Eddie Lupino: El lobo
Por:
Juan Sebastián Ohem
Del
escritorio del sargento detective Edward Lupino
Ángel en el pavimento. Truenos que
caen sobre él. Miradas de asombro. Imagen distorsionada. Chico muerto boca
arriba. Tren elevado sobre nosotros echando chispas. Curiosos mirando con ocio.
Las patrullas y autos iluminan la escena. Jeans, playera de los Doors. Agujeros
en los jeans, manchas de grasa y sudor en la playera. Azules manteniendo el
cordón. Lucky Luis Fierro tomando nota. Temporada alta de homicidios. Teniente
Crane “resuélvelo rápido”. Luis se aburre, pelea contra su sombra. Ex-boxeador.
Termino el cigarro y le miro impaciente. El hombre-lobo tiene hambre de nuevo.
Cansancio ganándole al hambre. Resuena en la memoria. “La guerra te hizo cruel,
la ciudad te mantiene enojado”, Crane a la yugular “mantente así”. Forenses
apurados, choque en Argent, muchos muertos. Se acerca cansado. Ponte enojado.
-
Dos piezas de evidencia.- Trueno los dedos. Luis se acerca encendiéndose un
cigarro.- Tiras de papel periódico, así que el arma estaba escondida y unos
cerillos de un bar llamado “Mirador”. Huellas parciales.
-
¿El chico?
-
La única identificación es una tarjeta de biblioteca. Andrew Davis, 20 años.-
Luis sonríe.
-
Apuesto que hacía muchas tareas. Le checaron los dientes, necesitaba un
dentista. Dos balas al abdomen. ¿Adivina la mejor parte, sargento?
-
Nadie vio nada.
-
El lobo lee mentes.
-
Parece que las heridas son de .45 milímetros, pero no podremos compararlas
hasta después de la autopsia. Nos tenemos que ir.- El forense me conoce por
reputación. Temblor en la voz. Úsalo.
-
Etiqueten todo, quiero al chico en bajo el cuchillo y rápido.
-
Pero el accidente en…- Mirada de Napalm.- Sí, sargento.
-
El chico no puso mucha resistencia sargento y con eso del periódico…
¿profesional o amateur?- Ex-boxeador, jugador compulsivo.
-
¿Crees que alguien contrataría a un asesino profesional para Andrew Davis, 20
años?- Radio en el auto sin marcar. Dirección, cero boletines, madre fallecida,
padre hizo seis meses por usura hace cinco años. Miro a Lucky y sonrío. Aúllo y
eso le hace reír. Arrestado en “Mirador”.
Nada de sirenas, acercamiento
cuidadoso. Pido una cerveza cerca de la puerta trasera. No tienen idea. Otro
negro más en Morton. Luis es obvio. Camina como policía. El saco no disimula el
arma. Nervios. Voz baja que truena como megáfono, “estoy buscando a Stephen
Davis”. La viva imagen de Andrew Davis se levanta corriendo. Trago a la
cerveza. Le pongo el revólver en la nariz. Muestro la placa a todos. Luis
contra sus riñones le empuja contra la puerta trasera. Salgo cerveza en mano.
Discurso preparado. “Ya no me dedico a ello”, “cumplí con mi sentencia”. Lanzo
la cerveza contra la pared. Mi señal de “mírame-a-mí”.
-
Andrew Davis.
-
¿Qué pasa con mi hijo?- Dignidad recuperada.
-
Falleció hace cuatro horas más o menos. A una cuadra del club L.- Lucky no
perdona que traten de huir. Stephen empieza a llorar mientras lo registro.
Limpio de armas. Hoja con iniciales y dinero.
-
¿Qué… ¿Cómo pasó?
-
¿Cuándo fue la última vez que le vio?
-
Hace unas semanas, quizás menos. ¿Dónde está? Quiero verlo.
-
En un momento. ¿Dónde estabas tú?- Le muestro la hoja de papel.- ¿Alguna de tus
víctimas tenía rencores?
-
No son víctimas, me dedico a apuestas de deportes, nada que… Nadie lastimaría a
mí hijo.- Se apoya contra la pared y mira al cielo. No hay consuelo ahí.-
Estaba con Pat, Patrick Jones. Acabo de llegar.
