martes, 8 de marzo de 2016

Poe: El Hombre ficción


Poe: El hombre ficción


Por: Juan Sebastián Ohem

 

            “Supongo que debería empezar por felicitarlos. Les tomó más de lo que pensé, aunque siendo honesto tenía la esperanza de haber destruido Aries allá en Corea. Ése siempre ha sido mi problema, me creo la persona más lista en cualquier lugar. Me registraron con la placa de mi compañero, Preston Allan, pero eventualmente se habrían dado cuenta que el cadáver era Preston y que tenían a James Mallard. No me conocían como Poe, pero… A lo que voy es que me hubiera costado trabajo a mí también. Fueron muy ingeniosos, pero sin duda ayudó que yo cometiera tantos errores. En fin, quieren saber en qué ha estado su conejillo de indias últimamente, me pidieron que fuera lo más detallado posible. No puedo verlos detrás del espejo, pero imagino que están sonriendo y sintiéndose satisfechos. No deberían, yo tenía mis problemas, lo que hice fue… Terrible, pero estaba mejor que como ustedes me dejaron. Recuerdo que podía dormir, recuerdo que tenía mis fantasías pero las podía controlar, ahora es como si viviera tres vidas simultáneamente. ¿Qué clase de arma humana pensaron que crearían? Es vivir constantemente soñando con dos mundos enteramente diferentes y debo admitir que a veces el estrés hace que me pregunté si no será que yo, ahora, aquí en Malkin en 1953, en el mundo real, no seré una fantasía en Neomalkin o Hinterland. Es como el sabio que soñó que era una mariposa y al despertar se preguntó si no habría sido al revés, que era una mariposa que soñaba con ser humana.

 

            Todo terminó, o empezó a terminar, con Margaret Jones. Ama de casa, persona normal, ciertamente más normal que yo o cualquiera de mis amigos disfrazados en el Regimientos o en mi trabajo en Pulpazoid. Margaret Jones tomó un arma y disparó indiscriminadamente hasta que un policía le metió dos balas en el pecho. Todo esto a la mitad del día sin que hubiera nada en su vida personal que indicara proclividad a la violencia o algo semejante. Linda casa suburbana, linda familia y un buen día… Algo tronó en su mente y fue un torbellino de sangrienta violencia. Sabía que algo tan terrible haría eco en mi mente, que lo viviría en Hinterland y en Neomalkin. Poe inventó, según la sabiduría popular, las novelas de detectives, aunque hubo antecedentes. Supongo que además de ser un fan de su obra también me gustan los misterios y no hay misterio más profundo y terrible que el de la psique desgarrada de una persona aparentemente normal. Lo tomé personal, tratando de darle sentido a esa tragedia sin sentido, y no presenté el caso con el Regimiento ni se lo mencioné al alcalde Hart. El Regimiento y, por extensión, el alcalde, ya están peleando con los federales y su programa de Póquer de Ases. Teníamos a Gary Robertson, el socialista que lava dinero de la mafia a causas sociales y, todavía más urgente, el siempre elusivo Gerard “Jerry” Reinhardt. El hijo de perra controlaba el crimen organizado desde quién sabe dónde y lo único que sabíamos era que tenía un segundo al mando, un italiano pero no sabíamos nada más.

 

            Terry McBride era el único a quien le habría importado mi interés por Margaret Jones. Terry es un sargento detective, un buen policía que recibió toda clase de amenazas después que el Regimiento demostrara la corrupción rampante en la policía y le diera a Nathan Hart la capacidad de legitimar a su pequeña banda de vigilantes como una extensión de la policía, cosa que ellos detestan. Terry es diferente, no solamente porque me conoce sin mi máscara, sino porque entiende la necesidad de tener a alguien vigilando a la policía mientras el FBI nos vigila a nosotros y el señor Hoover continúa operando libremente sin ser vigilado por nadie. Terry y yo nos vimos en la cocina de su casa, podría describir hasta el último detalle porque mi memoria es perfecta, pero no los aburriré con todo eso. Felicidades, por cierto, me dieron una memoria perfecta aunque destrozaron mi sentido de identidad… Uno no puede tenerlo todo en esta vida.

- Todavía no me acostumbro.- Dijo Terry mientras nos terminábamos la cerveza.- El FBI quiere a su propio grupo de gente disfrazada, Hart les tiene a ustedes y nosotros meros mortales que no escondemos la cabeza somos visto como incompetentes.

- Yo no diría eso, fue el asunto Harris, el departamento fue golpeado con fuerza. Extraño momento para estar vivo, ¿verdad? Cuando la gente confía más en un sujeto disfrazado y con una máscara que en un hombre de uniforme con número de placa y una cara.

- Es un poco difícil identificar mal al Ciudadano Alfa.

- ¿Crees que solamente hay uno?- Terry se vio sorprendido y eso me llamó la atención. Pensé que todos lo sabían.- Hay uno a la vez, pero no es el primero. Recuerdo al que tuvo ese uniforme, o disfraz como quieras llamarlo, y esa máscara. Escopeta al pecho, no quedó mucho de él, pero los niños no pueden enterarse que muere alguien del Regimiento.

- ¿Y cómo sabré cuando te maten?

- Un poco mórbido, ¿no crees?

- Es una posibilidad, los mafiosos usan armas y explosivos, ¿tú que tienes? Pistolas de juguete.

- Una bala de plástico duele casi lo mismo que una bala de verdad, menos el efecto secundario de matarte, a menos que te den en el ojo, en cuyo caso no tienes salvación. ¿Nadie que conozcas ha mencionado a Reinhardt?

- No, el lord del crimen sigue libre y sin nadie que lo identifique. He oído rumores de un tal Salmeri, seguramente mafia italiana. Debió venir de Milestone o Chicago, luego de la gran cacería no quedó nadie. Recuerdo los meses oscuros.

- Yo estaba muy ocupado tratando de sobrevivir y matando gente.

- Defendías a la democracia.

- ¿En serio? Porque siempre se sintió como si estuviera matando gente. Ninguno de los alemanes que bombardeé escribió las horribles legislaciones o puso a judíos y gitanos en campos de concentración. Lo mismo con los coreanos… Ni siquiera sabía porqué estaba pasando, solamente otra oportunidad para matar cuanta gente fuera posible.

- ¿Y crees que Reinhardt sea comunista?

- Eso dicen los chicos de Hoover, pero no lo sé. Me interesa más Margaret Jones.

- ¿Más que Jerry Reinhardt?

- ¿Sabes qué nos decían en la guerra? Decían que matábamos para que nadie más tuviera que hacerlo, que era la guerra para terminar todas las guerras, ¿te acuerdas de eso?

- Sí, pero Hitler estaba loco.

- Y ni siquiera lo matamos, se suicidó. Pensé que era cierto, después sucedió Corea y la realización que el buen tío Joe Stalin es el enemigo y que el comunismo es el fin del mundo. No lo es, es una linda teoría que no terminará en nada porque los imperios nacen para caerse, pero Margaret Jones, eso es algo que no debió haber pasado.

- Traje lo que me pediste, pero no puedes quedártelo.

- No lo necesito, tengo buena memoria.- Leímos juntos la cronología de Margaret Jones hasta la masacre que dejó a más de una docena de muertos y todavía más heridos.- ¿Supermercado?

- ¿Qué tiene?

- ¿Con quién se vio?

- Con el hada de los dientes que le dijo que matara, ¿cómo vamos a saberlo? Apenas sucedió, ¿crees que fuera hipnotizada?

- No te pueden hipnotizar para que hagas algo que va contra todos tus deseos. Eso sólo pasa en los cómics.

- Todavía no puedo creer que escribas comics.

- De algo tengo que vivir, Regimiento te paga por atender y no siempre atiendo sus reuniones. Tengo mejores cosas que hacer, además, siempre quise ser un escritor.

- Aun así, eso es para niños.

- No eres fan, no hay problema.

- Lo peor es que lo compro porque tú lo escribes. El Vago cósmico es bueno, pero prefiero Poe.

- “El cuervo dijo: Nunca más”. Lo peor es que lo digo.

- ¿Para qué?

- No sé, pero no me puedo contener. Es como dejar mis plumas de cuervo, es mi firma. Todos en el Regimiento tienen algo así o quieren tener algo así. Pulpazoid se los inventa si no lo… ¿Firma de libros?

- Es lo más interesante de las últimas 48 horas de Margaret Jones. ¿Conoces a Niko Ridgway?

- El inventor y futurólogo, ¿fue a la firma de libros de “La era binaria”?

- Sí, pero ya lo revisamos y hablamos con docenas de otras personas, tardó menos de un minuto y la línea siguió avanzando. Ni siquiera una dedicatoria. ¿Lo has leído? Es un pacifista, pensé que te caería bien.

- No lo he leído, pero tengo ganas. Entonces, para resumir, nada pasó por dos días, tomó el arma de su esposo con el clip adicional y salió a matar gente en su vecindario. ¿Más o menos?

- No hay un “más o menos”, eso es exactamente lo que pasó. No es un misterio Jimmy, simplemente es psicótica.

- Quisiera creerlo Terry. ¿Tienes idea de cuánta gente en su edad madura desarrolla un ataque de psicosis sin un detonante claro y estresante? De esa ínfima cantidad menos del 1% se vuelven peligrosos. Ella pudo planearlo, consiguió el arma y consiguió el clip adicional que tenía su marido. Una persona con un quiebre psicótico no haría eso.

