- Hola
extraño, ¿eres nuevo en la logia?
- Maria, por
favor, ¿quieres estarte quieta?- Pan 93, un hombre moreno, apuesto y fornido le
tomó del brazo.- ¿Y tú qué quieres?
- Por aquí…-
Frater Aum le condujo hacia afuera. Era un alivio salir a la tranquilidad
dejando atrás las tensiones de los miembros de la orden. En el estacionamiento
se toparon con otro frater.- Él es Lawrence, le gusta llamarse Ain Soph, es muy
extraño.
- Hacer tu
Voluntad es el todo de la Ley.- Era un hombre pálido y de baja estatura,
caminaba encorvado, sus labios finos dibujaban una sonrisa torcida.- ¿Ya te vas
Aum? Eres un aburrido.
- Tengo una
vida Larry, aunque no lo creas.
- Vida, vida,
eso no es vida Aum, lo tuyo es imitación de vida, solo quien vaga por el
desierto ontológico puede vivir.- Entraron al auto, Aum con un fuertes dolores
en la rodilla izquierda, y cuando pudo finalmente acomodarla suspiró aliviado.
- Mi rodilla,
lleva años así, a duras penas puedo subir las escaleras de la logia. Y por
favor, discúlpelo, es muy excéntrico, le gusta decir esa clase de cosas aunque
él mismo no sepa bien qué quieren decir.
Oz 616 estaba acostumbrado a la
cotidianidad de las logias, las disputas internas, los celos, los egos inflados
y los problemas para administrar y congeniar tantas voluntades libres. La
seductora, el novio celoso, el ex-amante con fama de parrandero, la chismosa,
el ocupado Magister Templi, la ambiciosa, el excéntrico mistagogo, todas esas
personalidades le recordaron a la logia en la que fue iniciado. Supo apreciar,
sin embargo, la calma y normalidad de Trevor Wayne. Frater Aum era, ante todo,
un hombre de familia. Le presentó a su esposa Marla y a sus hijos pequeños y
salieron a comer a una pescadería cercana a su casa.
- …Supongo
que eso le es muy difícil aceptar a la gente, autodenominada, normal.- Marla
tenía tres aficiones, según aprendió Oz 616, sus hijos, hablar y escucharse
hablar. Afortunadamente, aunque Oz 616 no soportaba las pláticas triviales,
también era un hombre sumamente paciente que disfrutaba escuchar a los demás y
comprender cómo funcionan.- Creen que los magos son como Harry Potter, o que
secuestran niños para hacer rituales satánicos. No están listos para el nuevo
Eón, como siempre me dice mi marido, y tiene razón ¿no lo cree? Por cierto,
¿cómo se llama, además de Oz 616?
- Llámeme Oz,
y sobre lo que decía, yo creo que …
-
Exactamente, sabía que usted era una persona sensata.- Le interrumpió Marla.
Trevor bajó la cabeza y continuó su comida, acostumbrado a los largos sermones
de su esposa.- Mi marido es uno de los miembros que más contribuyen, antes casi
no podíamos pagar ni las cuotas mensuales, afortunadamente su joyería ha
superado los malos años, ahora le dedica gran parte de su vida.- Era fácil ver
porqué Trevor Wayne, un joyero aburrido y calmado, pasaba tanto tiempo en una
logia repleta de voluntades necias.- Cuando Trevor se lastimó la rodilla todos
fueron a visitarle al hospital y nos ayudaron a bajar algunos muebles de la
casa al primer piso. En su cumpleaños le hicieron una fiesta sorpresa y casi
todos los miembros de la orden le festejaron.
- Bueno, ¿qué
puedo decir? Son buenos amigos.
- No todos,
¿qué me dices de ese Stuart King?
- ¿Quién era
él?- Intervino Oz 616.
- Pan 93, así
se hace llamar. Vaya que si es un sátiro, engaña a su esposa con esa ramera. No
por nada escogió el nombre Nuit Babalon, aunque se tendría que haber quitado el
Nuit y dejarlo por Babalon.
- Alguna vez
me peleé con Stuart, las cosas se salieron de control y le dije que al menos yo
tenía honor porque no engañaba vilmente a mi esposa. No lo tomó nada bien.
- Es como ese
Jano, un libertino.
- La
diferencia está en que George no está casado, su única obligación es con los
clubes donde toca música.
- Bueno, eso
sí. Tú tienes a tu familia y a tu negocio. Por cierto, no olvides que esta
noche es tu noche de inventario.
- No lo he
olvidado Marla, gracias por recordarme por vez número ciento treinta.
- Exageras,
han sido solo 93.- Disfrutaron de unos cuantos segundos de silencio mientras
Marla disfrutaba sus mariscos. Oz 616 aprovechó cuando se hubo ido para
plantear las preguntas que tanto quería hacerle a Trevor.
- Corría un
rumor en mi logia que en Sol Invictus algunos creían estar siendo infiltrados,
¿tiene algo de cierto?
- Hace siete
años N.O.X. encontró algunos católicos fundamentalistas haciéndose pasar por
thelemitas, normalmente sobresalen en cuestión de minutos, pero éstos habían
durado un par de meses y estaban listos para su iniciación en el siguiente
grado. Siempre ha habido rumores. Siempre hay alguien allá afuera que busca por
todos los medios cerrar la logia.
- ¿Qué tal una
orden fantasma?
- Improbable,
el núcleo de la orden es cerrado, ya los conociste. Tienen sus fallas, pero son
todos de confianza, de haber algunos infiltrados tendrían que estar entre los
miembros menos asiduos, pero difícilmente podrían tomar la orden.
Cuando regresó Marla cambiaron
el tema rápidamente y le dejaron explayarse otros veinte minutos sobre la
educación thelémica de sus hijos. Pidieron la cuenta y cuando salían Marla
recordó que había dejado su bolso en la mesa. Al llegar al auto Trevor se quedó
pálido, apoyado contra el parabrisas se encontraba un pedazo de cartón blanco
con el símbolo alquímico de la sal, un círculo con una línea horizontal dentro
de la circunferencia.
- Madre de
Horus…- Quitó el cartón y lo escondió en su bolsillo.
- ¿Lo habías
visto antes?
- Una vez,
cuando los rumores sobre una orden fantasma eran más fuertes. Felicia encontró
uno como este, creo que se lo dijo a N.O.X., al principio no le presté
atención. Soror Maat empezó a estar obsesionada con la idea de una orden del
abismo, devotos de Choronzon. No le decía mucho a nadie, pero poco después se
murió. Accidente es la versión oficial, pero tengo mis dudas, ¿qué tal si la
mataron por andar husmeando? Yo tengo familia Oz. Bueno, Felicia también, pero
tengo miedo.
- No le
digamos a nadie, y tengamos cuidado.
- Sí, tienes
razón. No le digas a mi esposa.
El trayecto fue igual de
ruidoso. Marla hablaba tanto que olvidaba de qué estaba hablando. Oz se
encontraba pensativo, hacía abrir y cerrar su cigarrera tratando de hilar sus
deducciones bloqueando el soliloquio de Marla. El volver a escuchar
conversaciones triviales le recordaron a la familia que había perdido, y la
extraña comodidad hogareña que trae consigo la trivialidad. Desde que se había
separado de su esposa no pasaba un día que no pensara en sus hijos, a quienes
extrañaba mucho más que a la infiel de su esposa. Trevor, en el volante,
parecía angustiado. Oz notó que tan pronto se alejaron del restaurante un auto
Civic empezaba a seguirles, permaneciendo a uno o dos autos de distancia. El
hombrecillo que conducía se le hacía conocido. Era el mismo que había seguido
en la mañana en compañía de N.O.X., el que hizo el intercambio y llevó el
portafolio hasta el elevador. Cuando llegaron al hogar de los Wayne el auto se
alejó lentamente, haciendo un esfuerzo por estirar el cuello y mirarlos. En la
defensa del Civic plateado había una calcomanía cristiana con una cruz y
“Iglesia La fe salva Calle 35 con Lamont”.
Se despidió de los Wayne y
alcanzó un taxi que dirigió hacia la agencia Hertz más cercana. Después del
papeleo hizo uso de su Taurus rentado para encontrar la iglesia con la ayuda de
un mapa. El hombre que buscaba estaba dando un sermón a su congregación de
fieles. El pastor Francis Wells parecía otro cuando estaba frente a su
congregación, ya no era el nervioso hombrecillo que intercambiaba portafolios
con extraños. Recordó con humor la anécdota de Trevor, los católicos sobresalen
en un grupo de thelemitas como un elefante en un baño, y se preguntó si un
thelemita se destacaba de igual manera en un grupo de evangélicos. No podía
entrar, en parte porque el pastor Wells podía reconocerle como uno de los
hombres a los cuales seguía, pero también porque las congregaciones cristianas
le aburrían a muerte. Oz, después de todo, necesitaba el misterio. Juzgaba que
si uno sabe, o cree saber, la respuesta a todas las interrogantes, llamándole
Tao o llamándole Jesús, entonces el misterio pierde su encanto. Aún cuando su
afición era contestarse preguntas complejas, la respuesta como tal no le era
esencial, sino la pregunta. Ahora la pregunta era, ¿cómo saber qué tan profundo
está el pastor implicado en la orden del abismo?