-
¿Dirección?- Luis apunta los detalles. Patrick Jones, 309 Corval Lane.
-
¿Su hijo estaba en una pandilla?
-
No, nada como eso. Nos distanciamos desde que falleció su madre. Hace lo que
quiera, no terminó la escuela y no quería… Pues no quería incluirlo a esta
vida.
-
Si me estás mintiendo dejaré que Lucky te siga trabajando los riñones.- Luis
sonríe y se besa los enormes puños.
Luis Fierro, “el mexi-tective”,
Eddie Lupino, “el lobo”. Nadie está contento con que sea sargento. “Úsalo” dice
el teniente Crane. Morton chicano, Morton negro. Nunca estaremos bienvenidos en
ninguna parte. Luis hace una línea para mantenerse al cien. Doble turno.
Demasiado enojado para descansar. Algo no cuaja con la rutina del padre corazón
de oro. No le digo a Luis. Lucky, “suertudo”, porque siempre supo cuándo perder
cada que los porcentajes le favorecían. Lo extraña y se nota. No extraño la
jungla, no se nota en días como éstos.
Corval Lane son casas diseñadas como
cajas de zapato. Denuncias de violencia doméstica todos los días. Pat Jones
sale limpio en los registros. Toco el timbre hasta que un rubio abre la puerta
mientras se termina un trago. Nos mira de arriba para abajo. Le mostramos las
placas. Explicamos la situación. Hijo de perra nos mira de arriba para abajo.
Su mirada es “¿son placas de cereal?”. Sonríe burlonamente. Quiere cerrar la
puerta y le doy una patada en la entrepierna que lo pone en el suelo.
-
Maldito negrata, no creas que no te voy a denunciar.
-
¿A quién?- Luis se burla y se sirve un trago.- Háblanos de Stephen Davis.
-
Voy a hablar con su superior primero y mi abogado.
-
Agarra el teléfono y te suelto los dientes.- Reto. Mirada Napalm. Lo considera.
Me mira de arriba para abajo. Decide que ya tuvo suficiente. Parte de su
cerebro todavía funciona.
-
Stephen es mi amigo, ¿qué hay de malo con eso?
-
Corre apuestas ilegales.
-
Ajá, ¿y?
-
¿Cuándo lo viste por última vez?
-
Estuvo aquí hasta hace… No más de una hora. ¿De qué va el asunto?
-
Quejas sobre usura.
-
Ahora sé que tú cerebro se quedó en África, ya no hace eso.
-
No debiste decir eso.- Luis se termina el trago y se truena los dedos.
-
No debiste cruzar la frontera.- Patadas y puños. Su cabeza destroza botellas.
Sangre, ron y whiskey.
-
¿Le debes algo?
-
No, hice una apuesta por los Yankees y gane, es honesto en lo que hace.
-
Suena como que están en negocios los dos, nuestros amigos en Vicio querrán
saber eso.- Luis me adivino el pensamiento. Jones negó asustado.
-
Tengo una tintorería, es Sam Ortiz con quienes deberían de hablar.
-
¿Por qué?
-
Porque es un apostador degenerado, haría lo que fuera por dinero.
Luis apunta dirección. Click
circunstancial. Deuda cancelada = Asesinato. No tenía motivo. Se cayó en el
aire. Luis a toda velocidad. Sirena y claxon. La droga pateando como mula.
Circuito que nos lleva a Morton hispano. Edificio viejo. Pintura descarapelada.
La alfombra crujiente. La puerta se abre en cuanto golpeo con fuerza. Sam Ortiz
tirado en el sillón. Checa la cuchara doblada, encendedor e hipodérmica en el
suelo. Cinturón en el brazo. Le trueno los dedos y sonríe. Nube 9. Más allá de
Plutón. Luis le apaga la televisión y me mira sin saber qué hacer. Sonrío como
lobo mientras me hago una taza de café. Enciendo un cigarro y le guiño el ojo.