- Buena observación, ¿te puedo hacer una pregunta? Y no digas “ésa ya es una pregunta” porque tendré que golpearte en la cara.

- Adelante. La pregunta, no el golpe en la cara.

- Eres un sujeto listo, eres el más listo que conozca, ¿qué haces disfrazándote con el resto de esa pandilla de dementes y escribiendo cómics?, ¿por qué no te hiciste policía? Serías un brillante detective, maldita sea Jimmy, serías mi jefe en cuestión de un par de años.

 

            Una buena pregunta a la que no supe cómo contestar. Terry no sabe de ustedes, nadie sabe de ustedes. La unidad Aries no aparece en los cómics, siempre le doy vueltas a la historia de origen de Poe porque tiene que ser buena y explicar porqué lucho contra el crimen. Siempre me parecen tontas las historias del deber cívico donde alguien tiene poderes y decide disfrazarse, no pasa en la vida real, pero los cómics operan distinto. Me tengo que decir esto a mí mismo, una y otra vez, porque honestamente a veces me pierdo entre el mundo real y los mundos de la fantasía en las que habito simultáneamente. En todo momento sé qué está pasando en Hinterland y Neomalkin, no son sueños que me llegan en la noche, son sueños que me dan mientras estoy dormido. Quizás un efecto secundario de jugar con mi cerebro por tanto tiempo.

 

            Hinterland es muy diferente del mundo real, de Malkin, no sé en qué momento cambió todo o qué pasó, pero es una ciudad completamente diferente a la nuestra. Tiene altísimos edificios donde viven los ricos, mientras los miserables vivimos en el suelo sin recibir luz del día, una pesadilla gótica donde la magia ganó la guerra contra la ciencia. Todo se controla por logias, todo es en secreto y la logia negra se encarga de prohibir el avance tecnológico. Oficialmente la logia blanca es la que manda, la roja es la más liberal y nunca conseguirá lo que quiere, pero la siniestra logia negra mantiene a todos empobrecidos e ignorantes. Sé que lo diría mi terapista, que Hinterland es mi cargo de conciencia y por eso vivo en el subsuelo, dueño de un burdel llamado “Gato negro”. Mi clientela es variada y nos topamos con los más ricos que quieren placer inmediato y la máxima discreción posible. Ninguno de ellos sabe que James Mallard es el capitán Poe, miembro del Regimiento de corsarios eléctricos. Nuestra ciudad no tiene nombre oficial, simplemente Hinterland y a la mayoría le dice Malkin, aunque yo le llamo Dresden. Ustedes saben porqué.

 

            Stanley Kirby es miembro frecuente, parte de la logia blanca, un cosmólogo que puede escupir un dios por segundo como una metralla dispara balas. Es ilegal no tener una religión en Hinterland, así que su trabajo es acomodar la de todos en un solo cosmos. Conoce mi identidad secreta, sabe que soy ateo y científico, pero no le importa demasiado. Nuestra relación es estrictamente de negocios, muchas veces me da información para que actúe y él termine ganando favores políticos y otras veces nuestras agendas no coinciden. Entre las rameras y el hachís onírico me confesó que estaba muy preocupado por la piedra lunar. Pensábamos que era un mito, otra metáfora más en esos sistemas de logias que son metáforas sobre metáforas y que no poseen fundamento alguno. Las mansiones de la luna era un tema predilecto de Kirby, podía apretar a muchísimos dioses en un ciclo lunar, pero cuando me dijo que la piedra lunar existía y poseía un poder que rivalizaba con el de la pólvora noté que estaba realmente asustado.

- Tu amigo Moore me ha estado vendiendo sueños de diseñador, es lo único que me calman, pero últimamente se tornan en pesadillas. La pólvora es mal vista por la logia negra, esos hipócritas… Pero el polvo de la piedra lunar puede hacer un hueco en cualquier nave de la armada a la que perteneces y destrozar cualquier Leviatán.- Eso me llamó la atención. Los leviatanes son máquinas a vapor, enormes arañas con cañones y metrallas que mantienen a los oprimidos en la parte baja de la ciudad y defienden a los ricos que pueden darse el lujo de pagar para estar en las logias.

- Y me lo dices porque te interesa mucho salvaguardar la integridad de las pobres masas oprimidas.- Melba Ferris, quien me acariciaba el cabello, se echó a reír de mi sarcasmo.- Seamos realistas Kirby, tus dioses son más peligrosos que cualquier artefacto mágico que la logia negra quiera implementar.

- Mis dioses, como tú los describes, no matan a nadie, son meras ideas, pero la logia negra no va a compartir el polvo lunar. Está bien, estoy siendo un poquito hipócrita, pero tienes que entenderlo, estamos en el mismo lado en este asunto. ¿Realmente quieres ver a Hinterland gobernado por la logia negra? Hace dos días castigaron a un ingeniero por sugerir el uso de turbinas que no fueran manejadas con carbón. Querían matarlo, pero mí logia intercedió y le dieron cuatro días en la fábrica onírica.

- No lo quieren compartir… Estás hablando de un golpe de Estado.

- ¿Qué será de los piratas cuando los fanáticos como Ditkeranko controlen todo? No hay mucho y está en la logia negra, ahora están en Morton, según los rumores.

 

            Kirby es muchas cosas, pero no es estúpido y al ver que teníamos la misma preocupación acudió directamente a mí. Melba y yo le dejamos en compañía de varias de nuestras mejores mujeres y, luego de recibir la cuota mensual de Grant Moore por la venta de narcóticos en mi burdel, bajamos a mi taller. La entrada secreta al túnel queda por debajo del burdel, uno de los muchísimos túneles que la resistencia ha estado cavando. No quería llevar esto a mis compañeros sin tener más información, así que decidí probar con mis fuentes confiables. Melba no quiso quedarse atendiendo el lugar, pero le prometí que sería parte de la acción en mi barco como mi segunda al mando. Melba, dulce Melba, capaz de besarme y cortarle la cabeza a algún aristócrata al mismo tiempo. Comprende mi sed de sangre, creo que la comparte también. Me puse mis guantes y botas electromagnéticas, es un delito poseerlas y peor aún usarlas, me puse la máscara de doctor medieval, la que tiene un rostro de acero y pico de cuero y salí a varias cuadras de distancia. Gran parte de Hinterland es acero, lo cual lo hace ideal para que mis botas y guantes se deslicen por los muros y los rieles de los zepelines. El acero es cosechado por esclavos, gente que se atrevió a pensar diferente y buscar explicaciones racionales a su mundo que no incluyeran docenas de dioses ni metáforas, sino simples ecuaciones y leyes físicas.

 

            La ciencia, para la logia negra y, aunque Kirby lo negara todas las logias, era algo para ser domado, domesticado por completo. Nos temen porque mientras las logias pueden vender el tungsteno a una fortuna, nosotros podemos hacer electricidad a partir de ríos o sacarla del aire mismo. Energía para todos es libertad para todos, la clase de pensamientos que me pusieron en problemas hacía años. Mejor dicho, lo pusieron a él, a ese James Mallard, a esa versión que es el capitán Poe, que se disfraza de médico medieval y se desliza por las paredes y techos de los grandes edificios como si pudiera volar. ¿Ven a lo que me refiero? Es difícil separar ficción de realidad, sobre todo cuando las dos se sienten igual. Deben pensar que estoy loco y en cierta forma… Sí, estoy demente, pero ése no es el punto. El punto es que si quieren saber sobre mis últimos días antes que continúen con sus experimentos hasta matarme, tendrán que aguantarse.

 

            En Hinterland el conocimiento es poder, las cuotas para subir de nivel o ser iniciado en un grado superior en cualquier logia incrementan exponencialmente. La oligarquía perfecta basada en el miedo y la superstición, pero hay gente rica que no es miembro de ninguna logia o que se lo toma con mayor filosofía, como mi amigo Nathan Hart, un aristócrata aburrido que escucha los rumores. En Malkin es alcalde, ahí es mi cómplice. El disfraz del doctor me permite moverme con facilidad entre la gente, son considerados como sabios y nadie los detiene, pero naturalmente la pena por hacerse pasar por uno es de mínimo unos años como esclavo. Traía mi revólver por si acaso, pero nadie me hizo ninguna pregunta mientras caminaba entre los arcos góticos y subía las escaleras hasta una de las mansiones. Sir Hart me abrió la puerta trasera y le acompañé hasta su sala donde se encontraba Nikita Yongon. Idéntico a Niko Ridgway, hasta el lunar en la frente, es un inventor pacifista que en Hinterland práctica la tecnomancia. El arte de adivinar el futuro usando diferentes aparatos de tecnologías prohibidas le permite estar enterado de iniciados que podrían ayudar a nuestra causa.

- Capitán Poe, de haber sabido que vendría le habría traído las modificaciones que le hice a un rifle de arpones.- Nikita me mostró los diseños que llevaba consigo. Se trataba de una combinación entre un rifle y un revólver, capaz de disparar seis arpones con cuerdas.- Me parece que le sería útil para abordar un Leviatán.

- Gracias, tengo un amigo que podría fabricarlos.

