(Continuación de la primera parte)
Marzo 11:
Francisco Blas, padre del
fallecido Normando Blas y sus seis hermanos, era un hombre difícil de
encontrar. Aunque vivía cerca de la víctima se había rehusado a ayudar a los
agentes, quienes tuvieron que entrevistar a todos los familiares y amigos de
Normando Blas antes de poder ubicarlo y obligarle a hablar. Era un hombre
moreno y fornido, había sido militar por muchos años y sus modos eran severos.
Finalmente, luego de que el Ministerio Público se decidiera si un miembro
retirado de las fuerzas armadas podía ser entrevistado por la fuerza, lo
ubicaron en su casa y se hicieron entrar a la fuerza. Sentaron a Francisco Blas
en la mesa de la cocina después de mostrarle sus identificaciones y Blas,
resignado, se sirvió una cerveza fría.
- Mi hijo no
es maricón. Quiero que quiten eso de los periódicos. Es un insulto.
- Señor Blas,
tiene que entender que hay docenas de testigos que afirman las… tendencias de
su hijo.
- Claro que
sí, haremos todo lo que esté a nuestro alcance.- Dijo Omar.- Pero debe entender
que esos periódicos de quinta a veces hacen lo que quieren.
- Es un
hombre difícil de localizar señor Blas.
- No quería
hablar con nadie, perder un hijo es… Los padres no deberían enterrar a sus
hijos, debería ser al revés.
- Estamos de
acuerdo con usted, es muy entendible. ¿Le parece si le doy los nombres de
algunos sospechosos y usted me dice si los conoce?- Blas pensó la pregunta y
finalmente afirmó con la cabeza.- Manuel Miranda, Alberto Sáenz, Federico Pons
y Miguel Cab, ¿los reconoce?
- ¿Son
sospechosos?
- Creemos que
están involucrados.- Se levantó sin decir nada y fue al buró de su habitación.
Omar se inclinó un poco en su silla para no perderlo de vista. Finalmente
regresó sosteniendo un paquete de tarjetas de presentación, facturas y notas.
- Reconocí a
Sáenz, me vendió una moto acuática hace años. Un joto asqueroso. Quería verme
en traje de baño para coquetearme.- Daniel se removió en su silla sin decir
nada, visiblemente incómodo.- Tengo una Pons, Mina Pons que fue enfermera de mi
esposa. Falleció hace seis meses.
- ¿Y los
otros nombres?
- No soy
tonto comandante, sé que no son sospechosos, están muertos y creen que yo lo
hice.
- ¿Y lo
hizo?- Se apresuró a preguntar Benítez. Esas preguntas funcionaban en
sospechosos nerviosos, pero no en militares acostumbrados a la disciplina.
- No me
insulte.
- ¿Dónde
estaba la noche que su hijo falleció?
- No tengo
porqué decirles nada, sé mis derechos.- Se puso de pie para indicar que se
podían ir. Se levantaron en silencio y caminaron hasta la puerta, pero Soto no
salió.
- Si cree que
su estatus de militar le va a ayudar, está muy equivocado. Me vale un rábano si
todos los coroneles y capitanes de las fuerzas armadas interceden por usted, si
tiene algo que ver, se jode.
Jacobo Soto y Daniel Mora
dedicaron la tarde a investigar al sospechoso, y gracias a una corazonada de
Soto empezaron por los papeles que el comandante había pedido a Nuevo Amanecer.
El día lentamente se tornó en noche mientras seguían revisando cada papel. No
quería delegar esa responsabilidad a sus agentes subalternos, pues era una
simple corazonada que se avergonzaría de compartir con ellos. Mora encontró, en
el registro de entradas y salidas, dos visitas en un mes, una a finales de
enero y otra en febrero. A diferencia del registro de Manuel Miranda, no había
anotaciones. El comandante gritó de felicidad cuando encontró una donación
anónima de cinco mil pesos a principios de Febrero. Aunque se suponía que eran
anónimas la clínica siempre anotaba los nombres, para facilitar investigaciones
criminales.
Satisfechos, miraron los papeles
y las notas que habían recogido. Sabían que se habían topado con una gran pieza
del rompecabezas, Francisco Blas estaba metido en el asunto de alguna manera,
pero aún no podían determinar qué era. Mora sugirió arrestarlo, pero el
comandante se negó, conocía al sistema judicial, en virtud de un abogado podía
salir libre y entonces sí sería difícil arrestarlo cuando encontraran evidencia
sólida.
Marzo 18:
Diario de Daniel Mora
Cuando
camino por la calle me parece verlo entre la multitud. A veces me voltea a ver,
le miró los ojos verdes y desaparece de nuevo. Lo veo en sueños, al principio
eran sueños benignos, alejados de la investigación, pero a fechas más recientes
sueño con los cadáveres de los Pons y de Blas y lo veo cerca del perímetro. En
ocasiones es un observador casual, en otras está muerto. Los sueños de mi
Alberto muerto y torturado comienzan a ser más comunes. Anastasia dice que no
me preocupe, según ella es normal el sentimiento de culpa. Es una linda mujer y
una buena amiga.
Está
enamorada del comandante y se siente confundida. Es natural, no quiere destruir
un matrimonio, pero cada vez que está cerca de él siente que sus piernas se
derriten. La he visto maquillándose en el baño media docena de veces al día
para estar lo más guapa posible.
- ¿tú qué opinas Daniel?
- No, a mí no me metas en esto.- La oficina estaba
vacía a excepción de nosotros. Habían salido a establecer vigilancias en el
centro y careos a diversos sospechosos y conocidos de las víctimas.
- ¿Alguna vez le fuiste infiel a Alberto?- Fingí que
no la escuchaba y seguí pintando las uñas de sus pies.- Mi ex novio me fue
infiel, y es horrible, pero también hay que ver cuánto amor hay.
- Ustedes las mujeres, a veces piensan demasiado y a
veces demasiado poco.- Me golpeó con su revista de modas mientras me sonreía.- Sólo
falta que me hagas tu Cupido y quieras que le entregue cartitas de amor.
Seguramente pensará que son mías y me arranque la cabeza.
- Vamos, no es tan malo. Jacobo es muy tolerante.
- Cuando estamos en la salita de café haciéndonos una
taza, él espera a que yo me aleje del área por completo antes de tocar
cualquier cosa que yo haya tocado. Soy tóxico.
- Te respeta, en serio.
- Y yo lo respeto a él. Me parece un hombre sumamente
inteligente y le agradezco todo lo que ha hecho por mí…- Daniel se quedó
pensando hasta que preguntó enrojecido.- ¿en serio me respeta?
- ¿Quién es la niñita tímida ahora?
Han
sido meses de intenso trabajo. Listas de familiares, compañeros de trabajo y
amigos de cada una de las víctimas. Categorizarlas según edad y sexo, sólo
hombres mayores de 27 y menores de 70, antecedentes penales, si es o ha sido
dueño de una camioneta tipo Van color blanca, presentes y pasados empleos. Los
retenes de la ciudad están sobre aviso, detener a todas las camionetas tipo Van
color blancas especialmente si son conducidas por hombres morenos, sacarles
nombre y dirección. Algunas docenas de sospechosos, antecedentes penales por
robo a casa habitación, venta de estupefacientes, robo con agravantes y delitos
sexuales.
Algunos
sospechosos son interesantes. Roberto Uc, maestro de primaria arrestado hace
seis años por golpear a un mayate que se le ofreció. Uc maneja una camioneta
Van blanca y su piel morena oscura corresponde con la declaración de testigos.
Algunos problemas: El día que Normando Blas fue asesinado se encontraba en un festival
de la escuela. Visitó a sus parientes en Chiapas durante todo diciembre y enero,
por lo que no pudo haber asesinado a mi Alberto, ni a Manuel Miranda. Humberto
Trejo, arrestado en dos ocasiones por asalto y tráfico de drogas, trabaja en
una gasolinera cercana a la colonia Alemán, seguramente sirvió gasolina a
Manuel Miranda y a mi novio, fue dueño de una camioneta blanca, que no era una
Van aunque se parecía, dice que le fue robada pero no la reportó. No tiene
coartada fiable para la gran mayoría de fechas, a excepción del primero de
Febrero, el día que mataron a Federico y Mina Pons, estuvo en la boda de su
primo. Su primo contrató a Federico Pons para hacer un bailable en una fiesta
de su oficina. Fernando Noh, arquitecto alcohólico, despedido hace un año,
coincide con su cargo de asalto a una prostituta que, según él, insinuó su
homosexualidad. Noh carece de coartada fiable, siendo un hombre solitario,
sumamente inteligente pero con personalidad limítrofe, se presume fue víctima
de abuso sexual por parte de su padre, quien fue encarcelado hace diez años por
abusar del hijo de diez años de su vecino. Nos gusta Fernando Noh, aunque no lo
podemos vincular de ningún modo con una camioneta Van, tampoco podemos
establecer nexos con las víctimas. Su vecina está casi segura que él pasa todas
las noches en casa, pues le puede escuchar. Hay otra docena de nombres así,
sospechosos sin evidencia firme que los pueda
conectar. El comandante los ha hecho seguir por varios días, hasta ahora
no hay nada sólido.
El comandante
maneja dos teorías principales:
1)
Actúa sólo, sumamente inteligente, sociópata, camaleón capaz de
aparentar normalidad, pero tiene un trabajo que lo deja estar solo mucho
tiempo, pues no soporta empleos fijos, sus padres tuvieron trabajos fijos en su
infancia, escaló en su vida criminal por lo que es muy posible que tenga
antecedentes penales, víctima de abuso sexual. Incapaz de sostener relaciones
duraderas, es soltero o viudo. No se ha comunicado con la policía, los asesinos
que se comunican usualmente lo hacen a partir de un deseo inconsciente de ser
atrapados, pero éste no tiene tal impulso. Matará hasta ser detenido o hasta
abandonar la ciudad, pero debido a su método de vigilar a sus víctimas es poco
probable que emigre.
2)
Las víctimas están unidas por un hilo
invisible que algo tiene que ver con los vehículos marítimos de “Vida Blue” y
seguramente tiene que ver con droga. Los primeros homicidios pueden vincularse
directamente entre ellos. Rafael Borges tiene historial delictivo por tráfico
de drogas, el mesero del Hoyo, aunque no se ha podido determinar nada sólido,
es posible que haya estado envuelto en el mundo de la droga. Uno de sus ex
novios fue arrestado hace un año por posesión de drogas y portación de armas.
El Hoyo es un café popular entre homosexuales que trae todo tipo de clientelas,
desde gente decente hasta prostitutos y menudistas. En este caso se trataría
probablemente de más de un asesino y la racha de muertos son parte de una
limpieza de cabos sueltos. Probablemente el asesino trabaja para el narco o él
mismo es su propia organización narcotraficante, un sociópata gatillero no es
para nada descabellado.
Docenas de testigos falsos,
correos electrónicos con amenazas y confesiones. Es como buscar una aguja en un
pajar. No quería revisar mi correo electrónico, pero mi ocio me orilló a
hacerlo. Mi hermana me recriminaba por no atender a la fiesta de cumpleaños.
Mis primos preguntaron por mí y tuvo que mentirles. Eso no es nuevo, papá
siempre les miente para que no sepan que soy gay. Se llevaría bien con Omar
Benítez, comparten la misma mentalidad.
Anoche salí con Ana Laura.
Prometió una cena tranquila, pero me mintió. Un artista, según él mismo “muy de
moda”, fingió que sus amigos no habían llegado a cenar y Ana Laura lo invitó a
la mesa. Cita a ciegas. Sus ojos eran grandes y coquetos, pero no eran verdes
como los de mi Alberto. Fingí interés mientras el pavorreal extendía sus plumas
y se explayaba sobre sus logros y atractivos. Traté de ser civilizado, pero no
dejaba de imaginármelo muerto y abandonado en una calle oscura. Su cuerpo
maltratado, sus genitales destrozados a golpes, su rostro inerte con mirada
confundida. Habló sobre la muerte de su madre y su período de duelo y de la
importancia de salir a adelante. Yo sonreía sin escuchar, me imaginaba a mi
mismo moliéndolo a palos escuchando a Miguel Bosé y su canción “Lobo” y con una
erección marca diablo.
- Casi no has dicho nada Daniel, ¿estás bien?- Mi
fantasía me había dejado extrañamente relajado, una sonrisa post-coito en el
rostro. Ya había tenido fantasías como esa, pero por primera vez me dejaban
satisfecho y feliz, en vez de tenso y preocupado por mi frágil salud emocional.