Le abofetea un par de veces. Reviso la heroína. Paquetito negro con símbolo de
la paz. La ironía me hace enojar. Amenazo con tirar lo que queda por la
ventana. Bienvenido de vuelta, Sam Ortiz.
-
Pensé que estaba perdido por completo.
-
No lo tires, amigo, por favor.
-
Stephen Davis nos mandó.- Me juego una corazonada.
-
No debí apostar a los Gigantes.
-
¿Cómo es que tienes dinero para esto?
-
No le digan, por favor. Ya rebajé mi deuda, le di mi arma. Era una .45
preciosa.- Luis me mira sorprendido. Aúllo como un lobo y le tiro el paquete.
Demasiado drogado para atraparlo en el aire.
-
¿Qué sabes de Andrew?
-
¿Andy Davis? Buen muchacho.- Empieza a babear. Bofetada. Nos mira sorprendidos.
Le paso la taza de café.- Me cae bien.
-
¿Cuándo lo viste por última vez?- Eso le hace reír.
-
La última que cualquiera lo haya visto por aquí. Huyó con su novia, Annie Mink.
Linda chica, muy dulce. Huyeron con el dinero de papi. Adiós usura.
-
Andy lo estafó así que Stephen te compra un arma y lo busca.
-
Lo ha estado buscando cada que puede. No puedes encontrar a un fantasma. Esos
dos son demasiado inteligentes como para quedarse en esta ciudad.
-
Eso espero.- Dijo Luis. Regreso al auto.- ¿Apuestas por el padre?
-
No lo sé, pero apuesto que ésa chica sigue en la ciudad.
Confirmado. Stephen Davis no era el
padre acongojado que pretendía ser. Su coartada seguía siendo sólida.
Información en Anne Margaret Mink. Banderas rojas por todas partes. Manejamos
al precinto Baltic Norte. Masticamos la información y seguimos haciéndolo
mientras nos lo dice otra vez el detective de Vicio que hizo la redada. Annie
Mink, prostituta menor. Annie Mink sospechosa en el homicidio de su ex-novio
Arthur “Artie” Murphy. 48 cuchilladas, nada que la una. Hermana Susan muerta
por sobredosis. Andy el dulce. Andy el proxeneta.
-
Soy el sargento Eddie Lupino, llámame Eddie, él es Luis Fierro. Le decimos
Lucky.- La sacamos de la jaula. No presentarán cargos. Nada sólido. Esperaban
asustarla con una llamada a sus padres. No funcionó.- Trabajamos en el precinto
de Morton, investigamos la muerte de Andy Davis.
-
¿Andy está muerto?- Chica arcoíris. Demasiado maquillaje. Pálida. Verde.
Morada. Roja. Pelea contra las lágrimas. Marcas de hipodérmica en el brazo
izquierdo. Andy el camello.
-
Nos dijeron que no quieres volver a casa.
-
No puedo volver a casa. Me corrieron.
-
Andy te hizo adicta, ¿te cobra con tu trabajo?
-
El amor es libre.
-
Pero no es gratis, ¿o sí?
-
Andy nunca me hizo hacer nada que yo no quisiera. Se llama “revolución sexual”,
¿dónde has estado?
-
Matando amarillos, pero Lucky te entiende.
-
¿Saben quién lo hizo, verdad?
-
Sorpréndenos.
-
Es obvio, su viejo. Le estafó casi todo su dinero.
-
¿Qué hizo con él?- Se señaló las marcas en el brazo.
-
No las tenía, prueba de nuevo.
-
Le daban miedo las agujas. Casi tanto como le temía a su papá.- Me acomodo el
pelo largo. Señal para Luis.
-
¿De quién sale la droga?
-
Tienen que entender que no es así. No es como cuando ustedes eran jóvenes.-
Luis sonríe con los ojos al techo y me mira. Leo el pensamiento, “¿somos tan
viejos?”.- Somos dos menores que se valen por sí mismos y no se conforman al
sistema consumista. Mis papás me echaron cuando murió Susie, mi hermana mayor.
Dijeron que fue mi culpa. Todo dicen que es mi culpa. Ustedes dicen que es mí
culpa.
-
¿Por qué diríamos eso?