- Dile Nikita.- Le urgió sir Hart.- Le estaba preguntando porqué no se unía al Regimiento. Yo no puedo, la verdad es que no soy temerario y la vida cómoda me ha hecho más cobarde que antes, pero Nikita es un visionario.

- Es un buen punto, podríamos necesitarte.

- El día que eso pase pueden consultarme sin cargo alguno, pero no puedo. No soy un científico.

- Pero…

- El harpón, lo sé.- Me interrumpió adivinándome el pensamiento.- Meros juguetes, cosas que uno va agarrando aquí y allá. Nada muy impresionante, a diferencia de sus naves elegantes. No, no soy ateo señor, soy más bien un fanático confeso.

- Todo científico es un fanático confeso de la verdad.

- Hay está el asunto.- Sir Hart, como todo buen aristócrata, se aburre con facilidad y gusta compartir sus conversaciones estimulantes.

- Le explicaba a sir Hart que, como usted bien sabe capitán, la biología es el estudio de los seres vivos, mientras que la física es el estudio de las fuerzas universales y la relación entre los objetos. Sin embargo, ¿cuál es el objeto de estudio de la matemática? La matemática misma. La ecuación es una abstracción y si bien podemos ejemplificar con manzanas una suma o una resta, en ninguna de las manzanas encontraremos la propiedad del “tres”. Los problemas de la física se resuelven con matemáticas, pero los problemas matemáticos se resuelven con la matemática misma. Es una tautología capitán Poe y como toda tautología se acepta como verdadera por un brinco de fe. Lo doy sin mirar atrás, prefiero la fe en las matemáticas que en los misterios de los grados iniciáticos cualquier día.

- Pero la matemática explica prácticamente todo.

- Es cierto, pero suponga usted que encontrara algo mejor que la matemática para explicarlo, ¿no favorecería un sistema más simple que el de la lógica matemática? Las matemáticas son una ficción, no un sinsentido por supuesto, pero me refiero a que son como el mapa. El mapa nos dice dónde están los edificios y calles, pero nadie confundiría el mapa con el lugar.

- Siempre me haces pensar Yongon.- Admití, algo perplejo e incapaz de encontrar falla en su razonamiento.- Si se aburre de fingir conocer el futuro, siempre tendrá un lugar a dónde ir.

- ¿Dónde están mis modales? Por favor capitán, déjeme invitarle una buena copa de bienestar.- En Hinterland los sueños pueden tornarse en líquidos que se beben o sustancias que se fuman. Lo mismo con las demás emociones, no hay whisky o vodka, sino emociones destiladas por esclavos.

- Una copa de valentía es lo que necesitamos ésta noche.- Me miraron sorprendidos.- La logia negra tiene una piedra lunar.

- Capitán, desde que le conozco no me ha hablado en metáforas iniciatorias.

- No lo hago, me refiero a una verdadera roca de la luna. El polvo es una pólvora docenas de veces más potente y no quieren compartir su descubrimiento.

- Una ciudad gobernada por la logia negra es una pesadilla y no necesitamos del falso arte de la tecnomancia para saber eso.- Dijo Yongon.- Si tienen esa piedra lunar y realmente es tan potente, entonces deben tenerla guardada en su casa más segura. Está en Morton.

- He oído ese rumor, parece que Ditkeranko ha estado haciendo muchos movimientos. Incluso he oído de hijos mágicos que han estado desapareciendo y el mismo rumor de siempre acerca de los velados.

- Una pesadilla a la vez sir Hart. ¿Dónde podemos encontrarlos?

- A muchos pisos de distancia del suelo, pero afortunadamente el Leviatán más cercano está a diez cuadras. No pensarían revelarse de manera tan pueril.- Yongon me mostró en un mapa y circuló uno de los altos edificios.- Tienen acceso a tres niveles diferentes de vías, por lo que las ratas podrían escapar fácilmente.

- Si pueden cubrir esas tres vías y poner dos barcos aquí y aquí, entonces se revelarán.- Sir Hart es un aristócrata aburrido, pero atendió la academia militar y sabe cómo formar una estrategia. Kirby no había mentido sobre Morton, de modo que le empezaba a creer.- Si es tan poderoso como dice que es… Tenga cuidado capitán Poe.

- El Raven zarpará ésta noche y no navegará el oscuro cielo nocturno a solas.

 

            Autos a base carbón, máquinas gigantes que se mueven con el poder del vapor y una arquitectura diseñada para soportar ataques, aquellas son sus defensas, pero nosotros en el Regimiento de piratas tenemos nuestras propias armas y sorpresas. Nuestros barcos pueden alterar su masa, por ende alterando el espacio a su alrededor inmediato, lo que significa que pueden volar. Suena imposible confundir un mundo real, tan real como ésta mesa de metal y ese espejo frente a mí, con un mundo donde hay abominaciones de vapor, barcos eléctricos que desafían las leyes de la física conocidas por nosotros, pero si basamos lo real en lo que veo y siento entonces ambas son reales. Alucinaciones olfativas y visuales que permanecen en la parte trasera de mi mente en todo momento, como si estuviera recordando algo constantemente hasta los más pequeños detalles. Difícilmente el éxito que haría de Aries la compañía más poderosa en las fuerzas armadas.

 

            Luego de la visita con sir Hart y el tecnomancio me dirigí a uno de los puertos bajo tierra. Piratas, muchos de ellos gente sin hogar o esclavos que huyeron, cargaban municiones del depósito a los diferentes barcos. La flotilla está en distintos puertos subterráneos, pero ahí tenía a mi Raven, una maravilla de barco con remaches de acero, una docena de cañones, distorcionadores espaciales en los costados y en las velas. Maravillas que no existen en este mundo, que no podrían existir, pero que aparecen bien ilustradas en los comics de Pulpazoid. Compartí la información, trazamos el plan, mataríamos a todos los que se interpusieran y destruiríamos a la piedra lunar o al menos la conservaríamos nosotros. Finalmente golpearíamos a la logia negra y a Carmine Ditkeranko donde más le duele, en sus secretos. Uno de los tubos neumáticos vibró y la canasta dorada golpeó a uno de mis valientes tripulantes. Se trataba de un mensaje, Melba Ferris iba en camino y me adelantaba que Grant Moore había sido arrestado luego de una de las rutinarias redadas. La emoción de la victoria dio paso a la inquietante incertidumbre pues sabía lo que significaba. Moore no era solamente un amigo, era un aliado. Le torturarían con pesadillas destiladas, la clase de destilación que te hace soñar por semanas dentro de una hora y entonces hablaría. Las autoridades seguramente no sabían lo que tenían en sus manos, quizás querían arruinar a alguno de sus superiores en alguna logia, pero Moore sabía de la ubicación de muchos puertos y sabía casi todo sobre mí.

- Esos malditos no aceptaron dinero, fue diferente ésta vez, como si supieran dónde encontrarlo. No arrestaron a ninguna de las chicas, ni a ninguno de los muchachos, pero le tienen.

- ¿Clientes?

- Asustados, pero nada más. Kirby ya se había ido. ¿Qué hacemos James?

- Maldita sea, finalmente puedo darles donde duele y… No tenemos opción, tenemos que liberarlo.

- Precinto quince. Iré contigo.- No era una pregunta, sabía lo que estaba en juego y, para bien o para mal, teníamos que atacar un precinto y liberar a nuestro amigo.

- Les diré a los demás que no pueden contar conmigo, creo que entenderán.

 

            Se pidieron refuerzos adicionales, pues si bien la estrategia de sir Hart era buena, tener diez barcos era mejor todavía. Nosotros probablemente les distraeríamos mientras ellos atacaban el edificio en Morton, de manera que no era una pérdida. Abordamos el Raven, izamos la bandera del cuervo, me puse mi máscara, conté mis balas y armamento y zarpamos cuando los demás estaban alistándose. El techo se abrió con enormes brazos mecánicos, la fuerza hidráulica separaba las secciones y nuestro barco ascendió verticalmente en el interior de un edificio hueco. Agarrado del timón y la palanca de distorsión espacial nos elevamos por encima de los edificios. La tripulación, más de quince guerreros dispuestos a seguirme hasta la muerte, reventaron los sacos con los polvos de magnesia para formar una nube debajo de nosotros. Los cañones estaban alistados, las armas preparadas y mi voluntad por destruir el status quo de Hinterland me habría llevado al infierno y de regreso. Descendimos sobre el edificio del precinto, entre dos niveles diferentes, cada nivel de veinte pisos. La policía sonó la alarma segundos antes que seis cañones resonaran con la brutalidad necesaria para destrozar las ventanas. La mitad de ellas eran bolas de cañón con picos y pesadas cadenas que, al activar los poderosos brazos neumáticos retraían la cadena, tiramos abajo la fachada.

 

            Mis piratas darían sus vidas por mí, y lo han hecho antes, porque yo soy el primero en saltar, apenas agarrado de una cuerda, disparando mi revólver dorado y matando a los policías que todavía no salían de la histeria. Mis hombres me acompañaron mientras robamos todo lo que podíamos cargar. Melba y yo, con un arma y una espada nos abrimos paso entre los policías hasta dar con los prisioneros. Liberamos a todos y recuperamos a Grant, quien estaba dormido bajo los efectos del destilado de pesadillas. Regresamos al Raven mientras dos Leviatanes abrían fuego contra nosotros. Les encaramos dando maniobras, pues mientras ellos tienen más cañones, nosotros tenemos la habilidad del vuelo y somos más ágiles. En cuanto ascendimos lo suficiente nos cubrimos con nubes artificiales y regresamos al puerto subterráneo. Melba despertó a Moore con varios químicos que despiertan el cerebro, ya de por sí aletargado por su ingesta de sueños fumados por tantos años.