Jugó con su cigarrera por un
tiempo, buscando respuestas en aquellos mecánicos clics, hasta que la respuesta
le vino a él. Aquella era, por cierto, su metodología favorita, comprender la
preguntar antes de tratar de responderla, ver la pregunta a la cara el
suficiente tiempo como para acostumbrarse a ella, y luego dejar que la inercia
del Universo dirigiera su Voluntad hacia la respuesta, de modo semejante a como
el cosmos dirige a las aves migratorias a tierras cálidas. Caminó de un lado a
otro para encontrar una papelería y comprar un plumón, cuando finalmente lo
consiguió buscó el Civic del pastor Wells. Así como él había sido conducido a
la respuesta sumergiéndose en el río de la pregunta y dejando que el Universo
le llevara a puerto, así también esperaba ahora que, mediante unos cuantos
trazos simples sobre el parabrisas, la inercia cósmica dirigiera al pastor
Wells hacia la respuesta que Oz 616 tanto buscaba. “Si eso no es magia,
entonces no sé qué lo sea” pensó con satisfacción.
Como un niño bromista esperando
a su víctima esperó desde su auto a que la reunión hubiera terminado. La esposa
del pastor se acercó para hablar con él. El pastor salió corriendo entre los
miembros de su congregación para ver su auto. En el parabrisas se encontró con
el sello de la orden. Pálido trató de calmar a su esposa argumentando que sería
una broma pesada y nada más. Despidió a sus fieles uno por uno, fingiendo
tranquilidad y cuando tuvo la oportunidad subió a su auto y aceleró. Oz 616
encendió un cigarro y concluyó que “a veces un simplísimo ritual mágico es más
eficiente que las ceremonias más complejas, es cosa de saber qué, cuándo y cómo
para dejarse llevar hasta el porqué”.
El pastor conducía hacia el
mismo edificio de departamentos al que había llevado, sin saberlo, a N.O.X. y
Oz 616. Esperó el elevador, y en cuanto entró en él y sus puertas se hubieran
cerrado, Oz corrió al edificio y subió por las escaleras de servicio adivinando
que regresaría al cuarto piso. Tenía razón en su suposición, pues el pastor
Wells salió del elevador, buscó la llave en la maceta y entró a la habitación. Acercándose
a la puerta pudo escuchar parte de la conversación por teléfono.
- …Pues sí,
entiendo que el maestro quiera hablar conmigo, pero les juro… ¿Maestro?- Estaba
genuinamente aterrado.- Le juro que no abrí el portafolio, sabe que me puede
poner a prueba cuando quiera… Ah, ya me ha puesto a prueba antes, bueno pues ya
ve que soy… Sí, no era eso venerable dragón del abismo, es que recibí su
notificación… La que me fue dejada en el parabrisas… ¿Una trampa? Pero no le
entiendo…- El pastor dejó escapar un grito de horror, había sido víctima de una
trampa por parte de los enemigos de su orden, y seguramente la amenaza sería
severa.- Se lo ruego maestro, he sido un idiota, pero… Gracias sabio dragón del
abismo, en verdad es usted el misericordioso guardián de los secretos y tesoros
del abismo… Acepto mi penitencia maestro, y mañana mismo estoy en el hotel
Royal al medio día.
Oz bajó por las escaleras
sigilosamente escondiéndose del pastor, quien pálido de miedo temblaba para
pulsar el botón del elevador. Satisfecho con su pequeña demostración de sus
poderes mágicos Oz 616 manejó tranquilo de regreso a la logia. No disfrutaba
particularmente de las ceremonias colectivas, sin embargo había aprendido mucho
de su interacción con los miembros de la orden, y ahora que estaba seguro de la
macabra infiltración, juzgó necesaria su presencia.
La cabeza le daba vueltas al
misterio, y se reprendía cada vez que dejaba vagar su mente por los laberintos
del enigma. Por experiencia propia había aprendido que, cuando se confronta con
un acertijo tan complejo y fascinante, no se le debe dedicar conciencia al
asunto, sino meramente la apreciación espiritual. No era una aproximación
mística, sino puramente pragmática, pues Oz 616 había desarrollado la tesis que
aquella línea de trabajo era su verdadera Voluntad y, por consiguiente, si en
verdad era su Voluntad resolver aquellas intrigas, entonces bastaría con
sumergirse en el río de la pregunta, sin nadar y perderse en hipótesis, para
dejar que su Voluntad le llevara a la respuesta.
La pugna era difícil, su mente
flotaba hacia el enigma y, cuando se reprendía, flotaba hacia su familia. Dos
misterios distintos, con la diferencia que su familia le era un misterioso más
doloroso, en parte porque había resuelto el misterio. Cuando sospechó que su
esposa tenía un amante tuvo, en repetidas ocasiones, la oportunidad de detener
su curiosidad, pero su carácter le tenía predestinado. Al descubrir que su
amante era también el jefe de la oficina en que trabajaba él, un hombre al que
veía diariamente y con quien tenía pésimas relaciones, aprendió que el misterio
debe ser disfrutado en si mismo, aún cuando la respuesta sea dolorosa. Se
preguntaba siempre si aún tendría la custodia de sus hijos si no hubiera sido
tan curioso, pero aquellas preguntas le eran tóxicas, un veneno que corrompía
la pureza de su espíritu. Y así, batallando entre una serie de preguntas a otra
serie, mucho más dolorosa, llegó finalmente a la logia.
Para cuando Oz 616 abrió la
puerta de entrada de la logia ya se estaban preparando. Todos vestían largos hábitos
negros, como de monje medieval, sus rostros se encontraban tapados por máscaras
inexpresivas y formaban un círculo alrededor de Soror Isis Tau y N.O.X.,
quienes apenas vestían una diminuta toga azul y roja. Se disculpó por la
tardanza, aunque nadie le dirigió la palabra pues se estaban mentalizando para
la ceremonia, y se vistió como los otros tomando su lugar. La disputa se había
resuelto, le murmuró el excéntrico frater Ain Soph a su derecha, sóror Nuit
Babalon se encontraba haciendo yoga en el salón de meditación del segundo piso,
aquella era su especialidad.
En una sala amplia a la que se
salía al jardín colocaron el altar con la reproducción de la estela de la
abominación, el Libro de la Ley abierto en el segundo capítulo y todas las
herramientas de los dos oficiantes principales, los demás formaban un círculo a
su alrededor, trazado también en el suelo con tiza de color rojo. Abrieron las
ventanas y la gran puerta de vitral que comunicaba con el jardín para que
pudieran colgar un incensario del techo y cada quien elevó su varita mágica
para comenzar con las operaciones básicas de evanecer y desterrar. El círculo
se concentró en la invocación de los Nombres Bárbaros, elevando el tono de voz
hasta gritarlos a todo pulmón. Los cantos, el incienso, las encantaciones de
N.O.X. e Isis Tau a los planetas que regían el signo, y la situación en
general, indujeron a todos una especie de trance. Aunque fueron veinte minutos
de trance, a todos los presentes les parecieron días. En el punto más poderoso
de la ceremonia, para cuando agotaron sus gargantas, el círculo se contrajo
sobre los oficiantes hasta que todos se empujaban los unos a los otros,
cuidando de no tumbar el altar. Después de permanecer así por unos momentos,
mientras los oficiantes asumían la posición de loto, el círculo se fue
expandiendo a sus dimensiones originales, cerraron la ceremonia y los
oficiantes despertaron de su profundo trance.
Había sido una ceremonia
poderosa, y hasta Oz 616 tuvo que admitirlo. Soror Isis Tau demostraba nuevamente
sus sensibles aptitudes para la magia ceremonial. Antes de que tuvieran la
oportunidad de cambiarse escucharon un grito. Frater Pan 93 había subido para
comentarle a su amante sobre el éxito mágico de la noche, cuando la encontró
muerta con un puñal en la espalda. Los miembros de la logia corrían de un lado
a otro como gallinas sin cabeza, y en la confusión atropellaron a Oz 616.
Todos subieron corriendo por las
escaleras, en el umbral del cuarto de meditación se encontraba el cuerpo
desnudo de Maria Mons, quien en la logia usara el nombre de Nuit Babalon.
Descansaba boca abajo, sus largos cabellos rojizos empapándose de la sangre del
charco en el suelo. La daga aún se encontraba alojada en su espalda, un solo
golpe había bastado para arrancarle la vida. Sumida en la concentración del
yoga no habría podido presentir el peligro.