-
Porque todos me culpan a mí, porque creen que soy una cualquiera y que Andy era
una estadística más. Creen que tomaba ventaja de nosotros y era nuestro mejor
amigo.- Se tapa la boca y niega con la cabeza.
-
¿No crees que merece saber que murió Andy?
-
Bobby querría eso, lo quería mucho.
-
¿Bobby?
-
Bobby Landrum.- Lucky me mira y sonríe. Ahora sabemos de dónde sacaban el
dinero de la renta.- ¿Dónde puedo ver a Andy?
-
Su papá probablemente estará ahí. Ve a la estación de Morton, dile que el
sargento Lupino te dio permiso. Te darán de comer y algo para que pases el
rato.
Tercer piso, división de Narcóticos.
Mugre sobre Bobby Landrum. Hago mi rutina. Le aúllo a la luna que sale del
morado atardecer. Ladro y me rasco las orejas como perro. Eddie “Lupo”. El lobo.
Saben que huelo sangre y se olvidan que soy negro. Andy Davis, peso ligero
entre los pesos ligeros. Ningún arresto. Soplones aquí y allá que le delatan
por una taza de café y algo de comida. Reservado a la zona Baltic Norte. Lejos
de Morton. Lejos de su padre. Es todo lo que tienen. No es suficiente. Robert “Bobby”
Landrum es otra historia. Ningún contacto pesado. Casado, cuidadoso,
calculador. Nunca le encuentran su producto. Nada desde que saliera de
Blackbird. Rumores de yonkis arrestados. Acomodados. Buena calidad de heroína.
Bobby “todo corazón”. Bobby “nada de armas”. Bobby “nada de mujeres”. H y nada
más. Luis tiene sus datos.
Casa de dos pisos en Brockner. Auto
en la entrada. Luis por atrás. Yo toco el timbre. Mano sobre mi arma. La puerta
se abre de golpe. La mujer ha visto mejores años. Algunas canas en su cabello
castaño. Bolsas bajo los ojos. Complexión media. Instinto: Ella no usa. Le
muestro la placa y me hace pasar. Me sirve un café. Esperaba a la policía desde
que su marido había salido de prisión. No tiene pelos en la lengua. “Mi marido
el traficante de poca monta” es su epíteto. Hago la pregunta pero conozco la
respuesta. No, ya no vive ahí.
-
Blackbird lo asustó. No es la clase de gente que pueda durar mucho en prisión.-
Se enciende un cigarro y bebe su café.- “Evidencia insuficiente”, así lo
llamaron en el juicio de apelación. Celebramos por semanas. Segunda luna de
miel. No muchas mujeres esperan a sus maridos cuando los mandan al infierno
sobre la Tierra.
-
¿Y cómo acabó esa luna de miel?
-
Hace años perdí a nuestro… El embarazo no funcionó. Aborto natural. Creo que
nunca me lo perdonó. Yo no le perdoné que no me lo perdonara. No es como si
hubiera sido mi elección. Él siempre es tan cuidadoso… Me resigné, ¿entiende lo
que digo? Incluso en esa segunda luna de miel, incluso cuando evitábamos el
tema… Luego sale con que tiene un chico prácticamente adoptado. No sé su nombre,
pero siempre lo mencionaba con orgullo y cariño como si fuera… Como si fuera
suyo.- No tiene que decirlo. Andy Davis y su “novia” Annie Mink. Segunda
familia sin la molestia de una segunda esposa.- Lo eché de la casa.
-
¿Y no protestó?
-
¿Usted qué cree? No le di opciones. Sé lo que piensa de ese desgraciado. Vende
heroína después de todo, pero no golpea mujeres… No, de hecho, no creo que haya
estado en una pelea en toda su vida.
-
¿Cuándo lo echó de su casa?
-
En cuanto encontré empleo en la fábrica de zapatos, hace tres semanas.
-
¿Sabe dónde podemos ubicarlo?
-
No lo van arrestar. ¿Entiende lo que digo?
-
¿Por qué?
-
Porque es demasiado listo. Es un mago, no tiene nada en las mangas y de pronto
tiene… Eso.
-
Heroína.