 

            En el puerto nos enteramos de la noticia. La redada del Regimiento contra la logia negra había sido un fracaso, el edificio tenía cañones escondidos y solamente la mitad de las naves sobrevivieron, regresando a sus puertos con la mitad de la tripulación. Pasamos el día Melba y yo discutiendo lo que podía hacerse mientras que Grant despertaba poco a poco a una lucidez completa. La noticia de la captura de los piratas estaba en la boca de todo el mundo, pero a media mañana la noticia fue cambiando tan rápidamente como las prensas podían imprimir nuevas rotativas. Lady Maggie Jones había enloquecido a partir de la nada y usado un arma con polvo lunar para matar todo lo que se moviera, quemando varias casas y terminando muerta por los disparos de la policía.

 

            La masacre sin sentido de Margaret Jones, como dije anteriormente, no se quedaría únicamente en la vida real, tuvo su impacto en mis mundos de fantasía. En Hinterland ella era Lady Maggie, una respetable y aburrida mujer quien nunca había lastimado a otra persona y sobre quien nadie podía recordar alguna instancia de violencia o locura. Sabía que tenía que investigarlo, aún si era imaginario, tenía que darle sentido a un acto sinsentido. Es lo que nos hace humanos, ¿no creen? Aunque estés loco tratas de darle sentido a las cosas, quizás, como dijo el sargento McBride, no tenga sentido y punto, simplemente se dio, pero no acepto eso. Si no lo acepto en el mundo real, mucho menos en las fantasías que discurren sin mi control en ésta fracturada psique.

 

            Simultáneamente a todo esto, mientras estaba en Malkin, en el mundo real, y en Hinterland, también estaba en Neomalkin. ¿Por dónde empiezo con Neomalkin? Es el sueño de cualquier futurista, es la clase de ciudad que uno ve en la portada de las revistas sobre ingeniería, en los pulps y en las novelas baratas acerca del mundo futuro. Enormes rascacielos de oro, comunidades con domos para controlar el clima, autopistas en tubos, lagos falsos con viviendas subacuáticas y una vida apacible. Prácticamente el polo opuesto de Hinterland es un mundo futurista donde la tecnología ganó, donde se venera al átomo, donde la energía es gratis gracias a los avances en desarrollos nucleares. Un mundo sin la guerra fría, de hecho sin ninguna guerra desde que la Gran guerra diezmara toda Europa y Rusia y luego la reconstruyera. No hay homicidios, por lo que existen muy pocos policías, no hay pobreza, por lo que hay muy pocos robos, la arquitectura y la psicología se han fusionado para concebir a la psicotectura que genera buenas emociones relajantes en la gente y donde en vez de cárceles hay centros de readaptación cognitiva, una reconfiguración de la mente a partir de la reprogramación neuronal. No existe el Regimiento, pero existe el Arsenal de paz y muchas gente usando disfraces para luchar contra los pocos que cometen delitos quienes, por lo general, también usan disfraces y tienen poderes. Superhéroes y supervillanos, unos siempre ganan y los otros siempre pierden. La base del Arsenal de paz es una enorme nave, un avión atómico de gigantescas proporciones, y nuestros verdaderos enemigos son los Beatniks. Básicamente los mismos que existen en el mundo real, se rebelan contra la autoridad en grandes peleas y batallas, siempre con cuidado de no matar a nadie, ni destruir demasiada propiedad privada.

 

            No puedo empezar a decirles cuántas veces he deseado encontrar una puerta mágica que me saque del mundo real y me lleve ahí. Es como un cómic, hay buenos y malos, las cosas nunca pasan a mayores, el lugar es más hermoso de lo que puedan concebir y yo… Puedo volar, tengo muchos amigos, tengo a Melba Ferris a mi lado como Golden Raven, tenemos aventuras en las que nos jugamos la vida de todos en la ciudad pero que siempre acaban bien. No se me escapa la ironía, por cierto, en Hinterland trato de matar a todos los que representen al Status Quo, pero en Neomalkin refuerzo al Status Quo a un nivel realmente heroico pues daría mi vida por aquel lugar. No puedo, por más que quiera, escaparme a esa fantasía… Ésa es la verdadera tragedia, tener en tu mente una utopía con tanto detalle, como si estuviera ahí misma como ésta mesa está frente a mí y no poder quedarme ahí, no poder vivir ahí.

 

            Golden Raven y yo conseguimos atrapar a Lady Zombie, mandarla a reprogramación temporal, aunque como en todos los cómics los villanos siempre encuentran maneras de escapar ese tratamiento, a veces con píldoras Beat, a veces con rayos Hip, lo que sea. Convirtió a todos en Marvin’s Garden, una comunidad de domo plástico, en sus títeres para cometer robos y obviamente curamos a todos y nadie salió gravemente herido. Ella no había actuado sola, muchos villanos habían atacado ese día y sabíamos quién estaba detrás de todo estos Beatniks, Grant Moore. Golden Raven, es decir, Melba y yo, nos vimos con nuestro informante, Terry McBride en una de las meca-granjas a kilómetros del suelo. Neomalkin es autosuficiente por completo, como cualquier otra gran ciudad. Terry se hace pasar por un Beatnik, no comete delitos, pero hace poesía y ayuda en las protestas contra la programación neuronal diciendo que son lavados de cerebro. En cierta forma lo son, pero si me permiten defender mi fantasía un momento, no existe la prisión de Blackbird en Neomalkin de modo que es preferible. Nos vimos entre los huertos, yo llevo siempre mi armadura plateada y roja, Melba su armadura plateada y dorada.

- Moore tiene un sembradío de marihuana y suficiente comida para durarle un año, pero desde lo de Lady Zombie se ha quedado bastante corto en efectivo para eso de las protestas.

- Gente como él no entiende los sacrificios que hemos hecho para erigir nuestra utopía.- Me siento ridículo diciéndoles cómo hablo allá, pero es lo que es.- ¿Cómo lo atrapamos si siempre tiene escondites?

- Es una rata es lo que es.- Dijo Melba.- Diez intentos fallidos en lo que va del año. Incluso cuando le rehabilitamos volvió a ser un sucio Beatnik en menos de dos días.

- Rayos Hip, tienen muchos de eso. Ésa es su debilidad.- Nos explicó Terry mientras los robots atendían a las cosechas genéticamente alteradas.- Ya que tiene a la mitad de sus amigos en el centro de readaptación necesitaría todo el jugo que pueda conseguir, las pastillas Beat son su mejor apuesta. Los rayos Hip no siempre funcionan y como buenos ciudadanos le reportarían de inmediato. Pastillas Beat es lo que no tiene, pero las va a conseguir.

- ¿Dónde?

- Tiene a un amigo suyo, Gary Robertson, supuesto amigo mío que tiene cajas de pastillas, suficientes para todos sus amigos. Las guarda en Galton, en la bodega de juguetes.

- Ese canalla tendrá que aprender su lección, si es que no están demasiado drogados.

- No me quiso incluir en el trato, yo lo sobreescuché nada más. No se preocupen por mí.

- ¿Quieres que te lleve a alguna parte?

- ¿Cómo me puedo negar a una dama como usted?

- Te veo en Galton, Golden Raven.

 

            En Hinterland necesito botas y guantes para deslizarme entre las estructuras de metal, pero en Neomalkin puedo cambiar mi punto de gravedad, igual que Melba Ferris, de modo que puedo volar a diferentes velocidades. Es como caer, pero mentalmente es cosa de imaginar otro punto gravitacional y listo. Disfruto volar, el viento contra mi casco y su visor plateado, contra mi mentón y mis manos es… Liberador por decir lo menos. Golden Raven y yo atrapamos a Grant Moore y a Gary Robertson con las manos en la masa y les llevamos al centro de readaptación. Los dos no dejaban de burlarse de la autoridad, señalaban que la psicotectura de Neomalkin había estado fallando y tenían razón. Al principio fueron brotes de insomnio en algunas cuadras, luego fueron tics nerviosos en barrios completos, ahora casi toda la ciudad estaba sin poder dormir sin la ayuda de las medicinas gratis para el sueño. Moore también tenía mucho qué decir sobre nuestro sistema de medicinas y pastillas, podemos curar el cáncer con ellas, pero otras son ilegales y pueden apostar que si te da una experiencia psicodélica o te altera la mente ellos dos las han probado, sobre todo Moore. Melba y yo no teníamos problemas con la psicotectura, nuestros poderes provienen de la magia… Y sí, sé que también hay cierta ironía en ello. En Hinterland somos piratas, científicos renegados, mientras que en Neomalkin, una utopía científica y nuclear mis poderes vienen por la magia. Como dije, polos opuestos.

 

            Nos vimos con Stanley Kirby, quien en Malkin es escritor y dibujante de cómics, en Hinterland es cosmólogo y en Neomalkin es psicotecto. Siempre había tenido un enfoque distinto que otras escuelas de psicotectura, no se contentaba con que las antenas, estatuas, parques y edificios vibraran a tal resonancia que emitieran buenos sentimientos de calma, sino que empezó a implementar algunos cambios para favorecer la imaginación y la innovación. Todo había sido perfecto al principio, las escuelas de arte, los centros científicos y la gente en general abundaban en nuevas ideas y expresiones, pero ahora estaba siendo observado por todos los diarios y noticieros. Tenía que componer lo que estuviera mal y hacerlo rápido.