Soror Hecate tuvo que frenar a
Frater Jano, quien gritaba su nombre desde las escaleras. Pan 93 se encontraba
inconsolable y frater N.O.X. a duras penas podía mantenerlo de pie. Ain Soph,
al ver el cadáver de Maria Mons sonreía nerviosamente.
- Esto lo
prueba, la orden del abismo existe, ¿no lo entienden? Estamos contemplando el
nacimiento de una orden que se eleva desde el abismo.- N.O.X. detuvo a Pan 93,
quien se lanzaba para arrancarle la cabeza al excéntrico.
- Del abismo
nada sale más que demencia y homicidio. Lois llama a la policía cuanto antes.
La policía no daba crédito a sus
ojos. Las patrullas atendieron el llamado, en compañía de dos detectives de
civil, y todos temían entrar a la casona. Aún vestidos como monjes medievales
algunos fumaban nerviosamente, otros rendían declaraciones y algunos esperaban
sentados en la calle, donde una turba de curiosos comenzó a gritarles
obscenidades. Todos en la logia lo sabían, comenzaría una cacería de brujas y
de brujos.
La policía tuvo que preguntar cinco veces lo que había ocurrido. Frater
N.O.X., ahora reducido a su nombre de nacimiento James Hughes, se vio en la
penosa necesidad de tener que explicar los matices y tecnicismos de la magia
ceremonial. Les costaba creer que un grupo de adultos haría semejantes cosas y,
peor aún, que la víctima estaría desnuda sentada sin hacer nada. No podían aún
comprender las sutilezas del yoga. Todos los miembros de la logia fueron
avisados y fueron llegando por oleadas, hasta que la turba de mirones se lanzó
contra ellos, rayando sus autos y lanzándoles piedras. Frater Aum logró
penetrar en el perímetro policial, los policías le detuvieron y le llevaron al
segundo piso para ser interrogado por el detective Grady, quien terminaba de
cuestionar a Oz 616 y a Jano, o como el detective le llamaba “Juano”. Frater
Aum se recargó en la pared cuando terminó de subir las escaleras, con una mano
sobándose la rodilla y con la otra confortando a su amigo frater Jano.
- ¿Maria está
muerta? No lo puedo creer.- Frater Jano le abrazó con los ojos repletos de
lágrimas.
- ¿Cómo la
conoce usted?- Trevor le explicó las cosas y el detective trató de entender.- A
ver si entiendo, usted fue invitado a la reunión, pero no vino. ¿Se puede saber
dónde estaba?
- Hacía el
inventario de mi joyería, lo tenía pendiente desde hacía más de dos meses.- El
detective le miró sospechosamente. Sóror Hecate subió las escaleras y le pidió
a Jano que bajara con el Magister Templi.
- Oigan
muchachos ¿ya terminaron aquí?- Preguntó el detective a los analistas.
- Ya está, no
encontramos nada que contradijera los reportes de los testigos.
El detective Grady bajó las escaleras, acompañado de Trevor, quien
se lamentaba de la mala suerte de su cojera, y Roberta. Oz 616 permaneció en el
segundo piso, así tenía una buena oportunidad para curiosear en la escena del
crimen. La sala de meditación estaba conectada a la amplia estancia donde se
encontraban otras dos habitaciones para rituales iniciatorios y bodegas. La
estancia contaba también con un acceso al balcón, el cual tenía vista al patio
trasero y, a unos tres o cuatro metros, al techo de la casa de atrás. Ni
siquiera un gato podría saltar de un lado para el otro.
Oz trató de aislar los ruidos
usando las técnicas de Yoga que había aprendido a lo largo de su carrera. No
podía dejar que trivialidades como una investigación policial, una turba
furiosa o las sirenas policíacas interrumpieran el deleite de la pregunta.
Todos esos policías y analistas trataban de enfocar el laberinto, encontrar los
motivos, sospechosos, conexiones significativas y demás, pero su labor era
tortuosa y, muchas veces, frustrada. Oz 616 prefería guardar silencio y aceptar
las cosas como venían, dejar que las respuestas llegaran a él, quizás
ejerciendo su Voluntad en los momentos precisos y de las maneras adecuadas. La
discusión del detective con sóror Hecate continuaba en el jardín, Oz 616 se
apoyó en el barandal para escucharlos, notando inmediatamente que los policías
habían pasado algo por alto. Un par de marcas plateadas en el barandal,
aproximadamente de treinta o cuarenta centímetros entre ellas. Alejó su mente
de cualquier interpretación y simplemente se limitó a memorizar el detalle,
prefiriendo por ahora prestar atención a la discusión que se sucedía debajo del
balcón.
- No estará
insinuando que Trevor haría algo así sin tener buena evidencia, ¿no es así?-
Soror Hecate hacía evidente su mal humor y cansancio.- Pobre hombre a duras
penas es capaz de subir escaleras y usted lo hace el sospechoso principal,
cuando le habríamos oído si subía las escaleras.
- Señora, no
sé nada aún, no hemos… ¿Y quién demonios es? Y nombres cristianos por favor, ya
tuve suficientes frater y sóror por una noche.- El detective salió al jardín
para tomar aire, pues aún se podía oler el incienso, y para acompañar a su
compañero durante su peritaje.
- Roberta
Timmons, y yo le puedo asegurar que Trevor Wayne no podría hacer algo así, es
más todos los que estábamos aquí nunca lo habríamos hecho.
- Señora
Timmons…
- Señorita.
- Señorita
Timmons, por lo que entiendo hasta ahora nadie entró por la puerta principal,
pues le habrían visto, el asesino tampoco pudo haber estado oculto dentro de la
casa porque según me dijo Stuart King, o Frater 93, 85 o lo que sea, ustedes
limpiaron la casa antes de su fiestecita.
- ¿Y qué me
dice de las casas aledañas? Sepa usted que están vacías.
- Sepa usted
que los muros- dijo irritado, señalando hacia las paredes que se alzaban de los
tres lados.- miden un piso o piso y medio. Es cierto, pudo haberse lanzado de
un techo hasta el jardín, pero ¿cómo espera que el asesino salga de la
propiedad? No me dirá ahora que sus poderes mágicos incluyen alfombras
encantadas o escobas voladoras.
- Grady, ven
aquí, tienes que ver esto.- Oz 616 estiró el cuello para poder seguir la mirada
del otro detective justo debajo de él.- Tenemos sangre. Es un hilillo apenas de
unas cuantas gotitas.
- Vaya, eso
es…- El delgado hilo de gotitas avanzaba en línea recta directamente hacia el
muro.- inusual.
- Podrá haber
sido un fantasma.- Se burló uno de los analistas.
- Pues sí, no
me explico cómo el asesino eludió a todos los congregados, se lanzó al suelo
sin lastimarse, escaló las paredes, asesinó a esa pobre chica para después
lanzarse de regreso y atravesar la pared.
- ¿Frater?-
Oz 616 se dio vuelta, era frater N.O.X., ahora vestido de civil y degradado de
regreso a James Hughes.- ¿Quiere que le llevemos a un hotel? Stuart y yo nos
iremos en patrulla, porque la turba nos matará si nos atrapa.
- Esa es una
buena idea. Lamento mucho su pérdida, sé que era…
- Limítate a
encontrar… Disculpa, es que estoy cansado. Encuentra a quién hizo esto, no
tenemos mucho tiempo. He luchado por muchos años para crear esta logia.- Oz 616
le puso la mano en el hombro, tratando de consolarle.
- Haré todo
lo posible.
- Como dictó
Aiwass “El éxito será tu prueba”. No tenemos mucho tiempo, no han arrestado a
Trevor pero lo tienen como sospechoso principal, claro que sin más evidencia no
pueden proceder de ninguna manera.
No hablaron durante el trayecto.
Stuart había perdido a su amante y su mundo se caía en pedazos. Trataba de
ocultar su dolor, seguramente temiendo las sospechas de su esposa, pero era
incapaz. Frater N.O.X., por el otro lado se repetía a si mismo citando del
Libro de la Ley “Recuerden ustedes todos que la existencia es goce puro; que
todos los pesares son sólo sombras; pasan y están concluidos; aunque hay
aquello que queda”.
El viaje, el largo día y las
emociones lograron derrotar a Oz 616 quien se fue a la cama tan pronto como
entró al cuarto. No tuvo tiempo de hacer su rito de Resh vel Helios, ni
siquiera de quitarse los zapatos. A la
mañana siguiente, sin embargo, se levantó cerca del medio día e hizo su ritual
invocando “Salve a Ti que eres Ahathor en Tu triunfo, y más aún a Ti que eres
Ahathor en Tu belleza, y que viajas por los Cielos en Tu barca al Mediodía del
Sol. Tahuti se yergue en la proa en todo su esplendor, y Ra-Hoor permanece al
timón”. Comió algo después de bañarse y recordó que el pastor había prometido
que estaría en el hotel Royal al medio día. Mientras viajaba en taxi a la logia
para recoger su auto no dejaba de pensar que Ra-Hoor ya no estaba en el timón.