- Bien, muy bien. Me gusta escuchar.
- A mí también.- Dijo Rogelio Cruz.- He estado
hablando como merolico, por favor, háblame de ti.
- He estado algo ocupado, investigando un par de
cosas. Ayudando a la policía.
- Suena interesante.
- Lo es, lo es. Es un asesino fascinante. Te recoge en
la calle con alguna excusa, tú no lo sabes pero te ha estado vigilando. Sentado
en su camioneta, una erección grande como la de Tarzán, satisfaciéndose
mientras te mira. Accedes ayudarlo, cuando te distraes te encierra en su
camioneta, te amarra pies y manos con una correa de plástico y te silencia con una
cinta adhesiva industrial.
- Daniel, no creo que sea…
- Oh, pero falta lo mejor. Te lleva a su terruño de
amor. Te desnuda con una navaja, te lame la sangre con cariño, te quiere hacer
el amor, pero decide mejor odiarte. Llora de impotencia mientras tú tiemblas de
miedo. Finalmente, la diversión principal, te agarra a golpes con un tubo o un
bat metálico de baseball, y directo a los genitales. Quieres huir del dolor,
pero no puedes, estás amarrado detrás de la espalda. Te mueves como pez fuera
del agua, todo es inútil. Duele tanto que tu esfínter se relaja y te cagas ahí
mismo. Sientes que te vas a desmayar, pero el cuerpo lo soporta, muy a tu
desánimo. Tarda más o menos una hora en golpearte. La hemorragia interna es lo
que te mata. Tus genitales quedan destrozados, parecen carne cruda color marrón
y negro, los moretones se extienden por toda tu entrepierna.
- Daniel, por favor ya basta.
- Te vuelve a colocar en su camioneta y te deja
botado. Eres como un condón en un bar de maricas calientes, eres bueno para un
rato y después te botan en cualquier lado. Él va a casa tranquilamente, si
tiene esposa se la echa pensando en ti. Se viene deliciosamente al recordar tu
expresión confundida y asustada. No será suficiente, por supuesto, y casi de
inmediato tiene que salir a cazar de nuevo.
- Daniel…- Insistió Ana Laura con la cabeza entre las
manos. El artistita se levantó en silencio y se fue sin mirarme a los ojos.
- ¿Qué pasa?- Me levanté y le pregunté con suficiente
voz como para que todos nos vieran.- ¿Ya no me quieres coger? Eso es lo que
querías, ¿no es cierto? Soy buenísimo en la cama Rogelio, te volvería loco.
¿Querías echarte un viudo y hacerte sentir mejor por ayudar a una persona a
seguir con su vida?
- Vámonos.- Ana Laura dejó dinero en la mesa, aunque
no era necesario. Los meseros estarían felices tan pronto me fuera.- Ahora,
Daniel.
- ¿Ya no quieres cenar?
- No contigo.
Se
fue antes que yo, todos en el restaurante me miraban con la boca abierta. Antes
de salir del restaurante tiré el carrito de postres. Manejé llorando hasta mi
casa y me emborraché llorando hasta quedarme dormido.
Marzo 20:
Los guardias de seguridad habían
llamado a la PGJ y de inmediato Soto, Benítez y Mora acudieron a la clínica
Nuevo Amanecer. Para cuando llegaron ya había acabado todo, dos guardias
grandes como osos mantenían a Martín Borges en una silla, impidiéndole levantarse.
La secretaria del señor Fanein, Patricia, escoltó a los agentes hasta la
oficina. Uno de los médicos revisaba las heridas y aplicaba vendas. Luis Fanein
sonrió al verlos y alejó al doctor.
- No se
preocupen, no es grave. Lo único lastimado es mi orgullo.
- ¿Qué
ocurrió?- Borges trató de hablar, pero los guardias apretaron su hombro con más
fuerza.- Señor Borges, estaremos con usted en un segundo.
- Este
maniático me atacó, eso es lo que
ocurrió.
- ¿Y
cómo pasó eso?- Fanein se removió en su
silla, visiblemente incómodo.
- Hablé con
él por teléfono, quería preguntarle algo.
- ¿Y porqué,
en el nombre de Dios, quería preguntarle algo?- Intervino Omar.
- Estuve
preguntando con los pacientes que conocen a Rafael Borges, me dijeron que
Rafael culpaba a Martín por su breve estadía en la Juvenil. Según su versión de
los hechos su tío también era vendedor y se salió con la suya. Le llamé para
preguntarle, no estaba muy feliz así que vino hasta aquí para golpearme.
- ¿Eso es
cierto señor Borges?- Se encogió de hombros y fijó la mirada en el suelo.-
Antes se moría de ganas por decir algo, ésta es su oportunidad.
- Es mentira,
todo eso es mentira.
- ¿El señor
Fanein no le habló por teléfono?
- Bueno, eso
sí. Me contó lo que sus pacientes decían. Jamás he sido sospechoso de nada.
- Señor
Borges, debe entender que México es un país de burocracia, aquí anotamos todo.
Si su nombre apareció en la investigación de su sobrino, entonces aparecerá en
algún registro. Si hurgamos entre esos papeles, ¿corroboraremos a los pacientes
del señor Fanein o a su versión?
- Sí, está
bien. Sospecharon de mí, Rafael trató de evitar la cárcel, pensó que si decía
que yo era su proveedor entonces me meterían a mí a la cárcel, en vez de a él.
Es mentira, obviamente.
- Sí,
obviamente…- Replicó Omar sarcásticamente.
- Muy bien,
¿señor Fanein, quiere usted levantar cargos? Es su derecho.
- No, con tal
de no verlo de nuevo, no levantaré nada.
- Déjenlo ir,
pero váyase con cuidado Borges, lo estaré viendo de cerca.- Soto esperó a que
se fuera para estar a solas con Fanein, quien de inmediato captó la indirecta y
ordenó a los guardias y a su secretaria para que les dieran privacidad.
- Yo sé, yo
sé, solito me meto en problemas.
- ¿Qué se
cree que hace Fanein? No puede andar por ahí jugando a policías y ladrones.
- Quería
ayudar, pensé que…
- Piensa
demasiado Fanein.- Le interrumpió Omar.- No queremos peso muerto, ya tenemos
uno.- Dijo señalando a Daniel con la cabeza, quien se tragó el rencor en un
trago amargo.
- Si sigue
hurgando se encontrará con cosas que no quiere conocer. Si tiene información me
la da a mí, ¿me entiende?
- Sí, pero es
que quería tener algo sólido que compartir.
- Tengo
preguntas para usted, pero por ahora quédese quietecito. No piense en irse de
viaje. Vendré a visitarlo después, y mientras tanto, déjese de jugar a Sherlock
Holmes.
Regresaron al auto sin decir
nada. La clínica ya había aparecido varias veces en la investigación y eso les
ponía nervioso, Robles, Borges, Blas, todos unidos al mismo sitio, sea porque
recibieron tratamiento ahí, o porque la visitaron, o contribuyeron de alguna
manera.
- ¿Porqué no
aprovechaste el viaje para preguntarle lo que querías preguntar?
- Daniel,
tienes que aprender esto, a veces es mejor darles tiempo para que se calmen
antes de interrogarlos. No quiero tener que lidiar con sus abogados o con su
papi.
Marzo 22:
El comandante Soto le dio dos
días para calmarse y aprovechó para poner a un par de agentes para seguir a
Martin Borges y a Luis Fanein, ambas líneas de investigación resultaron infructuosas.
No podía dejar ninguna piedra sin voltear, ni siquiera si era de familia
importante, por lo que confió en Daniel para que buscara nexos políticos en las
víctimas, contribuciones a campañas políticas, membrecías de algún partido o
cualquier elemento que hiciera suponer que las muertes estaban relacionadas
políticamente. No podía confiárselo a sus hombres, debido a la corrupción y las
potenciales fugas de información que traerían la furia de los dioses sobre
ellos, tampoco se lo quería confiar a Omar, quien aunque competente, no estaba
exento de cierto grado de sospecha. Soto había aprendido a nunca confiarle nada
potencialmente tóxico a un agente del Ministerio Público, debido a que sus
lealtades generalmente estaban puestas en otras cosas distintas al caso en
turno. En dos días de intensa búsqueda Mora no logró encontrar ni una sola
pista. Los agentes encargados de seguir a los sospechosos tuvieron que dejar el
operativo, los altos mandos se han puesto nerviosos.
Había sido una discusión larga y
amarga. Soto trató de exponer su método, análisis de expedientes criminales
buscando patrones semejantes al perfil psicológico. Equipos de agentes
encubiertos en locales y zonas frecuentadas por homosexuales. Operativos de
vigilancia focalizados en unos cuantos individuos, entre ellos Martín Borges,
Luis Fanein, Fernando Noh, Francisco Blas. Los altos mandos estaban nerviosos,
preferían abandonar la vigilancia focalizada por redes más extensas de
protección ciudadana.
- No tiene
sentido.- Se quejó Jacobo al entrar a su oficina.- Éste sujeto estudia a sus
víctimas por varios días, quizás incluso semanas. Si llega a oler un policía,
buscaría otra víctima. No podemos protegerlos a todos.
- Es Fanein.-
Dijo Omar mientras se sentaba frente a él y se desabotonaba la camisa.- No
quieren que un político se entere que su hijo es tratado como sospechoso.
- No lo
tratamos como sospechoso, al menos no oficialmente.
- Yo sé, yo
sé, pero estás obsesionado en conocer sus rutinas.
- Sería de
los últimos que nos faltan, ya pudimos establecer algunas coartadas de Borges y
Blas.
- ¿Y ese otro
sospechoso que tanto te gustaba, Fernando Noh?
- Lo dudo, lo
siguieron y comprobaron que es un drogadicto en decaída. No es una persona
organizada en lo absoluto.- Soto encendió un cigarro y trató de relajarse, pero
a últimas fechas le era imposible hacerlo sin Anastasia.- Francisco Blas estaba
en San Luis Potosí el 30 de Octubre, día que murió Miguel Cab. El 10 de
Diciembre estaba en una reunión con ex compañeros de la academia militar, al
principio no le creímos pero hay fotografías que lo demuestran.
- ¿No le daba
tiempo de matar y regresar a la fiesta?
- No cuando
la fiesta es en Morelia. Tiene un montón de otras historias, pero no me las
creo todas. No confío en lo que no puedo demostrar, y me puede jurar que estaba
en el cine, o hacer que sus pocos amigos lo cubran, que yo no me convenzo. Jura
y perjura que nunca conoció a Rafael Borges y nada tiene que ver con Nuevo
Amanecer, pero de nuevo, la evidencia dice lo contrario. No puede decirme donde
estaba ese día, dice que no lo recuerda o que estaba en casa sólo. Me da mala
espina ese viejo.
- ¿Qué hay de
Martín Borges?
- El 20 de
noviembre, cuando mataron a Joaquín Beltrán, estaba con sus familiares, me
mostraron fotografías. El 15 de enero estuvo en
una junta de trabajo, me mostraron registros y todos sus colaboradores,
desde albañiles hasta administradores, juran que estaba con él. Son demasiados
para ser sobornados. Pero hay algo interesante, el 10 de diciembre, la fecha de
Alberto Sáenz, me dijo que estaba trabajando, por desconfiado hurgué por
información, ese día se había ausentado argumentando enfermedad.
- ¿Y el qué
dice?
- Que estuvo
con una prostituta que conoció cuando comía en el mercado, pasó toda la tarde y
noche con ella.- Omar se levantó, buscó en el minibar a un lado del escritorio,
le dio una coca y se quedó con una.- Gracias.
- ¿Usted cree
que sea algo de drogas?
- Todos están
conectados de cierta forma, a excepción quizás de Normando Blas, pero casi
todas las víctimas se vinculan. Jorge Robles y Rafael Borges recibieron
tratamiento en Nuevo Amanecer, puede ser coincidencia, o puede ser la marca de
algo grave. No olvidemos que Manuel Miranda fue para allá antes de desaparecer.
- Oye, acá
entre nos, ¿te puedo hacer una pregunta?
- Pregúnteme
licenciado.
- ¿Usted y
Anastasia se llevan mucho?- Jacobo se atragantó con el refresco, Omar sonrió y
lo tranquilizó con la mano.- Suertudo, está guapísima. Al menos así no te
coquetea ese Daniel Mora.
-
¿Comandante? – Daniel y Anastasia Lara salieron del elevador en compañía de un
hombre de impecable traje y Luis Fanein.