- Me salió el tiro por la culata, hay gente que no puede dormir, gente que se rasca constantemente… No sé qué hacer Poe, sabes que he hecho todo lo que puedo.

- Lo sé y no es tu culpa. Mecarebro está detrás de esto.- Suena estúpido y… es estúpido, pero Mecarebro es enorme robot que posee varios cerebros, es al mismo tiempo poderoso e ingenioso.- Lady Zombie confesó que habló con esos cerebros desviados.

- Es cierto, ya he revisado todo y los problemas en la red deben ser causados por Mecarebro, sólo él podría adivinar contraseñas que cambian aleatoriamente cada cinco minutos.- Nikita Yongon es un reformador neuronal y un psicotecto, un verdadero genio que ha ayudado al Arsenal de paz en cientos de ocasiones y que puede tomar lo que encuentre en una cocina y convertirlo en un arma. Es nuestro inventor en jefe y, eso en Neomalkin, significa muchísimo.- Carmine Ditkeranko me dice que Lady Zombie saldrá hoy mismo, capaz que ya salió de hecho. Espero que le haya ido mejor a Carmine de lo que a mí me ha ido con Grant Moore.

- Todos tienen salvación, Nikita.

- Lo sé, pero Grant Moore posee algo que no… No sé cómo lidiar con el problema.

- Déjalo que te hable de viajes intergalácticos con el poder de su mente.- Dijo Melba en broma.- Le encanta decirnos cómo hay inteligencias en el cosmos que son alienígenas y ángeles a la vez. Ángeles… Pensé que eso era cosa del pasado.

- Hay cierta verdad en lo que dice Moore, ese es el problema.- Yongon nos sorprendió con eso, pero siempre nos sorprendía en su capacidad de encontrar novedades y soluciones complejas a problemas aún más complejos.- No habría que pensar en el Universo, sino en el Univerbo. Después de todo el mundo se deriva de nuestras percepciones y no al revés, y percibimos en primer lugar por el lenguaje. Todos los pensamientos y constructos mentales provienen del lenguaje, son moldeados por él, de modo que el lenguaje mismo es complejísimo, quizás más que enviar nuevas colonias a Marte.

- ¿Y hay espacio en el Univerbo para Grant Moore?

- Espero, mi mayor reto hasta ahora y todos aquí sabemos lo que pasó con Apocamiau y sus gatitos de destrucción masiva. La reprogramación neuronal cambia el lenguaje y sus constructos, por ende el comportamiento mismo. Es fascinante cómo pasamos de largo que la primer tecnología no fue el fuego o la rueda, sino el lenguaje. Moore navega el lenguaje como un elusivo pulpo soltando tinta. La relación entre la palabra y la cosa empezó siendo representacional, el dibujo del trigo para representar trigo hasta lo que tenemos ahora, que es infinitamente más abstracto, pues la palabra “trigo” no tiene la forma del trigo.

- Fascinante.- Admitió Stanley Kirby mientras fumaba su pipa.- La relación palabra-cosa es un tema muy interesante. Si tan sólo pudiera aplicar eso con la psicotectura tendríamos todo solucionado.

- Hay suficientes pastillas para todos los habitantes de Neomalkin como para dos años.

- Pues sí Poe, pero…- Quedamos en silencio mientras nuestros anillos del Arsenal de paz vibraban.

- Aquí Poe, ¿es una alerta general?

- Afirmativo Poe.- Contestó el Ciudadano Alfa a través del anillo con un temblor en la voz que nunca le había escuchado. Él siempre era el más sereno de todos, nunca entraba en pánico y nunca le temía a nada, ni siquiera cuando todo parecía estar a punto de terminar. Más de una vez peleamos contra Cosmoknot, un agujero negro que amenazaba con devorar la ciudad y todos estuvimos a punto de perder la razón, pero Ciudadano Alfa fue el único que supo qué hacer, cuándo y cómo.

- ¿Qué ocurre?- Preguntó Golden Raven, tan nerviosa como el resto de nosotros.

- Lady Zombie… Ella… Tomó un arma y empezó a matar a todos los que se le cruzaban, tuvimos que salvar a todos los que pudimos, pero mató a doce personas, más están siendo tratadas ahora mismo. Ella se disparó en la cara… Algo está mal damas y caballeros, muy mal.

 

            ¿Qué alguien sea asesinado en Neomalkin? Hacía años desde que eso pasaba. Lady Zombie acababa de salir de su programación neuronal y su modus operandi, de haber resistido de alguna forma, como podía resistirse Grant Moore, siempre consistía en usar sus pócimas para hacer zombies y cometer robos. Nunca había matado a nadie, de hecho cuando Melba y yo la arrestamos fue gracias a que uno de sus títeres casi se cae de una ventana y eso le distrajo preocupadamente. El nombre real de Lady Zombie es Margaret Jones. Lo que ocurría en Malkin pasaba también en Hinterland y Neomalkin, estaba decidido a llegar al fondo del asunto. Sé que suena a locura, pero es que ustedes no entienden, no puedo dormir y Neomalkin es lo más cercano a un sueño a lo que puedo aspirar. La tragedia en la vida real afectaba mi utopía en la imaginación, no podía decírselo al sargento detective Terry McBride, pero necesitaba encontrar alguna causa antes que arruinara hasta mi preciado sueño de oro, mi hermosa Neomalkin.

 

            La incapacidad para dormir tiene sus beneficios, puedo escribir para Pulpazoid por ejemplo o puedo continuar una investigación destinada al fracaso. Deben pensar que todos en el Regimiento estamos locos, no solamente yo, por el modo de vestirnos. Ciudadano Alfa por ejemplo, parece algo salido de un cómic, es mi amigo y todo, pero sobresale como payaso en funeraria. El sobrenombre de Poe me permite el lujo de vestirme de negro, lo cual facilita el pasar desapercibido cuando es necesario, en vez de vestirse como la bandera en colores brillantes. La verdad es que solamente me disfrazo de Poe, me refiero a los guantes rojos, el chaleco rojo y todo eso, cuando el Regimiento quiere dejarlo en claro o cuando el alcalde Hart quiere dar un mensaje. Terry me conoce sin disfraz, pero soy bastante cuidadoso con mi identidad secreta… Ya sé, un poco tarde para eso, dadas nuestras presentes circunstancias, pero ni modo. Lo único destacable en la miserablemente aburrida vida de Margaret Jones había sido esa firma de libros por parte de Niko Ridgway, de modo que quise hablar con él. No necesito una máscara complicada, una simple máscara de esquiador es más que suficiente. Llevaba una automática con balas de plástico, por si acaso, pero sabía que era una precaución innecesaria. Como dije antes, el hombre es idéntico a Nikita Yongon de modo que si era tan interesante como los Yongon que conocía en Hinterland o Neomalkin entonces al menos sacaría una buena conversación.

- Buenas noches.- Le sorprendí en su departamento mientras él buscaba algo qué comer a las tres de la mañana. Debió pensar que era un asaltante o algo por el estilo porque me tiró el bote de mayonesa. Le mostré el libro, “La era binaria”, de una pila que tenía en su sala.- Si quisiera robarle, señor Ridgway, ya le habría robado y me habría ido.

- ¿Qué quiere?- Puse una pluma de cuervo en la barra de la cocina y eso lo calmó.- Madre de Dios, casi me da un ataque al corazón. Pensé que usaba un chaleco rojo.

- Espero no necesitarlo, es antibalas, y pesa bastante.

- Interesante… En Amtech estamos trabajando en una forma de poliéster en base a Kevlar que podría ser resistente a un impacto de bala. De hecho soy un fan del Regimiento, siempre he querido… Espere un segundo.- Corrió a su habitación y pude escuchar su respiración tranquila. Uno de los regalos de su experimentación, mis sentidos funcionan a toda potencia. No puedo escuchar el corazón de una persona, pero puedo oler el aceite de un arma, escuchar la respiración e incluso saber cuánta gente hay en un lugar cerrado con tan sólo escuchar las respiraciones. El olfato es muy útil, la gente suele oler siempre igual, menos cuando se descarga adrenalina. Niko estaba tranquilo, incluso cuando sacó dos granadas de plástico y me las mostró.- Detesto la guerra, pero me parece que Amtech puede incursionar en el mercado de las armas para la policía con cosas como el Kevlar que le comentaba y éstas bellezas.

- Granadas de plástico.

- Más que eso, liberan pequeñas pelotitas de goma que rebotan por todas partes. No es lo suficientemente fuerte como para penetrar la piel y como la granada es de plástico…

- Nadie recibe metralla a toda velocidad.- Concluí, aceptando su regalo.

- Tengo otras, pero muéstrelas a sus amigos, creo que puede convencerles de sus aplicaciones. Por lo que entiendo usted no usa balas convencionales.

- No, son de plástico. ¿Por qué no son parte del inventario de la policía?

- Dicen que son muy caras de producir. Le ponen techo a mis ideas, el todopoderoso dólar.

