jueves, 23 de julio de 2015

Doc Wild y el hombre que quiso conquistar al mundo

Doc Wild y el hombre que quiso conquistar el mundo
Por: Juan Sebastián Ohem

1938:
            Los guardias bostezaron al unísono y se dedicaron una mirada cómplice. No podían creerlo, pero la parte más difícil de asegurar el perímetro del laboratorio armamentístico era el blanco. El blanco del suelo y el blanco en el cielo. Los blancos se fundían en uno solo y varias veces se restregaron los ojos sólo para saber si no habían quedado ciegos. No habían visto a nadie y estaban confiados que nunca lo verían, pues nadie buscaría el laboratorio secreto a la mitad de Siberia. El frío ya no le molestaba, era el intenso blanco todo el día, todos los días. No importaba la hora, era primavera en Siberia y el sol podía quedarse en el cielo por días. Nadie más sabía del complejo, además de algunas figuras en la KGB y Stalin en persona. Los guardias bostezaron de nuevo y permanecieron de pie frente a la sólida pared de acero. No escucharon nada. La nieve mataba todos los sonidos. No le escucharon ni cuando se paró entre ellos. La figura de blanco se movió rápido. Antes que cualquiera de los dos notara algo el hombre les mató con un cuchillo. El blanco se manchó de rojo y dos soldados cayeron muertos.

            La figura de blanco colocó tres objetos redondos y magnetizados contra la puerta y accionó el botón que calentaba a las pequeñas máquinas hasta derretir el acero. Entró sin  hacer ruido, abriéndose paso hasta las escaleras metálicas que dirigían al laboratorio donde la Unión soviética experimentaba con sus mejores ingenieros en busca de armas más eficientes. El hombre tenía poco interés en sus invenciones, le parecían banales e infantiles. Al llegar al laboratorio lanzó un manojo de canicas que estallaron y soltaron un humo paralizante. Se abrió paso entre los cuerpos rígidos y encontró a quien buscaba. Al doctor Vladimir Totenkoff, el ingeniero en jefe. Lo cargó afuera y esperó unos instantes para que la nieve hiciera reacción contra su gas paralizante. Totenkoff le miró aterrado. El hombre le lanzó una pepita de oro del tamaño de un puño y se quitó la máscara blanca.
- Mi nombre es Herman Draxler y lo había estado buscando. Reconoce la pepita, ¿no es cierto? Sabe de dónde viene. Entonces sabe que tengo muy buenas conexiones. Usted es un agente Iluminatti.
- No sé de qué me habla, pero…
- Descuide, soy su nuevo mejor amigo. He venido a realizar la profecía de los Iluminatti. ¿No es lo que había estado esperando toda su vida? Pues finalmente ha llegado el momento. Quiero que me ayude a diseñar las mejores armas del mundo.- Herman extrajo un pequeño cilindro y lo puso en sus manos. El vril brillaba de azul y al apretar un botón el ingeniero pudo sentir el calor que emitía.- Usted sabe lo que es, su cultura tiene conocimiento del Vril. Yo tengo una fuente inagotable. ¿Interesado?
- Mucho.
- Sólo hay una cosa más.
- ¿Qué es?
- Quiero que me ayude a matar a Jack Wild.

            En otoño, a miles de kilómetros de Siberia, en el polo sur, un grupo de delegados internacionales visita a Jack Wild en su floreciente nación. Con forme los días pasaban más y más barcos llegaban a sus puertos mecanizados con refugiados europeos. Wild no quería prestarle atención, estaba demasiado ocupado con el hemisferio sur. Recibiendo la ayuda de las mentes más brillantes de su generación había logrado domesticar parte del polo sur, crear un sistema de ríos de agua hirviente con suficiente espacio para un pequeño país, y lo que en un inicio fuera un campamento provisional, rápidamente se estaba llenando de refugiados y crecía sin detenerse. La guerra amenazaba a Europa, pero Jack no dejaba de insistir en el camino de la paz. Y haría de América latina un ejemplo mundial. Los delegados le acompañaron a las instalaciones submarinas, cientos de metros debajo de las miles de hectáreas cultivables hasta una de sus fábricas. Todo en Avalon, como era conocida esa colonia polar, estaba animado por el increíble poder del Vril. Cientos de espías habían tratado de robarle sus secretos, pero la verdad es que únicamente unos cuántos conocían sus propiedades y, más importante aún, su verdadero origen, kilómetros debajo de sus pies en la Tierra hueca.
- Panamérica ha sido un sueño desde la época de Bolívar.- Dijo el delegado chileno.- Muchos sectores de mi país no están de acuerdo en perder su soberanía.
- Y no deberían temerlo.- Respondió Jack, cuando el elevador se detuvo y se iluminó una inmensa galería repleta de cientos de automóviles y tractores.- No, Panamérica es posible caballeros. Tienen frente a ustedes el inicio de una era sin escases. Toda la energía que puedan necesitar estará disponible para ustedes en las baterías que hemos estado enviando.
- ¿Y el vril?
- No, me temo que eso se queda aquí conmigo. Es muy peligroso en las manos equivocadas.
- ¿Y qué es lo que quiere a cambio?
- Esto que ven aquí será suyo, así como los diagramas para construir más vehículos y motores eléctricos. No tendrán que preocupare por el petróleo ni por el carbón nunca más. Lo único que Panamérica necesita de ustedes es que garanticen en sus países la libertad de expresión y prensa, así como elecciones democráticas. Y, por supuesto, la paz entre ustedes.
- ¿Y si somos agredidos?
- Yo me encargaría de eso, si llegase a darse el caso. Sé que los Estados Unidos les han amenazado repetidas veces, pero no tienen nada que temer. Norteamérica estará demasiado ocupada con su guerra, además que no se atreverían a invadir países capaces de protegerse con el increíble poder del Vril. Federalismo internacional, es todo lo que pido.
- Me parece un trato justo.- Dijo el delegado del Ecuador.- Pueden contar con nosotros.
- Perfecto, estaré enviando más baterías desde mañana.

            Jack terminó de darles el tour y quedó cansado. La política era una de las pocas actividades que le agotaban por completo en poco tiempo. Podía detectar cada mentira, leer cada postura e incluso anticipar futuros problemas internacionales, pero confiaba que el sistema de tribunales internacionales funcionaría. Se retiró al edificio central, de donde se elevaba una de las torres eléctricas. En caso de invasión podía crear un campo eléctrico alrededor de toda la zona poblada y protegerles de cualquier ataque. Aunque su cuerpo estaba agotado de la política, su mente viajaba en diez direcciones a la vez. Mientras que resolvía el problema alimenticio en Avalon estaba pensando también en su equipo de respuesta. Había reunido a dos individuos realmente excepcionales con quienes había defendido su posición en el polo sur en más de una ocasión. Afuera del edificio se encontraba Ramajin, el Lama secreto de Shangri-la, un monje capaz de poderosa telequinesis. Una leve sonrisa se dibujó en su rostro meditabundo. Jack a veces creía que podía leer sus pensamientos.
- La vacua conversación lo hace a uno vacuo, ¿no es cierto?
- Ramajin, deja de leer mi mente.
- No podría aunque quisiera, piensas demasiado.- Ramajin, sentado en su posición de loto levitó un metro en el aire y abrió las puertas del complejo con su mente.
- Me han dicho peores cosas.
- Sí, lo escuché. La radio americana te ha tildado de tirano en potencia.
- No pensé que te importara Ramajin.
- No lo hace, pero te importa a ti. Al final, tu deseo de amar y ser amado es más fuerte que todos tus músculos y toda tu capacidad mental.- El monje abrió los ojos para guiñarle un ojo y dedicarle una sonrisa pícara.- Asarlai tiene una actitud semejante. Como tú, hace las cosas por amor. Y entre ustedes dos…
- Ni siquiera lo menciones. No hay nada entre la pelirroja y yo.
- Nada aún.
- Para un monje, sí que hablas demasiado.
- No soy un monje, soy un Lama… Bah, olvídalo.- Ramajin puso los pies en el suelo y le acompañó dentro del complejo. El edificio estaba en un bullicio constante, se trataba del cuartel general desde donde se planeaba la vida en Avalon y con más y más barcos repletos de gente buscando trabajo y refugio no podían darse abasto. Wild y Ramajin usaron el elevador privado y Jack suspiró al escuchar el silencio de su centro de operaciones.
- ¿Café?- Asarlai era una pelirroja pecosa y de sonrisa sarcástica. Wild no podía negar que tenía un algo especial que le volvía loco. Sin embargo los amargos recuerdos de la muerte de Ludia Katsu aún le perseguían. Se sentía responsable y no importaba a cuántos países salvara de la hambruna, ni cuántos refugiados aceptara, siempre se sentiría culpable.
- No deberías usar el jet experimental para buscar café en las montañas azules de África Asarlai. Ni siquiera he tenido ocasión de revisarlo.
- Pero aún así quieres el café.- La pelirroja vestida de pantalones y camisa arremangada le pasó una taza. Jack le dedicó una mirada rápida a los tatuaje en las palmas de sus manos. Los círculos concéntricos y extraños símbolos siempre parecían estar moviéndose como si tuvieran vida propia. La hechicera le dedicó una sonrisa y Jack se olvidó de las banalidades de la política en segundos.
- Parece que Panamérica será posible después de todo. Meses de negociaciones, pero creo que podremos lograr un continente pacífico.
- ¿Y qué hay de los demás continentes? Europa en particular.
- No, ellos sólo quieren el Vril para hacer armas, no como fuente de electricidad.
- No me estaba refiriendo a eso.- Asarlai cruzó por la sala y apretando un botón abrió las cortinas. Todo un muro era de cristal y desde ahí se podía ver la bahía repleta de barcos.- Más y más, y de todas partes del mundo. Muchos de ellos son espías. Tú máquina detectora de mentiras ha funcionado hasta ahora, pero es mucha gente para procesar.
- Por eso necesito que el cono sur sea un faro de esperanza para la humanidad. Los he convencido de aceptar refugiados.
- Sí, y eso no le gustó al presidente americano.- Asarlai se encendió un cigarro y miró por la ventana mientras bebía su café.- Sigue amenazándonos.
- Me alegra que te lo tomes con tanta calma.
- ¿Y no debería? Tienes a una docena de submarinos de Vril protegiendo a la bahía, el domo azul de electricidad y toda clase de armas. Aún así, la guerra nos llegará. Será mundial. Lo he visto en sueños. La negrura de la muerte.
- Nunca dijiste nada sobre sueños.
- No quería preocuparte. Los Iluminatti me entrenaron para soñar el futuro. Es más un arte que una ciencia, tu mente científica jamás lo entendería. Y sueño con devastación, fuego y muerte.- Asarlai apuntó el anillo que llevaba en el dedo medio en su derecha y proyectó imágenes de edificios destruidos y tanques disparando. Su anillo de ilusión continuaba siendo un misterio para el científico Jack Wild.
- ¿Y qué podemos hacer? Ya extendí mi mano, casi me cortan el brazo. De no ser por ustedes dos habría muerto en las ruinas del continente perdido.
- Tienes que preparar un ejército.- Dijo Asarlai.- Muchos de los refugiados ya se han presentado como voluntarios. Es sólo una medida de precaución.
- ¿Ramajin, qué opinas?
- El que esté dispuesto a la paz que también esté dispuesto a la guerra.
- Está bien, está bien. Organizaré la construcción de fábricas de armamento de Vril en Tierra del fuego. El gobierno argentino ha sido más que dadivoso con nosotros.
- Sí, eso es porque los estás convirtiendo en una potencia americana.
- Tus sueños Asarlai, ¿siempre se cumplen?
- No.- Dijo la hechicera, gentilmente acariciando la mejilla del hombre de oro.- No todos.