- Hablando
del joto de Roma.- Omar se levantó y se cerró la camisa, revisando su
apariencia en las paredes de vidrio de su oficina.- ¿Crees que Fanein soporte
la entrevista o crees que llamará a su papá?
- Si lo hace,
probablemente estaremos fuera del caso. Roguemos que sea comprensivo.
- Éste es el
licenciado Cámara, especialista en la seguridad del señor Fanein.- Presentó
Daniel.
- Vayamos a
la sala de juntas, tendremos más espacio.
Se acomodaron en la amplia mesa
transparente y el licenciado Cámara extrajo los fólders marcados “Zodíaco
seguridad” que contenían los registros electrónicos de la residencia del señor
Fanein. Cada vez que se abría o cerraba una puerta, del interior o exterior de
la casa, una señal electrónica mandaba los datos a un registro alojado en la
terminal central de la compañía. El licenciado expuso diez fólders y explicó
que la información era confidencial y se requería de la orden de un juez para
ser examinada, pero que el ingeniero Luis Fanein le había solicitado
cooperación total con las autoridades. Lentamente fueron sacando hojas de cada
fólder en busca de ciertas fechas específicas, las de los homicidios.
- Amo estos
registros, los puntos de acceso a la propiedad tienen sensores de ambos lados,
te dicen si fueron abiertos para salir o cerrados.- Le confió a Daniel.
- No quería
que nadie llamara a mi papá,-intervino Fanein.- porque no quiero hacer un gran
revuelo de esto. Es un caso importante y necesitan toda la información que
puedan conseguir.
- Empecemos.-
Dijo Omar, apuntando cada detalle.- ¿Octubre 30?
- Salió a las
siete de la tarde, regresó a las dos de la mañana.- Indicó el licenciado
Cámara, subrayando el registro del día.
- ¿Recuerda
donde estaba ese día?
- Sí, por
supuesto. Fiesta de Halloween con los Peniche. Me disfracé de duende, y
Patricia de Superman.
- ¿Patricia?
- Es mi
secretaria, y mi novia.
- ¿Noviembre
20?
- Entró a las
ocho de la noche y no salió hasta la mañana siguiente, entró a la cocina a las
diez y a la una de la mañana.
- ¿Qué puedo
decir? Snack de medianoche.
- Diciembre
10.- Daniel se removió en su lugar, conteniendo el aliento.
- Entró a las
nueve de la noche y no salió. Actividad de su habitación a la cocina, al
estudio, de vuelta a la cocina, y así sucesivamente desde las diez hasta las
dos y media de la mañana.
- No sé, no
me acuerdo en que estaba pensando.
- No se
preocupe señor Fanein, ¿qué tal el 15 de enero?
- No llegó a
casa hasta las tres de la mañana.
- Vaya…-
Fanein buscó en su agenda personal y ubicó la fecha.- Claro, fiesta de
despedida de Nicolás Hildebrand. Fui con Patricia, por supuesto.
- 18 y 20 de
enero.
- Espere un
segundo, ¿cuántas víctimas tienen contemplados?
- Señor
Fanein, por favor, no podemos discutir los detalles de nuestra investigación.
- En casa en
ambas ocasiones.
- Febrero
primero.
- Llegó a las
ocho, salió a las diez y regresó a las tres de la mañana.- Era la fecha del
doble homicidio de los Pons, Soto, Benítez y Mora estaban muy interesados.
- A ver…-
Buscó en su agenda y se las mostró a los agentes.- Fiesta con Hernán Peón, esa
noche Patricia se emborrachó tanto que cuando nos íbamos se equivocó de puerta,
entró al clóset.
- Sí, bueno,
todos hemos hecho eso. Marzo 4.
- En casa a
las diez y media, mucha actividad en la habitación y cocina.
- Un segundo,
mencionaron 8 fechas, ¿quieren decir que hay ocho víctimas?
- Nos
quedaremos con los registros, si no le molesta. Pero, no podemos divulgar esa
información, lo siento. El licenciado Benítez les acompañará para firmar todos
los folios legales. Gracias por su cooperación.
- ¿Qué quiere
hacer?- Susurró Mora.
- Quiero
hablar con la secretaria, ahora.
Tomaron el elevador secundario
para no toparse con Fanein y salieron con las sirenas encendidas. Nuevo
Amanecer rebosaba de autos, era día de festivales y visitas familiares.
Condujeron en silencio, pero con mil cosas en la cabeza. En la calle, en otros
autos y en Nuevo Amanecer Daniel veía a Alberto. Sus ojos verdes lo volteaban a
ver por un segundo, apenas perceptiblemente. ¿Se estaba acercando a él, o se
estaba alejando? Lo extrañaba, pero a la vez le tenía miedo. Nunca había sido
particularmente religioso, pero ahora se preguntaba ¿lo perdonaría por haberlo
matado o lo arrastraría al infierno?
- De hecho,
señorita López, queríamos hablar con usted.- Un ejército de electricistas,
albañiles y exterminadores circulaban el edificio principal de la clínica.
- Disculpe,
están reparando todo. Tengo que estar con ellos, ¿tardará mucho tiempo?
- No, tome
asiento.- Se sentaron en un silloncito de un color amarillo chillón que
contrastaba con la omnipresente alfombra azul eléctrico.- Le vamos a preguntar
una serie de fechas y me gustaría que me contara dónde estuvo. No quiero que crea
que es una sospechosa ni nada por el estilo, son formalismos.
Patricia Rocío López confirmó
cada una de las fechas y admitió, avergonzada, ser la novia de Luis Fanein. Se
mantenía en secreto debido al estatus del padre de Luis, además que su apellido
no era ni importante, ni extranjero, y eso podía perjudicarle políticamente. Al
salir de la clínica Soto se relajó la corbata y respiró tranquilo, se había
salido con la suya sin que el padre de Fanein hiciera un escándalo y
avergonzara a sus superiores. Era un artículo más que podía tachar de su lista
de cosas por hacer.
- ¿Te puedo
hacer una pregunta?- Daniel se sorprendió por el tono amable y contestó con un
gesto despreocupado.- ¿Porqué haces lo que haces?
- Yo no hago
nada,- Sonrió Daniel mientras suspiraba.- solo los sigo de un lado a otro, les
preparo el café, les traigo comida, hago de chofer para llevar o traer gente,
pero nada más.
- Trabajas
para nosotros de a gratis, el dinero que te heredó tu pareja no puede durar
para siempre. ¿Vas a regresar a tu antiguo trabajo?
- Me
despidieron, por homosexual. Mi jefe dijo que era muy notorio y podía poner
nerviosa a la gente. Además, tengo una licenciatura en psicología, pero ¿quién
iría a un psicólogo gay?
- No mientas,
nunca terminaste la carrera. Pero no has contestado mi duda, ¿porqué lo haces?
- Usted sabe
porqué, se lo dije la segunda vez que nos vimos.
- No pensé
que lo dijeras en serio.- Contestó, luego de pasar un minuto tratando de
recordar sus palabras.- Le fuiste infiel, ¿eso te obsesiona?
- No, usted
no entiende. Yo odio el Cielo, pero quería ver a mi…- antes de seguir pensó un
término que no fuera escandaloso.- amante. Si no hubiera ido con Gabriel
habríamos ido a una fiesta de mi amiga Miriam, pero porque le fui infiel se fue
al Cielo.
- No es tu
culpa Daniel, no puedes seguir obsesionándote.- Mora miró por la ventana, todas
las personas en los autos a su alrededor tenían los ojos verdes.- Tú no lo
mataste. ¿Entiendes eso? El asesino los sigue, los estudia, tú no lo mataste.
- Suponga que
está un día en una de esas citas urgentes en las que se lleva a Anastasia por
varias horas y alguien entró a su casa y mató a su esposa. Ahora sea honesto y
dígame qué haría.
Jacobo lo miró fijamente, su
moreno y duro rostro suavizado por una profunda punzada de dolor y culpa.
Manejó en silencio, recorriendo las amplias avenidas de su confusión
sentimental.
Marzo 25:
El calor ascendía a los 40
grados cuando el comandante Soto fue comunicado del hallazgo. Un cadáver había
sido encontrado en un terreno baldío por los albañiles que asistían a las
máquinas a remover cascajo. Jacobo, Omar y Daniel llegaron a la escena cuando
la identidad había sido confirmada, se trataba de Manuel Miranda. El mismo
modus operandi, aunque el cadáver había sido enterrado por más de dos meses. El
sitio era de varios cientos de metros cuadrados y tenía un edificio a medio
construir y a medio demoler.
- Los
albañiles lo desenterraron, pero encontraron algo más antes que llegara la
policía, creo que puede ser de interés.- Explicó el agente de la PGJ que les
abría espacio.- Puede ser un golpe de suerte.
- Veremos.-
Dentro de una habitación amplia, con las ventanas rotas y bajo un solitario
foco fundido, el agente les mostró un montículo en una esquina. La pared
mostraba marcas de humo, algo había sido incendiado.
- ¿Qué es?-
Preguntó Omar cuando Jacobo se acercó de cuclillas con guantes clínicos.
- Es ropa.
Veo una manga, algo que debe ser una pierna de pantalón y las gomas de las
suelas de unas botas. El asesino tiene varias mudas y las recicla con el
tiempo, eso refuerza nuestro perfil del asesino organizado.- Llamó a uno de los
peritos para que tomase pruebas de lo él creía era cabello.- Es castaño, quizás
eso…
- Disculpe
comandante,- interrumpió el perito, un hombre larguirucho y con cara de
caballo.- pero esto es de una peluca barata.
- Ahí va
nuestra suerte.
- Creo que lo
mató aquí.- Soto recorrió la habitación y después se dirigió a una de las
salidas que conectaban con un patio interior, donde el cadáver había sido
encontrado.- Lo arrastró para enterrarlo.
- ¿Qué era
este lugar?- Preguntó Daniel.
- Iba a ser
una nueva oficina para el departamento de tránsito, pero se canceló en la
administración anterior. Ahora es nido de prostis.
- ¿Y bien,
tienen algo más?- Los peritos regresaban de su análisis del entierro de Manuel
Miranda y Omar estaba desesperado por regresar al aire acondicionado.
- Más fibras
de peluca, otras fibras color azul fuerte y mucha basura.
- Aprendimos
algo nuevo.- Soto trató de animarlos, pero el calor lo hacía imposible.
- ¿Cree que
encontraremos más cadáveres aquí?
- Lo dudo
mucho. Este hombre recicla, no usaría el mismo sitio muchas veces. Es un buen
lugar para matar, pero no es un lugar privado. De hecho me sorprende que
encontráramos esto, siempre pensé que se las llevaba a su casa, o que tiene una
casa rentada específicamente para eso. Este lugar es accesible a cualquier
persona en cualquier momento, quizás alguien vio algo raro. Hay que mandar
agentes a entrevistar a vecinos, prostis, camellos, lo que se deje.
- ¿Cree que
cooperarán?
- Lo dudo
licenciado, pero nuestro sujeto ha estado aquí, ellos lo han visto y saben que
podría matarlos a ellos, así que si tenemos suerte harán sus propias
averiguaciones. Ampliar la red.
Abril 9:
La prensa anunciaba las muertes
como la obra de un grupo de homofóbicos salvajes. Eso era mejor que la verdad. La
PGJ estaba siendo asediada, día y noche, con las llamadas de reporteros y
televisoras. El período de espera terminaría en cualquier momento, sabía el
comandante Soto, el asesino no podía contenerse por mucho tiempo. El tiempo le
dio la razón. Un albañil en bicicleta había encontrado el cadáver, su primera
llamada fue a su esposa, quien sugirió alertar a los medios y, en segundo
plano, a la policía. Debido a la presencia policial y las camionetas de la
prensa, la sección del periférico frente a la Universidad Marista, fue
acordonada.
- Justo
enfrente, ¿será alumno?
- Alumno
problema en todo caso.- Soto le mostró las marcas de jeringas entre los dedos
de sus pies.- ¿Han hablado con algún prefecto o coordinador de la Universidad?
- El rector
se apuntó y viene para acá, pero no creo que sepa gran cosa. De todos modos
llamé a los prefectos, ellos están más en contacto con el alumnado. ¿Crees que
se trate de una especie de comunicación?
- Podría ser.
Es atrevido en el modo en que abandona los cuerpos, dejó a Normando Blas en una
calle transitada. Está confiado.
- Yo creo que
trata de decirnos algo, que no respeta a Dios.- Soto suspiró y trató de
concentrarse en el peritaje, por el rabillo del ojo podía ver a Daniel, quien
se tapaba la boca hipnotizado frente al cadáver desnudo y torturado.