- Nathan Hart es muy cuidadoso con la gente que agrega al Regimiento, pero debería intentarlo. Deber cívico y todo eso. Margaret Jones.

- Sí, oí.- Se sentó, frustrado y súbitamente cansado.- Me dijeron que fue a la firma de autógrafos por La era binaria… Debimos habernos visto a los ojos y no puedo recordarlo. ¿Por qué lo hizo?

- Buena pregunta. No he leído el libro aún, ¿de qué trata?

- No creo que haya sido el libro. Mis críticos me dicen socialista, dicen que soy otro Gary Robertson pero peor. No es socialismo, debe entenderlo, es… Temo decirlo en voz alta, pero es un sueño de una sociedad post-capitalista. Sé que suena a socialismo, pero es post-socialista también, y post-comunista. El tema del libro es el binario de “nosotros” versus “ellos”.

- 1 y 0, lenguaje binario. Capitalistas versus comunistas.

- Así es y tengo miedo que si no encontramos la manera de resolver el binario entonces acabará mal… Atómicamente mal. No soy un iluso soñador señor… Señor Poe. No se trata de pedirle a la gente que se agarre de las manos y cante.

- ¿Entonces?

- El binario, si no nos matamos primero, se resolverá por sí mismo pero me gustaría ayudar a que se resuelva todavía más rápido. Mi solución se compone de tres etapas necesarias, no deseables necesariamente, pero que resultan naturalmente. Primero es encontrar un justo medio, una retórica y discurso que no nos lleve a la muerte y encuentre puntos en común.

- Muy aristotélico.

- Gracias. La segunda etapa es la homogenización, donde tanto “nosotros” como “ellos” nos volvemos básicamente iguales pero con miras al mínimo común denominador. Una homogenización hacia abajo. Imagine una tienda Ford a un lado del Kremlin y caviar en nuestros auto-cinemas. No se trata de intercambiar lo mejor de las dos culturas, sino lo más bajo y empezará por la economía.

- No suena como algo positivo, pero entiendo la lógica.

- La última etapa es la sublevación hacia un punto o creencia superior que ambas parten poseen que tengan en común.

- El significado del Ermitaño en el Tarot.- Recordaba eso de uno de los robos a una logia en Hinterland, donde había muchos billetes escondidos dentro de libros esotéricos.

- Fascinante.

- El paralelismo con Freud es interesante, el Yo consciente es el punto medio, hacia abajo está el Id, donde habitan los impulsos instintivos de violencia, sexo y muerte, y hacia arriba el superyó donde existe la versión de nosotros mismos que quisiéramos que fuera verdad y que sirve para todos nuestros juicios de valor.- Hablaba sobre mí mismo realmente. Malkin, el mundo real; Hinterland el Id, donde incluso operaba bajo la tierra; Neomalkin el superyó, donde podía volar y operaba en lo más alto. No pude dejar de preguntarme hasta cuándo podría vivir así hasta que el peso de los fragmentos de mi psique destrozaran mi vida intermedia, la real.

- Nunca he creído demasiado en Freud, pero aparece en el libro. ¿Le interesa quedarse con una copia?

- Gracias. ¿Margaret Jones nunca se comunicó con usted?

- No.

- Curioso, tenía su teléfono apuntado en una agenda y su recibo de llamadas muestran que se comunicaron.- Era mentira y Niko quedó estupefacto. Había tratado y fallado.- Calma señor Ridgway, era una prueba. Gracias por las granadas y por el libro.

- ¿Saldrá por la ventana?

- Traje mi pistola neumática pero prefiero salir por donde entré. Por cierto, su departamento necesita mejores medidas de seguridad.

 

            Había conseguido una plática interesante, pero nada más. Margaret Jones era simplemente una loca, un caso en un millón que, naturalmente, tenía que pasar en Malkin, la ciudad que Dios olvidó. Terminé el guión del nuevo número de Poe y un adelanto del Vago cósmico para ir a las oficinas de Pulpazoid. La editorial, que había nacido para hacer pulps, había logrado su transición hacia los cómics gracias a Roger Hellman, primo del fallecido Hank Hellman. No éramos los mejores, pero teníamos nuestra propia imprenta, los mejores escritores y dibujantes y a la excepcional editora Melba Ferris. Me enamoré de ella desde que la conocí, pero nunca… No es de sorprenderse que en mis fantasías seamos pareja, ya fuera como piratas eléctricos o como superhéroes. No tengo vida social y es difícil para mí estar con una mujer y fingir que no estoy loco cuando mi mente trabaja al triple constantemente, día y noche, existiendo en esas dos fantasías y en el mundo real. Creo que le caigo bien a Melba, al menos espero que sí, espero que me extrañe cuando ustedes hagan lo que tienen que hacer. Ella y yo memorizamos cada número de cada comic que imprimimos, tenemos en mente hacia dónde va cada título, lo que se ha hecho, lo que se puede hacer, en fin, tenemos buena memoria. Podría presentarme con el Regimiento, pero ya había quedado de hablarle a Hart, de modo que preferí pasar el tiempo con lo más cercano que tengo a amigos, aunque rara vez les veo fuera de esas oficinas. Stanley Kirby, Grant Moore y Carmine Ditkeranko siempre están a tiempo, siempre discutiendo hasta  donde llevar un concepto o una trama. Kirby sabe poner un buen espectáculo y es un visionario visual, Grant Moore siempre quiere retar al lector con nuevas y adelantadas ideas y Ditkeranko redefine el imaginario visual enfocándose a la vida cotidiana, a héroes con problemas y siempre trata de incluir una moraleja para que no sea simplemente sobre gente peleándose.

- Revisiones, caballeros, muchas revisiones.- Melba siempre empieza el día de la misma forma.

- Nada de muertos Kirby, alienígenas o no.- Le dijo Hellman mientras masticaba su puro.- Ya tenemos a la sociedad de padres mojigatos molestándonos con las supuestas grandes revelaciones del doctor Wertham, mejor no darles municiones.

- Paralizados entonces.- Stanley estaba tan enojado con Wertham y esos mojigatos que querían tener algo adicional qué temer, además de los soviéticos y la aniquilación nuclear, como el resto de nosotros, pero sabía siempre quién era su audiencia para bien o para mal. Aquel parecía ser su máximo don, sabía conectarse con los lectores a un nivel que nadie más podía. Grant trataba de pasarles por encima de la cabeza y Carmine podía tender hacia el sermón de vez en cuando.- Es igual de divertido. Animación suspendida.

- Es educacional.- Dijo Carmine Ditkeranko.- ¿Cómo esperamos enseñarles cómo es el mundo allá afuera si no podemos reproducirlo en los paneles?

- No estamos en el negocio de la educación.- Le dijo Roger Hellman como si hablara con un niño.

- Las historias de hadas, dragones, caballeros y ogros le enseñaban a los niños que allá afuera hay un mundo frío populado por horrores y maravillas. Retamos prejuicios.

- No son cuentos de hadas Carmine, estamos creando dioses, mitología misma.- Dijo Grant con la emoción de un muchacho que acababa de leer a Nietzsche y entendido la mitad.

- Me van a matar. Juro por Dios que ustedes cuatro serán mi muerte.- Dijo Roger luego de recibir mis guiones y encerrarse en la oficina.

- No puedes hacer otra historia de alienígenas Stanley.- Le rogué prácticamente de rodillas.- Las historias de alienígenas son idénticas a las historias de viajes en el tiempo, en las dos tienes civilizaciones diferentes pero al menos en el viaje en el tiempo explicas porqué viajan aquí y ahora, mientras que en tus historias pareciera que la Tierra es el único lugar de la galaxia al que vale la pena ir. En los últimos doce números de Geist se ha enfrentado a alienígenas seis veces, la mitad de un año.

- Muy cierto James, como siempre tu memoria no falla.- Dijo Melba, lo cual me hizo sonrojar. Aquello fue captado por los otros quienes se burlaron de mí con gusto.- ¿Quieren calmarse por favor? Son hombres pero actúan como niños.

- ¿Y el Regimiento no?- Preguntó Grant, como si acabara de descubrir el agua tibia.- Vamos Mallard, son adultos disfrazados, tienen que tener una buena razón. Son fetichistas y pervertidos sexuales o tienen una buena razón. Poe no tiene ninguna todavía.

- Cuervo entró por la ventana luego de sobrevivir un atentado.

- ¿Batman?

- OK, es un arqueólogo que desentierra una pluma de cuervo dorada.

- ¿Cómo el Vago cósmico?

- No tengo nada. Otro mes sin saber porqué pelea contra el crimen, espero los lectores me lo perdonen.

 

            Me doy cuenta ahora que los lectores nunca sabrán nada, no entenderán porqué es que hago lo que hago. Desayunamos juntos y, como siempre, los temas tenían que ver con la aniquilación atómica, el hecho que la bomba uniera a todos bajo el manto del miedo y la amenaza de muerte. Discutimos sobre los rumores del hombre con cara de espejo, aparece y desaparece sin dejar rastro, nuestra versión local del monstruo del lago Ness, incluso hay una foto un poco borrosa que a mi parecer no demuestra nada. La Muerte roja era tema otra vez, nadie sabía quién era o si seguía con vida, pero sabíamos que tendríamos que dejar de escribir historias sobre él si el doctor Wertham lograba convencer a todos que los comics tienen relación con la delincuencia juvenil.