Eventos siniestros sacaban de curso la barca de Ahathor, la orden del abismo le
había demostrado que su magia era más poderosa, con un puñal habían enjaulado
su sagrada Voluntad y ahora no tenía mayor opción que continuar con el curso
que se había predispuesto. Se encargó a los dioses que le llevaran a puerto,
pues si su plan no rendía frutos la orden misteriosa habría resultado
victoriosa en arrastrarle a las profundidades del abismo.
Ra-Hoor-Khuit perdía la batalla, pero tenía esperanzas que
Hoor-Par-Krat el señor del silencio saliera al encuentro de su hermano gemelo. Cuando
vio salir al pastor y dejar sola su oficina lo interpretó como una señal, el
dios del silencio había sido poderoso, pues la espera es como el agua que, sin
lanzarse bruscamente ni conquistar por la violencia, todo lo permea y lo
invade. Entró a la oficina del pastor sin hacer ruido, aún quedaban personas
dentro de la iglesia y, si no se cuidaba, podían revisar la oficina y atraparlo
con las manos en la masa. El escritorio, parcialmente oculto por una montaña de
papeles y folders, tenía un pequeño cajón secreto detrás del cajón más bajo.
Alargando la mano Oz sacó una larga caja de roble cerrada con llave.
Agudizando el oído escuchó que la esposa del pastor Wells discutía
con algunos miembros sobre algo que su esposo se había olvidado en la oficina.
El tiempo se agotaba. Con un abrecartas rompió el seguro de la caja. En su
interior se encontraba dinero y un sobre abierto. Dentro del sobre se
encontraba un negativo de cámara fotográfica, al ponerlo hacia la luz reconoció
al pastor Francis Wells desnudo en una cama en compañía de un apuesto muchacho.
Acompañando al negativo se encontraba una tarjetita con el símbolo alquímico de
la sal, en el reverso estaba escrito “Choronzon bodega once, Av. Sholem”. Oz
616 sintió que su cuerpo era vivificado por un relámpago repentino, regresó la
caja a su lugar y salió por la ventana antes de que su esposa entrara a la
oficina. La emoción le hacía temblar nerviosamente mientras manejaba
sosteniendo con una mano el mapa y buscando la avenida Sholem. Heru-ra-ha le
había alumbrado el camino, sus dotes mágicos no estaban del todo inútiles, y
cuando encontró la larga avenida de bodegas industriales agradeció a su Santo
Ángel Guardián por su ayuda. No dejaba de pensar que su co-dependencia a los
dioses y Jefes secretos le habían costado caro en su orden, donde era
considerado un supersticioso, pero también pensaba que su éxito como detective
se debía precisamente a esa devoción casi supersticiosa.
Estacionó el auto en un callejón
a dos cuadras de distancia y recorrió las desérticas bodegas a pie. Aquellas
bodegas correspondían a un pasado próspero que se había transformado en cruda
realidad, casi todas las compañías dueñas de las bodegas habían quedado en
bancarrota, y ahora casi todas estaban pobladas por vagabundos y prostitutas. La
bodega número once era la excepción. Una cerca de acero rodeaba un conjunto de
tres grandes bodegas, en medio de las cuales se encontraba la que buscaba. Cada
diez o doce metros se encontraba un potente poste para alumbrar, el único
acceso estaba custodiado por perros de ataque encadenados, y el conjunto
cercado se encontraba cerrado con grandes candados inexpugnables. Recorrió la
propiedad de un lado a otro, la cerca podía ser escalada pero estaba coronada
por alambre de púas. Se vio en la penosa necesidad de robarle a un vagabundo el
abrigo que usaba como sábana. El borracho roncó con más fuerza y continuó
durmiendo. Tapando las púas con el abrigo se brincó la cerca y caminó hacia la
bodega que buscaba.
La número once era un edificio
con capacidad para varios camiones de carga. Docenas de contenedores de barco
se oxidaban olvidados y tapaban la entrada de camiones. La única otra entrada
era a través de una puerta custodiada por un enorme perro mastín amarrado y
listo para atacar. Las décadas de inactividad, sin embargo, habían oxidado a
los contenedores al punto que era fácil abrir uno de ellos, recorrerlo hasta su
otra punta y patear una de las paredes oxidadas. El óxido se desintegró de una
patada. El ruido alertó a los perros, quienes apretando sus amarrados cuellos ladraban
con furia asesina. Arrastrándose por el suelo del contenedor Oz 616 pudo salir
de éste y entrar a la bodega, la cual tenía aún más contenedores en esa entrada
para camiones. Los contenedores formaban una especie de laberinto, pero le eran
idóneos para esconderse y espiar sobre el edificio sin ser detectado.
Cuando finalmente encontró la
escapatoria de aquel laberinto de contenedores se llevó una sorpresa. Se
encontraba en las fauces del lobo, en el sanctum sanctorum de la orden del
abismo. Seis largas bancas de iglesia miraban a una pequeña tarima sobre la que
se encontraba un trono de madera. A los lados de la tarima se alzaban poderosos
reflectores que, cegando a los que
tomaran asiento, harían invisibles al Jefe supremo. A un lado del trono de
madera se encontraba dispuesto un micrófono conectado a una bocina y un pequeño
aparato metálico, un distorsionador de voz. En las bancas, entre cada espacio
suficiente para una persona, se encontraba un panel de madera de manera que no pudieran
verse entre ellos, pero que el jerarca pudiera verlos a todos. Un contenedor,
cerca de la puerta principal, estaba acondicionado para que sirviera como
vestidor. Oz 616 entró y encendió una de las luces, descubriendo docenas de
hábitos negros y sotanas clericales. En la espalda de estas prendas había
distintas inscripciones planchadas, eran los grados de los iniciados de la
orden. Estos eran “aprendiz”, “sacerdote eunuco”, “señor de la penumbra”, “Papa
tuerto” y “hombre libre”. En una larga mesa, a un lado del tubo donde colgaban
estas ropas, se encontraban docenas de máscaras de carnaval, de modo que
ninguno de los miembros conocería los rostros de los demás.
El mastín de la entrada de la
bodega, así como los perros que custodiaban el único acceso a la propiedad,
ladraban histéricos. Oz 616 se asomó del contenedor para mirar por una de las
ventanas mugrientas. Un auto se había detenido y alguien abría los grandes
candados. Regresó corriendo por donde había entrado, aquel laberinto de
contenedores, y aguardó pacientemente. Frater Ain Soph, vulgarmente conocido
como Lawrence Parks, entraba alegre a la bodega con un sobre sellado, el cual
dejó sobre el trono de madera para después irse por el mismo camino. Oz 616
esperó a que se hubiera ido el auto para correr hacia el trono, poner el
traslúcido sobre de papel contra la luz solar que se colaba del techo
agujereado y leer el papel en su interior que decía “Entrega normal. Nadie lo
seguía”. El supersticioso frater había tenido razón en sospechar que la misión
encomendada al pastor Wells había sido una trampa, una prueba de su lealtad.
Al salir por el mismo camino
concluyó que sería mejor prepararse, por si tenía que regresar en un apuro y,
escogiendo un punto de la cerca que estaba parcialmente oculto por basureros y
olvidadas cajas de carga de madera, pateó la cerca con todas sus fuerzas en su
parte más baja, donde conectaba con el suelo. Luego de diez dolorosos minutos
consiguió romper la maya de metal y levantarla un poco, lo suficiente para que
pudiera arrastrarse para salir y para entrar. Antes de abandonar la zona
industrial le regresó el abrigo al vagabundo, quien no se dio cuenta pues
seguía dormido.
Manejando de regreso le habló
James Hughes, quien luego de una larga y dolorosa noche, había logrado
recuperar su mística compostura y volver a ser el sabio frater N.O.X. Le
informó de la dirección del funeral de Maria Mons y le invitó a acompañarles.
Oz 616, incómodo por la situación, le aseguró que estaba teniendo progresos,
aunque aún no podía darle detalles. Frater N.O.X. no contestó, comenzaba a
perder fe en la fama de frater Oz 616. Débil por el hambre se detuvo en una
tienda para comprar docenas de chocolates y una lata de refresco. Escondió los
chocolates en sus bolsillos y se fue comiendo algunos durante el trayecto.
La familia de Maria había
decidido darle un funeral cristiano, aún cuando su hija había deseado distinto.