1939:
            Julian Speer sabía cómo manejarse en dictaduras como la alemana. Lo único que necesitó para asegurarse de un castillo a orillas del Rin fue enviar una estatua de tres metros de oro sólido. La estatua, en forma de un guerrero, llegó a manos de la SS y, con la promesa de más oro en camino, hasta lo escoltaron a su nuevo hogar. Speer sentía ganas de reír. Los tenía comiendo de la palma de la mano, pero no tenían ni idea de dónde provenía ese oro. Al menos no todos, pues los que importaban habían visto el gesto como la confirmación de una profecía milenaria. La llegada de aquel que llevaría a los Iluminatti al poder. Speer, un hombre rubio y de aspecto maduro, no se molestó en cargar sus maletas, tenía soldados del tercer reich para eso. Una vez que se acomodó en sus nuevos aposentos comenzó a probar con las radios. La lista era larga, pero estaba seguro que podría contar con todos ellos. Después de todo, habían estado esperando por miles de años para ésta oportunidad. Todos responderían.

            Siguiendo las instrucciones del intelecto superior de Herman Draxler se puso en comunicación con los espías ingleses cerca de la frontera y comunicó los planes detallados de la invasión a Polonia. Tenía que asegurarse que los viejos tratados se cumplieran, pero confiaba en Draxler. Él había predicho que un ataque a Polonia pondría al mundo entero en guerra, y entonces lo tendrían todo.

            Lo que Julian Speer no sabía, y no podía haber sabido, era que uno de los agentes británicos era un doble agente. Trabajaba para los ingleses, pero su lealtad radicaba en el polo sur, se trataba de un miembro de la organización empujada al secretismo que era el Ojo de Horus. Las logias habían sido clausuradas, pero sus miembros aún consideraban a Jack Wild como su verdadero líder. El doble agente informó a sus superiores en el polo sur sobre el misterioso Julian Speer, el hombre que había llegado de la nada y regalaba información clasificada a cualquiera, un posible Iluminatti. Asarlai, al escuchar el reporte sintió un escalofrío, se negaba a creer que el día hubiese llegado.
- Una cosa a la vez.- Dijo Wild, el hombre de oro.- Primero Speer, después investigamos si los Iluminatti tienen algo planeado.
- Puedo sentirlo en mi piel, algo grande se acerca.
- Pues espero que estés equivocada. Vamos al jet.

            Ramajin, el lama secreto de Shangri-la, Asarlai y Wild subieron al jet de Vril que el hombre de oro había diseña-do. Era capaz de romper la barrera del sonido y volar en la estratósfera. Podían llegar hasta el castillo donde se escondía Speer en cuestión de horas. El jet era espacioso y plano casi por completo, con cuatro turbinas de jet en las alas. Asarlai pasó todo el tiempo mirándose los tatuajes en las palmas de sus manos. Los tatuajes circulares no dejaban de moverse. Para ella, esto era más que una investigación de rutina, era muy personal.
- No todos creen en la profecía, después de todo los  habitantes de Atlántida no pudieron ver venir su destrucción.- Wild le tomó de las manos y sonrió.
- ¿Y todos los Iluminatti son magos como tú?
- No.- Dijo ella.- Antiguamente guardábamos los secretos de la magia más alta, pero hubo un gran cisma. Muchos vieron al mundo, débil y rendido a la tecnología como su tierra prometida, para gobernarla con puño de hierro y siempre detrás de las cortinas. Yo aprendí su magia, pero tuve que escapar de ellos. Supongo que en eso me parezco a ti.
- Sí, yo también fui parte de una organización semejante.
- ¿Y aún no crees en la magia?
- Magia es sólo otro nombre que le damos a lo que aún no comprendemos.
- ¿Seguro?- Asarlai juntó sus palmas contra la boca y sopló, dejando salir una lengua de fuego.
- Eso te salvó en el continente de Mu.- Dijo Ramajin.
- Sí, pero aún así no está más allá de los límites de la ciencia.- Wild les mostró una de sus pistolas que disparaban una columna de fuego. Los tres la conocían bien, les había salvado del barón Schlager en su guarida secreta.
- Me recuerdas a un viejo proverbio.- Dijo Ramajin, con la misma expresión de serenidad que guardaba en todo momento.- Un hombre es alcanzado por una flecha, y mientras trata de descubrir quién le disparó se muere desangrado. En vez de quitarse la flecha, buscó al responsable. Tú deberías quitarte la flecha de la ciencia, para entender lo que está más allá de la razón.
- Ustedes mueven cosas con la mente, o controlan los elementos, o proyectan ilusiones. Yo sólo tengo mi mente y nada más.
- Todos tus juguetes serían inútiles si no tuvieras un buen corazón Jack.
- Eso solía decir ella.
- Debió haberte  lastimado mucho.
- No, yo lo hice. En la Tierra hueca nos encontramos con algunos problemas…. Ludia y Herman cayeron por una catarata. Tratamos de buscarles por días, pero no tuvimos suerte.
- Ah, ahora entiendo.- Dijo Asarlai con una mirada pícara.- Nada como las viejas heridas para encerrarte en ti mismo.
- ¿Qué  puedo decir? Los tengo a ustedes dos para que me mantengan humilde y centrado. Creo que me volvería loco sin ustedes.- Wild se levantó de su sillón y miró hacia las estrellas. Pensó en Ludia, quien había muerto en un lugar sin estrellas. El jet avanzaba tres veces más rápido que el sonido y tenía una computadora que rastreaba sus movimientos en todo momento. Lo había diseñado una noche mientras memorizaba otro volumen de la enciclopedia británica.- Satélites, ahí está el futuro. Comunicación por todas partes.
- ¿Cuánta gente puedes subir en estos  aviones?
- Tantos como sean necesarios. Tengo una flotilla de jets el triple de grande, sólo por si acaso. También tengo otros no tripulados, para poner en órbita mis satélites. Aún trabajo en ellos en las mañanas, mientras hago ejercicio.
- Parece que estamos llegando.- Dijo Asarlai mientras veía una pantalla que mostraba un mapa topográfico. El castillo se encontraba marcado en rojo.
- Pondré al avión en piloto automático y bajaremos para que Ramajin haga lo suyo.

            El jet bajó cientos de metros hacia la atmósfera y circuló el castillo a tal velocidad que nadie podría verlo. Wild abrió la compuerta en el suelo, el viento entró con la fuerza de un huracán y los tres tuvieron que agarrarse de las redes de tela. Ésta era siempre la peor parte. Al menos lo era para Asarlai, ella aún no se acostumbraba, no como Jack que parecía disfrutarlo. Uno a uno se lanzaron al aire, cayendo a toda velocidad. Ramajin murmuró algo que no pudieron escuchar por la potencia del viento y entonces usó sus poderes de telequinesis para levitar despacio y tomar a sus amigos. Los tres bajaron cientos de metros hacia el castillo, el anillo de ilusión de Asarlai les hacía invisibles a los guardias. Ramajin cuidadosamente les hizo aterrizar en un balcón y Wild usó sus ganzúas para abrir la puerta. Se detuvo un instante y se revisó los bolsillos y las armas. Vestía su usual pantalón y camisa, con un chaleco de safari.
- Pistola sónica, pistola de fuego, aturdidores… Sí, estoy completo. Vamos.- Entraron a una sala repleta de estatuas de oro y Asarlai quedó pálida. Ella conocía ese oro. Sus peores temores quedaban confirmados.
- Este oro es de Iluminatta. Julian Speer es un Iluminatti. Debemos tomarlo con vida.
- Más fácil decirlo que hacerlo, el lugar está lleno de soldados.- Wild se asomó al pasillo y sonrió.- Bueno, si no es un desafío, no vale la pena hacerlo.

            Wild salió de la sala y lanzó una granada de humo para dormir. Se abrieron paso cuando Ramajin ventiló el corredor y se asomaron por un balcón interior. Speer, el único vestido de traje de tres piezas, parecía pasar un buen rato con soldados alemanes en su sala, jugando y apostando. Ramajin se concentró para atrapar a Julian Speer con su telequinesis. Wild saltó del balcón y empezó a disparar su arma sónica, lanzando a los soldados desde sus asientos y ensordeciendo a los otros. Asarlai usó su anillo de ilusión contra los soldados que subían la escalera, haciéndoles creer que estaban siendo invadidos. Usó sus poderes para iniciar una fortísima tormenta que reventó los ventanales y castigó al castillo lanzando truenos.
- Tú vienes conmigo.- Dijo Jack, mientras disparaba su pistola de microondas contra una pared, deshaciéndola al calentarla a mil grados.
- ¿Crees que tus juguetes te salvarán?- Preguntó Speer, quien no parecía sorprendido en lo más mínimo.- Yo también tengo los míos.
- ¡Jack!- Asarlai se lanzó contra Wild y lo empujó a tiempo, antes que un enorme rifle montado contra la pared disparara hacia él. Speer apretó un botón en su cinturón y todo el castillo comenzó a temblar. El rifle montado en la pared les fue siguiendo y mientras que Wild disparaba contra ella, Speer se liberó cuando Ramajin usó sus poderes para detener el disparo.
- ¡Que no huya!
- ¿Quién está huyendo?

            Wild instintivamente supo que le había estado esperando. Soldados llegaron desde cada puerta cargando extrañas armas que disparaban haces de luz, lásers, con suficiente calor para penetrar casi cualquier superficie. Ramajin empujó a quienes entraban por la puerta principal y Asarlai usó su anillo para hacerles invisibles. Wild y la hechicera corrieron hacia Speer, quien se abría paso entre los soldados hasta un enorme sótano donde le esperaba un avión de propulsión a chorro en la cola. Asarlai juntó las palmas contra su boca y escupió fuego contra los soldados que protegían la huída de Speer. Jack maniobró entre los guardias, era el doble de rápido y fuerte que cualquiera de ellos, conocía todas las formas de artes marciales y no tuvo problemas en desarmar y derrotar a cuatro de ellos en apenas unos segundos. El motor se encendió, una pesada puerta se abrió en el sótano con un riel para el avión. Wild disparó su pistola de microondas, derritiendo una de las alas, pero eso no detuvo a la máquina que fue lanzada hacia la tormentosa noche a toda velocidad.
- ¿Qué fue eso?- Preguntó Asarlai, asombrada.
- Tecnología que pensé que era el único en poseer. Tecnología de Vril. Esto es peor de lo que pensábamos.- Wild disparó contra la entrada cuando más soldados bajaron corriendo. El impacto sónico les incapacitó y rodaron por las escaleras.- No puede ser, no puede estar con vida. Me habría contactado, no puede ser.
- ¿De quién hablas?
- Herman Draxler, la única otra persona que conoce del Vril y cómo hacerlo funcionar.
- Pensé que habías dicho que había muerto.
- Eso pensamos. ¿Y si Ludia aún vive? Tengo que llegar a Draxler.
- Sí, pero por ahora tenemos otras preocupaciones.- Asarlai señaló los tambores de gasolina al fondo y lo que parecía ser una bomba con un contador en reversa.
- No hay tiempo para desactivarlas todas. Tenemos que salir de aquí.