-
No soy del departamento de Narcóticos. ¿Sabe dónde puedo encontrarlo?
-
Se rentó un departamento en Mercy. Es el 109, interior 37. Creo que quiere que
me dé lástima.
-
Gracias por su tiempo.
-
Si me llama no le diré que vinieron por él. Honestamente no me importa lo que
le pase.
Alarmas por doquier. “No soy de
Narcóticos” debió haber sido seguido por cejas arqueadas y signos de
interrogación. La rutina de la madre que no pudo ser no me convence. Lucky
Fierro regresa al auto caminando como boxeador. Pupilas dilatadas. Doble turno.
El café dejó de funcionarle. Su exploración por los baños dio resultados
inesperados. La verdadera razón por la que se terminó la “segunda luna de miel”.
Tratamiento para la sífilis desde hace dos semanas.
Luis Lucky Fierro tiene el box y los
narcóticos. Yo tengo la ira. Tengo la rabia. “Proteger al inocente” no
significa mucho en Malkin. No he visto a una sola persona inocente en todo este
caso. No Stephen Davis quien probablemente mató a su propio hijo. No Annie Mink
que perdió una hermana a la sobredosis de heroína y tiene a su novio por
proxeneta. No Andy, proxeneta, camello y estafador. No Bobby Landrum, pez
venenoso en una enorme pecera de tiburones. “Proteger al inocente” se convierte
en “¿Cuál es el inocente?” y eso me hace gruñir. La cacería, eso es lo que
tengo. Eso tendrá que bastar.
El departamento en Mercy. Golpes en
la puerta. Lucky la patea con tanta fuerza que prácticamente la arranca. Bobby
Landrum cae de espaldas. Mi zapato contra su cuyo. Revólver en mano. Un sutil “no
te muevas”. Luis recorre el departamento buscando cualquier cosa. Bobby conoce
la rutina. Se queda flácido, brazos y manos donde pueda verlas. Fierro chifla y
sale de la habitación con un arma sostenida con un pañuelo. Una .22, no la .45
que mató a Andy Davis. Le dejo levantarse. Se queja. Discurso sobre derechos
constitucionales y la ley. Todos los ex-convictos se convierten en grandes
maestros de leyes en la biblioteca de Blackbird. Lucky le señala el arma. No
tiene permiso. No sabe de qué va el asunto. No hay drogas en el lugar.
-
No se trata de drogas, somos de Robos y Homicidios. Ésta tarde mataron a Andrew
Davis bajo el tren elevado, cerca del club L.- Bobby Landrum se hunde en el
sillón de estampado floreado. No es la rutina de Stephen Davis. No hay grandes
lágrimas. No hay grandes sollozos. Nos mira esperando más información.- Lo
conoces.
-
Sí, él es como un hijo para mí. Lo limpié, estaba muy… Hizo algunas cosas
reprobables.
-
Sin eufemismos.- Le urge Luis.
-
Le robó a su padre, un sujeto llamado Stephen que tiene o tenía una operación
de usura y apuestas ilegales. Estaba en la calle, prácticamente muerto. Empezó
haciendo favores y me di cuenta que…
-
Sin eufemismos.- Gruñe Luis.
-
Ustedes saben a qué me dedico, ¿cierto?
-
Vendes heroína a niños de escuela.
-
Eso no es cierto.
-
¿No?
-
No a niños de escuela. Tengo buenos clientes. Nada de yonquis muertos de
hambre. No quiero matar a nadie. Andy estaba mal, pastillas. Empezó a hacer
entregas, luego manejar dinero… Nunca robó ni un centavo. El chico es listo. El
chico era listo, supongo que debería decir. Le di un lugar dónde vivir. Yo
nunca pude tener un hijo. Mi esposa se hizo un aborto a mis espaldas y sentí
que… Es estúpido, pero era como si Andy fuera mi hijo. No me lo esperaba, pero
todos mis clientes me lo decían. El chico era discreto, vestido como hippie y
todo eso, pero discreto.- Se encendió un cigarro con manos nerviosas. Reprimió
algunas lágrimas.- La policía me ha hostigado antes, va con el territorio, pero
nada como esto… Supongo que querrán saber dónde estuve. ¿Cuándo fue que murió?