Gran parte de la logia se encontraba ahí, acompañando a la familia y amigos de
la fallecida. Su cuerpo en el ataúd parecía estar dormitando y su madre,
llorando amargamente, levantaba la vista ocasionalmente, como si su hija fuese
a abrir los ojos en cualquier momento dando fin a la grave pesadilla. Soror
Hecate pronunciaba un discurso sobre el bosque de la inmortalidad, su porte
orgulloso y combativo parecía ofender a su familia. No podían evitar odiar a
los thelemitas, en su mente estaban seguros que le habían robado a su hija. El
padre, un hombre corpulento y canoso, estaba a punto de levantarse e
interrumpir a Hecate, hasta que la escuchó admitir sus celos hacia Nuit
Babalon, la torpeza de una admiración rencorosa y cierto respeto profundo por
su manera de ser. Oz 616 se sentó a un lado de N.O.X. y de Aum, y comenzó a
jugar mecánicamente con su cigarrera, analizando a cada uno de los presentes.
Reparó en frater Ain Soph y le siguió en cada uno de sus movimientos, esperando
que delatara a alguno de sus compañeros. Era claro que Lawrence no era el
jerarca supremo de la orden del abismo, pero quizás señalara a otros infiltrados.
Ain Soph no daba señales de revelarle absolutamente nada, y cuando el funeral
terminó y los presentes deambularon de un lado a otro dándose el pésame y
conversando con caras largas, Ain Soph permaneció sentado en su sitio.
Frater Pan 93 se notaba nervioso.
Su esposa intuía algo, Oz no necesitaba ser un sensible detective para saber
cuando una mujer sospecha de su marido. Stuart no paraba de llorar y su esposa
no le consolaba en lo absoluto, en vez de ello sóror Hecate se acercó para
tranquilizarlo. Salieron juntos a fumar un cigarro. Oz 616 se acercó a la
puerta para escuchar la conversación que, entre cuchicheos, hacía que Pan 93
dejara de llorar y actuara preocupadamente.
- … Cuanto
antes.- Decía él. Oz 616 se acercó lo más posible, apenas podía oír lo que
decían.- Pero no tenemos mucho tiempo.
- Esta noche,
tiene que hacerse esta noche.- Contestaba ella.
- Hay que ser
cuidadosos, no me fio de ese novato Oz 616, ¿tú crees que…
- Imposible,
imposible. Tienes razón, hay que ser precavidos. Anoche escondí algunas cosas,
otras las tengo en mi casa, fui por ellas en la mañana. El lugar es zona de
guerra, la policía pasa más tiempo alejando a los vecinos que cuidando el
interior.
- Tenemos que
destruir cualquier cosa comprometedora, no puedo tener a la policía encima.
- ¿Haces un
hábito de escuchar detrás de las puertas a conversaciones ajenas?- Soror Isis
Tau le sorprendió. Oz 616 enrojeció tanto que sentía que el calor quemaba sus
orejas. Soror Hecate y frater Pan 93 entraron y se lanzaron miradas entre ellos.
- Buscaba el
baño, pero creo que me equivoqué.
Dio un par de pasos hacia atrás, era obvio que no le creían, pero
tenía que ocultarse de alguna manera. Afortunadamente en ese momento el padre
de Maria Mons encolerizó y le lanzó un golpe a Trevor Wayne. De alguna manera
se había enterado que él era el sospechoso principal y cuando éste le dio el
pésame, el corpulento hombre le soltó un golpe que le lanzó al suelo. Marla
recuperó a su marido, quien sangraba de un labio y una disputa generalizada hizo
retumbar la funeraria. N.O.X. resolvió que lo mejor era irse de ahí y todos los
miembros de la logia le siguieron. Ain Soph corrió hasta su auto, seguramente
era hora para reunirse en la bodega. Oz 616, quien estaba siendo perseguido por
un rabioso Stuart King, logró entrar a su auto antes de que este, rojo de
furia, comenzara a patear la puerta de su Taurus rentado. Pan 93 le gritó
obscenidades mientras que Oz salía disparado de ahí, rebasando a Lawrence.
Oz 616 había aprendido dos que
tres cosas durante su carrera como investigador informal. La primera era
mantenerse al margen de las disputas. La segunda era alimentar la curiosidad
por todos los medios posibles. La tercera se la había enseñado la infidelidad
de su esposa, y era que la confianza es la puerta al sufrimiento, nunca se debe
dar nada por sentado. La cuarta, y quizás la más importante en ese momento, era
el sutil arte de seguir a una persona. Cualquier payaso puede manejar detrás de
otro auto, pero la mejor manera de seguir a una persona es rebasarle e ir al
mismo lugar, pero llegar mucho antes. Sabía que la seguridad de la bodega
número once era muy estricta, y seguramente lo sería más cuando los altos
jerarcas de la orden se encontraran reunidos con sus fieles, por lo que no le
sería posible entrar después de que llegaran los invitados. Tenía que estar
ahí, antes que todos los demás.
Estacionó en la calle paralela a
la avenida Sholem, a unas cuatro cuadras del lote cercado. Escondiéndose entre
los autos estacionados, olvidados y a medio desmantelar, fue recorriendo el
espacio que le separaban de la abertura que había logrado hacer. Divisó que
entraba un auto y ya había alguien, disfrazado de monje con la inscripción
“sacerdote eunuco” en la espalda, que le abría la puerta y sostenía a los
perros con una cadena. Corriendo atravesó la calle y se lanzó por el suelo para
resbalarse y escurrirse en la pequeña abertura. La cerca rasguñó su espalda y
sintió la necesidad de gritar de dolor, pero se contuvo. Esperó unos momentos
para asegurarse que no hubiera más guardias deambulando por la parte trasera de
la bodega, y cuando sintió que estaba seguro, corrió hacia el contenedor
abierto, lo recorrió hasta el agujero sarroso y penetró en el laberinto de
contenedores, escogiendo un punto, sobre cajas de carga de madera, desde el
cual podía espiar a todos los congregados sin ser visto.
A lo largo de una hora y media
se fueron congregando los miembros de la orden. Iban llegando con cinco o seis
minutos de diferencia entre uno y otro. Los jerarcas habían sido cuidadosos en
prever cualquier contingencia, estableciendo horarios estrictos minimizaban las
posibilidades de que los miembros se conocieran los unos a los otros. Conforme
iban llegando entraban al contenedor acondicionado como guardarropa y se
disfrazaban de monjes, cada uno según su grado, y ocultaban el rostro con una
máscara de carnaval. Una vez que estuvieran vestidos con las ropas de la orden
se sentaban en las bancas de iglesia, cada uno en su lugar escondidos de los
otros por los paneles de madera. Los reflectores encendidos daban una poderosa
luz que cegaría a cualquiera, y conforme caía la tarde la bodega caía en las
penumbras, a excepción de aquella isla de luz. Oz trató de divisar a alguien en
el trono, pero era imposible, la luz era demasiado poderosa. Frater Ain Soph se
vistió con la sotana que rezaba “hombre libre”, le reconoció desde que entró
por la puerta. Él fue uno de los últimos en entrar, y cuando se sentó todavía
tuvieron que aguardar otros quince minutos hasta que el sol se puso por completo.
Oz 616 recordó los chocolates que había comprado y agradeció a su Santo Ángel
Guardián por su infinita sabiduría, pues su estómago tenía tanta hambre que
temía que sus gruñidos fueran audibles hasta el fondo de la bodega.
- ¡Escorias!-
Gritó el alto jerarca, su voz distorsionada por el modulador de voz. Sonaba
como una especie de robot o víctima del cáncer de garganta.- El dragón del
abismo está complacido por su presencia. Han sido sabios al atender a esta
reunión. Han sido sabios al escuchar a su maestro, el dragón del abismo, yo les
digo que es verdad, cierto y más verdadero, que quien no se sumerge en el
abismo nunca podrá ascender desde su fondo hasta los cielos. Necios quienes
osan cruzar el abismo sin dejarse fortificar por él. ¿No es acaso el abismo la
esencia misma de la Gran Obra? Lo es, y ustedes saben que lo es. Todos ustedes
están hechos del abismo, éste es la sal de toda operación alquímica. Y yo soy
su sabio dragón, protector de sus secretos, poseedor de sus tesoros. Sepan los
aprendices que la santísima inquisición los investigará, sepan los sacerdotes
eunucos que el dragón está complacido por sus contribuciones, sepan los señores
de la penumbra que el dragón está furioso con ustedes por haberse dejado
engañar por un foráneo.- Oz 616 sintió una mala sensación en el estómago al
escucharse referido de esa forma, imaginó que el pastor Wells se sentía aún
peor.- Sepan los Papas tuertos que el final se encuentra próximo, los misterios
del abismo les serán revelados y al finalizar el presente ciclo lunar serán
ustedes ascendidos a hombres libres y entonces los tesoros del abismo serán
suyos para siempre. Sepan que no son los únicos, pero que a todos los otros
miembros fantasma, que tampoco saben de sus existencias, les he ordenado de
igual forma. Sepan también que la divina Bestia ha escrito: “Así
tienen estrella y estrella, sistema y sistema; ¡que ninguno conozca bien al
otro!”, de la misma forma ustedes, estrellas negras, que ninguno se conozca al
otro, y todos trabajen al unísono. En el suelo, debajo de sus asientos,
encontrarán un papel con las órdenes de su sabio dragón del abismo. Lleven a
cabo las ordalías de mi conocimiento. El éxito será su prueba. Memoricen y
quemen el papel. Así han sido las costumbres de nuestra santísima orden por siglos.