            Regresaron subiendo las escaleras e incapacitando soldados a diestra y siniestra hasta llegar al punto donde Ramajin lanzaba volando a los soldados y a sus armas de alta tecnología. Explicaron a gritos que el lugar volaría en mil pedazos y el lama secreto de Shangri-la usó sus poderes para atraparlos a ambos y salir volando por una ventana destrozada. Asarlai tranquilizó a los elementos y debajo de ellos el castillo comenzó a estallar hasta quedar en pedazos. El jet sobrevoló sobre ellos y moviendo sus jets se detuvo lo suficiente para que Ramajin y los demás entraran por el acceso del suelo. Wild ajustó los controles y acompañó a los otros.
- Esa arma montada en la pared podía registrar la firma calorífica, por eso no mató a Speer y a los demás. Debí saberlo en ese momento, pero es que no puedo… No puede ser. Simplemente no puede ser. Les buscamos por días enteros.
- Hay cosas que  no pueden ser y sin embargo son.- Dijo Asarlai, quien estaba tan preocupada como el hombre de oro.- El imperio invisible y el Ojo de Horus eran una tapadera para algo más grande, los Iluminatti. Escapé de su cultura a tiempo, parece que están colocando a sus agentes en el tablero de ajedrez con ayuda de tu amigo.
- No sé, no creo que aún sea mi amigo.
- Sea o no, tenemos que ir a Iluminatta. Tenemos que confrontarles de una vez y para siempre.

            De regreso a la base los tres no perdieron tiempo en abordar un submarino de Vril. La chispeante sustancia azul eléctrico circulaba por toda la nave como si fueran sus venas. El metal, una aleación creada por Wild, permitía al submarino llegar hasta el lecho marino. Tenía poderosos torpedos de Vril y un motor que podía superar a cualquier otra embarcación. Doc Wild aún no se sentía muy cómodo sabiendo que en la base polar había docenas de ellos y más en construcción. Odiaba la guerra y sus compañeros lo sabían, pero ambos sabían también que era inevitable, las grandes potencias lucharían con todo lo que tuvieran, y un genio como Draxler podía venderles armas que harían aún peor la devastación de la guerra.
- Deberíamos estar llegando a las latitudes correctas en unos momentos. Estaremos muy cerca de Inglaterra, pero dudo que tengan algo que pueda detectar a esta belleza.- Dijo doc Wild.
- Menos mal, porque está comida me da ganas de hacer ayuno.- Dijo Ramajin.
- ¿Por qué pasó?- Dijo Asarlai luego de un largo rato de silencio y ceño fruncido.- Ramajin, ¿por qué ocurrió? Shangri-la sigue siendo un bastión de la iluminación, la esperanza y la compasión. Iluminatta debió haber sido lo mismo. Ahora… Esa maldita profecía.
- No se cumplirá.- Dijo doc Wild.- No mientras estemos con vida.
- ¿Y después? No, tenemos que pelear contra ellos. Contra mi propia gente. ¿Por qué me siento como una traidora?
- No eres una traidora. Ellos son los traidores.

Una luz amarilla iluminó el submarino, se aproximaban a su objetivo. Wild tomó los controles y sumergió aún más al submarino. Una cueva natural había conservado algo de oxígeno, una inmensa burbuja que protegía lo que quedaba de la Atlántida. Apenas una punta, pero suficiente espacio para que una cultura se desarrollara, con bosques para convertir el dióxido de carbono en oxígeno. Iluminatta estaba construida de oro sólido, una inagotable fuente de riqueza para quienes creían que era su destino el controlar el mundo. Wild detectó armas submarinas y navegando entre minas acuáticas encontró un espacio libre.
- Draxler debió suponer que vendríamos aquí, ha colocado pistolas subacuáticas, muy parecidas a las mías. Tendremos que usar los trajes submarinos, con la ayuda de Ramajin no deberíamos tener problemas.
- Prepárense para lo que sea.- Dijo Asarlai, mientras tomaba un par de armas de Wild. El monje, sin embargo, no llevaba arma alguna, no las necesitaba, pues además de sus poderes telequinéticos era un peleador sin rival. Ni siquiera el hombre de oro podía ganarle en las artes marciales.

            Usaron los trajes submarinos y Ramajin se encargó de hacerles subir varios cientos de metros hasta una playa pequeña. Se quitaron los trajes y avanzaron con cuidado, escondiéndose detrás de las columnas de oro de los dilapidados edificios y entre los bosques de estatuas. Usando el anillo de la ilusión para hacerlos invisibles pudieron recorrer gran parte de la ciudad, que se encontraba casi vacía. Casi todos los que se habían quedado atrás parecían haberse convertido en soldados. Asarlai no daba crédito a sus ojos.
- Ésta ciudad solía estar llena de vida, ahora parece un cementerio.
- A excepción de eso.- Dijo Ramajin, señalando a los soldados que marchaban por las avenidas.
- Aún queda gente inocente,- Dijo doc Wild, señalando a un grupo de adoradores que parecían meditar alrededor de una enorme pira.- deben estar sufriendo persecuciones constantes.
- Al centro, tenemos que llegar al palacio de los diamantes. Si Draxler está en Iluminatta sin duda estará en el edificio de gobierno.

            El palacio de los diamantes era una gigantesca estructura con diamantes en vez  de ventanas. Como muchos otros edificios estaba hecho de oro y plata. Se encontraba rodeado de un bosque espeso con muchas trampas y soldados. Flotaron sobre ellos hasta llegar a la entrada del palacio. Los guardias, vestidos como todos los demás, en grandes togas, cargaban con rifles eléctricos y parecían mantenerse en guardia. No había duda que esperaban problemas. El hombre de oro podía visualizar al menos una docena de maneras de entrar al palacio de los diamantes. En todas ellas había guardias. Entraron por una ventana y Asarlai desmayó al guardia poniendo sus palmas contra su cabeza.
- Menos mal que ya empezamos a armar a un ejército.- Dijo Ramajin.- Ésta gente parece estar lista para invadir algún país.
- Ya lo hicieron o lo están haciendo, sólo que no los ves.- Dijo Asarlai, con tristeza.- Los que favorecieron la técnica a la magia y los viejos cultos siempre creyeron en esconderse a plena luz del día y formar redes de intriga. No necesitan invadir un país, sólo tomar lugares de poder.
- La guerra mundial será sólo una excusa.- Dijo el hombre de oro y la hechicera afirmó con la cabeza.- Todo esto me empuja a actuar, pero tengo la sensación que eso es exactamente lo que Draxler quiere que haga. Que arriesgue la única oportunidad para la paz con tal de vencer a los aliados y a las potencias del eje.

            Se internaron en el palacio de oro, desmayando guardias conforme avanzaban y usando el anillo de ilusión para mantenerse ocultos. Llegaron hasta el centro del palacio, el cual se encontraba rodeado de columnas con diamantes y zafiros. El hombre de oro reconoció el aparato de Vril sobre lo que antaño había sido un altar. Lo había visto antes, era un círculo sobre una base de metal, sólo que éste medía varios metros más. Lo había visto antes de internare a la Tierra hueca. Draxler no estaba ahí, pero les había dejado un mensaje. Antes que doc Wild pudiera recomendar que salieran del palacio, algo activó al anillo y produjo una imagen azul tridimensional. Era el rostro de Herman Draxler.
- He venido a realizar la profecía de los Iluminatti y cobrar mi venganza. Jack Wild, me diste por muerto y ése es un error que pagarás con tu sangre. Sabes que soy tan inteligente como tú, y ahora sabes que dispongo de muchos más recursos. Puedo anticipar todos tus movimientos, he tenido años para hacerlo.- El rostro comenzó a reír cada vez más fuerte.- Bienvenido a tu trampa mortal.

            De las fisuras del suelo de oro salió disparado un gas amarillento. Wild se lanzó junto con Asarlai hacia las columnas y lejos del gas. Ramajin no tuvo suficiente tiempo y, huyendo como pudo, cayó inconsciente agarrándose de una de las columnas. El hombre de oro usó su pistola de microondas para derretir el oro de la pared y ventilar la habitación mientras que una aguda alarma llamaba a los soldados. Las cuatro puertas se abrieron al unísono y aparecieron soldados de toga disparando rifles que soltaban truenos y chispas. Wild consiguió rescatar al lama mientras que Asarlai usaba su anillo para proyectarlos a ellos tres por todas partes, haciendo que los soldados se dispararan entre ellos. El hombre de oro inyectó adrenalina directo al corazón de Ramajin y lo despertó de golpe. Usó su pistola sónica para abrirse un espacio entre las columnas y comenzó a pelear contra los guardias con una velocidad sorprendente. Podía calcular sus disparos, sus siguientes movimientos y sus puntos débiles en cuestión de milisegundos. Ramajin se ocupó de los soldados que entraban por el boquete que Wild había hecho y rápidamente salieron del palacio de diamantes, sólo para enfrentarse a un ejército.
- Dime que tienes algo en tu bolsa de juguetes que nos sacará de ésta.- Dijo Asarlai, mientras se escondían en un túnel que llevaba hacia los jardines del palacio, donde más soldados les esperaban, disparando sin cesar.
- ¿Cómo pude cometer un error tan estúpido?
- No es momento para eso.- Dijo Ramajin, mientras usaba sus poderes para alejar a los soldados que buscaban tomarles por la retaguardia.- Puedo moverlos a ellos, pero no a la electricidad que disparan. Recuerda, si te flechan, es mejor quitarte la flecha que buscar al responsable.
- Piensa Jack, tenemos que salvar al mundo de tu amiguito y de los Iluminatti.

            Doc Wild, atrapado en el túnel de oro, usó su pistola de microondas para fundir el metal. Ramajin utilizó sus poderes de telequinesis para protegerles en una burbuja y salir flotando por encima de los soldados. Descendieron en la ciudad y corrieron entre las casas de madera y oro, en dirección a la playa cuando un par de manos salieron de una puerta y les hizo entrar. Doc Wild no sabía qué pensar, pero Asarlai suspiró aliviada. Su salvador tenía tatuajes en el rostro que, como los de Asarlai, se movían por su cuenta. El hombre rápidamente cerró todas sus ventanas de madera y les indicó que no alzaran la voz.
- No les buscarán por mucho tiempo, se irán pronto, ahora que la profecía se ha hecho realidad.
- Pero Andorax,- Dijo Asarlai sorprendida.- ¿cómo puedes decir eso, tú que fuiste mi maestro?
- Ese Draxler se ha convertido en su salvador. Ya conoces su desviada religión, sus ambiciones de poder absoluto y el poder de sus intrigas.
- Todo esto es mi culpa. Nosotros fuimos a la tierra del Vril y ahora Herman está armando un ejército. Sin duda venderá sus invenciones a los países en guerra con tal de obtener lo que busca.- Doc Wild se sentó en el suelo y su ceño se frunció de preocupación.- No debí rendirme tan fácilmente.
- Si ese Draxler es tan inteligente como tú, estaremos en problemas. 
- Nosotros,- Dijo Andorax.- somos la continuación de Atlántida, pero hay muchos que se desviaron de la tradición y tomaron por literal aquello que era espiritual. Quedamos los suficientes para cuidar de la flama. Descuida Asarlai, conozco caminos ocultos hasta la playa.