 

            Gary Robertson estaba en las noticias, un activista social que puede rentar abogados de la mafia cuyos trajes valen más que la casa de Robertson para tapar una indiscreción sexual con una menor. El sujeto, por supuesto, era una espina en nuestro costado y asumí que el alcalde Hart querría hacer algo al respecto antes que Hoover declarara ilegal a los vigilantes y nos persiguieran como perros con rabia por no poder atraparlo, ni más importante aún, atrapar a Gerard “Jerry” Reinhardt.

- Todavía nada sólido con este alemán.- Me dijo Hart por teléfono.- Los muchachos han estado siguiendo a varios policías. El asunto Harris no los agarró a todos, pero al menos están sirviendo para algo. Tenemos la ubicación del segundo al mando.

- Humberto Salmeri. ¿Va a movilizar al Regimiento?

- No puedo hacer eso, se dará cuenta. Tiene que ser rápido, silencioso pero dejar marca. Tienes que ser tú Poe. Está en una fortaleza, el viejo hotel Rex en Madison. Tiene rentado siete pisos, tres de ellos tienen matones, él vive en el de en medio y tres pisos arriba hay más mafiosos.

- Podríamos volar en un millón de partículas en cualquier momento, pone en perspectiva todo el asunto de perseguir mafiosos, jugar a vaqueros e indios.

- Tengo que trabajar con la presunción que viviremos lo suficiente como para ver otro amanecer Poe.

- Buen punto. Lo tendrá, nadie saldrá herido… Al menos no gravemente herido.

 

            Es engorroso tener que ir a mi departamento, cambiarme casi del todo, manejar al objetivo, terminar de disfrazarme y hacer lo que hago mejor, pero es necesario. Humberto Salmeri tenía ya cuatro cargos de extorsión, empresa criminal, distribución de narcóticos y corrupción a oficiales. Existía, por supuesto, la posibilidad que le dieran inmunidad con tal que no hablara demasiado y diera a Jerry Reinhardt, pero Hart tenía razón, aún si todos somos desintegrados mañana por la gran bomba, tenemos que asumir que viviremos un poco más. Al menos lo suficiente como para poner a Salmeri en prisión y seguir el dinero hacia todas las rémoras que viven del imperio criminal de Reinhardt. Lo primero que aprendí fueron las infiltraciones y extracciones rápidas. Ustedes me enseñaron eso y perfeccionaron mis habilidades. El Regimiento va donde los policías temen ir, se enfrentan a lo peor que la humanidad pueda concebir y por lo general me usan para descifrar casos y realizar extracciones.

 

            La supuesta fortaleza de Salmeri tenía un grave defecto, el elevador. Imposible usarlo desde el lobby, seguramente tenía gente ahí y sin duda también poseía rutas de escape alternativas. Vestido con mi chaleco rojo, mi máscara negra, mis guantes rojos, cuchillo, granada de humo, las granadas de Niko Ridgway y mis dos automáticas de balas de plástico. No esperaba tener que usar todo eso, pero uno nunca sabe. Accedí al cubo del ascensor por el techo, esperé entre los dos espacios, moviéndome a la izquierda o derecha según subieran o bajaran las dos cajas de elevadores. La espera en la oscuridad no me causaba problemas, tenía todo el día. El asunto de Margaret Jones me seguía molestando pero no había nada que pudiera hacer al respecto. Puedo controlar la producción de hormonas, como la adrenalina por ejemplo, detener la sensación de dolor al estar agazapado por más de dos horas, pero la matanza sin sentido me molestaba como una picazón.

 

            Eventualmente, mientras escuchaba a los ascensores que subían y bajaban capté su nombre. Tres matones, podía oler la colonia barata, el aceite para armas y los nervios en la voz, hablaban sobre tener al contador y tener que escoltar a Salmeri por la parte trasera del edificio para reunirse con socios potenciales. Salmeri y tres personas subieron al elevador mientras cuidadosamente me colocaba por encima. El truco es la precisión en el tiempo, tiene que ser justo después que cierran las puertas y antes que avancen mucho. Irrumpí en el elevador pateando la lámpara, cuatro tiros hacia las piernas y al menos una rodilla rota. Le pude dar un codazo a Salmeri que impidió que sacara su arma. Le quité la pistola mientras escuchaba que sus hombres se gritaban órdenes, la puerta empezaba abrirse. El único sin arma era el contador y, si bien no podía llevármelo conmigo, traía el libro de contabilidad y eso era todo lo que necesitaba. El contador estaba muerto de miedo en el suelo y le susurré, mientras le robaba el libro “Dijo el cuervo: Nunca más”. Sujeté a Salmeri, dejé una pluma de cuervo en el piso, lancé una de las granadas de Niko Ridgway contra las puertas que se abrían a la altura de mi cabeza y, luego de tomar el libro de contabilidad, le di un buen jalón a la polea que me sostenía de la cintura. La granada estalló y pude escuchar los gritos, tardarían al menos un minuto en revisar el interior, para entonces el cable nos había dejado en el techo donde pude esposar a Humberto Sameri y desmayarlo con un fuerte golpe. Cruzamos de un edificio a otro usando una línea de rapel que había dejado antes  de entrar a la zona de elevadores. Entregué a Salmeri a los policías de confianza del alcalde y les mostré el libro de contabilidad.

 

            Mi memoria me permitió quedarme con gran parte de la información, algunos números de teléfono inexistentes y muchas entradas de dinero. El que nunca gastaba y siempre recibía, es decir el jefe de la organización, era “G.R.”, Gerard Reinhardt. Pequeña victoria, solamente faltaba encontrarlo y ya tendríamos con qué presionarlo en el tribunal si es que no era dueño de los fiscales. Posibilidad más que real en Malkin. Los matones patrullaban las calles, pero no se fijaron en el auto de civil en el callejón que los policías usaban para esperarme y a la presa.

- Todo cuadra.- Guardaron el libro con cuidado de no dejar sus huellas y me estrecharon la mano.- Gracias Poe, una redada a ese lugar hubiera dejado muchos muertos. Me gustaría decir que ha sido un buen día, pero desde lo de la escuela en Brokner…

- ¿Qué pasó?

- Pensé que lo sabrías. Solomon Rivers mató a 8 de sus compañeros de escuela con el arma robada de su padre. El chico tiene 10 años, ¿qué le haría hacer algo como eso?

 

            Margaret Jones primero, ahora Solomon Rivers de 8 años. Un ataque de psicosis tan raro que solamente pasaría una en un millón es una cosa, pero dos en dos días era otra muy diferente. Esto es Malkin, la ciudad se construyó sobre el infierno, pero incluso aquí, incluso con toda su corrupción y todos sus problemas, ésta clase de cosas no deberían ocurrir. Podía crearme respuestas irreales sobre Margaret Jones basándome en la lógica que aplicaría en Neomalkin o incluso Hinterland, pero éste es el mundo real y sencillamente no puede pasar. Tiene las mismas probabilidades que ganar la lotería dos veces seguidas, dos días seguidos, técnicamente posible pero estadísticamente cercano a un milagro. Solomon Rivers habría ocupado mis pesadillas, si fuera capaz de dormir, pero en mis mundos de fantasía ya estaba ahí.

 

            Por más raro que parezca me preocupa lo que pasa en los mundos irreales de mi imaginación. No debería, no son reales, pero me gusta que las cosas tengan sentido, tengan finales felices. ¿Qué puedo decir? Soy escritor de comics, siempre me gusta que los personajes sobrevivan. Me preocupaba Hinterland, la amenaza de la piedra lunar, la locura de Lady Maggie Jones y su posible conexión, por no contar con muchísimos de mis amigos capturados por supuesto. Los rumores de la logia negra no eran exagerados, eran capaces de cualquier cosa en su búsqueda por el control de los poderes metafísicos. Se dice que la logia roja quiere existir en paz con lo divino, pero la negra quiere controlarla. En Hinterland no creo nada de eso, pero sé que la logia negra adora al control por sobre todas las cosas. Carmine Ditkeranko, quien en Malkin y en Neomalkin fuera mi amigo, aquí era mi peor pesadilla a quien había jurado matar. La locura de Maggie, sin embargo, necesitaba ser investigada en caso que existiera conexión con la piedra lunar y mis hermanos piratas encerrados.

 

            Grant se sentía culpable, traté de calmarle diciéndole que de haber participado en el atraco al edificio en Morton me habrían matado. Ditkeranko me odia particularmente, después de todo tuvo la oportunidad de matarme una vez y no lo hizo. Fui encontrado culpable de crímenes contra la sabiduría y, en un extraño momento de misericordia, frater Carmine decidió que en vez de ahorcarme como a muchos otros me mandaría como esclavo a la fábrica de líquido onírico. Ahí es donde conocí a Melba Ferris y nos enamoramos a primera vista. Los dos queríamos matar a los amos de esclavos, pero todo salió mal y me tiraron a una de las grandes tinas de sueños. El líquido, espeso como el almíbar, era sueño concentrado antes de destilarse para formar mil dosis de sueños. Pasé 30 años dentro de una pesadilla, peleando infatigablemente, aprendiendo a pelear y a sobrevivir contra toda clase de demonios. Esos treinta años fueron en realidad una hora, el shock me dejó inválido por un mes y me dejaron en libertad poco después que a Melba.