-
Dos disparos al estómago como a las cuatro.
-
¿Puedo verlo? Tengo dinero guardado, me gustaría hacerle un entierro digno. Su
novia, Annie, ¿ella lo sabe?
-
Sí, le dijimos lo mismo que te diré a ti. Ve a la estación de Morton y quédate
ahí. El padre debe estar con el cuerpo y no creo que se lleven bien.
-
¿Necesitan mis huellas o algo así? No tengo permiso para el arma, pero les juro
que nunca la he usado. A esa hora siempre estoy en Turrent. Punto norte de
Baltic.
-
¿Dónde queda la casa que le diste a Andy?
-
No es una casa, un departamento y él se lo ganó. Yo pagué el primer mes y luego
él… Normandie 789, interior 78.
-
Ve al precinto de Morton, no me hagas buscarte.- Le gruño y prácticamente le
saco a bufidos de su propio departamento.
Radio. Mando uniformados a revisar
su coartada. Luis maneja a Normandie. Ventana baja. Químicos que le hacen subir
y bajar. Mi tanque está vacío. Estoy quemando aceite. Teniente Crane “cierra el
caso”. La noche nos cubre y lucha contra las luces. Señales de neón hacen que
el cielo se vea morado como un moretón. Reporte de los uniformados. Rick
Turrentine, encargado de Turrent, así como cuatro meseras avalan la coartada de
Bobby Landrum. Dos sospechosos. Dos coartadas. ¿Ponerle cargos por el arma sin
registrar? Mucho papeleo. La esposa de Bobby, Ilsa Schiller Landrum dijo que
nunca había estado en una pelea. Le creo. No sé bien porqué, pero le creo.
Departamento de Andy Davis. Detengo
a Luis y al encargado del dilapidado edificio. Checa las marcas en las
cerraduras. Alguien las forcejeó. Lucky Fierro toma foto del detalle. Trae sus
bolsas de evidencias. El encargado abre la puerta. Necesitaremos más bolsas.
Heroína en paquetes de símbolo de la paz y en escalas. Pequeño laboratorio para
diluir las porciones. Químicos en jarrones y cajas. Mando a Lucky al auto.
Necesitamos uniformados. Necesitamos catalogar. Necesitamos revisar a los
vecinos. Alguien entró al departamento y pudo robar una fortuna en heroína y no
lo hizo. El encargado está furioso. Está actuando. Mira la H con hambre. Lo
mando al demonio con un gruñido. Pósters de los Doors y Hendrix. Sillón contra
una puerta de clóset disimulada con un póster. Lo muevo con cuidado. Mercancía
robada. Relojes, anillos, pulseras, collares. Lucky regresa y le señalo el
botín. No somos avariciosos, pero si no agarramos algo los uniformados lo
harán. Luis toma fotografías a todo. Lo tiene todo resuelto. Andy la mente
maestra. Robo a casa habitación. No, nyet, nein. Teoría kaput. Todo lo que está
ahí es la clase de cosas que un drogadicto pagaría en especie a cambio de una
dosis.
Uniformados. Detectives de
Narcóticos. Lucky y yo comemos hamburguesas en la calle. Se robarán casi todo.
Es un hecho. Molestarán a todos los vecinos por mugre sobre Andy. Como si
necesitáramos más, pero les di las instrucciones exactas. ¿Quién anduvo
merodeando por ahí?, ¿quién forzó su entrada a su departamento? La pregunta no
mata mi apetito, simplemente lo hace más voraz. Teniente Crane por la radio.
Annie Mink tuvo crisis nerviosa. La están calmando antes de llevarla al
hospital. Manejamos a toda velocidad hacia Morton. Parece un mundo de
distancia. Edificios y casas haciéndose cada vez más monótonos. Pintura
olvidada. Empapelado olvidado. Ornamentos navideños que han estado ahí la mitad
del año y ya quedaron amarillentos por el sol. Estaciono frente a la
ambulancia. Placas en la cara de paramédicos cansados. El choque en Argent los
tiene agotados.