            Andorax y otros tatuados les ayudaron a regresar a la playa. Wild hizo ascender al submarino y lo abordaron en silencio. El mundo ya estaba en crisis de por sí.


1940:
            Herman Draxler sabía que el aparato de inteligencia inglesa escucharía del rapto de Totenkoff, de modo que no le fue difícil organizar un encuentro con varios espías. Les invitó a una demostración en un astillero en Dover. Los agentes llegaron una hora más temprano de lo acordado, pero Draxler ya estaba ahí. Herman estaba sólo, con un par de sus rifles eléctricos sobre una caja de madera. Los agentes se acercaron, tensos y en alerta, mientras que el alemán se encendía un cigarro con toda calma.
- El doctor Jack Wild me dijo, antes que tratara de matarme, que usaría el Vril para mejorar al mundo. Así que he decidido hacer justamente eso. Pero Wild quiere todo el Vril para él, imponer sus demandas sobre los países más pobres y guardarse los muchos secretos del Vril. Yo no soy como él. Yo quiero que el Vril esté en manos de todos.
- ¿Quiere vendernos Vril?
- Tomen, una pequeña muestra.- Les entregó dos tubos con el líquido azul eléctrico y después tomó uno de los rifles para disparar un trueno contra uno de los barcos y dejar un agujero.- Pueden tener las armas de Vril, millones si así lo quieren. Tengo a los mejores ingenieros del mundo trabajando en ello. Estos rifles son juguetes, meras demostraciones burdas del poderío que tendrán mis armas.
- ¿Y qué es lo que quiere a cambio?
- Oh, no mucho. Sólo quiero que ataquen al polo sur y, por supuesto, 3% de su producto interno bruto cada año por, digamos, diez años.
- Debe estar loco si cree que…
- Ya he hablado con los rusos, y con los alemanes también. Mis compatriotas aceptaron mis demandas. Así es caballeros, también surto a los alemanes y a los italianos. Soy un científico de igualdad de oportunidades. Cualquier país que quiera armas efectivas tendrá que cumplir mis demandas. Sólo piensen en lo que pasaría si todos aceptaran, menos ustedes.- Draxler sonrió y dejó que el humo saliera de su nariz y revoloteara alrededor de ellos.- Tendrán la oportunidad de ver mis más adelantados proyectos muy pronto. Los estadounidenses me condenaron categóricamente. Les pareció exagerado. No lo será cuando vean lo que ocurre.

            Julian Speer se vio con sus compañeros Iluminatti y con el congresista Adam Nelson, a quien habían secuestrado y llevado hasta el techo de un hotel. Speer disfrutó de la vista, desde ahí podía ver al edificio del congreso y, a lo lejos, la casa blanca. Habían estado infiltrando las esferas del gobierno, la milicia, los negocios y las finanzas por varias generaciones, y algunos de ellos incluso habían nacido en la superficie, en vez de nacer en Iluminatta. Sin embargo, no importaba dónde nacieran, la profecía les dotaba de un fanatismo que duraba generaciones. Speer empujó al rehén hasta hincarlo en el suelo y le señaló al edificio del Congreso.
- Roosevelt realmente no lo entiende, pero lo entenderá pronto. Somos una legión, congresista Nelson. Estamos en todas partes y bien organizados. Ya hemos situado a nuestros agentes, pero necesitamos del poderío industrial y los soldados de este país. Es por ello que usted le sugerirá a ese hombre en silla de ruedas que acceda a un llamamiento a filas universal, incluyendo todas las industrias para dedicarlas a la fabricación de armamento. Nosotros tendremos los planos de las creaciones de Totenkoff y sus científicos.
- ¿Qué le hace pensar que el presidente aceptará?- Dijo el asustado político.
- Porque también somos muy puntuales.- Se fijó en su reloj y después en las sombras que se arrastraban por el techo.

            Todo en la capital del país levantó la cabeza en ese momento y gritó de pánico. Platillos voladores de distintos tamaños sobrevolaban el área. Todos tenían una cosa en común, un poderoso cañón de Vril que se convertía en un rayo calorífico de brillante intensidad. Los platillos voladores empezaron a destruir todo a su paso, incluyendo el edifico del Congreso, que estaba en sesión y la casa blanca.
- En este mismo momento congresista, es usted el único de su clase con vida. Ya debieron haber Eempezado con Los Ángeles. Estas máquinas de guerra dejarán una suástica por todo el país. Algo tan grande que será visto desde el cielo. Hoy su nación será castigada por su desobediencia. Acepten el trato o la próxima vez no dejaremos a nadie con vida.

            Los reportes de la destrucción y la serie de incendios incontenibles por todo el territorio americano llegaron hasta los confines de la Tierra. Los espías de la logia de Horus se comunicaron con el hombre de oro para darles sus reportes. Los Iluminatti necesitaban convertir a los Estados Unidos en una enorme fábrica de armas y culparían a Wild por el sanguinario ataque. La única pista que tenían hasta  el momento era un nombre, Totenkoff. Jack se puso en contacto con sus espías en Rusia y confirmó lo que se esperaba, el científico Vladimir Totenkoff había sido secuestrado, como muchos otros en el mundo.
- ¿Jack?- Asarlai entró a su habitación y se lo encontró mirando hacia la floreciente colonia polar. El musculoso hombre de oro estaba hipnotizado por completo. Ella sabía por qué. Ella había leído los mismos reportes. Tendrían guerra pronto.
- ¿Cómo proteges una flor en una tundra?
- No lo sé Jack, normalmente tú eres el de las respuestas.
- No sé  qué hacer Asarlai. Todo el mundo me mira a mí para saber que todo estará bien, o que tengo algún plan maestro. Es una carga muy pesada en mis hombros.
- Ellos te empujaron a la guerra.
- Sí, pero no dejo de sentir que si fuera más inteligente sabría cómo salirme de ésta.
- Traigo noticias de los Estados unidos, creo que te interesarán.- Wild se puso la camisa y Asarlai hizo lo mejor posible para fingir que no le estaba observando. Jack podía dividir el átomo, pensaba ella, pero no entendería nunca a las mujeres.
- ¿Algo de ayuda?
- Totenkoff estuvo en América, escogió a sus propios ingenieros y científicos. Están en una base militar cerca de Atlanta. Una de las pocas que se salvaron de la destrucción.
- Vamos al jet.

            Alertaron a Ramajin, quien se encontraba en pacífica meditación y abordaron uno de los jets de Vril que empezaban a poblar las pistas de aterrizaje en la base militar. Cruzando increíbles distancias desde la estratósfera, cinco veces la velocidad del sonido, Wild hizo descender a la nave conforme se acercaban a la base.
- ¿Y crees que Draxler les venderá Vril?
- No Ramajin, no creo que divulgue sus secretos a nadie. Sólo las armas.- Wild revisó el radar y comenzó a descender verticalmente haciendo girar a sus turbinas.- Asarlai, haznos invisibles.
- Con gusto.- La hechicera se concentró y su anillo de ilusión les cubrió mientras aterrizaban en el bosque.
- La base no queda lejos y no creo que nos hayan visto hasta ahora.

            La base estaba cercada y consistía en dos edificios grandes, un par de andenes y oficinas pequeñas en la otra orilla. Asarlai unió los tatuajes en sus palmas y manipulando a los elementos hizo caer una fortísima nevada. Wild usó su pistola de microondas para derretir parte de la cerca y entraron caminando, desmayando a los soldados conforme aparecían. El hangar mejor protegido estaba en alerta roja y una alarma sonó por debajo del poderoso ulular del viento helado. Jack saltó al nido de metralla y en un par de patadas desmayó a cuatro de los guardias. Ramajin azotó a los otros cinco contra el suelo un par de veces hasta asegurarse. Asarlai colocó una de sus palmas contra el pesado seguro de la puerta del hangar y éste se abrió por sí sólo. Wild, Ramajin y Asarlai entraron al hangar y un par de disparos después  ya habían sometido a los guardias, mientras que los científicos alzaban las manos en señal de rendición.
- ¡No!- Dijo uno de los científicos.- No deben estar aquí, el señor Speer podría enterarse y entonces Draxler matará a nuestras familias.
- ¿En qué están trabajando?- Ramajin le pasó los diseños con telequinesis y Wild quedó boquiabierto.- ¿Están locos? Esto devastaría ciudades enteras.
- Nos escogió porque somos los mejores, y porque tenemos familias cuyas vidas dependen de nuestro trabajo.
- Y él sabe que yo no llegaría al extremo de poner a sus familiares en la mira. Herman me conoce demasiado bien. ¿Qué hay de Totenkoff?
- Él no está en el país, tiene grupos como éste en cada nación en guerra. El presidente sobrevivió, le culpa a usted doctor Wild, y ha hecho un llamado a filas universal, incluyendo a todas las empresas. El país entero estará dedicado a la guerra.
- Tenemos que regresar. No hay nada que podamos hacer. Si los detenemos o si los llevamos con nosotros matarán a sus familias.- Wild miró a sus compañeros por unos momentos, esperando a que dijeran algo.
- Tienes compasión, eso es algo de lo que tu enemigo carece, y al final será su ruina.- Dijo Ramajin.- Sabe que los dejarás trabajar, pero no sabe que estás aquí.
- Rápido,- Dijo Wild.- denme los esquemas de todas sus armas. El polo tiene que estar preparado.