-
Interesante.- El perito extrajo virutas de un pañuelo desechable impregnado con
una sustancia café y varias fibras de una peluca.- Si tiene un mensaje, no creo
que sea teológico, en todo caso es sobre su confianza en sus métodos, y entre
usted y yo licenciado, tiene razones para estarlo.
La identificación del cuerpo supuso
un reto. El rector, por supuesto, ni sabía nada, ni tenía nada interesante que
ofrecer. Los prefectos no supieron reconocerlo, pero sí podían producir un
testigo. Gloria Juárez, cuidadora nocturna, estaba paseando a su perra cuando
vio que una camioneta tipo combi de color rojo, de apariencia vieja, que se
estacionó entre los arbustos donde el cuerpo fue encontrado. Gloria fue
entrevistada a conciencia, buscando huecos en su historia y, más importante
aún, tratando de establecer si no había visto en realidad una camioneta Van de
color blanco. Estaba segura y los investigadores estaban confundidos.
Revisaron los reportes de
personas desaparecidas en las últimas tres semanas, sin encontrar ninguna
coincidencia. Agentes pasaron horas enteras revisando fotografías de los
estudiantes de la Universidad Marista que correspondían al perfil de la
víctima, hombre moreno claro de 25 años de edad. Cotejaron su fotografía con
registros policiales de prostitutos detenidos en los últimos seis meses.
Recorrieron la zona aledaña del periférico para preguntar a cuanta gente fuese
posible si podía reconocerlo.
- ¿Cómo
selecciona sus víctimas? Ése es el gran misterio. Hay conexiones por todas
partes, sé que el asesino se esconde detrás de ellas.- Soto subrayó
obsesivamente el nombre de cada una de las víctimas y bufó irritado antes de
volver a sentarse.- Estamos en la nada haciendo el ridículo y sin nada que
enseñarle a nuestros superiores.
- ¿Qué pasó
con la casa de Normando Blas?- Preguntó tímidamente Daniel.- ¿Y con sus cosas?
- Su papá
dejó todo allí, según él le duele entrar a esa casa. Reitero, “según él”.
- Ahorita
vuelvo.- Daniel se levantó, se puso el saco y recogió sus cosas.- Estaré en el
cel.
- ¿Adónde
crees que vas?- Omar le detuvo apretándole del brazo.- Tú te quedas aquí, donde
te pueda vigilar. Además, creo que quiero que me hagas un sándwich.
- Suenas tan
sexy cuando me das órdenes.- Omar lo dejó ir, asqueado.
- ¿Qué
quieres hacer?
- Verificar
una corazonada.
Daniel regresó dos horas después
cargando una caja repleta de artículos personales de Normando Blas. Extrajo un
álbum de fotografías del instituto Juárez y sonrió como un niño con juguete
nuevo. Soto y Omar se acercaron, sin
saber que decir.
- ¿Qué
encontraste?
- Sé cuál es
el modus operandi de nuestro asesino. Era bastante obvio desde el principio,
¿qué tienen en común todas las víctimas?
- Les gustan
que les den por atrás.- Respondió Omar con notorio escepticismo.
- Eso, y algo
más. ¿Qué conecta a Miguel Cab con Alberto?
- Le rentó
lanchas.
- ¿Qué
conecta a Miguel Cab con Joaquín Beltrán?
- Lanchas de
nuevo.
- No, lanchas
y casa en chicxulub. Lo mismo que a Jorge Robles.
- Hasta ahora
todo apunta hacia ti, así que espero tengas algo mejor.
- Manuel
Miranda era amante de Robles, ¿correcto?
- De nuevo,
todo esto ya lo sabíamos.
- Miranda
visitó a Rafael Borges.
- Y todavía
no sabemos que manejos se traían entre manos.
- Borges
ejerció la prostitución, Federico Pons era afecto a esas cosas.
- ¿Adónde vas
con todo esto?
- Seis grados
de separación.- Mostró una pequeña fotografía del álbum, era la última
víctima.- Su nombre es, o era, Mario Lucas Tuc. Estudió con Normando Blas.
- Dios
santo…- Soto se llevó la mano a la boca, era una teoría que calzaba
perfectamente.- El asesino los hace hablar, les pregunta por homosexuales que
conozcan.
- Si
conocemos el medio de esta última víctima, Mario Lucas Tuc, estaremos más cerca
de descubrir cuál será su próxima víctima.- Soto ordenó sus ideas antes de
detallar su plan de acción.- Licenciado, necesito que me consiga todos los
papeles oficiales que tengan su nombre, acta de nacimiento, actas de sus
padres, historial médico, antecedentes penales, número de seguro social,
credencial del IFE, último domicilio conocido, todo lo que encuentre.
A lo largo de la tarde
construyeron una maqueta de su vida. Sus padres habían muerto hacía diez años,
fue arrestado a los 18 por conducta indecente en la vía pública, al darle sexo
oral al vigilante de un estacionamiento, a los 20 fue arrestado por
prostitución, a los 23 su nombre figuró como parte de un arresto masivo en una
casa abandonada que estaba siendo usada como burdel y set de películas
pornográficas. Los agentes rápidamente ubicaron a las demás personas
mencionadas en el oficio y todos aportaban la misma información, era un mayate
pervertido que prácticamente vivía en la calle y se ganaba el pan haciendo
películas pornográficas de bajo presupuesto y sumamente violentas. Los agentes
recordaron el arnés y el látigo encontrado en la casa de los Pons, sabían que
había una conexión y desearon, siquiera por un momento, saber cómo había sido
la conversación entre el asesino y la víctima, ¿qué nombres había dado?, ¿a
quién había condenado a morir?
Abril 16:
Diario de Daniel Mora
Alberto
llorando. Alberto rogando. Alberto contestando sus preguntas. Alberto
condenando a Manuel Miranda o Jorge Robles. Mario Tuc, mayate de historial
venenoso, insertado en el nebuloso ambiente de la pornografía clandestina.
Sujetos con miembros como burros sodomizando a lindos travestis en una cama
vieja y oxidada. Podrían entrenar algún agente, pero su actuación de homosexual
sería obvia. Tengo que hacerlo yo mismo.
En la zona de tolerancia de la 58 me hago
amigo de algunos mayates, mi personaje está completo cuando me subo al auto de
un cliente, en realidad agente del PGJ. Me miden, es normal, pero les soy
franco, quiero porno, lo quiero ahora. Me instruyen en el tema, pero no es
suficiente. Me mandan al fondo del mercado, el gordo fayuquero me vende “la
putiza” y “la verganza”. Sexo duro, pero blando, no hay sangre, nadie chilla de
dolor. El asesino se aburriría. Necesitamos adentrarnos más, la Procuraduría
guarda algunas fotografías y videos de pornografía infantil para hacer canjes
que expongan a los pedofílicos.
Busco comprador un par de
días. No soporto mirarlas. Taloneando en la Itzaes me parece ver a mi Alberto,
mirándome, juzgándome, burlándose de mí. Siempre me llamó coqueto, y ahora
vestido en jeans apretados y una playerita holgada, le habría dado asco. Un
auto me saca de mi ensoñación, quiere canjear conmigo.
- ¿Cómo se que puedo confiar en ti?- Preguntó el
sujeto, de acento español.
- Pregunta por ahí Venancio.- Su mano fue directa a mi
entrepierna. Un escalofrío me recorrió y me hizo temblar, fingí que todo estaba
bien mordiéndome una mano.
- ¿Cuánto quieres? Tengo niñitos metiéndome el puño
hasta el fondo, el sonido es excelente, ¿lo quieres ver?
- Mejor que eso. Quiero estar ahí, no con niños, eso
es para mis clientes, yo quiero algo más sado.
- Joder, que este chico quiere darse con Mondragon.-
Él y el conductor se rieron.- Súbete, vamos a jugar.
El
español miraba las fotos, babeando y con fuego en los ojos. El conductor me
miraba por el espejo retrovisor y mandaba besitos. No traía un arma, ni estaba
cableado con un micrófono, de modo que el auto incógnito del comandante era mi
única protección. Hicimos otra parada, ésta vez en una gasolinera donde uno de
los cargadores se quitó el uniforme y entró al coche apenas vestido en
calzones. Me tranquilizaron argumentando que todos iríamos a ver a Mondragon.
Música de banda hasta llegar al parque ferrocarrilero de la Plancha.
Estacionamos en la calle y cruzamos al parque de locomotoras abandonadas desde
el que se podía oler el fuerte hedor de la marihuana.
Felipe
Mondragon era un hombre esbelto, calvo casi por completo pero con una barba de
candado. Sus espesas cejas agrisadas le daban un aire malvado. Le mostraron mi
mercancía, intercedieron por mí, quería actuar en una de sus películas, me
había cansado de las porno blandas donde todo es por las buenas. Era momento de
hacerlo por las malas.
- Híncate.- Se abrió el cierre del pantalón y me miró
sonriente.
- Le va a encantar.- Dijo el español. En cuanto me
coloqué de rodillas, rogando no tener que hacerle sexo oral al monstruo cejón,
el español sacó un arma y me apuntó a la cabeza.- Sergio, Bruno, átenlo. Vamos
a meterlos al vagón de allá, ¿quieres estar en una película? Pues tendrás tu
deseo.
Escuché
el chirrido de las llantas y las luces. Ángeles vengadores. La caballería. El
comandante se subió a la acera, derribó la maya y abrió fuego al cielo. Tres
autos más se estacionaron detrás de él y salieron a perseguir a los dos que
habían tratado de huir, Sergio y el español.
- ¿Estás bien?
- Estaré bien cuando este sujeto esté encerrado.-
Mientras me quitaban las esposas de encima le di una fuerte patada a Mondragon.
- Descuida, no irá a ninguna parte. Nos dirá todo lo
que hay que decir sobre el circuito de pornografía dura, sólo espero que tu
teoría del modus operandi sea correcta. Lo hiciste muy bien Daniel, te
felicito.
- No lo hagas. Nadie debe enterarse de que casi me
violan, tus jefes estarán furiosos de que pusiste a un civil como cebo.
- Vaya, realmente estás determinado.
¿Qué
quiso decir con eso? No existe nada más, no ahora. Jacobo me llevó a mi casa, me preguntó si estaría bien. Le
mentí. No estaría bien, pero a la vez me sentía extrañamente en calma, pues si
mi iba a ir al infierno por matar a Jacobo, al menos ya había tenido
oportunidad de vivir el infierno una noche. Quizás esa fue la determinación que
vio en mí, estaba dispuesto a ir al infierno con tal de encontrar al asesino de
Alberto. Había visto la oscuridad, no había otro camino.
Mamá
me visitó antier. Cansada de que no responda el teléfono. No tiene mi celular,
no se lo quise dar. Se asustó al ver la casa. Papeles regados por todas partes.
Fotocopio todo lo que no sea confidencial y lo reparto en el suelo para
rumiarlo en las mañanas, antes de salir. La sala es una galería de horrores,
fotografías colgando de un hilo que va de pared a pared. Anotaciones sobre el
modus operandi, cambios, excepciones, todo. Una docena de cajas de pizza
apestan la cocina, mi cuarto está escondido bajo una pila de ropa sucia y
libros de investigación forense. Quiere que me mude a la casa, ¿papá me acepta
finalmente? Dice que sí, no le creo. La visita es insoportable, la termino con
una bomba:
- ¿Quieren que me quede en su casa porque se preocupan
por mí, o porque se sienten culpables por todo lo que me ha pasado y he hecho?
No
todas las visitas sorpresa terminan así. Anoche hacía compras en el Wal-Mart y
me encontré al primo de Alberto. Me gritó obscenidades, me sacó del clóset
diciendo que tenía SIDA, todo eso frente a todos y tiró el carrito cargado de
comida. Lo levanté sólo, la gente me veía, cuchicheaba y pasaba de largo. Se
creyeron lo del SIDA. No desempaqué cuando llegué a casa, no tenía ganas. Me
fui a llorar en la oscuridad de mi habitación hasta quedarme dormido encima del
expediente de mi Alberto.
Abril 17:
Era una casa en abandonada y en
venta en la colonia Chuminopolis, entre una tortillería y una bodega
abandonada. La diminuta casa tenía un jardín frontal y estaba protegida por un
muro de color rosa. Los agentes de la policía pusieron al comandante Soto al
día, un albañil pintaba el techo de la bodega de al lado, quiso usar el baño de
la casa abandonada por lo que se brincó el muro y descubrió la escena. Llamó a
la policía tan asustado que se le había olvidado que había cometido un delito.