-
No me importaba… Se lo dije…- Babea. Espasmos. Película de horror. Veneno en su
sangre. Historia sin final feliz.- Lo amaba… Lo tenía de todas formas… Amor
libre…
-
¿Qué tenía Bobby?
-
No Bobby… Bobby es bueno con nosotros… Andy, en el boiler del edificio… No
tenía que hacerlo… Cree que no lo sé… ¿Cuándo lo veré de nuevo?
-
Annie…- Miro a Lucky y él me mira a mí sin saber qué decir. Está perdida en su
mundo.- Pronto Annie. Pronto.
Regreso a Normandie. Luis está
agotado. Doble turno. Yo tengo apetito. Puedo sentir carne en la boca. ¿Pero de
quién? Tres patrullas. Vecinos aburridos y algunos curiosos. Revisamos el
cuarto del boiler a consciencia. Luis Fierro me chifla. Bolsa de evidencia.
Cuchillo con sangre vieja. Buscamos huellas y es fácil. Se lo entregamos a un
perito. Sabemos de quién son las huellas. Así es como Andy se aseguraba de
mantener en línea a Annie Mink. Tenía la prueba absoluta del asesinato de su
ex-novio Arthur Murphy. Annie tendrá suerte si queda suficiente de su cerebro
para entender las oscuras implicaciones.
-
¿Sargento?- Uniformado nervioso.
-
¿Me vas a decir o tengo que adivinarlo?
-
Un vecino vio a una persona merodeando por los departamentos. Le mostramos la
foto de Stephen Davis, como pidió y dijo que era él. Dijo que llevaba… Lo
apunté aquí, en sus palabras, “extrañas herramientas, muy pequeñas”.
-
Bingo.- Lucky boxea con su sombra.- Lo tenemos Lupo, tenemos al maldito.
-
Vamos a Morton, pide el registro de llamadas del Mirador. Necesitaremos pruebas
para hacerle confesar. Nada parecía robado así que podría alegar cualquier cosa.
No podemos poner en el estrado a Sam Ortiz por la venta del arma, aunque sea
del mismo calibre con la que mató a Andy. Sus abogados lo destrozarán. Además,
ya se deshizo del arma.
Para cuando llegamos el teniente
Crane tiene a Stephen Davis bajo arresto. Los de Narcóticos tienen a Bobby
Landrum, sólo por si acaso pueden descifrar su acto de magia. Stephen no es
estúpido y pide un abogado en cuanto nos ve entrar. Defensor público con más
casos pendientes que años sobre la Tierra. No sabe ni por dónde empezar.
Stephen no quiere presentar cargos contra nosotros. Sabe lo que pasaría.
Pasamos el rato bebiendo café y hablando de deportes. Llega el registro de
llamadas.
-
Llamada del Mirador, donde te interrogamos a Patrick Jones, quien te dio la
coartada. Aquí está, minutos después, meros minutos, después que nos fuimos.
-
Apuesto que ya no te debe nada.- Agrega Luis.
-
No es ilegal.- Balbucea el abogado.
-
No se olvide, sargento Lupino, sobre los cerillos.
-
Claro, los cerillos. ¿Cómo crees que te encontramos?
-
¿De qué están hablando?
-
Cerillos del Mirador, con tus huellas, a pocos metros del cadáver de tu hijo.
-
Yo no…
-
También tenemos la declaración de Sam Ortiz, te vendió una .45 para que no
tuviera que pagar intereses. Detective Fierro, ¿cuál era el calibre del arma
usada en el homicidio?
-
.45 milímetros sargento.
-
Esperen un segundo, no…
-
No olvidemos a los testigos en el edificio de departamentos de Andy. Entraste a
su departamento. Lo estabas buscando.
-
No es como parece, lo juro.
-
Parece que mataste a tu hijo.
-
Mi cliente no tiene por qué contestar a sus preguntas.
-
¿Compraste tu título por correo? Tenemos evidencia en la escena del crimen, la
venta del arma, la falsa coartada y allanamiento de morada. Ningún jurado en el
mundo te perdonara por esto Stephen.