            Poco después de la advertencia del presidente americano las fuerzas de los aliados comenzaron a navegar al sur, llevando una enorme flotilla para hacerse del polo sur. Los submarinos de Vril que Wild había diseñado peleó contra barcos y submarinos, diezmando las fuerzas que lograban llegar hasta la bahía, donde los torpederos comenzaron a lanzar un proyectil tras otro con suficiente Vril para destruir a un submarino o hundir un barco en un solo golpe. Los refugiados internacionales se organizaron y formaron un ejército cuando Jack le pidió a las naciones del cono sur no involucrarse con el esfuerzo militar, para evitar que fueran ellos víctimas de los propulsores de la guerra. El ejército de Wild se entrenó duramente y estaban mucho mejor armados que los demás ejércitos. Cada soldado llevaba gogles para ver en la oscuridad, una máscara de un plástico resistente a balas, una pistola de microondas, una pistola sónica y un rifle eléctrico. Para cuando los diseños de los americanos llegaron a la Bahía, gigantescos robots armados con bomba de Vril, el ejército supo cómo actuar y detuvieron la primera oleada sin perder a muchos soldados. Aún así, cada pérdida era significativa y Wild lo sabía demasiado bien. Herman finalmente lo había logrado, el polo sur estaba oficialmente en guerra contra los aliados y las potencias del eje.
- ¡Jack!- Asarlai tuvo que  jalar del brazo a Wild, quien disparaba desde un cañón de Vril contra un platillo volador que se disponía a disparar su rayo calorífico.- Tenemos a un general ruso.
- Voy con ustedes.- Doc Wild le cedió el lugar a uno de los soldados uniformados de blanco y azul y corrió entre las explosiones y las balas hasta la bahía, donde en una tienda militar atendían a los heridos.
- Está herido de gravedad, espero que muera.
- Nadie merece eso.- Dijo Ramajin, quien estaba sentado a su lado.- Ni siquiera él. Él sólo es una pieza. Una pieza que hasta ahora no ha hablado.
- Lo hará muy pronto.- El general, herido en el estómago, quedó rendido y Asarlai pasó sus palmas por el cuerpo hasta que una forma ectoplásmica se proyectó sobre el cuerpo del fallecido. Wild siempre quedaba estupefacto ante la reacción físico-química que no podía terminar de entender científicamente.- Ahora hablará.
- Es muy tarde para ustedes, Draxler quiere muerto a Wild y a quien le ayude.
- La liga panamericana.- Dijo Wild en un ruso impecable.
- Sí. Los americanos establecerán sus bases cerca de su posición.
- ¿Qué hay de Speer, Totenkoff o Draxler?
- Se mueven por todo el continente, tienen bases en muchos países.
- Los perseguiré hasta el fin del mundo de ser necesario.
- Buena  suerte.- Y el fantasma desapareció.
- ¿Qué quieres hacer Jack?
- Si quieren una guerra la tendrán. Mandaré suficientes hombres y máquinas para proteger a los países latinoamericanos para protegerlos de los americanos. En cuanto a los ingleses, ellos perderán su principal fuente de capital. Tomaremos la India.
- Y yo pensé que dirías algo difícil de hacer.- Dijo Asarlai con una sonrisa.
- Me gustan los retos. Mahatma Ghandi ha hecho parte del trabajo, nosotros lo concluiremos por él. Tendrán toda la energía que puedan necesitar, además de la maquinaria para la industria y la agronomía. Aún no es tarde para la paz.

            Luego de los ataques iniciales el ejército polar fue tomando posiciones por Latinoamérica, impidiendo una invasión americana a Colombia, y a la vez reclutando miles de soldados que querían luchar con el uniforme blanco. Submarinos, barcos, tanques y aviones de Vril tomaron por sorpresa a las autoridades inglesas en las costas de la India. El imperio ya tenía guerra por todos los frentes y luego de un par de semanas el ejército polar arrolló con su poderío armamentístico. Wild estableció las elecciones universales y Ghandi se convirtió en presidente. Wild quería seguir independizando colonias en el Pacífico, pero su ejército perdió en Burma cuando los chinos marcharon con robots gigantes que disparaban rayos caloríficos contra la selva y un ejército de cientos de miles de soldados con rifles eléctricos.
- Perdemos terreno con cada día que pasa.- Informó uno de los generales de Wild mientras él estudiaba los mapas militares.- China ha comprado platillos voladores por el 4% de su producto interno bruto. Son demasiados. Están moviendo parte de sus tropas hacia Rusia y Japón, pero también contra la India.
- Odio la guerra… Fortalezcan las fronteras de la India con domos eléctricos, friten todo lo que trate de pasar por ahí.- Wild volteó a ver a sus amigos y tranquilizó a Ramajin con un gesto.- Sé que has jurado proteger el Tíbet y la entrada a Shangri-la. Me temo que los chinos querrán invadirlo. Podemos mover algunas tropas con nuestros aviones supersónicos. Asarlai, agarra tus cosas, iremos los tres también.

            El día oscureció en el Tíbet cuando una flotilla de aviones de jet del ejército polar se enfrentó a las naves chinas. Los paracaidistas comenzaron a tomar sus posiciones por todas las laderas de las montañas y se enfrentaron a oleadas de empobrecidos chinos que peleaban hasta la muerte. La ventaja armamentística de Wild no duraría mucho cuando el enemigo rebasaba cuatro a uno al ejército polar. Asarlai sobrevoló al ejército que trataba de asegurar sus posiciones y usando su anillo de ilusión les hizo creer que tenían el doble de aviones. Concentrándose hizo caer sobre ellos una tormenta eléctrica de vientos huracanados. Doc Wild nunca había visto preocupado al pacífico Ramajin. Le ayudó a rescatar civiles y esconderlos en Shangri-la, cuyo sendero fue cerrado por el lama secreto. Luego de eso usó sus poderes para atacar a los robots militares chinos, versiones más pequeñas que los gigantes de hierro que trataban de tomar la India, pero con rifles eléctricos. Causó avalanchas y empujó ciegamente hasta que, luego de un par de días, el ejército polar comenzó a llevarles la ventaja.
- ¿Ramajin, está todo listo?- Preguntó Wild por la radio desde la base en el Tíbet.
- Todos los polos están en posición.
- Bien, regresa a la base.- Doc Wild operó la computadora en la base del gigantesco pilar del que salieron truenos y rayos hasta que se formó, con ayuda de los otros polos, un domo azul de pura electricidad. Ningún ejército podría atravesarlo.
- Las defensas están protegiendo al Río Bravo con un domo eléctrico, no podrán invadir México por Tierra.- Dijo Asarlai.- ¿Pero eso es todo lo que podemos hacer, encerrar a cada país en un domo azul de la muerte?
- No, de hecho tengo un plan.- Dijo Wild, mientras Ramajin entraba levitando a la tienda de campaña.- Es obvio que hasta ahora hemos jugado el juego de los Iluminatti. Nuestra victoria en India y Tíbet significan poco, lo que necesitan es de destrucción para poner a sus agentes en sitios de poder. Draxler nos ha hecho bailar a su ritmo. Obviamente los americanos no aceptaron su trato, al menos no al principio, y el ataque con platillos voladores fue una señal para el mundo. Con lo que Draxler está pidiendo podría comprarse su propio país… Si es que queda algún país cuando toda esta locura termine.
- ¿Y qué podemos hacer?
- Necesitamos a Julian Speer para saber quiénes son agentes de los Iluminatti, pero creo que podemos estar seguros de quiénes no lo son. Dudo mucho que Roosevelt o Stalin sean Iluminatti.
- ¿Y planeas averiguarlo?
- Vamos al jet, sólo quiero hablar con él. ¿Qué tan difícil puede ser entrar al Kremlin?

            El jet de Vril entró en espacio aéreo ruso a través de la estratósfera y con el anillo de la ilusión de Asarlai pudieron volar hasta rodear al Kremlin. Ramajin usó sus poderes de telequinesis para bajarlos del avión e irrumpir por una de las ventanas. Wild usó un aturdidor, una pequeña pistola que sonaba como grillos, contra los soldados soviéticos y con algo de ayuda de sus compañeros se abrieron paso hasta llegar a Stalin, quien discutía de la guerra con sus premiers y consejeros. Stalin levantó una mano y tranquilizó a todos.
- No se preocupen camaradas, sólo ha venido a hablar. De otro modo ya estaríamos muertos.
- En eso tienes razón. Quiero hacer un pacto contigo.
- Si los chinos no conquistan toda Asia, todas las colonias del Pacífico se liberarán del yugo burgués. Es todo un logro, camarada Wild.
- Nombra tu precio.
- Un poco de Europa y negociaré con los chinos para que te dejen en paz.
- Ah, y otra cosa. Alguien aquí es un Iluminatti,  ya fuimos advertidos.- Wild desenfundó y apuntó contra los dignatarios. Vyacheslav Molotov se paró de un salto y le puso una pistola a la cabeza de Stalin.- Gracias, de hecho no sabía cuántos había.
- No me tomarán con vida.
- No te necesitamos con vida.- Dijo Asarlai.
- Suelta la pistola, te aseguro que no te mataré.
- La profecía se realizará con o sin mí.- Molotov disparó y Stalin cayó muerto, antes que pudieran disparar contra él se disparó en la cabeza. Asarlai pasó sus palmas sobre el dignatario de relaciones exteriores hasta formar la figura ectoplásmica. Mientras tanto Ramajin cerraba todas las puertas contra los soldados que empujaban con el hombro y los oficiales que trataban de abrirlas desde adentro.
- Imagino que la profecía no incluía esto, ¿o sí?
- Stalin iba a morir, Draxler lo predijo. Pensó que tú lo harías Wild, pero no importa quién lo haya hecho. Serás un paria, no sólo para los bolcheviques, sino para el mundo entero.
- Puedo vivir con eso.
- Yo iba a reemplazar a Stalin. Los Iluminatti tenían grandes planes para mí.
- Lamento arruinarlos.
- Aún no te das cuenta, ¿no es cierto? El mundo entero está en tu contra Wild. Draxler está más determinado, mejor entrenado, con más recursos y puede prever cualquiera de tus actos. Tu heroísmo infantil es absurdo en un mundo tan complejo. Y todos los castillos de arena que has construido con tu sudor y sangre se desvanecerán cuando la marea suba.


1941
            El ejército polar, incluso con los reclutas de la India y Latinoamérica, se encontraba  demasiado estirado y con cada oleada de invasión al polo perdían un poco más. Aún así, mientras que defendían Brasil y Argentina con sus mejores armas, Jack Wild apostaba por la paz. Logró reunir a los representantes independentistas de las colonias de Omán, Yemen, Somalia, Sudán, y a Etiopía y Arabia saudita. Les mostró los últimos modelos de vehículos eléctricos y les explicó que tendrían resuelto el problema de energía para siempre. No pedía dinero, pedía tan sólo que no participaran en la guerra, tuvieran elecciones libres y garantizaran la libertad de expresión.
- Tenemos la oportunidad perfecta para liberar gran parte de África y oriente medio y de activar su economía con la maquinaria industrial que necesitan. No les daré armas, ni Vril, pero no lo necesitarán. Las grandes potencias no protegerán a sus súbditos y mi ejército se hará cargo de la resistencia imperialista.
- No tenemos interés en su energía.- Dijo el representante de Arabia Saudita.- Nuestra mayor producción es de petróleo. Lo que usted sugiere lastimaría al reino en gran medida.
- Entonces usen su petróleo, pero pueden recibir mis diseños para hacer más eficientes a sus industrias si así lo quieren.- Wild sabía que se negarían, en parte por eso les había invitado. Sin que los representantes se dieran cuenta les instaló micrófonos miniatura en la ropa.