Gloria a las sombras del abismo.
Los miembros se levantaron y gritaron “Gloria y Fuerza”. Se
volvieron a sentar y leyeron sus órdenes. Siguiendo el mismo patrón con el que
habían llegado, uno por uno fueron entrando al vestidor para quitarse sus ropas
ceremoniales. Uno de los adeptos improvisó una pequeña hoguera para hacer arder
los papeles. Cada uno de los iniciados hacía quemar el papel y reducirlo a
cenizas antes de salir. Oz 616 estaba fascinado, habiendo saciado su hambre se
encontraba devorando otra comida, una de índole intelectual. Podía presentir
que tenía todo el laberinto bien estructurado, empezaba a ver con claridad sus
pasillos, sus paredes, bifurcaciones, callejones sin salida y opciones
múltiples. No sabía dónde estaba la salida, pero no se desesperaba ni se
forzaba, pacientemente esperaba que su Verdadera Voluntad gravitara por si sola
hacia la respuesta.
Finalmente, después de una hora
y diez, Ain Soph fue el último en quitarse los hábitos. Distraídamente dejó
caer su papel en la hoguera, pero debido a que había tantas hojas de papel
reducidas a cenizas, la suya cayó al suelo apenas chamuscada por el humo. Antes
de salir alargó la mano y apagó el interruptor que encendía los poderosos
faros, dando fin a la isla de luz y sumergiendo todo en la oscuridad. Oz 616 no
tardó en salir de su escondite, acalambrado por la falta de movimiento, y
escabullirse en cuclillas hacia la pira que comenzaba a apagarse lentamente. La
hoja de papel, aún caliente por su encuentro con el humo de la pira, tenía
escrito “Hotel Plaza 8 am, intercambio fase tres”.
Antes de que pudiera celebrar
victoria escuchó los ladridos de los perros, quienes arrastraban a uno de los
guardas armados hacia la bodega. Sin perder un solo minuto Oz 616 corrió tan
rápido como pudo de regreso al laberinto de contenedores. El ruido de sus pasos
hizo un eco que retumbó en el edificio. Escuchó dos voces que se volvían gritos
conforme entraban en la bodega y encendían las luces. Pudieron verle por una
fracción de segundo cuando se escondía entre los contenedores. Impulsado por el
miedo encontró el camino de regreso a la apertura de sarro y se arrastró con
penosa lentitud. No podía correr sobre el contenedor, pues el ruido metálico
alertaría a los guardias, quienes seguramente no repararían en el pequeño hoyo
producido por los años de oxidación.
- Los perros
están como locos, ¿qué hacemos?- Preguntaba uno de los guardias.
- Buscamos
por fuera, pero yo no vi nada.- El otro jadeaba sin poder recuperar el aliento.
- Claro que
sí lo viste, yo también. ¿Le pudiste ver la cara?
- No vi quién
era, y es mejor que nos olvidemos del asunto, el dragón del abismo nos matará
si le decimos que había un intruso y que lo dejamos escapar. Además, todos
queman sus órdenes y nada hay de ilegal en todo esto. Nada que pueda demostrar
la policía al menos.
Oz 616 logró escapar del
contenedor y escurrirse debajo de la cerca metálica para regresar a su auto.
Había estado cerca, muy cerca. Si tenía suerte los guardias le temerían tanto
al dragón del abismo que no reportarían nada. Era una cuestión de temor contra
lealtad. Muchas cosas hay en el abismo, pero ninguna de ellas es lealtad, y
esto lo sabía muy bien.
Pudo relajarse cuando ya estaba por llegar a su hotel. Jugando
mecánicamente con su cigarrera encendió un cigarro y al subir al lobby se llevó
una desagradable sorpresa. Los periódicos anunciaban el caso en primera plana
“satanistas violan y matan durante ritual satánico”. El nombre de James Hughes
estaba siendo arrastrado por el fango, y no sería tarde antes de que el colegio
de abogados católicos pudiera realizar su sueño de cerrar la logia en nombre de
la moral y la justicia.
Pidió la cena a su habitación y trató de relajarse. Tenía la
oportunidad de sacar todas las cosas de su maleta y colocarse en los cajones.
Retiró la estatua de Buda, la colocó sobre la cómoda, y extrajo también las
fotografías de sus dos hijos para ponerlas sobre el buró. Los extrañaba más de
lo que le gustaba admitir. Recordó el dolor que sintió al leer el último correo
que le había mandado el menor de sus hijos, dirigiéndolas ya no a papá, o tan
siquiera el formal “padre”, sino simplemente a Rupert. Odiaba ese nombre.
Cuando su esposa le obligó el divorcio y la custodia total de sus hijos juró
que nunca volvería a llamarse así, quedándose como Oz 616. Encontraba
tranquilidad en la silenciosa meditación, por lo que acabando de comer y
bañarse, realizó sus rituales nocturnos y meditó un par de horas antes de irse
a dormir.
Los sueños de Oz 616 estaban
repletos de monstruos. Soñó que se caía de un barranco y pastores diabólicos le
aferraban del tobillo. Escuchaba los gritos de auxilio de sus hijos, pero en la
oscuridad no pudo ver nada. Se esforzaba por escalar la escarpada barranca
mirando hacia el este, esperando la barca solar que en cualquier momento
saldría para rescatarlo. Escuchó un clic y el sueño se interrumpió. Tardó un
momento en darse cuenta que estaba despierto, preguntándose si el sonido había
sido en su habitación o en el sueño.
Se olvidó del asunto
inmediatamente y, aprovechando que estaba despierto, fue al baño. Al pasar
frente a la puerta de entrada notó que un vientecillo frío le llegaba a las
rodillas. Al darse vuelta confirmó su sospecha, la puerta se encontraba
entrecerrada. Alertado por el peligro presintió una presencia detrás de él,
respirando con gravedad, como tomando impulso. Se dio vuelta de inmediato y
tapó su rostro. Buda le golpeó a toda velocidad contra los brazos. El dolor le
hizo gritar. El agresor lo empujó a un lado y salió corriendo. De no haberse tapado
el rostro habría estado en peores dolores, pensó Oz 616, e incorporándose
lentamente encendió la luz. El agresor había olvidado algo en el suelo, una
pequeña tarjeta con el símbolo alquímico de la sal.
En vez de llamar a la policía o
conjeturar sobre lo ocurrido, se limitó a abrir las persianas y contemplar el
amanecer. Luego de hacer sus rituales matutinos se sentó en el sillón frente a
la ventana y una felicidad indecible colmó su ser. Una especie de iluminación
había descendido sobre él. Al causar pequeños efectos en conformidad con su
Voluntad había dominado sobre las demás Voluntades. Únicamente necesitaba
realizar unas cuantas cosas, decir unas cuantas palabras y concebir ciertos
pensamientos para poner en acción una larga cadena de causas y efectos que, necesariamente,
traían a las respuestas a su encuentro. Por vez primera comprendía todo el caso
de principio a fin. Pensó en el detective Grady y Kenneth, con sus largos
abrigos e incesantes preguntas, aquellos no eran magos y, por ende, les costaba
muchísimo esfuerzo encontrar las salidas a los laberínticos casos con los que
se enfrentaban.
Luego de desayunar y cambiarse
Oz 616 manejó al hotel Plaza para esperar a frater Ain Soph quien,
puntualmente, entró al hotel, cargando con el portafolio que llevaba la marca
de la orden y se sentó en la cafetería. No necesitó bajarse del auto para poder
espiarlo, había elegido un lugar perfecto para inspeccionar la situación. Al
cabo de quince minutos un Tsuru negro se detuvo a una cuadra, la conductora se bajó
del auto y puso las llaves en una lata de refresco, la cual dejó abajo del
auto. “Ésta entrega” pensó Oz 616 “parece importante”. Aquella era tan solo una
fase del intrincado plan. La conductora se alejó caminando dejando solo al
vehículo. Otro sujeto, que cargaba un portafolio con la marca de la orden del
abismo, se bajó de un taxi, comió un helado y entró al hotel para dirigirse a
la cafetería, donde se sentó en la mesa al lado de frater Ain Soph, quien
distraídamente leía un periódico. Habiendo colocado el portafolio a un lado del
de Lawrence, el extraño pidió una taza de café y luego de terminarla pagó su
cuenta, se levantó y cargó con el portafolio de Ain Soph para desaparecer en el
elevador del hotel. Oz 616 adivinó que seguramente le faltarían recorrer otras
tres fases antes de que aquel extraño pudiera continuar con su vida normal. Ain
Soph, luego de cinco minutos, pagó su cuenta y se levantó cargando el nuevo
portafolio hasta el tsuru negro, donde recuperó la llave y se alejó manejando
despacio.