La escena les recordó a la casa
de los Pons, el mismo decorado en las paredes. No había un jardín trasero, y el
delantero tenía menos de medio metro de profundidad antes de empezar el
cemento. El inmueble era de una sola planta, cocina, baño, habitación y sala.
Sangre en todas partes. Sangre en el techo. Sangre en el escusado. Sangre en la
puerta.
- Aquí hay
ceniza de cigarro.- Mostró uno de los peritos.- Pero no veo colillas.
- Es
demasiado inteligente para eso.- Soto salió y vio que Daniel contemplaba una
mancha de aceite en la entrada.- ¿Es como la que viste en la escena de Alberto
y de los Pons?
- Sí, es
idéntica.- Soto se agachó en cuclillas al final de la entrada pavimentada y
encontró pequeños tornillos.- ¿Qué encontró?
- Tornillos
para placas. El asesino cambia de placas, probablemente también cambia de
coches.- Omar regresó acompañado de policías de uniforme, sosteniendo una
libreta donde había registrado las entrevistas iniciales.
- Una vecina
recuerda una Van blanca hace un mes, dice que iba y venía. Pensó que era de la
inmobiliaria, hay otros testigos que dicen haber visto una combi color rojo. No
recuerdan al conductor, algunos dicen que era moreno, otros blanco, otros dicen
que era mujer y otros dicen que iba acompañado. En resumen, no tienen idea.
- ¿De quién
es la casa, podemos hablar con su dueño?- Daniel le mostró un cartel que había
sido abandonado en el pasto, los colores carcomidos por el sol.
- Aquí dice
“Inmobiliaria Casa Nueva”. ¿Porqué me resulta familiar?
- Es una
inmobiliaria grande, la administración pasada le vendió docenas de casas
incautadas a precios bajísimos.- Explicó Omar.
- No, no es
eso.- Dijo Jacobo.- Martín Borges trabaja en Casa Nueva, él conocería ésta
casa.
- Dios santo,
es cierto.- Omar se apoyó contra la pared mientras dejaba que la información se
procesara.- Su vínculo con Rafael Borges, Manuel Miranda, Jorge Robles y
Alberto Sáenz es muy sospechoso.
- Exacto. Quiero
vigilancia en todas las casas de ésta inmobiliaria. Tenemos que revisar todas y
cada una. El asesino recicla placas, autos y, estoy seguro, mataderos.
A lo largo de la tarde se
inspeccionaron las casas en venta. Hubo otra casa sospechosa. La entrada
permitía esconder el auto y sacar al rehén, al igual que en la primera casa.
Rastros de sangre en la sala, pero en menores cantidades. Jacobo, Omar y Daniel
escaparon de la casa empujando reporteros y curiosos. El caso estaba en todos
los diarios, cada semana el comandante Soto tenía su fotografía en los diarios.
Las semejanzas con el último asesino serial de homosexuales, conocido como el
mata gays, Raúl Osiel Marroquí alias “el sádico”, secuestrador y asesino de al
menos cuatro homosexuales, habían empezado como macabras coincidencias, pero
conforme se asomaba la realidad del caso, este asesino era mucho peor. Al menos
ocho muertos con métodos sumamente organizados, atrevidos y sádicos. Jacobo
nunca había visto algo semejante, y la prensa tampoco.
Abril 18:
Diario de Jacobo Soto
Ayer
fue la marcha gay. Montón de maricas disfrazadas protestando. ¿Qué protestan?
Protestar no servirá de nada, el asesino no se detendrá sólo porque cien
puñales tienen mantas con lemas ridículos. Culpan a la policía, me culpan a mí.
Jotos idiotas, no saben lo difícil que es. Me alegra que la policía los haya
detenido a macanazos. Bien que les gustan los macanazos. No puedo decirlo en la
oficina por supuesto, pero Omar sí. Tengo que admitirlo, es un pesado católico,
pero a veces se divierte más que yo. Mora no lo soporta. Él no soporta a Mora.
Perfecta simbiosis.
Benítez
es demasiado pesado con Daniel. Es demasiado pesado siempre. Todavía cree que
hay un dios que no le importa que un monstruo le arranque los ojos a Mina Pons
cuando aún sigue viva, pero le importa muchísimo la integridad del ano del
hombre. Es un dios peculiar. Me sorprendo a mí mismo defendiendo a Daniel.
Cuando casi sufre una violación y probable tortura, se lo cayó como hombrecito.
Me dejó presentar la teoría del modus operandi, el asesino de los seis grados
de separación, como mía. Tiene sentido, oficialmente él es el becario ayudante
de mi asistente. A decir verdad esa teoría me salvó el empleo. Los jefes están
felices con el progreso en el rubro del perfil del asesino, se alegraron cuando
detuvimos una clandestina red de pornografía infantil y pornografía
sadomasoquista.
Anastasia
le tiene una gran estima, dice que es un bueno escuchando. Anastasia, no me la
puedo quitar de la mente, y extrañamente estoy cómodo con eso. Las primeras
veces que nos encerramos en los cuartos que la Procu mantiene para casos de
emergencia, me sentí culpable. Culpa post-coito. Últimamente ya no siento nada.
He salido a cenar a su casa, me sorprende que tengamos el mismo estilo de
muebles. Romina no comparte mi gusto por los muebles alegres. La amo, de eso
estoy seguro. Romina y yo casi nunca nos hablamos, Mario se ha dado cuenta. Una
vez olió perfume de mujer en mi camisa, espero se haya creído mi mentira de la
reunión de altos mandos.
Estar
en mi casa es como estar en una dimensión paralela. Sé que tengo otra casa, sé
que es un secreto, pero cuando estoy en casa me siento como otra persona. ¿Eso
sentía mi papá cuando engañaba a mamá? No lo sé, afortunadamente el maldito está
muerto. Ojalá que mi Mario nunca piense eso de mí. Lo peor es que yo no lo
elegí, simplemente sucedió. Hay algo que sí puedo elegir, algo que Anastasia
quiere cuanto antes. Quiere que nuestra relación sea seria y sólida. Quiere dar
el siguiente gran paso, decirle a mi familia que los abandono porque mi
asistente me tiene loco de amor. No seré como mi padre, nunca como él.
Sólo
me queda el trabajo. Rumores de corrupción entre nuestros agentes. Esto es
México, después de todo. Pero, Martín Borges ha eludido a los agentes de
incógnito que lo seguían. No puede dar una coartada fiable, se escuda en la
amenaza de llamar a su abogado, Omar le inventó docenas de leyes y reglamentos que le exhortan a evitar
semejante acción. No podemos seguir a Borges para siempre, el tiempo se acaba.
Alguien relacionado a la pornografía sadomasoquista va a morir. Felipe
Mondragon nos dio varias listas de sus clientes y actores. La mayoría de ellos
con antecedentes penales, otros son prófugos de la justicia. Unos cuantos siguen
viviendo en Yucatán, pero rastrearlos es una pesadilla. Incluso si encontramos
al Enrique López, Eduardo Gómez o Hernán Puc, entre muchos otros, ¿cómo podemos
hacerlo admitir que es parte de esa red? Algunos son padres de familia, quise
advertirles de todas maneras. Omar votó en contra, mis superiores también. No
debemos causar pánico, eso dicen. Eso es lo que quiero hacer, pánico que los
haga gritar y encerrarse. Pánico que entre a cada casa de esta ciudad,
homosexuales o no, que entre a la mía y me arrebate como un huracán a alguna
parte donde sólo seamos Anastasia y yo.
Abril 22:
Eduardo Gómez era un hombre de
38 años, moreno prieto, musculoso y con grandes labios. Era dueño de una
pequeña tienda Steren en la colonia Pinos. Era homosexual declarado, soltero
pero siempre buscando. Sus amantes lo describían como amable y cordial. Los
domingos se vestía con un traje de látex y sodomizaba prostitutos callejeros. Soto
fumaba malhumorado fuera de la casa. Su nombre estaba en la lista. Demasiados
Eduardo Gómez y la negativa de sus superiores para contactarlos a todos, todo
ello había sido un coctel mortal. Los agentes le explicaron que había sido
sometido con una jeringa dentro de su casa.
- Está
evolucionando.
- Mire esto
comandante.- Acompañó a Omar a través de la sala, donde el cadáver estaba
siendo analizado, hasta la habitación.- Encontramos dvds pornos.
- Tenemos un
poco de todo.- Uno de los peritos fue pasando de una portada a otra, en general
mostrando gente atada y recibiendo golpizas.
- Espere,
¿cuál fue esa?- La portada sólo decía “cuerpos castigados #4”, tenía una
bandera yucateca en una esquina y una leyenda en la parte inferior
“Mondragon”.- ¿A quién habrá condenado este sádico?, ¿algún vecino tiene algo
interesante?
- Sí, una
combi roja se estacionó desde la una de la mañana hasta antes de las cuatro. La
señora que lo vio vive en la casa de enfrente, se quedó despierta esperando a
su hijo y se levantó a las cuatro de la mañana porque su gato maullaba en la
ventana. ¿No cree que puede tratarse de más de un asesino?
- ¿Lo golpeó
en los genitales hasta matarlo?
- Sí.
- ¿Se robó
algo, como alguna tele, dvd, o algo así?
- No, pero
piénselo mi comandante, jeringa en el cuello, ¿para qué? Antes lo secuestraba a
golpes, se lo llevaba a su terruño de amor y tiraba el cadáver. Más importante
aún, antes manejaba una camioneta blanca.
- Está
evolucionando, pero es la misma persona. Los asesinos seriales trabajan solos.
Odian a todo el mundo, éste en particular a los homosexuales, pero con toda
seguridad considera que todos los hombres que, en dado caso, podrían asistirle,
son también homosexuales.- El peritaje continuó por varias horas, Daniel
caminaba detrás del comandante, tomando notas, tratando de no quedar
hipnotizado frente al cadáver que aparecía rodeado de manchas de sangre. Luego
de cuatro horas analizaron cada uno de los artículos en su habitación.
- Nada parece
robado. Hay un poco de cocaína y marihuana, encontramos ropa de mujer y una
peluca castaña.
- Saquen
huellas, quizás tengamos suerte y el asesino curioseó por la casa. ¿Encontraron
alguna fibra en el cadáver?
- Nada comandante.-
Daniel se sentó en la cama, sosteniendo una caja de zapatos con volantes
promocionales, recibos de luz y documentos legales.
- ¿Qué pasa
Mora? Estás en la luna.
- Mire esto
comandante.- Omar le arrebató la caja y se la dio al comandante, quien comenzó
a hurgar la caja hasta que se encontró con un tríptico de Casa Nueva que
mostraba sus casas en exhibición.
- Ésta es una
de las casas que encontramos con evidencias de asesinatos.
- Martín
Borges estuvo bajo vigilancia toda la noche, él no pudo haber sido.
- Lo sé
licenciado, pero aquí hay demasiadas coincidencias.
- ¿Le sigue
pareciendo descabellada mi teoría?
- Todavía no
me convenzo, empecemos por los autos. Tiene acceso a diversos vehículos y
placas, quiero que vayan a todas las refaccionarias y pregunten si han tenido
una Van blanca que tuvo problemas de aceite y una combi roja.
- Hay muchos
talleres mecánicos y refaccionarias.- Replicó Omar.
- ¿Saben
quién tiene una refaccionaria? Leticia Pérez. ¿Cómo se llamaba, Nautilo,
Acuática?
- Atlantis.
Empiecen por ahí. Nos llevamos la película, quiero hablar con Mondragon.
Felipe Mondragon reconoció la
película como suya. Filmada hacía seis años. No recordaba a los actores, aunque
al ver el video, reconoció a Federico Pons como el sádico vestido en látex.
Gómez había pedido esa película, Mondragon trató de venderle otras, pero él
estaba obsesionado con esa película en particular.
- ¿Qué quiere
que le diga?- Mondragon trató de calmarse, las ansias lo hacían rascarse con
furia. Su adicción a la cocaína le estaba llevando al hospital, estaba más
flaco y pálido que nunca.
- Oye
Mondragon, no quiero que me mientas.
- No lo
hago.- Gritó, mientras apretaba sus brazos contra su pecho.
- No te creo,
sabes algo que no me estás diciendo. Por eso ordené que te dejen en solitario,
no te irás a un hospital para desintoxicarte.
- No puede
hacer eso.