            Los representantes se fueron yendo de uno en uno. Todos habían aceptado la ayuda de Wild, a excepción de Arabia Saudita, pero Wild recibió mucha ayuda de ellos. El micrófono logró captar interesantes conversaciones sobre una fábrica de Totenkoff en el desierto. El plan de Jack apenas comenzaba. Tenía fotografías aéreas de otras fábricas en Japón e Italia. El equipo de respuesta abordó el jet hacia los Estados Unidos, cruzando el continente en apenas unas horas. Ya había logrado enviar más de un satélite al espacio, de modo que sus tropas podían mantenerse en comunicación constante en cada momento. Los espías de Wild informaban que su objetivo, el presidente Roosevelt se encontraba en una base militar en las montañas Apalache. Un búnker debajo de otro búnker, desde que sobrevivió milagrosamente al ataque de los platillos voladores con algunas quemaduras leves. Haciéndose invisibles con ayuda de Asarlai cruzaron por la base hasta la entrada del búnker, donde Asarlai desmayó a los guardias colocando sus palmas contra sus frentes. La pistola de microondas derritió los pesados seguros y Ramajin movió el acero con la mente. El hombre de oro usó su pistola aturdidora contra los soldados y llegaron hasta una sala de guerra, donde el presidente Roosevelt aceptó verles en privado.
- Aquí lo tiene.- Wild le puso las fotografías de las fábricas de Totenkoff sobre el escritorio.- Las fábricas de guerra que Draxler maneja directamente a través de Totenkoff. Sería una lástima si algo les pasara.
- No tuve otra opción más que declararles la guerra.
- Los nazis ya ocupan toda Europa y han tomado Gran Bretaña. ¿Realmente cree que no podrán llegar hasta aquí? No le pido nada extraordinario, sólo deje de enviar sus flotillas de guerra al polo sur y detenga sus acciones militares contra Panamérica.
- ¿Eso es todo?
- No. No es todo. Usted quiere muerto a Draxler, yo también. Ahora mismo está protegido en alguna parte de Europa, arropado bajo la suástica y cobrando su  porcentaje a cada país del mundo. Podemos organizar una invasión masiva a la isla de Bretaña con todo el esfuerzo de mi ejército. Retomar Europa parte por parte, pero comenzar por Inglaterra, donde la resistencia aún es fuerte. ¿Puedo contar con usted?
- Sí, pero debo advertirle señor Wild, me rodean los buitres Iluminatti. Se han hecho de las finanzas del país y no confío en todos mis asesores. Tendremos que ser muy cuidadosos con nuestra invasión. Roger Hartmann y sus compinches en la reserva federal están saqueando a mi país. Sería una lástima si algo llegase a pasarles. Se creen muy protegidos en Wall street desde que remodelaron esa parte de Nueva York. Yo me encargo de las fábricas como muestra de buena fe, ustedes, de los banqueros.

            El equipo regresó al jet sin mayores problemas y volaron hacia Nueva York, donde irrumpieron en el edificio de la reserva federal usando un rayo calorífico desde el avión. Los banqueros trataron de huir, pero Wild usó sus granadas de humo paralizante y Ramajin tomó a Roger Hartmann y a otro con el poder de su telequinesis. En menos de cinco minutos ya estaban de vuelta en el avión y volando sobre la estratósfera con los dos rehenes amordazados.
- ¿Crees que cumpla su parte del trato?,- Preguntó Ramajin.- ¿Que destruya esas fábricas?
- Quizás. Tiene hasta el fin de mes, o lo haremos nosotros. Draxler, por supuesto, ya habrá previsto que fuera tras las fábricas de Totenkoff, pero si mi corazonada es acertada podremos sorprender a Herman por primera vez en muchos meses.- Wild abrió la compuerta del suelo y empujó a los dos banqueros.- Uno de ustedes va a hablar.
- Has lo que quieras, la profecía está por cumplirse.
- Como quieras.- Jack lo pateó y el hombre cayó a la Tierra como un ardiente meteorito. Cerró la compuerta y le puso el cañón de su pistola de Vril en el pecho a Hartmann.- ¿Y tú?
- No sé dónde están.
- Mala respuesta.
- No, espera, espera, sé dónde está Totenkoff. Nos hizo desviar mucho dinero hacia su castillo en Hungría. Un pueblo llamado Orkav.
- Dice la verdad, sabría si estuviera mintiendo.
- ¿Cómo pueden hacer esto sin el menor remordimiento?- Asarlai le abofeteó con tanta fuerza que lo tiró al suelo.- Yo también soy de Iluminatta, pero este culto suyo es diabólico.
- Entonces no terminas de entender la importancia de nuestro trabajo. Somos los señores del caos. Imprimimos el orden en un mundo que ya estaba en picada desde hace mucho tiempo. Un  nuevo orden se alzará y al final del día todos estarán más felices.
- Suficiente, voy a matarlo.
- No.- Dijo Wild, tirándole un paracaídas al banquero.- Dejemos que se baje. Los Iluminatti serán más severos con él que tú.

            Al llegar a Orkav, Hungría, doc Wild no podía creer lo que veía. El pueblo entero, alrededor del gigantesco castillo, se encontraba ocupado y protegido por enormes máquinas, de más de diez pisos de altura, con patas como de araña y poderosos cañones sobre un cuerpo metálico. Draxler ya había vendido la tecnología del radar, y aunque el jet del hombre de oro podía pasar desapercibido prefirieron aterrizar a las afueras del pueblo. Los tres caminaron por el espeso bosque sin decir una palabra. No podían contar con su ejército, ya estaban perdiendo la guerra de por sí, y para cada estrategia que Wild organizaba, los ejércitos de Draxler estaban preparados. Doc Wild se dio cuenta que no podía derrotar al omnicompetente Herman en su propio juego, y si era posible hacerlo, no estaba listo para sacrificar a sus tropas para lograr un triunfo. Recorrieron el pintoresco pueblo de una esquina a otra, escondiéndose de las cámaras de lectura calorífica, pues el anillo de ilusión no podía falsificar eso. Tomaron por sorpresa a un grupo de soldados alemanes y Ramajin les desarmó y desmayó en segundos. Vestidos como nazis se abrieron paso entre las gigantescas patas de los robots hasta la entrada del castillo.
- Totenkoff parece intocable. Incluso si entramos al castillo sin que las arañas gigantes nos vean, o sin que los soldados lo hagan, ¿cómo podremos salir de ahí una vez que se active la alarma?- Preguntó Asarlai. El hombre de oro sonrió, le gustaban esos retos.
- Toda victoria implica convertir los puntos fuertes de tu enemigo en sus puntos débiles.
- ¿Y cómo sugieres que hagamos eso?- Preguntó Ramajin.
- Dividir y conquistar. Parece haber un taller, o una fábrica, dentro del castillo. Asarlai, tú te  ocuparás de él. Descuida, Ramajin causará una distracción cuando se haga de una de esas arañas gigantes y empiece a disparar. Yo entraré al castillo y tomaré a Totenkoff por sorpresa.
- Cuando lo dices así suena tan fácil…

            Asarlai había peleado suficientes batallas con el hombre de oro como para aprender a confiar en su instinto, pero esto se sentía diferente. El anillo de ilusión le hacía parecer un hombre, y tenía su pistola de microondas preparada, mientras que entraba a una enorme fábrica construida en un costado del castillo. El lugar estaba repleto de soldados y científicos probando las armas y preparando más de esas gigantescas arañas mecánicas. Utilizando sus poderes para comandar a los elementos formó una intensa neblina e inició una tormenta eléctrica. Se escondió haciéndose invisible, esperando la distracción de Ramajin.

            El lama secreto de Shangri-la utilizó su telequinesis para escalar hasta el centro de comando de una de las arañas. Dobló la puerta de acero con tan solo pensarlo y los soldados en el interior no pudieron detenerlo. Los controles de la araña mecánica le resultaban conocidos. Ya habían peleado contra los enormes robots en varias batallas durante el año, de modo que tenía cierta idea de lo que podía hacer. La araña avanzó torpemente, destrozando una tienda al aplastar su frente con una de sus gigantescas patas. Ramajin podía sentir las miradas de todos los soldados. Las demás arañas avanzaban en línea recta con una gran maestría, mientras que él se iba de un lado para otro. Activó los cañones de Vril y usando su telequinesis operó los complejos mecanismos con el poder de su mente. Empezó a disparar contra las otras arañas usando los cañones de Vril y usó las metrallas en el vientre del robot para disparar contra los soldados. Las alarmas se activaron por toda el pueblo, Ramajin sonrió, hasta ahora todo iba bien.

            Doc Wild aprovechó la distracción para entrar al castillo por un ventanal, derritiendo el cristal con un láser de alta potencia. El castillo entero parecía haber sido reconstruido, había cables gruesos cruzando por los techos, medidores en las paredes de acero y pequeños tubos, como venas, con el líquido espeso del Vril en azul eléctrico cruzando por todas partes. El castillo entero era una trampa mortal, estaba seguro de ello. Él habría hecho lo mismo. Totenkoff debía saber que iría por él tarde o temprano. Cruzó por una estancia, sus oídos captaron el deslizar de las placas de acero y el seguro de una metralleta. Saltó por una ventana mientras la metralla automática abría fuego. Se aferró de una viga y dio una voltereta hacia arriba, sosteniéndose de un balcón. La tormenta eléctrica comenzó, Asarlai ya debería estar cumpliendo con su parte. Podía ver a las arañas en gran confusión, destrozando todo a su paso mientras que recibían impactos de truenos y descargas de Vril, de la araña que Ramajin comandaba. Se abrió pasó a las escaleras, desarmando y desmayando a tres soldados en cuestión de un segundo. Había peleado en las trincheras el suficiente tiempo como para poder medir sus reacciones al doble de rápido que cualquier soldado. Usó su pistola sónica contra el centro de comando en la parte alta del castillo, eso desmayó a los soldados pero el suelo comenzó a abrirse. Doc Wild saltó hacia un tapiz, se aferró de él mientras del piso salían cañones de Vril y con una agilidad felina saltó al otro lado, pasando por encima de los cañones, que se dispararon entre ellos, inutilizándose por completo. Abrió la puerta de acero con una bomba y disparó su arma sónica contra los soldados que resguardaban a Totenkoff en su laboratorio.
- Buenas noches, doctor Totenkoff. Es hora de hablar.

            Ramajin salió volando antes que la araña cayera al suelo. Escuchó las explosiones en la fábrica del castillo y volando entre los soldados detuvo sus balas con su telequinesis y las redirigió contra las arañas que, aún en el suelo, seguían disparando sus cañones de Vril. La niebla y los truenos lo escondían bien. Asarlai apareció conduciendo un jeep antes que la fábrica explotara por completo. Ramajin la protegió de la explosión y al ver la luz verde de la pistola de señales de Wild, flotaron juntos hasta la ventana donde Wild les esperaba con Totenkoff esposado. La espaciosa habitación parecía el interior de una computadora de Vril, con controles y pantallas por todas partes.
- El doctor Totenkoff y yo hemos estado teniendo una interesante plática.
- No ganarán nada con detenerme. Herman sabía que esto podía pasar, por eso los secretos de la ingeniería de Vril se quedaron en su cabeza, nosotros sólo diseñamos las armas. Y somos muchos ingenieros, no tiene sentido que…- Wild lo golpeó en el estómago con tanta fuerza que lo lanzó al suelo.
- Miren esto.- Wild les llevó hasta una computadora con cintas que iban y venían de un rollo a otro y escupían tarjetas perforadas. Les mostró la pantalla, era una especie de radar con puntos rojos.- Cada punto rojo es una de esas máquinas.
- Nos están rodeando Jack, ¿no crees que sería momento de irnos?
- No aún.- Levantó a Vladimir Totenkoff del cuello, lo azotó contra los controles y le apuntó a la cabeza con su pistola de microondas. El ingeniero sabía perfectamente qué era eso. Los ejércitos polares, aunque en desventaja numérica, poseían armamento increíble.- ¿Dónde está Herman y dónde está Speer?
- No lo sé, se mueven por todas partes.
- ¿De qué me sirves entonces?
- Los chinos. Ellos atacaran el polo sur, yo diseñé los robots anfibios. En tres días se verán rodeados, pueden esquivar sus torpedos de Vril.- El científico miró el arma y después miró por la ventana, donde los truenos seguían castigando a todo el rededor del castillo. Sabía que estaba vencido.- Los grandes robots, los que arrasaron con Londres, los que tienen forma de gigantes, esos los controla Draxler en persona.
- Eso significa que tienen sus propia secuencia de radio.
- Así es, dijo que sería mejor si él tenía poder sobre sus propias máquinas. Los países que le compran los robots no lo saben, en cualquier momento podrían atacar a sus propias tropas. Así planea prolongar la guerra.
- Si tiene su propia frecuencia podríamos seguirla hasta su fuente.- Dijo Wild.
- ¿Jack? No puedo mantenerlos alejados para siempre.- Dijo Asarlai, segundos antes que un rayo de Vril destrozara una pared y una araña mecánica les apuntara. Ramajin usó todas sus fuerzas para empujarla y tirarla contra otra araña.
- Ramajin, de regreso al jet. Nos llevaremos al doctor, él nos dirá todo sobre las nuevas máquinas.