Oz 616 esperó a ver si otro
automóvil le seguía, y cuando hubo confirmado su instinto inicial de que Ain
Soph no estaría siendo probado en su lealtad, le siguió desde el Taurus.
- ¿Frater
N.O.X.?- Rápidamente le marcó por celular, N.O.X. no sonaba complacido de
escucharle.- Necesito que haga una reunión de emergencia, he descubierto el
misterio.
- ¿Está
seguro?
- Al cien por
ciento, necesito que estén todos congregados. Todo el círculo interior.
- Los reuniré
en mi casa, le mandaré un mensaje de texto con mi dirección, si gusta puedo
llamar a la policía para que obligue a quienes no quieran venir.- Ain Soph, sin
sospechar de nada, se encontraba a un auto de distancia del Taurus.
- Ésta es su
oportunidad de salvar su logia, llame a los detectives.- En una intersección
esperó a que Ain Soph doblara a la izquierda para acelerar, rebasar un auto y
chocarle contra el maletero.- Me tengo que ir.
- ¿Qué le
pasa?, ¿no pudo ver que tenía la direccional?- Ain Soph se llevó una sorpresa
al encontrarse con Oz 616, quien se bajó del auto al instante y le abrió la
puerta.- Frater, vaya que es una sorpresa.
- Quizás para
usted, pero no para mí.- Lawrence se bajó, visiblemente nervioso.
- No le
entiendo.
- Le he
estado siguiendo desde el hotel.- Entró al auto y recuperó el portafolio.
Lawrence, quien empezaba a colorarse de rabia, tartamudeaba sus respuestas.
-
Pe-pe-pe-pero, u-u-us-us-usted…- Oz616 le golpeó con el portafolio en la cabeza
y le ladró que subiera a su Taurus y no dijera nada.
Frater N.O.X. había cumplido con
su parte, le mandó la dirección de su casa y le dijo que todos llegarían en
unos minutos. Ninguno había tenido que ser obligado, aunque él no detalló el
verdadero propósito de la reunión. El detective Grady y Kenneth ya estaban ahí
y esperaban ver resultados inmediatos.
- ¿Se da
cuenta que es inútil?- Dijo finalmente Ain Soph cuando llegaron a casa de
frater N.O.X.- La orden ha sobrevivido clandestinamente por décadas, si no es
que siglos. Le harán pagar por sus ofensas.
- Ya veremos
quién paga a quién.
- Ya era
hora, ¿está seguro de esto?- El detective Grady se sorprendió al verlos a
ambos. Entraron a la casa colonial y sentó a Lawrence en un sillón de la sala,
donde todos le estaban esperando.
- Hombres de
poca fe.- Esperó a que todos se encontraran expectantes y bebió un poco de
agua. Sacó su cigarrera y comenzó a abrirla y cerrarla mecánicamente. Los
repetitivos clics le ayudaron a hilar sus ideas.
- ¿Y bien? Me
dijeron que era urgente, tuve que dejar la oficina.- Sóror Isis Tau se
acomodaba su lentes nerviosamente, consultando el reloj cada tres segundos.
- Empezaré
desde el principio, pues dudo que los detectives conozcan toda la historia. Fui llamado por frater N.O.X.,
quienes ustedes conocen como James Hughes, para investigar la posible
infiltración de una orden fantasma en la logia Sol Invictus. El homicidio de
sóror Nuit Babalon, a quienes ustedes conocen con el nombre vulgar de Maria
Mons, ocurrió esa misma noche. Las cosas se estaban saliendo de control.
Anoche, o en esta madrugada, un hombre intentó asesinarme en la habitación de
mi hotel con mi estatua de Buda, dejando atrás el sello de la orden.
Afortunadamente aquel último acto de violencia extrema me trajo la claridad que
necesitaba.- Los presentes se encontraban en suspenso, al borde de sus
asientos.- La orden del abismo existe, es numerosa y tienen toda clase de
miembros. Están finamente ordenados por una mente fría y calculadora, y están
establecidos por grados, de aprendices hasta hombres libres. La orden no es
sino una gran red de extorsionadores.
- ¡Mentiras!-
Gritó Ain Soph, el detective Kenneth le propinó un manotazo en la cabeza para
que se quedara quieto.
- Los
miembros son obligados a cooperar, al principio porque son víctimas de
extorsión y chantaje. Para cuando llegan al grado de hombres libres seguramente
les permiten ganar algo de dinero. Ha sido una idea genial, debo admitirlo. Les
llenan la cabeza con tonterías místicas y fantasías de espionaje, suspenso y
contrainteligencia. Los hacen unos verdaderos espías al puro estilo del 007.
- ¿Pero qué
hacen?- Le interrumpió el detective Kenneth, visiblemente interesado.
- Esto es lo
más brillante de su plan. La enorme mayoría de las tareas que les son
asignadas, como rentar una habitación o departamento, cargar un portafolio de
un lado a otro, recoger el portafolio en un elevador a cierta hora del día para
dejarlo en un departamento, rentar un auto y dejarlo estacionado en alguna
parte con las llaves escondidas, en fin. Toda clase de cosas. En su mayoría
inútiles.
- ¿Inútiles?
- Así es. Ésta
es la genialidad del plan. La mayoría de los miembros realizan trabajos
completamente inútiles e inofensivos, y sin embargo tienen un miedo espantoso.
Temen, por un lado, ser parte de una gran conspiración criminal, aún cuando
nada de ilegal tiene lo que cada individuo está haciendo, y por el otro lado
temen a la orden del abismo por la fama que va adquiriendo. Cuando hacen
reuniones, en la bodega número once de avenida Sholem, por si lo quieren
apuntar detectives, se les dice que la orden es antiquísima y que tienen
muchísimos más miembros. Esto es probablemente falso. Sé con seguridad, sin
embargo, que la orden tiene máximo tres años.
- ¿Cómo puede
saber todo esto? Y más importante aún, ¿qué hay en esa maleta? Si sus
actividades son en realidad inútiles, ¿no se trataría de un juego macabro?
- Eso hubiera
pensado yo de no ser que sóror Maat, cuyo nombre vulgar fue Felicia Sven,
estaba cerca de atraparlos hasta que fue asesinada en lo que la policía
concluyó como un accidente. No se confundan, he dicho que casi todos sus
movimientos, fríamente calculados y establecidos en largas cadenas y fases, son
intrascendentes. No todos sin embargo.
- ¿Y qué hay en
el portafolio?
- ¿Éste? Nada
importante.- Oz 616 colocó la maleta sobre una mesita, probó la combinación 666
y la abrió, rompiendo el sello de cera con la imagen de Abraxas.- Abrahadabra,
listines telefónicos.
- Pero no
entiendo…- En el portafolio, uno al lado del otro, se encontraban las dos guías
telefónicas. Ain Soph, estirándose para ver en el interior, se cayó al suelo de
la sorpresa. No daba crédito a sus ojos, tanta planeación para mover guías
telefónicas de un lado a otro.- ¿Mataron a dos mujeres por listines
telefónicos?
- No, en lo
absoluto. El homicidio de sóror Maat y el de Nuit Babalon se debieron a razones
graves, pero distintas. Maat estaba cerca de la verdad, y por eso la
silenciaron.
- ¿Maria no
sabía nada entonces?- Preguntó Soror Isis Tau.
- Como todo
en esta vida, se tiene que balancear. Sí y no. Sabía algo, pero saber algo no
es peligroso, no en sí mismo. El asesino confiaba que ella no sabía que sabía
algo importante. Mi presencia infundió temor en los conspiradores. No podían
seguir contando con que Maria Mons no hiciera la conexión, pues tarde o
temprano, si la orden se hacía pública, ella podría conectar un dato perdido en
su memoria. Un dato que aprendí el primer día que estuve en la logia.
- ¿Qué es?
- Ella sabía
el origen, y conocer el origen de algo le dota a esa persona con poder sobre la
cosa misma. No olvidemos que ésta es una conspiración de magos, y estos magos
que se creen poderosos temían al poder de sóror Nuit Babalon. Si con su
Voluntad hubiese tomado aquello que estaba alojado en su memoria y lo hubiera
dejado en el mundo exterior habría desencadenado fuerzas que hubiesen derrumbado
a la misteriosa orden del abismo, con todo y su Jefe supremo el dragón del
abismo, el mismísimo Choronzon.
- Por el amor
de Dios…- Interrumpió el detective Grady.- ¿Todo esto tiene algún punto o solo
está divagando? Si no hay nada en ese portafolio más que un listín telefónico
me temo que, como usted ha dicho, se trata de algo intrascendente. Ni siquiera
ha podido establecer cómo fue asesinada Maria Mons, entiendo que su amiga
Felicia sóror lo que sea fue atropellada, ¿pero qué hay de la otra chica? El
rastro de sangre termina en la pared, como un fantasma.