- Y tú no
puedes violar niños chiquitos,- Le azotó la cabeza contra la mesa metálica y
apretó con fuerza.- pero así es el mundo.
- Eso fue
intenso.- Daniel estaba afuera, esperándolo con un café, negro y tres azúcares,
como siempre tomaba.
- Él te
hubiera violado con un machete si no lo deteníamos. Que se pudra en una jaula.
¿Alguna novedad?
- Sacamos
imágenes de la película preferida de Gómez, como nos pidió. Las distribuimos a
todos los retenes y a todos los agentes que están llevando a cabo la
investigación de la camioneta y la combi. Fuimos cuidadosos, las imágenes son
de sus rostros, nada atrás. Imposible conocer el contexto de las imágenes.
- ¿Han
encontrado algo?
- Aún no, hay
muchos talleres mecánicos en Mérida. Lo que es peor, muchos no tienen registros
confiables de qué autos tienen o tuvieron. La refaccionaria Atlantis tiene
registros, pero están o ilegibles, perdidos o parciales. Aún así, los agentes
que lo investigan han decidido sacar todos los registros, aún si tienen que
hacerlo uno por uno.
- Algo es
algo. Esos autos y estas fotos, es todo lo que tenemos. No me dejarán filtrar
esas imágenes a la prensa, además el asesino podría cambiar de víctima. Será
mejor si lo hacemos así, por debajo del agua.
Abril 24:
Diario de Jacobo Soto
- No dejes que te intimiden. Tú eres un león, estás
allá afuera y le estás pisando los tobillos.- Me confortó Anastasia luego de
quejarme de la presión de mis superiores.
- No es lo mismo pisar tobillos que emitir órdenes de
aprehensión.- El mesero trajo nuestra comida y me quité la corbata. Un tic de
la edad.- Pero discúlpame, estoy monopolizando la conversación. ¿Qué tal ha
estado tu semana? Tu mamá se recuperó, pero ¿te hizo la vida imposible o qué?
- Mi mamá dice que eres un callejón sin salida, pero
no le creo.
- Es difícil, tú lo sabes…
- Sí, no creas que estar enamorada de un hombre casado
es fácil. ¿Qué tal si me dejas por tu esposa?
- Eso no va a pasar. Tenemos que darle tiempo.
- Estoy embarazada.
Todo
en shock. Silencio total. Silencio sepulcral. Silencio de muerte. Estuve muerto
por cinco segundos. Al sexto estaba regresando al mundo, muy a mi pesar. Sus
músculos faciales se van tensando, su sonrisa nerviosa se va rompiendo. Tengo
que hacer algo antes de que llore. Le tomo la mano. Le digo que será nuestro
hijo y lo amaremos hasta el final. Le digo que todo estará bien. Le miento.
Puede
sonreír de nuevo. Tiene más de una semana de embarazo. No quería decírmelo. No
quería que terminara nuestra luna de miel. Llora de felicidad. Abrazos y
suspiros. Tiemblo de miedo. Me pide que la mire a los ojos y le diga que la
amo. Lo hago. No miento.
Antes
del postre la veo tensarse de nuevo. No entiendo a qué se debe. Le tomo de la
mano, pero ella la aleja. Una mano en mi hombro. Es Romina. Lágrimas en los
ojos me da una bofetada y corre hacia la puerta. Anastasia me lee los
pensamientos, asiente con la cabeza, como dándome permiso. Corro tras de ella.
Le ruego que me escuche. Le digo que no es nada. Le digo que no la amo. Le digo
que la amo a ella y que todo estará bien. Le miento.
Todo
en casa es silencio. Incómodo. Mario no me dirige la palabra. Me he convertido
en mi padre. Me siento avergonzado, pero tan enamorado como estaba en la
mañana. Me levanto esta mañana en una cama vacía. Romina no me dirige la
palabra. Me hago el desayuno. Omar ha dejado un mensaje en mi celular “según su
tía Mina Pons era fanática de los juegos acuáticos, había pensado comprar una
moto, ¿estará relacionado a Alberto Sáenz? La cabeza me da vueltas”. Sé a lo
que se refiere.
Al
medio día nos avisan de otro hallazgo. Albañiles levantando el cemento del
patio de una de las casas de la inmobiliaria “Casa Nueva”. Encontraron a Rafael
Borges en el cemento. En su billetera tiene varios números, entre ellos el de
Felipe Mondragon. Me dijo que no lo conocía. Me mintió.
Mondragon
temblando y vomitando en su jaula. Me ruega por una dosis. Me ofrece sexo oral.
Le muestro fotos de los vivos y los muertos. Quiero nombres. No quiero
inventos. Conocía a Rafael Borges, le ofreció trabajo el 17 de febrero. Conoció
a Pons también. Un sádico de lo peor. No quiere o no puede identificar los
rostros en la película de Gómez. Me pregunta si podría llamar a un doctor,
siente que se muere. Le digo que lo haré en mi camino afuera. Le miento
Abril 28:
La herida debajo del ojo le
hervía. El calor extremo tiene esa cualidad en él. Al comandante no le
importaba, era como navidad. Nunca le había caído bien Francisco Blas. Ahora lo
tenía contra la pared. Se agarró a golpes con los agentes encubierto que lo
seguían hasta su casa. Les pidió que lo esperaran, quería verlo con sus propios
ojos.
- Vaya, vaya,
¿quién diría que una persona tan inocente puede ser una persona tan violenta?-
Los agentes lo tenían agarrado del cinturón y de los brazos y estaban listos
para meterlo al auto.
- No pueden
entrar a mi casa, tampoco pueden seguirme.- Soto lo tomó por debajo de la
mandíbula y apretó.
- Vuelve a
darme órdenes y les pediré a estos hombres que se pierdan de camino a la procu,
te den el tratamiento Peñafiel en las nostras nasales. Tú estás implicado en
todo esto, y voy a averiguar cómo.
- ¿No los
vamos a acompañar?- Preguntó Omar.
- No, tú y
Daniel se meten a la casa, busquen cualquier cosa que lo pueda implicar. No me
confío de esos polis, se van a robar algo. Tiene que ser rápido, es ilegal.
¿Hay algún problema con eso licenciado Benítez?
- Yo no diría
ilegal, es más una situación de confusión legal.
Entraron a la diminuta casa
mientras el comandante distraía vecinos y policías. Daniel instintivamente
buscaba las marcas de sangre que había dejado el asesino antes de arrastrar a
Normando Blas hacia su camioneta, pero no encontró ninguna. Omar se ocupó de la
cocina, casi vacía por completo, y de la sala que se había modificado para gimnasio. Revisó cada
cuaderno, recibo, bote de basura y detrás de cada cuadro. Daniel se ocupó del
baño y de la habitación. Detrás del buró a un lado de la cama había un celular,
nervioso por la posibilidad de ser descubiertos por los vecinos, se contentaron
con el celular y salieron.
Blas estaba siendo interrogado
cuando llegaron los tres a la Procuraduría. Daniel se había procurado de una
lista con los teléfonos de todos los involucrados en el caso. Lo había hecho
porque lo leyó en un libro sobre las investigaciones policíacas, se había
sentido ridículo al hacerlo, pero rindió frutos. En el celular tenía el número
de Leticia Pérez y Miguel Cab. El comandante entró a la sala de interrogación
rojo de furia.
- ¿Y su
celular señor Blas?
- No sé, me
lo robaron.
- No, aquí
está.- Mostró el viejo celular y lo coloco en la mesa de metal.
- ¿Cómo sabe
que es mío?
- Porque lo
encontramos en su casa, pero cuando llegue su abogado, diremos que se le cayó del
bolsillo. Estás frito.
- ¿Porqué?
Robaron mi celular, ¿qué tiene eso que ver?
- Leticia
López y Miguel Cab.- Blas se le quedó mirando, su expresión severa y curtida
por años del servicio militar,
- ¿Quiénes
son esos?
- No se haga
el chistoso, hay demasiadas coincidencias. Conoció a Sáenz, lo puedo demostrar.
Conoció a Pons, Mina era enfermera de su esposa, sin duda conoció al hermano.
Obviamente conoció a su hijo, otra víctima. En el mes de marzo visitó a un
paciente en Nuevo Amanecer, ¿no es cierto?
- No, ya les
he dicho mil veces que…
- ¡Cinco mil
pesos! Es un donativo importante, ¿era para el triángulo Miranda-Borges? Porque
sin duda no salió de su corazón.
- ¿A quién
conozco en esa clínica? A nadie. Les he dicho, desde el principio, estuve en
Sonora desde el 10 de Noviembre hasta el 15 de diciembre. Es imposible que
hubiera asesinado a Joaquín Beltrán y Alberto Sáenz. No podía demostrarlo,
hasta ahora. Mi abogado viene en camino con un registro de asistencias a una
reunión de retirados sonorenses. Se creía que los registros se habían perdido,
desechado, pero al final los encontraron. Mandé a mi abogado para que los
encontrara.
- ¿Quiénes
son tus socios en esto?- El comandante tomó las fotografías de los dos
desconocidos del video “cuerpos castigados #4” y las puso en la mesa.- ¿Quiénes
son ellos?
- ¿Cómo voy a
saberlo?
- ¿Qué se
trafican tú y Borges?, ¿qué se traía Miranda?
- ¡No lo sé!-
Omar abrió la puerta. El abogado había llegado, registro en mano. Parecía
auténtico.
- Parece que
tenemos algo.- Anunció Daniel.- ¿Esos registros del Atlantis? Dieron frutos.
Tuvieron una camioneta blanca y una combi roja. La Van blanca por problemas de
aceite. Lo malo, es que también hay esos autos en al menos una docena de
registros.
- ¿Tienen
algo sobre los empleados?
- Uno de
ellos Juan Fo trabajó hace tres años en un taller mecánico en Chicxulub, otro
Walter Parrilla golpeó a su esposa hasta dejarla en el hospital. Es lo único
que tenemos.
- Eso y el
teléfono de Blas. Vamos a Atlantis, quiero hablar con Leticia López de
inmediato.
Leticia López no se encontraba
en su trabajo, por lo que la visitaron en su casa. Aunque su gordura no había
disminuido, todo en ella exudaba un aire nervioso. Ya no vestía con su joyería
de fantasía y mordía el cigarro al fumar. Los recibió en la sala y explicó que
había estado viendo una camioneta que daba de vueltas a la cuadra, siguiéndola.
Estaba segura que la vigilaban y recibía llamadas a todas horas de la noche,
sólo para escuchar su respiración y colgar.
- Me sentía
tonta al pensarlo, por eso no quise llamar a la policía. ¿Pueden hacer algo?
- No se
preocupe, dejaremos agentes para que la protejan.- Soto le mostró las
fotografías de la película porno y Leticia las observó con cuidado.
- Los he
visto. Manuel habló con él una vez, cuando le pregunté quién era me dijo que se
llamaba Aurelio Villa.
- ¿Sólo una
vez?, ¿cuándo fue eso?
- Finales de
Diciembre.
- ¿Dónde?
- En el
Oyster, es un bar que a las doce se hace bar gay. Fuimos ahí un par de veces.
El otro no sé quién es, no recuerdo su nombre. Emanuel o Manuel, o algo así.
- ¿Apellido?
- No, no lo
sé. ¿Cuándo se termina todo esto?
- Ya casi.
¿Conoce usted a un Francisco Blas? Tiene 47 años, una pierna mala, es moreno
claro, de mirada rígida.
- No, ¿quién
es?
- Nos
gustaría investigar su taller mecánico, creemos que el asesino ha usado autos
de ahí.
- Siempre ha
sido un problema, mis mecánicos sacan esos autos hasta que no les quede
gasolina. Sí, adelante. Lo que sea para dejar todo esto atrás.
Una búsqueda rápida informó a
los agentes que Aurelio Villa había sido apresado por robo el 2 de enero. Se
suicidó en su celda pocos días después. Estando seguros que la siguiente
víctima era el otro rostro, apenas identificado como “Emanuel o Manuel”,
Benítez y Soto decidieron enviar a Daniel al bar Oyster cada noche y esperar a
que apareciera.
- Es de tu
área, además si mandamos agentes encubiertos se darán cuenta que no son gays.
- Sí, -
interrumpió Omar.- tú tienes esa carita de que te gusta que te den por atrás,
los demás agentes son hombres.
- Sígase
diciendo eso licenciado, quizás algún día se lo crea.
- Síguele
joto, síguele.
- ¿Qué vas a
hacer, acusarme con tu mamá?