            Wild preparó a sus tropas lo mejor que pudo para detener el ataque chino. Las bases que  había instalado por todo el lecho marino se activaron contra las máquinas anfibias y, aunque consiguieron salvar a su nación polar, las tropas, de por sí estiradas hasta el extremo, perdieron Brasil a manos de los alemanes. Wild diseñó nuevos aviones, capaces de volar sin ser detectados por ningún radar y ordenó un ataque masivo contra China usando bombas de Vril, comenzando por Pekín y siguiendo por todas las fábricas y bases que habían fotografiado anteriormente. Jack lo coordinó desde el polo sur, mientras esperaba por noticias.
- Está hecho.- Le dijo Asarlai, sorprendiéndole en el centro de comando de la base militar polar. Jack estaba como ausente, mirando por una de las pantallas de radar a sus aviones y a las máquinas de Totenkoff. Los puntos rojos iban desapareciendo, pero no lo celebraba, pues había roto su juramento y creado bombas de Vril. Sabía que cada uno de esos puntos rojos destruidos también significaba la muerte de civiles.- No te sientas culpable.
- No sabes lo que siento.
- Sé perfectamente bien lo que sientes. A veces eres como un libro abierto.
- ¿Por qué teníamos que llegar a esto?
- Porque no estuvo en nuestras manos. Pensaste que podrías convencer al mundo de los beneficios de la paz duradera, pero Draxler les corrompió con el sueño de las ambiciones políticas. Es lamentable que tanta gente muera en el ataque a Pekín, pero era la única forma de frenar al ejército chino.
- Dijiste que estaba hecho, ¿qué cosa?
- Los americanos se ocuparon de las fábricas Totenkoff, y el buen doctor nos dio las posiciones de todas las bases secretas. Los americanos cumplieron su parte y quieren ayudar a retomar Gran Bretaña el próximo año.
- Falta mucho para el próximo año. Los nazis marchan por Río de Janeiro, Panamérica está en guerra. Justo cuando pensé que había salvado al cono sur de los ambiciosos americanos. Les fallé a ellos también.
- Te diré una cosa. Les fallarás si sigues en ese ánimo. Tus tropas te necesitan. Yo te necesito.
- ¿Cómo ganas una partida de ajedrez contra ti mismo?
- Una batalla a la vez. La liga de naciones africanas ha aportado medio millón de soldados, pero te necesitan para ser organizados, además que les prometiste todos los vehículos eléctricos.
- Tienes razón, tendré que preocuparme por mi conciencia cuando esto haya terminado, no antes.


1942
            Mientras que el ejército polar continuaba su guerra contra los chinos en India y Tíbet, contra los alemanes en Egipto y Brasil, Jack Wild trabajó por meses para llegar a un acuerdo con los generales de la Internacional. Rusia había quedado en un estado de caos tras la muerte de Stalin y de los Iluminatti encargados de su manipulación. La junta militar estaba dispuesta ahora, cuando los alemanes amenazaban con extenderse hacia el oriente, a romper sus lazos con Draxler, aceptar los términos de  paz de Jack Wild. El hombre de oro detestaba la política, pero no había tenido opción, se enfrentaba al mundo entero y, si bien ya había formado alianzas con los americanos, necesitaba de la alianza con los rusos. Envió un millón de tractores y vehículos eléctricos, así como suficientes baterías para sostener a su industria por cinco años.
- Su ayuda ha salvado al proletariado de la hambruna.- Dijo el general Orlov, mientras fumaba nerviosamente. Era obvio que nadie en la junta militar había dormido. Wild tampoco había dormido en los últimos tres días, pero él había sido entrenado para mantenerse alerta hasta una semana entera sin dormir.- ¿Pero qué garantías tenemos que los alemanes no arrasarán con nosotros mientras el ejército rojo se enfrenta a los chinos y a los japoneses a la vez?
- Tengo planes para recuperar Europa, pero Asia debe mantenerse en paz. Esos países del tercer mundo sufren hambrunas con tal de seguir peleando por más territorio. Quizás esa razón no sea suficiente para ustedes, pero lo es para mí.

            El submarino de Vril de Herman Draxler brillaba de azul como alguna especie de gigantesco pez metálico. Usando sus códigos desactivó las armas que protegían la cueva que mantenía seca a una punta de la Atlántida. El submarino anfibio se aferró de la playa y con pesadas garras avanzó unos metros por Iluminatta sosteniéndose de las estructuras de oro sólido. Julian Speer le esperaba sonriente. Draxler dejó bajar primero a los espías de México y Argentina, quienes no daban crédito a sus ojos.
- Una ciudad de oro sólido. No tendrán que preocuparse por el dinero nunca más. Ni por los americanos, he llegado a un acuerdo con ellos.- Se adelantó hacia el comité de bienvenida de los Iluminatti. El hombre que hacía de su salvador, el que cumpliría la profecía milenaria del control absoluto de los Iluminatti, se acercó a Speer para escuchar lo que tenía que decir.
- Los rusos se niegan a pagar. Parece que han hecho un trato con Wild.
- No esperaba menos del buen Jack.
- Los chinos están desesperados. Tienen hambrunas y no pueden sostener a su ejército por mucho tiempo más. Están dispuestos a pagar el 4% de su producto interno bruto si les permitimos quedarse con Japón. En mi opinión no creo que…
- Que tus agentes acepten la proposición. Wild ha golpeado a China con una fuerza que ni yo podía haber anticipado. Debió ser difícil para él hacerlo. Dudo que los chinos sobrevivan al conflicto, pero por si acaso acepta. Además, no me gusta la idea que los nazis se queden con todo, limita mis negocios.- Caminaron por entre las calles y los Iluminatti les siguieron, junto con los espías de los gobiernos latinoamericanos.- Empiecen a cargar con el oro.
- Ya están en eso.- Dijo uno de los Iluminatti. En la superficie era el ministro de finanzas de la ocupada Inglaterra.- También está lista la reina.
- Perfecto. La reina se ha escondido durante la ocupación, pero yo sé dónde está.- Una mujer salió de una casa, era idéntica a la reina de Inglaterra. El intercambio daría a Draxler las llaves a todas las puertas del imperio británico.- Wild se ha asegurado que los británicos pierdan sus colonias, pero tengo fe en el espíritu inglés. Son peleadores, los nazis sufrirán un revés muy pronto, entonces haremos el cambio de reinas.
- Mis agentes ya están listos en México y Argentina, ¿para qué traer a estos extraños?- Preguntó Julian Speer mientras supervisaba a los soldados que derretían el oro y lo convertían en lingotes para llenar un submarino.
- Ése es el futuro presidente de México. Tenía que verlo con sus propios ojos. Él cree que puede confiar en su gabinete, pero todos son Iluminatti, y los que no, no darán problemas. Tendrán todo el oro que quieran, pero nosotros tendremos una tenaza sobre Panamérica.
- ¿Y qué hay de los nazis en Brasil?
- Que se queden con los mosquitos, Wild está perdiendo la batalla por recuperar Brasil. Los alemanes prefieren la muerte a perder esa posición.

            Draxler le aseguró a los políticos latinoamericanos que podrían tener todo ese oro si aceptaban sus condiciones. Salirse de la unión panamericana, explotar su petróleo y gas, y dedicarle el 3% de su producto interno bruto a Draxler por los siguientes cincuenta años. Luego de la visita los envío en un submarino de regreso a sus países. Otro submarino se llevó toneladas de oro y Herman, junto con su equipo de Iluminattis, abordaron su submarino. Herman activó los controles de sus torpedos y misiles de Vril.
- Un sacrificio necesario, espero que lo entiendan, pero no puedo preocuparme por posibles traiciones.- Con apretar un botón envió docenas de misiles y torpedos contra la cueva que mantenía seca a Iluminatta, inundándolo todo y matando a todos los que quedaban en la última esquina de la antiquísima Atlántida.- El mundo será mío, o no será de nadie.

            Doc Wild llegó a la base polar instalada en las ruinas de Pekín, bajo un domo eléctrico. Ahí le informaron que México y Argentina se negaban a seguir ayudándole. La liga panamericana sufría su peor revés en toda su historia. El federalismo internacionalista de Wild enfrentaba a su peor enemigo, la política sucia. Wild no tenía tiempo para ello, sabía que Draxler de algún modo estaba detrás de todo eso. Dirigió la guerra en Asia durante unos días, mientras que los mercados se inundaron de oro, devaluando todas las monedas.
- No lo entiendo, ¿por qué hace eso?- Preguntó Asarlai.- A fin de cuentas, él quiere una porción del producto interno bruto de cada país sobre la Tierra. Suficiente dinero para mantener el control del mundo. ¿Por qué arruinaría los mercados de esa forma?
- Debí haberlo anticipado. Draxler ha conquistado las finanzas a través del crédito, el nuevo estándar económico mundial. Los Iluminatti ya controlan al mundo bancario. Cuando la guerra termine no habrá país que no esté endeudado con algún banco. Cada paso que doy es como si pudiera leerme la mente, pero yo no puedo anticipar sus movimientos.
- Él tiene algo que tú no tienes. Crueldad.- Dijo Ramajin.
- Él no era así, él había escapado de la orden, igual que yo. Éramos amigos, ¿por qué me odia tanto? Lo buscamos por días, él no… No sé cómo encontró otra fuente de Vril y otro acceso, pero está ganando la guerra, de eso no hay duda.
- ¡Esto acaba de llegar!- Asarlai leyó el mensaje que era transmitido por uno de los satélites de Wild.- Hitler está muerto, pero la guerra continúa. Su sucesor es un Iluminatti sin duda.
- El día D se acerca, estaremos invadiendo las costas de Irlanda en poco tiempo, ¿algún mensaje de los americanos?
- Sí, aquí hay algo.- Dijo Asarlai, revisando entre los papeles.- Esperan a que nuestro ejército dé el primer golpe. No es muy alentador.
- Al contrario, es perfecto.
- Pero estaremos seriamente desventajados numéricamente.
- No se trata de números, se trata de estrategia. Manda un mensaje al presidente Roosevelt, todo sigue en luz verde. Tengo un plan.
- Menos mal, ya perdimos gran parte del cono sur. Y no podremos mantener nuestras bases en China durante mucho tiempo.
- La guerra está a punto de terminar, pero Draxler no lo sabe.