- Usted es un
hombre de investigación, como yo, y sin embargo somos muy distintos. Usted sabe
que se encuentra en un laberinto, puede ir a la derecha o a la izquierda, hacer
tal o cual pregunta, seguir tal o cual línea de investigación, toparse con
callejones sin salida, en fin, busca la salida dejando un hilo detrás de usted.
Ese hilo, cuando llega a la respuesta, le explica todo el caso, ¿o me equivoco?
- Pues no,
creo que tiene razón. ¿Usted qué hace?
- Hay
misterios cuya respuesta es compleja porque la pregunta misma es compleja,
otros parecen complejos pero la respuesta es simple. Su pregunta cae en la
segunda categoría. Frente a un laberinto no me gusta adentrarme en los
corredores y opciones múltiples, prefiero sencillamente elevarme, pues el
laberinto se extiende al horizonte y no al cielo.
- Muy bien,
¿y la primer pregunta, sobre esta chica muerta?
- Se aplica
la misma respuesta. Curiosamente yo estaba encima de usted, en el balcón. Noté dos
marcas en el barandal casi al mismo tiempo que ustedes veían las gotas de
sangre. Como le digo, es cosa de elevarse, pues aunque los laberintos parecen
complejos, son en realidad muy sencillos. Se trata de una ilusión, le hacen
creer a uno que la distancia más corta entre la entrada y la salida es una
serie de vueltas, decisiones y callejones. Una ilusión, como le digo, porque la
distancia más corta entre dos puntos siempre será una recta.
- No le
entiendo, ¿está divagando de nuevo?
- Para nada,
le acabo de decir cómo ocurrió el homicidio. Las dos marcas en el barandal del
balcón, así como el pequeño rastro de sangre directamente abajo y frente a
éstas, nos revelan que el método más obvio es el de una escalera. Del punto A
al punto B. El asesino coloca la escalera, aprovechando el ruidero de la
ceremonia, pasa del techo al balcón, asesina a sóror Nuit Babalon mientras hace
yoga y se regresa por el mismo camino, únicamente que se ha manchado de sangre
y al andar por la escalera ha dejado caer algunas gotas.
- ¿Pero quién
pudo haber sido? Todos estaban en la logia, menos yo por supuesto.- Dijo
Trevor. Oz 616 encendió un cigarro y suspiró.
- Pensé que
sería obvio todo el asunto.
- Pues no lo
es.- El detective le miró de nuevo como sospechoso.
- Y no me
mire así, yo estaba solo, lo entiendo, y lamento no tener mejor coartada, pero
mi rodilla está hecha pedazos, no estoy como para esas andanzas.
- Tiene razón
detective Grady, no ha sido él.
- Pues
entonces nos vamos. Agradecemos su ayuda, su deducción ha sido muy lógica pero
si no tiene nada más que decir, no nos haga perder más el tiempo.
- No tan
rápido. ¿Querían saber qué hay en el portafolio que es tan importante?
- ¿Nos lo va
a decir o volverá a hablar de magia y brujos?
- Una cosa no
va peleada con la otra. Verá, todo está relacionado con los congresos que ha
estado haciendo la logia Sol Invictus. Ahí fue donde entablaron el contacto.
- ¿El
contacto para qué? Entiendo que están traficando algo, además de listines
telefónicos, ¿pero qué es?
- El
portafolio está sellado con cera para que en cada fase puedan saber si alguien
le ha echado el ojo. Se trata de otra característica genial de este complot. Todos
se preocupan por lo que contiene cuando se abre con el código de tres cifras.
Es como el caso de las carretillas. Un hombre pasa la frontera con una
carretilla repleta de sacos de papas, día tras otro lo hace y siempre regresa
con los mismos sacos de papas. La policía busca por todos los medios, huele
cada una de las papas, incluso las parte para cerciorarse que no contengan
drogas, pero no tienen éxito. Lo que estaba contrabandeando no eran papas, eran
carretillas. Tanto énfasis que hace la orden del abismo en el interior del
portafolio es para que sus miembros se pregunten por él y no estén dispuestos a
admitir otras posibilidades.
- Vamos a
ver.- El detective Grady sacó su navaja y rasgó por todas partes, hasta que
hizo salir una pequeña bolsita de plástico.
- ¿Qué
contiene?- Preguntó frater N.O.X.
- Antes de
que revise detective,-le detuvo con una mano.- debo admitir que debió serme
obvio desde que leí las ponencias que habían tenido durante el congreso. Una de
ellas era precisamente sobre lo que contiene esa bolsita. Diamantes de
conflicto.
- Horus…-
Dijo frater N.O.X.- Debajo de nuestras narices.- El detective sacó los
diamantes y se los enseñó a su compañero.
- Todo lo
demás resulta obvio, el hombre que buscan es Trevor Wayne, frater Aum, quien en
compañía de frater Jano, George Jacobs, han estado traficando con esos
diamantes mediante la compleja red de espionaje y contraespionaje que han
organizado en su orden del abismo.
-
¡Imposible!- Gritó Jano. El detective Kenneth tomó a frater Aum antes de que
pudiera escapar.- Yo no he hecho nada, dijiste que te intentaron asesinar y
tengo coartada, y además yo estaba en el ritual.
- Eso es
cierto.- Concedió el detective Grady. Trevor bajó la cabeza, rojo de vergüenza.
- Tienes
razón, el hombre que intentó asesinarme me dio todas las respuestas al dejar
atrás el sello de la orden. La orden no había aceptado responsabilidad por las
dos muertes anteriores, y el locuaz Ain Soph fue quien adivinó que había sido
la orden a la cual secretamente pertenecía, aunque ignorante de sus verdaderos
amos. No fue la orden. Me hubieran matado de otra manera, algo más inteligente. El hombre que me atacó fue Pan
93, Stuart King. Afortunadamente para él no quiero entablar cargos y si la
policía lo arresta no declararé nada en lo absoluto.
- Sí, es
cierto.- Admitió Stuart.- Sobre escuchaste nuestra discusión, yo pensé que
trabajabas para la policía o algo así. Roberta no sabe lo que hice, ella me
quería ayudar a destruir cualquier evidencia de mi amorío con Maria. Sabía que
si esa evidencia escapaba de nosotros la policía me arrestaría a mí.
- Teníamos
que destruir todo lo que le fuera comprometedor.- Concluyó soror Hécate.
Después ladeó la cabeza, como un perro que no entiende lo que experimenta, y
preguntó.- ¿Pero quién mató a Maria Mons si Stuart estaba con nosotros?
- Ésa es la
parte más obvia de todas. Stuart no estaba en el ritual. Todos usaban esos
disfraces y máscaras, ¿lo recuerdan? No sabemos quién estaba ahí, a excepción
de mí, de Ain Soph con quién hablé, y de frater N.O.X. y sóror Isis Tau. Trevor
lo reemplazó en la ceremonia, dándole tiempo a Stuart de asesinar a Maria, para
cuando todos estábamos empujando hacia adelante, haciendo un caos, se turnaron
los puestos, y así Trevor desapareció de la casa para regresar después y Stuart
pudo quitarse la máscara cuanto antes. Incluso le vi usar esa misma escalera
cuando entré a la logia, se encontraba pintando la pared y frater N.O.X. se
sorprendió de su tamaño.
- ¡Maldito!-
Stuart se lanzó contra él, pero frater N.O.X. le propinó un golpazo en la
nariz. El detective Grady le esposó.
- Nuit
Babalon debía morir porque sabía del pasado de Jano, ellos habían asistido a
clubes de intercambios de parejas y lugares donde los hombres casados buscan
amantes. Se le ocurrió tomar nota y poco a poco irlos chantajeando.
- Dios mío,
es cierto.- Dijo Soror Hécate.- Jano desapareció un momento y tardó en
regresar.
- Y fue
Trevor quien me dio la idea de las máscaras cuando me llamó en la tarde.- Dijo
sóror Isis Tau.
- Tú me diste
la pista.- Le dijo Oz 616.- Cuando me hablaste de Jano y su predilección por
esos lugares te interrumpió frater Aum. Hasta tú estabas sorprendida, pues
juzgabas que aquello era del conocimiento general. Tenía que interrumpirte, se
las olía que yo podía investigarles y por eso planeó con encontrarse con el
sello de la orden en su auto, de modo que pareciera una víctima que guarda silencio
por temor a morir. Y para infundirme temor, por supuesto.
La policía encontró en la bodega
industrial número once todo lo que Oz 616 había descrito. Stuart King y Trevor
Wayne fueron arrestados por homicidio, conspiración para cometer ilícitos, tráfico
de diamantes de conflicto, múltiples cargos de chantajes y otra docena de
cargos más. Lawrence Parks, frater Ain Soph, no fue arrestado, su participación
había sido involuntaria, pues desconocía del chantaje de las víctimas y nunca
entró en contacto con los jerarcas de la orden del abismo.
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