- ¡Mora! -
Soto terminó la discusión con un gesto.- No porque tengas razón, puedes
insultar a un agente del ministerio público. Irán algunos agentes, quiero que
los presentes por ahí a tus conocidos y amigos. Si es que te queda alguno.
Abril 30:
Diario de Daniel Mora
Estamos
cerca, lo puedo sentir. Conocemos la identidad de su siguiente víctima, al
menos sabemos en qué círculo se estará moviendo el asesino. Incluso el gordo
Benítez tiene esperanzas de terminar la investigación en breve. Quizás eso me
deje dormir más tranquilo, menos pesadillas. Los ojos verdes de mi Alberto
siguen apareciendo por todas partes. Lo mismo con los cadáveres, puedo verlos
cada vez que cierro los ojos, ¿el asesino los verá también?
Fue
mala idea hablar de esto con mi hermana. Ana Laura ya no me soporta. Trató de
olvidarse del episodio en el restaurante, pero yo no se lo puse fácil. Me
volvió a invitar a comer, la ignoré y dejé plantada. No ha tratado de
emparejarme desde entonces. Mamá trató de hablar conmigo, tocó el timbre por
media hora, podía escucharme adentro, moviendo cajas de papeles relacionados a
la investigación, incluso me vio cruzar la sala, pero aún así la ignoré. Me
llamó llorando y dejó un mensaje apenas audible por su llanto “¿No te das
cuenta de lo que le estás haciendo a todos los que te amamos? Te das cuenta o
no te importa. No te hagas el trágico, sólo eres un niño egoísta. El mundo no
gira a tu alrededor.” Miriam es de una teoría semejante, nos vimos en el
Sanborns de Gran Plaza donde disfrutaba de mi desayuno.
- Tengo que ver esto hasta el final. Nunca he
terminado nada, no terminé mi carrera, no terminé de comprometerme a una
relación seria y monógama. Tengo que terminarlo.
- ¿A qué costo? Has alienado a tu familia y a tus
amigos, ¿cuál es el límite contigo?
- Pasas el suficiente tiempo con el diablo y te
cambia. Tengo pesadillas, veo a Alberto en todas partes, y la verdad es que he
pensado hacerme a un lado, rendirme. Pero estamos tan cerca Miriam, tan cerca
que casi puedo entenderlo todo. No me alejo de ti y de mi familia porque no los
quiera, al contrario, tengo que alejarme para que no se contagien.
- Debes estar agotado.
- A veces rezo, ¿puedes creerlo? No rezaba desde que
papá me llevaba a la iglesia cuando era un niño.
- ¿Y qué le pides a Dios?
- Que regrese el tiempo, que el asesino me mate a mí
también.
Sin
suerte en el bar Oyster. Al menos de momento. Varias propuestas indecorosas.
Entrené a los agentes encubiertos a pasar desapercibidos. La mirada era lo que
les faltaba, no pueden mirar a un hombre y admirar su belleza, su sexualidad.
Son capaces de duplicar los manierismos, pero no la mirada, y todo está en la mirada.
Día del niño. Mis papás
nunca lo celebraban. Mi hermana y yo suplicábamos por regalos, pero usaban la
excusa de la comercialización. Anastasia me regaló una planta. Dice que a veces
cuidar a un ser vivo puede ayudar para dejar enterrados a los muertos. Mario,
el hijo de Jacobo, tuvo un peor día del niño. Romina finalmente lo echó de la
casa a gritos. Estaba rabioso consigo mismo, no quería ir directo a casa de
Anastasia en ese estado, por lo que me visitó inesperadamente. Nos
emborrachamos escuchando la colección de discos de vinil de Alberto. Se
sorprendió al ver mi casa, esperaba pósters de William Levy en tanga y todo
ordenado como casita de muñecas. Trastos sucios repletos de hormigas encima de
carpetas. Ropa sucia amontonada en la esquina de la cocina. Sin duda, no era lo
que él esperaba.
- Daniel, ¿te puedo hacer una pregunta?- Me sirvió
otro vaso de ron y coca y se sentó en el único sillón que no estaba cargado de
papeles y ropa.- Entiendo que estés enojado contigo mismo, pero ¿qué harás
cuando atrapemos a este maldito?
- La verdad no lo sé. Sé que no puedo seguir aquí,
todo tiene demasiados recuerdos. Estaba pensando en mudarme.
- Si quieres un trabajo en la procu puedes incluirme
como referencia, eso lo puedes tener por seguro.- Nos quedamos en silencio un
momento, escuchando a Jorge Negrete, hasta que Jacobo se removió
nerviosamente.- ¿Cómo es tu relación con tu papá?
- Mala. ¿Por qué la pregunta?
- Lo odias.
- No sé. A veces.
- ¿Crees que Mario me odiará para siempre?
- Te odiará por muchos años, luego fingirá que te
odia. En el fondo no puede odiarte, eres su padre, el único que tiene. No sé si
he perdonado a mi papá, pero no lo odio. Quiero que crea que lo odio, pero no
puedo odiarlo siempre.
- Creo que me he convertido en mi padre. Nos dejó a mí
y a mi mamá por otra mujer. Siempre me pregunté qué clase de hombre hace eso.
Ahora lo sé.
- El amor es algo demasiado extraño, es como el moho,
puede crecer en los lugares más inhóspitos.
- Quizás eso te haga bien, consíguete un novio cuando
te mudes. Alguien que te haga olvidar toda la matanza y tortura que hemos
estado viendo estos meses.
- Quiero ir a un lugar donde no haya noches de
tormenta. ¿Sabes lo que quiero decir? Que se calmen las nubes y donde tu vida
no se pueda fulminar con un relámpago súbito y azaroso.
- Suena como el paraíso.
Mayo 2:
El Oyster era un secreto a
voces. El bar estaba repleto de hombres cazando, ligando y disfrutando. El
ruido se escuchaba a varias manzanas de distancia, y sin embargo todo era por
debajo del agua. Daniel pidió otra cuba, fue abordado por un hombre y le
presentó a Ramiro, uno de los agentes encubiertos para sacárselo de encima. No
veía al hombre de la fotografía, pero vio entrar a Luis Fanein. Recorrió el
bar, bailando un poco en la pista y llegando finalmente a la barra para pedirse
un Martini.
- Linda
noche, señor Fanein.- Luis lo miró sin reconocerlo y afirmó tímidamente con un
gesto.- ¿No me recuerda? Soy Daniel Soto, hablamos con usted hace unos meses,
junto con Jacobo Soto y Omar Benítez.
- Claro,
ahora recuerdo. Qué sorpresa encontrarlo aquí…- Repentinamente enrojeció
apenado y comenzó a enrojecer.- Yo estoy esperando a un amigo, él es gay y me
pidió que…
- Está bien,
señor Fanein, yo también soy gay.- No podía decidirse por la mala iluminación,
pero parecía que Fanein tenía un ojo morado cubierto en maquillaje. Sé lo
difícil que es estar en el clóset.
- Sí, bueno,
las paredes se hacen cada vez más pequeñas.- Lo miró incómodo sin saber qué
decir, hasta se bebió su Martini.- Sé que es infantil, pero ¿podría… no decirle
a nadie que me vio aquí? Mi papá es un poco conservador y podría afectar su
carrera política. Además que la clínica es una institución psiquiátrica y a
ellos no les gusta mucho eso de ser administrado por un gay enfermo sexual.
- No se
preocupe, no es el primer gay que protejo.
- Además, no
quiero acabar como las otras víctimas.
- Hablando de
eso, ¿reconoce a este hombre?- Le mostró la fotografía, pero estaba demasiado
oscuro y las luces de estrobos no ayudaban para nada.
- Ven conmigo
Daniel.- Recorrieron el bar hasta llegar a un pequeño balcón iluminado por el
neón de la señal luminosa en el techo del local.- A ver esa foto de nuevo.
- ¿Lo
reconoce señor Fanein?
- Dime Luis,
por favor.- Miró la fotografía por un largo lapso de tiempo y sonrió.- Emanuel
Tzab. Fue paciente en Nuevo Amanecer hace como un año, lo terminamos sacando
porque traficaba cantidades considerables de drogas. No podíamos demostrar
nada, así que fingimos que había completado el tratamiento. En cuanto se fue,
el tráfico disminuyó considerablemente.
-
Interesante.- Daniel sabía que Jacobo podía preguntarles a los agentes de la
SIEDO por una confirmación y que, dado su historial delictivo, no tendrían
problema en ubicarlo en los archivos judiciales. Lo volví a ver, andando en la
Itzaes, creo que estaba vendiendo. La
típica pose de apoyarse contra un muro e ir y venir al cordón, siempre
mirando sobre el hombro.
- Me da miedo
preguntar, pero ¿es otra víctima?
- No lo
sabemos, aún. ¿Quién le hizo eso?- La iluminación era mejor, por lo que pudo
constatar que en verdad tenía un ojo morado.
- Un
recuerdito de Francisco Blas. Quería que recordara el significado de “donación
anónima”. De lo más agradable el sujeto. Al menos no sabe que soy gay,
realmente está enojado por que la gente diga que su hijo era gay.
- Algunos
casos son más obvios que otros, conmigo se dan cuenta de inmediato. Me visto
demasiado bien. Contigo es diferente Luis, tu secretaria hace de tu novia.
- Patricia es
un amor. Si no fuera porque no la encuentro atractiva en lo absoluto, me
casaría con ella.
- Todos hemos
estado ahí. El clásico “vamos juntos, te dejo sola y finge que estoy en el baño
y no estoy en un bar gay”.- Luis se rió y le dio una palmada en la espalda. Su
risa era totalmente libre y agradable.
- Vamos
adentro, ¿quieres bailar?- Entraron cuando se desataba una tromba.
- No estoy lo
suficientemente ebrio.
- Aún no. Te
invito un Martini, tienes que probarlos. ¿Qué hace un chico tan lindo como tú
en un lugar tan horrible como la PGJ?
- Alberto
Sáenz.
- ¿Quién?
- Era mi
novio y una de las víctimas.
- Lo siento,
¿cuándo fue eso?
- 10 de
Diciembre.
- ¿Quieres mi
consejo?
- Adelante.
- No te
encierres, trata de convivir con la gente. Amigos y familia, eso es lo más
importante.
- Sí, bueno,
es más complicado que eso.- La tromba estaba acompañado de tormenta eléctrica y
luego de un trueno que opacó el ruido del bar, se fue la luz. Chiflidos y risas
nerviosas. Daniel sintió la mano de Luis sobre la suya. La luz regresó y la
música continuó, como si nada hubiera pasado.- Luis, todavía no estoy listo.
- Date una
oportunidad.
- En
cualquier otro momento de mi vida habría pensado que estaba loco por
rechazarte, pero este es un momento muy extraño en mi vida.
- Tengo
paciencia.
- Creo que me
iré de la ciudad muy pronto, pero aún así, muchas gracias.
Salió del bar y encendió un
cigarro debajo del toldo de la entrada. La tormenta lo asustaba, imitaba la
tormenta en su interior. Se comunicó de inmediato con el comandante para
informarle de los adelantos. Anastasia contestó el teléfono, adormilada pero
feliz. Daniel se preguntó si algún día se detendría la tormenta y sería tan
feliz como ella.
Mayo 4:
La misión de encontrar a Emanuel
Tzab no había llegado a nada. Los agentes encubiertos de la SIEDO corroboraron
la historia de Fanein. Un largo historial delictivo conformaba su geografía
personal, por años había sido camello y proxeneta en la Itzaes. Preguntaron a
todas las prostitutas y camellos que encontraron, no lo habían visto en días.
Alertaron a todos los cuerpos policiacos de Yucatán y el resto de la península.
La vigilancia frente a la casa de Leticia Pérez y las escuchas en su teléfono
tampoco producían adelantos.
Daniel se preparaba para salir
al trabajo, navegando entre los cerros de basura y el generalizado desorden. Se
le cayó el diario al tratar de meter todas sus cosas en su pequeño portafolio
y, por ocio y curiosidad, releyó algunas partes. No había vuelto a ver al
psicólogo, y sin duda jamás le habría mostrado su diario, ni a ningún otro ser
humano. Le había parecido una idea tonta, pero en realidad le ayudaba a ventilar
sus miedos y terrores. Jamás lo hubiera empezado de no haber sido por la
tormenta eléctrica del 15 de enero. Antes de llegar a la puerta se detuvo en
seco. Ese día había habido un apagón en la colonia Alemán. Ese día Leticia
López habló con Manuel Miranda, quien usaba un teléfono inalámbrico. La
ecuación le dio vértigo. Leticia había mentido.