-
Vamos a discutirlo.- El abogado le interrumpe.- ¿Hay algún tipo de trato que se
pueda hacer con la fiscalía?
-
Sí.- Le miento y nos salimos.- No hay manera humana en que dejaré que el fiscal
haga un trato.
-
Un caso como este y el fiscal nos meterá a la cárcel si lo mencionamos. Ni
consiguiendo a doce hippies drogados hasta el cielo conseguiría un buen
veredicto.
-
Es una lástima que no lo haya hecho.
-
¿Es inocente?
-
Todo menos, quería matarlo, pero le ganaron al golpe. Hagamos felices a los de
Narco.
Conferencia sargento a sargento. Su
teniente llama a mi teniente. Lupino tiene una idea. Lupino sabe dónde está la
heroína. El olfato del lobo rara vez falla. Lo llaman un favor, pero una hora
después son ellos quienes me deben un favor. Interrumpimos el interrogatorio de
Bobby Landrum. Detectives de Narcóticos salen de la sala, hablan con sus
superiores. Todos sonrientes. No es un tiburón, pero cuenta para algo.
-
El bar Turrent, ahí es donde lo encontraron. Rick Turrentine y las meseras que
te dieron coartada pasarán muchos años en Blackbird, pero reducirán condenas al
nombrarte.
-
Pensé que no estaba interesado en eso sargento. Yo no maté a Andy, era como mi
hijo.
-
El lugar no tenía sentido, ¿por qué regresaría Andy a Morton si sabía que su
viejo quería matarlo?
-
No lo sé, quizás lo engañó.
-
Lo engañaste tú. Los paquetes en el departamento de Andy, el símbolo de la paz,
igual que tenía Sam Ortiz. El nombre debería sonarte conocido, es un cliente
tuyo. Él te dijo del arma que le vendió a Stephen. Lo único que necesitabas era
una .45, Andy te confiaba, lo llevaste ahí, le disparaste dos veces y dejaste
los cerillos del Mirador para que pensáramos que lo hizo su viejo. Después de
todo, él quería hacerlo.
-
¿Por qué demonios haría algo así? Era como un hijo para mí, por no contar que
no quiero volver a Blackbird.
-
El cuidadoso Bobby, el no tan cuidadoso Andy. Era un ladronzuelo, diluía tu
heroína, era prácticamente veneno. Así murió Susan, la hermana de Annie Mink.
Así es como Annie quedó con el cerebro hecho pudín. ¿Podrías haberlo perdonado?
Quizás. Pero te costó tu matrimonio.
-
Andy nunca…
-
No, tú y Annie. Ella tiene sífilis. La revisaron en el hospital.- Es una
mentira blanca pero le deja pálido por completo.- Tu esposa se lo está
tratando. ¿Te la rentó Andy o fue idea de Annie?
-
Me convenció con…
-
Te convenció con ella, era más listo de lo que creías.
-
Más estúpido de lo que pensaba. Mi esposa perdió a nuestro hijo, por segunda
vez. ¡Por supuesto que lo maté!- Se arrepiente de inmediato. Sonrió y le
muestro que estamos grabando. Se golpea la cabeza contra la mesa de metal.-
Stephen no lo iba a encontrar, le habría tenido que decir y entonces él me
habría acusado en cuanto tuviera la oportunidad.
-
Eres un idiota Landrum, Stephen sabía dónde vivía su hijo. Debiste darle más
tiempo.
Empieza con un ángel. Termina con historias
de terror. Lucky le saca el dedo y se prepara para irse a dormir. Me paseo por
el corredor de evidencias. Borro las huellas de Annie Mink. ¿Estoy buscando una
inocente donde no hay ninguna? Andy la envenenó con su heroína diluida. No
necesitaba hacerlo. La tenía chantajeada. No necesitaba hacerlo. Le rentó a
Annie para calmar a su padre adoptivo. No necesitaba hacerlo. Bobby Landrum lo
mató como a un perro en la calle. No necesitaba hacerlo. Perros salvajes, todos
y cada uno de ellos. Ladrando y amenazando con morder. Me digo a mí mismo que
no soy eso. Me digo a mí mismo que no soy un perro. Soy un lobo.
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