            Wild, Asarlai y Ramajin regresaron al polo sur y prepararon a sus tropas. Habían perdido la mitad de sus hombres y la otra mitad estaba al borde de la locura. Las esperanzas se evaporaban rápidamente. Doc Wild, sin embargo, no podía estar más emocionado. Prepararon los submarinos de Vril y los grandes aviones de jet. La industria de varios países latinoamericanos se habían dedicado exclusivamente a armar al ejército polar, y esa probó ser una ventaja cuando Argentina usó su ejército para asegurarse de todas las fábricas de armamento del ejército de Jack Wild.

            Una flotilla de barcos y submarinos se adelantaron a los americanos por el océano Atlántico. El día de la invasión había llegado. Las costas de Irlanda estaban preparadas con enormes robots de gigantes con pistolas de riel en los brazos y arcos voltaicos de Vril sobre la cabeza y en uno de los brazos. Los americanos seguían a los polares y comenzaron a atacarles con todo lo que tenían. Los torpedos y los misiles cayeron al agua, todo el masivo ejército polar, el supuesto último gran intento de ganar la guerra, no era sino una ilusión. Todas las balas y explosivos cayeron sobre el agua. El anillo de ilusión de Asarlai les había engañado. Ella perdió la concentración y todas las naves desaparecieron. Sobrevolaban Irlanda desde la estratósfera y Wild siguió la frecuencia radial de los gigantes de acero hasta Suiza. En vez de enviar a su ejército a una misión suicida los tenía en una flotilla de naves de jet que sobrevolaban la estratósfera y alcanzaron un pequeño poblado suizo. Los soldados se lanzaron en paracaídas mientras que Ramajin usaba sus poderes para cambiar de dirección las balas y empujar a los robots araña que atacaban rodeando un castillo.

            Un bombardeo de bombas de Vril hizo temblar la tierra y los soldados tocaron el suelo con sus armas listas para un último ataque. Doc Wild se lanzó del jet y disparó su pistola de microondas junto a los demás soldados, dándoles ánimos para seguir peleando. La promesa de una última batalla para decidir toda la guerra había sido suficiente para elevar la moral de las tropas. Siete mil soldados invadieron el poblado suizo y el equipo de Asarlai, Ramajin y Wild dirigieron a un grupo para rodear al castillo en una alta montaña. Los caminos estaban custodiados por gigantes de acero, pero Asarlai hizo estallar una tormenta que convirtió los caminos en lodo, haciendo más fácil lanzar a los gigantes por la alta montaña. Una de las paredes de la montaña se abrió y misiles de Vril fueron lanzados contra los aviones. Era demasiado tarde, les habían tomado por sorpresa, y mientras que todas las fuerzas alemanas y de Draxler se concentraban en el Reino Unido, el último asalto se convirtió en un caos. Los tanques eran inútiles contra las armas de microondas, las pistolas sónicas podían derribar a los soldados en los nidos de metralla y todos los soldados polares llevaban kevlar que les protegía de cualquier bala.
- ¡Al castillo!- Gritó Wild por su comunicador y todos los soldados le escucharon por su conexión vía satélite.

            Ramajin y Asarlai se hicieron de un robot gigante y le hicieron disparar contra el castillo, derribando las altas torres que disparaban truenos. Wild entró al castillo junto con un equipo especial de soldados. Ramajin les cubría las espaldas y Asarlai usaba sus poderes para comunicarse con los muertos y así saber contra cuántos se enfrentaban y qué trampas aguardaba el castillo. La información permitió a Wild y a su equipo esquivar las torretas animadas por la firma calorífica y sensores de movimiento. Julian Speer intentó escapar en un jet pequeño, pero los comandos consiguieron arrestarlo y llevarlo a un lugar seguro. Sólo faltaba Draxler y Wild dejó atrás a sus soldados para enfrentarse contra ellos.
- Habla maldita sea.- Le demandaba Asarlai a uno de los capitanes muertos. Su forma ectoplásmica no podía resistirse al interrogatorio.
- Draxler está allá adentro, pero es una trampa. Dijo que estaba listo para morir si eso mataba a Wild. Nunca fue sobre el dinero, para él fue personal.
- ¿Jack, me escuchas?- Asarlai probó varias veces con su comunicador satelital, pero habían perdido la señal.- Ramajin, tenemos que ayudar a Jack, Herman Draxler está dispuesto a morir.

            Los robots gigantes se detuvieron de pronto y empezaron a estallar. Era obvio que Wild había accedido a los controles. Eso ayudó a las tropas, que aseguraron todo el poblado y, rodeando al castillo, pelearon contra las tropas que desesperadamente trataban de proteger a Draxler. Ramajin usó sus poderes para derribar una torre y entraron al castillo. Asarlai usó sus poderes para convocar una lluvia que se encargó de los incendios. Una explosión hizo temblar al castillo, lanzando ladrillos por todas partes. El lugar entero comenzó a explotar y Ramajin apenas tuvo tiempo para hacer una burbuja que les protegiera de la devastación. Los soldados se retiraron del castillo. Una enorme máquina parecía nacer del castillo como un pollo nace de un huevo. La ciclópea máquina de destrucción disparó sus misiles de Vril hacia todas direcciones y trató de avanzar con enormes patas que aplastaban los restos del castillo. La máquina se detuvo de pronto y explotó. Ramajin y Asarlai gritaron de espanto, Wild seguía adentro. La máquina se cayó de lado y se llevó parte de la montaña con ella. El lama secreto de Shangri-la usó sus poderes para bajar la montaña hasta la máquina, que explotó con tanta fuerza que lo lanzó por los aires hasta las ruinas del castillo. Asarlai detuvo la lluvia y corrió hasta la orilla, Wild estaba ahí, aferrado a las raíces de la montaña, con sangre por todas partes y a punto de caer. Lograron rescatarlo y llevarlo unos metros adentro.
- No me dijo.- Jack sangraba profusamente del costado y tenía un terrible golpe en la frente.- No me dijo dónde estaba Ludia, no me dijo qué pasó con ella.
- Tranquilo Jack, todo terminó. Tenemos a Speer y vencimos. ¿Jack? Ramajin, rápido, tenemos que regresar al polo sur, doc Wild está herido.
- ¿Qué hay de Draxler?
- Que las tropas revisen entre los restos de la explosión.

            Wild despertó en una cama de hospital un par de días después. Asarlai se lanzó sobre él y lo besó apasionadamente. Le explicó que Speer había hablado, había dado todos los nombres de los Iluminatti. Incluso le dijo lo que había sido de Iluminatta, su hogar.
- ¿Y Draxler?
- No encontraron nada, pero la explosión fue terrible. No pudo haber sobrevivido.
- Eso pensé una vez y me equivoqué. El mundo sufrió por mi error.- Acarició el cabello de Asarlai y sonrió, podía escuchar las celebraciones por toda la colonia polar. La guerra había terminado.


1943:
            Los representantes de las antiguas potencias mundiales se reunieron en el polo sur para establecer los términos de la paz. La destrucción del centro de comando de Draxler había significado la destrucción de todas sus máquinas. Él planeaba usarlas en su contra, de ser necesario, y sin ellas las naciones en guerra llegaron a un alto al fuego. La traición de los americanos se hizo evidente y el presidente Roosevelt casi fue depuesto por sus propios ciudadanos. México y Argentina se habían reincorporado a la unión panamericana y la lista de Julian Speer llevó a un linchamiento por todas las esquinas de la Tierra. Iluminatta había sido ahogada, la noticia afectó a Asarlai profundamente. Miles de personas inocentes habían muerto, lo que quedaba de la civilización perdida de la Atlántida había muerto por sus propios designios macabros de control mundial.
- Mis satélites pueden transmitir, sin la necesidad de cables, suficiente electricidad para todas sus industrias.- Explicó Wild en el foro internacional de la unión de naciones europeas. Los alemanes habían perdido gran parte de su territorio tras la muerte de los agentes Iluminatti. Finalmente el fantasma de la carestía y la hambruna amenazaba a Europa como consecuencia de sus ánimos militaristas.- El federalismo internacional es la mejor manera de conservar la paz. No pueden tener ejércitos, más que para efectos de protección soberana, y me encargaré personalmente de reiniciar la industria con las máquinas eléctricas que he diseñado. Finalmente tendremos paz, al menos hasta que Draxler vuelva a aparecer. Y sé que sin los Iluminatti tendrá muchos problemas para hacerse del poder, pero que sirva de lección para todos. Podría estar allá afuera planeando su venganza. Si sus naciones deciden emprender otra guerra me veré obligado a interferir en su soberanía de manera decisiva. Tales son mis condiciones.

            Los debates duraron por varias horas más. Los británicos y los rusos exigían de los alemanes unos pagos extraordinarios para reparación de guerra, pero Wild consiguió un acuerdo para intercambiar dinero por tecnología pacifista. Ahora que las grandes potencias imperialistas se encontraban en una miseria peor que la del tercer mundo, países como Colombia y Venezuela podían darse el lujo de prestarles dinero para la reconstrucción de sus ciudades. Empezarían de cero, pero ésta vez Wild los estaría vigilando de cerca. Confiaba que todos habían tenido suficiente de la guerra como para apreciar los beneficios de la paz. Al final del día las naciones de la Tierra aceptaron los términos de Jack Wild y el hombre de oro se retiró a sus aposentos privados.

            No había sido fácil, pero parecía que finalmente lo había logrado. Abrió la puerta con su huella digital y suspiró cansado. Sostuvo en sus manos la goma que él mismo había inventado que había servido para hacerse de una máscara de Herman Draxler, así como el modulador de voz. El mundo había necesitado de un villano, y él se los había dado. Ahora las naciones de la Tierra habían aprendido su lección y permanecían en eterna vigilancia, temiendo la reaparición de Herman Draxler. Destruyó la máscara y el modulador de voz con su pistola de microondas y respiró intranquilo. Había llevado al mundo al borde de la destrucción y lo había regresado a la normalidad. ¿Era suficiente castigo para un mundo tan obsesionado con la guerra? No tenía manera de predecir el futuro, pero confiaba en que su actuación había sido perfecta. Había estado en ambas facciones de la guerra, ocultando su trama a sus mejores amigos, pero podía pensar en docenas de excusas. Sin la evidencia fue como si Herman Draxler hubiera desaparecido para siempre. Entró a su baño, se sentía sucio pero sabía que una regadera no sería suficiente. Había jugado a ser el héroe y el villano en un mundo demasiado complejo como para admitir esas figuras. Él había conseguido crear una narrativa y el mundo recordaría eso. El vapor de la regadera fue marcando el mensaje en el espejo y fue cuando se dio cuenta del cuchillo clavado contra la pared. Reconocía el cuchillo, era de Ludia Katsu. El mensaje revelado por el vapor era corto, pero congeló su sangre y le erizó desde los pies hasta la cabeza. “Lo sabemos”. Era todo lo que necesitaba decir. Habían sobrevivido después de todo. Y estaban allá afuera. Planeando algo. Wild soltó una lágrima por toda la gente que había matado y en un arranque de furia limpió el espejo y se quedó allí, mirando su reflejo y tratando de recordar si él era el héroe o el villano.

No hay comentarios :

Publicar un comentario