- Voy a casa
de Leticia López, trae a todos. Nos mintió, ¿recuerdas su historia sobre Manuel
Miranda el 15 de enero? Hubo un apagón ese día, yo vivo en la misma colonia. No
sé cómo no me di cuenta antes.
Leticia no contestó a la puerta.
La derribaron. Leticia ya no estaba. La casa de atrás estaba abandonada, sus
ocupantes estaban de vacaciones. Marcas en la pared que conectaba a la casa de
atrás indicaban que el asesino se coló mediante una escalera. Jacobo le gritó a
los agentes encargados de su seguridad hasta quedarse afónico. Omar siguió a
los peritos mientras tomaban nota de cada elemento en la casa. Debajo de la
cama se encontraron con la billetera de Francisco Blas. Preguntaron a los
vecinos si habían visto algo, o notado algún auto que estuviera fuera de lugar,
pero no encontraron nada.
Soto mandó arrestar a Francisco
Blas y puso a todas las patrullas en
alerta. Francisco Blas estaba desaparecido. Leticia Pérez era culpable de algo,
o era una víctima. De cualquier modo, tenían que encontrarla. Todos los vecinos
de Francisco Blas fueron entrevistados y la zona fue peinada por elementos de
la policía preventiva. Al caer la tarde se encontraron con el cadáver de
Emanuel Tzab, parcialmente oculto en los carros abandonados en el parque
ferrocarrilero de la Plancha. El mismo lugar en el que Mondragon filmaba sus
violaciones. El modus operandi había sido el mismo, su cuerpo había sido
rasguñado y golpeado, sus genitales desaparecidos en la confusión de sus
músculos y huesos. La cinta adhesiva industrial aún pegada en su boca.
El automóvil de Francisco Blas
fue ubicado en la colonia Brisas del Norte, a una cuadra de un parque hundido.
Vecinos reportan todas las noches las actividades de vándalos y vagabundos que
usan la barranca y su pequeño lecho pantanoso para sus actividades. La noche
anterior, como todas las noches, hubieron reportes que la policía no atendió,
cansados de perseguir vagos. Un hombre reportó a un hombre moreno adentrándose
en el parque hundido, pala en mano. Al momento no unió el significado de una
pala. Agentes de la PGJ desenterraron a Leticia López y a otro hombre, quien
llevaba muerto muchos meses. El hombre era su tío. El comandante Soto concluyó
que el asesino la estaba usando la muerte de su tío como alguna especie de
herramienta para manipularla.
- No puede ir
muy lejos. Sigue en la ciudad, quiero que todos los retenes conozcan su
rostro.- Ladró Soto.- Esto sí que no me lo esperaba, López nos usó. Bien
pensado Mora.
- Gracias
comandante.- Extrajeron los cadáveres, a los cuales les faltaban los ojos y
presentaban más de cien puñaladas cada uno. Daniel los miró un largo rato,
acostumbrándose a la matanza.
- ¿Te sientes
bien Mora?
- Sí, solo
necesito aire fresco.
Había truenos en su interior.
Una tormenta tan salvaje que opacaba todos los ruidos del ambiente. La luz de
los relámpagos iluminó todo el rompecabezas y en un segundo, Daniel Mora unió
los cabos sueltos. Una energía tan potente como la que lo atravesó al enterarse
de la muerte de su Alberto. Tomó el auto del comandante, dejándole una nota.
Llamó a Gabriel Rojo, suplicándole que le hiciera un favor. Confundido y
asustado, Rojo aceptó. El plan de batalla se había manifestado orgánicamente.
Se detuvo en una tienda de artículos deportivos para comprar un bat metálico de
baseball, en HomeDepot compró una pala, cuerdas, una manta y cinta adhesiva
industrial. El cajero relacionó los artículos y lo miró. La determinación en
sus ojos le hizo temblar. No había duda, hoy mismo probaría sangre.
Gabriel cumplió su promesa.
Atrajo al asesino con promesas falsas y un guión escrito por Daniel. Cuando
Daniel llegó el asesino aún conversaba con Gabriel. Utilizó la pistola
eléctrica que el comandante guardaba en la guantera para inutilizarlo. Cargó el
cuerpo casi sin vida a su auto, donde lo amarró fuertemente con cuerda y con
cinta adhesiva.
- Sé lo que
le vas a hacer.- Dijo Gabriel.- Y espero que eso te ayude. Sé que nunca
estaremos juntos, pero si te sirve de algo, quiero decirte que te amo. El
tiempo que pasé contigo fue el mejor en toda mi vida.
- Gracias
Gabriel.- Dejó al asesino acostado en los asientos traseros y se despidió de
Gabriel con un beso. Cubrió el cuerpo con una manta antes de dirigirse hacia la
carretera a Chichen Itza.- ¿Ya estás despierto Fanein?
- ¿Qué haces
Daniel?, ¿porqué mataste a toda esa gente?
- No te hagas
el inteligente. Eso te ha servido hasta hoy, lo concedo. Siempre mandándonos de
un sospechoso a otro. Francisco Blas y Martín Borges. Casi logras que tenga
sentido. Todas esas visitas a Nuevo Amanecer, todas esas donaciones. Tú
diseñaste el programa de Zodiaco Seguridad, lo mismo que tu casa. Te diste la
mejor coartada que podías, incluyendo a tu novia falsa que cubre por ti
mientras sales a cazar.
- Eso no
significa nada Daniel, estás viendo cosas donde
no hay nada.
- Las casas
de Casa Nueva, lo mismo que el terreno baldío donde encontramos a Miranda
fueron propiedad de la administración anterior, tú las conocías porque tu papá
es diputado del PAN. Enredaste a Borges muy bonito, apuesto que tuviste una
erección cuando te diste cuenta lo fácil que sería vincularlo a las muertes.
- Ni siquiera
me parezco al asesino.
- Por
supuesto que sí. Un hombre entre 25 y 45, inteligente pero que no puede mantener
un trabajo fijo. En tu caso, rara vez vas a la oficina, un junior engreído. Gay
de clóset que detesta su sexualidad. ¿Tu papá te regañó cuando se enteró?, ¿eso
te volvió loco?
- No seas
idiota, mucha gente es así.
- Creías
que despistarías a todos usando peluca
castaña y maquillaje. Encontramos crema facial en la escena de Pons, crema de
actores. Encontramos un kleenex con sustancia café, maquillaje. Encontramos
fibras azules, idénticas a tu alfombra azul eléctrico en Nuevo Amanecer.
- La policía
tiene mejores sospechosos que yo.
- Pero
ninguno va a cuadrar porque no lo hicieron. Después de matar a los Pons
escalaste la pared con ayuda de un árbol, no hay modo alguno en que Francisco
Blas pudiera hacerlo con esa pierna mala que tiene.
- Tienen el
celular, si hoy revisaron la casa de Blas, sin duda tienen el celular. No
cambió la cerradura después de que matara a su hijo, ¿puedes creerlo? Hay que
ser idiota. No importa si no cuadran, simplemente que sea sospechoso. Planté su
cartera en la casa de Leticia, espero que la hayan encontrado. Es cosa de
tiempo antes de que la policía dé por hecho que Blas fue el asesino. Coincide
con su desaparición. Jamás lo encontrarán enterrado en mi jardín. Si no lo
hacen, lo harán con Borges y lo meterán a la cárcel con evidencia fabricada.
- ¿Crees que
podrás mantenerte bajo control? Volverás a matar y cuando arresten a Borges se
darán cuenta del error.
- Tienes
razón, no lo puedo controlar. No quiero controlarlo. Me mudaré, como tú
dijiste. De hecho tú me diste la idea. ¿Recuerdas eso? Estabas mirándome la
verga con lujuria, me la hubieras chupado como una perra. Al hombre que mató a
tu maricón. Eres igual a los demás, todos unos cerdos pervertidos.
- Mira quién
habla, como si no te gustara.
- Papá me
enseñó a tomarle gusto, pero no hay ningún hombre que me haga sentir tan
especial como él lo hacía. Los demás son pervertidos. Quería mudarme contigo,
cogerte en la carretera y matarte ahí mismo.
- Sigue
soñando, no puedes usarme como hiciste con Leticia.
- Esa perra
necesitaba el dinero, su tío iba a demandarla, quitarle su estúpido trabajo.
Miranda me habló de ella. Le encantó la idea de matar a su tío, pero después la
tenía en mis manos. Fue agradable cortarle los ojos a la luz de la luna.
- Que bueno
que lo disfrutaste, porque hoy se termina todo. La cacería, los
interrogatorios, las golpizas, todo tu jueguito.
- Ellos
hablan, les encanta hablar. Me dicen toda clase de cosas, me ruegan que me
detengan. Les ofrezco un trato, “tú dime a qué maricón mato en vez de a ti”.
Todos tienen a alguien en mente. Lo venden como si fuera un juguete. Te cuentan
historias, te dicen rutinas. Dónde lo puedes encontrar, qué le gusta hacer,
todo eso. Joaquín Beltrán no lo dudó ni un segundo, Alberto Sáenz, un maricón
que le vendió una lancha, o una moto o alguna estupidez así. Me dijo que se la
chupó en el auto.
- Mientes.
- ¿Qué pasa
Daniel?,- preguntó el asesino.- ¿tienes miedo? Para ti soy el diablo. Un
monstruo. Un enorme agujero negro. Un dios que da vida y muerte. Por eso
quieres asustarme.
- No quiero
asustarte. Quiero matarte. Te llevaré a un lugar poco frecuentado, te mataré a
golpes y enterraré tu cadáver. Como has hecho tantas veces. No eres el diablo,
ni un monstruo. Eres un renacuajo cobarde y ridículo. Un chiste. Un aborto
fallido. Algo absurdo y estúpido.
- No tienes
los pantalones para hacerlo.- Daniel fue bajando la velocidad conforme se
acercaba a un espacio poco transitado y oculto por los árboles.
- Nunca había
terminado nada en mi vida.- Detuvo el auto detrás de una línea de árboles.- Ya
es hora.
- No… No lo
hagas Daniel, ¡no me puedes hacer esto!
- Tengo una
buena y una mala.- De la cajuela sacó una pala y el bat de baseball.
- ¡No lo
hagas!- Gritaba a todo pulmón. Daniel tomó la pistola de la guantera y se la
guardó en el cinto.
- ¿Qué pasa?,
¿tienes miedo? La buena es podrás respirar aire libre.- Sacó al asesino
extrayéndolo de su cabello. No podía defenderse pues estaba amarrado
fuertemente como un capullo.- La mala, es que voy a enterrarte vivo.
- No lo
hagas, te lo suplico.- Comenzó a cavar frente a él, tirándole la tierra en el
rostro.
- No lo
hagas, hago lo que quieras, pero por favor…
- Casi se me
olvida. Otra mala noticia.- Con el bat lo golpeó en la espalda, haciéndole caer
de rodillas.- Los coches de la procu tienen micrófonos interiores.
- No, no,
¡no!- Luis Fanein chilló furioso cuando las camionetas de la PGJ hicieron notar
su presencia.
- Gracias por
la nota Daniel. Buen plan.- Mora volvió a golpearlo con el bat hasta que sacó
sangre. Sangraba de la boca y su brazo derecho estaba roto.
- Gracias a
ti por dejarme suavizarlo un poco. Siempre quise que me rogara por su vida y
agarrarlo a golpes.- Soltó el bat y usó un cuchillo para desamarrarlo.-
Levántate y camina, o te doy otra tanda.
- ¿Sigues con
tu mismo plan Daniel?- Preguntó Soto.
- Sí, me voy
a mudar. Quiero estar de nuevo con Alberto.
Daniel sacó el arma y disparó contra Fanein en la cabeza. Los
agentes estaban confundidos. Abrió fuego contra una camioneta, asegurándose de
no lastimar a nadie. Los agentes respondieron
y lo abatieron a tiros. Su cuerpo cayó al suelo en el pequeño agujero que había
cavado. Anastasia salió de la camioneta de Soto y se hincó a su lado, llorando
a todo pulmón. Omar y Soto se acercaron sin saber que decir.
- Yo no le
disparé.- Dijo Omar.- Me caía bien.
- Yo le
disparé entre los ojos.- Soto los sorprendió con eso.
- ¿Por qué
harías eso?- Anastasia se levantó y trató de golpearle el pecho. Jacobo la
abrazó y le besó la cabeza.
- Porque eso era lo que hubiera querido mi amigo
Daniel. Quizás ahora se calmen sus noches de tormenta.
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