 

            Tengo que admitir que a veces me confundo, pienso que quizás el mundo real es una simulación y que sigo en ese inmundo almíbar. Lo dije una vez y lo repetiré hasta que se cansen y me maten, lo único que Aries logró fue convertir a un soldado en la mente más frágil, algo que flirtea con una psicosis profunda. Grant Moore no lo sabe, el de Hinterland me refiero, nadie ahí sabe sobre mi accidente, tampoco Terry McBride, un policía iniciado que nos ayuda con información interna. ¿Será que lo que Aries me hizo se refleja en esa historia? Podría ser… En fin, Terry tenía el caso de Lady Maggie y era imperativo a sus superiores que lo tapara lo antes posible. Su única pista era otro miembro de la logia negra llamado frater Robertson.

 

            Conseguí seguirlo disfrazado como doctor y esperar hasta que estuviese en una calle poco transitada para soltarle una patada a la rodilla y empujarlo a un callejón. Le puse una navaja contra el cuello y activé mis botas y guantes. Podía sentir la electricidad que le rozaba y supo de inmediato que estaba frente al capitán Poe. Me escondí de la luz empujándolo cada vez más hacia el callejón. Teníamos un claustrofóbico arco gótico sobre nuestras cabezas entre los dos edificios de modo que estaba oscuro por completo a la mitad del día.

- Lady Maggie mató a mucha gente con la piedra lunar, ¿dónde está?

- No lo sé, creo que ella la usó toda.

- No te conviene mentirme.- Le solté un par de shocks eléctricos y entendió el mensaje mientras mi cuchillo le sacaba sangre.

- Está bien, está bien, por Saturno… No sé de dónde sacó ese polvo, solamente los velados saben de la piedra lunar y frater Ditkeranko por supuesto. Nadie más lo sabe, juro por los Tronos que te lo diría… Esos velados, nadie sabe quiénes son, solamente Ditkeranko y ni siquiera debería ser legal. Existen en secreto de modo que pueden estar a la vez en otra logia actuando de espías o provocadores. Me lo han susurrado pero no podría decirte quiénes son. Ni siquiera creo en sus estupideces, pero no es momento para salirse, están muriendo los que se quieren salir.

- Frater Robertson, espero que le entregue un mensaje a Ditkeranko, dígale que el capitán Poe irá por él ésta noche. Lo quiero preparado.

 

            Me alejé corriendo y desaparecí entre la gente antes que me reportara. Era mentira aquello de Ditkeranko, pero quería que creyera que así era. Si bien quería matarlo primero tenía que rescatar a mis amigos de modo que tomé un zepelín y después un tranvía-araña hasta mi burdel Gato negro. Grant y Terry discutían con Melba sobre cómo liberar a los piratas capturados. Grant quería participar, aún si no era un hombre violento y nunca había matado a nadie antes, pero sentía que tenía una deuda por pagar. Terry nos ayudaba de otra forma, tenía los datos que necesitábamos.

- No se supone que lo sepa, pero técnicamente cuando un Leviatán cambia su guardia me tienen que avisar. “Reparaciones de rutina” fue el eufemismo que usaron y me dio igual, menos papeleo. Los piratas eléctricos no estarían en un precinto como hicieron con Grant, sobre todo después de lo que hiciste anoche. Los tendrán todos juntos, pero los moverán de un Leviatán a otro, yo creo que a la nave insignia Barbatos.

- Nadie ha atacado al Barbatos y sobrevivido.- Me dijo Melba, sólo en caso que estuviera pensando alguna estupidez.- No solamente son ocho zepelines juntos, con seis naves y suficientes cañones para demoler la ciudad, sino que está rodeada constantemente de otros zepelines. Los únicos aviones que la logia permita que se construyan rodean el Barbatos constantemente.

- Sucederá de día entonces.- Dijo Grant.- ¿Te dijeron a qué hora tendrían esas reparaciones de rutina?

- En tres horas. ¿Qué piensas Jim?

- El Barbatos es demasiado poderoso y están esperando un ataque de barcos eléctricos sobre esos Leviatanes antes que lleguen al Barbatos y los ejecuten o les saquen los secretos. No haremos ninguna de las dos cosas. La primera es suicida, la segunda es demasiado obvia y tendrán trampas esperándonos como en ese edificio en Morton.

- ¿Entonces?

- No abordaremos naves, será un ataque de tierra.- Melba se cubrió la cara con las manos, no podía creer que sugiriera algo tan estúpido. En la base de cada pata de un Leviatán siempre hay policías, tienen nidos de metralla justo por debajo de sus rodillas artificiales y mucha más seguridad por dentro.- Tomaremos un Leviatán.

- Es suicidio Mallard.- Me rogó Terry.- Tiene que haber otra forma.

- ¿Recuerdas esos rumores sobre los velados? Son reales, miembros de la logia negra que son espías o provocadores en otras logias. Ditkeranko está alineando todo para su golpe de Estado, no puede permitirse tener al Regimiento pirata libre para cuando lo haga porque seríamos sus principales enemigos y con tal de verlo arder las demás logias nos dejarían atacarlo con impunidad. No, el verdadero poder de Carmine Ditkeranko no viene de una piedra, viene de tener a los piratas eléctricos al borde de la derrota total. Grant nos puede ayudar.

- Lo que sea, mi buen capitán.

 

            Reuniendo a todos los piratas que pude conseguir nos embarcamos en una misión en la que nos jugábamos todo. Si fracasábamos le dábamos todas las cartas al frater Ditkeranko, pero si ganábamos seríamos doblemente poderosos. Tomar un Leviatán era un acto de locura, por eso no lo esperaban, pero también significaba una muerte casi segura. Los Leviatán, operados por militares o policías, mantienen estrictas normas de quiénes pueden abordar y no podíamos fingir, más de cien personas, que estábamos reemplazando a alguien enfermo. No había banderas piratas, no había barcos ni nada que llamara la atención. Ciudadanos regulares que se acercaban a los Leviatanes e iban soltando bolsas de cuero. Grant había usado todos sus sueños de diseñador para convertirlos en gases oníricos. Todos los piratas se cubrieron los rostros con máscaras de doctor para filtrar el gas y empezamos una tensa batalla. Se trataban de tres Leviatanes que caminaban juntos hacia un punto de encuentro con las naves del Barbatos y en plena luz del día. Los gases ascendieron, poco a poco los soldados dejaron de disparar y cayeron en trance, nos fuimos haciendo de los nidos de metralla, matando a todos los soldados y policías que pudiéramos mientras ascendíamos hasta los cuerpos principales. Ellos habían tenido la oportunidad de usar máscaras de gas, pero ya era tarde, usamos los cañones en su contra, las tres enormes bestias de vapor se volaron las gigantescas maquinarias. Logramos controlar los Leviatanes y liberar a nuestros hermanos mientras los zepelines de guerra disparaban en nuestra contra.

 

            Las fortalezas ambulantes no podían moverse, pero sus cañones servían y repelimos a la primera ola de naves de guerra. Para cuando llegaron los refuerzos había media docena de zepelines ardiendo en el aire y cayendo estrepitosamente hasta el suelo. Lanzaron sus explosivos y balas de cañón, pero ya no quedaba ninguno de nosotros ahí. Habíamos escapado a tiempo usando los viejos sistemas de túneles y celebramos en los puertos con vinos, tabacos y hachís onírico. Me abstuve de lo último, pero eso no me impidió celebrar con todas mis fuerzas. Habíamos tomado tres Leviatanes, demostrado que nuestra química era mejor que su alquimia y avergonzado a Carmine Ditkeranko, matando a muchos en el proceso. Se trataba, en suma, de una victoria de la que se harían canciones, cuando una parvada de cuervos atacaron al sistema con ciencia y no con magia.

- Mallard, maldito genio te estarán haciendo toda clase de ritual de mala muerte.- Me felicitó el Ciudadano Alfa, otro capitán como yo.- Nos habrían hecho confesarlo todo, darles nuestros secretos en cuanto llegáramos al Barbatos.

- Una lástima que no estuviera Ditkeranko en alguno de los Leviatanes, pero supongo que no se puede tenerlo todo.- Dijo Melba, leyéndome la mente como solamente ella sabía hacerlo.

- Estaban asustados y no por nosotros.

- ¿Lady Maggie?

- Sí, pero peor. Solomon Rivers, apenas un niño mató a sus compañeros de alquimia.- Era natural que aquel horror reptara a mi fantasía de pesadilla.- No es tanto el hecho, es que se trataba de un niño mágico. Eso es lo que les asusta más, creen que la locura de Lady Maggie podría afectar a los niños mágicos, eso dejaría todo en completa anarquía.

 

            No había sido en una escuela, como en Malkin, sino en un instituto de alquimia y se trataba de un niño mágico. Hinterland, gobernado por las logias, tenía la pretensión de un sistema aristocrático de gobierno en el cual toman a un huérfano, le marcan la mano con una estrella en un lúgubre ritual y le “bautizan” como mágico para darle una educación especial y que, en el futuro, sea el líder de Hinterland. Niños de la calle o indeseados niños bastardos, da igual, una vez que les marcan la palma con el acero ardiente lo convierten en algo mejor que un aristócrata de sangre, como sir Hart. Ciudadano Alfa tenía razón, si la locura de Lady Maggie era un virus de alguna clase entonces los niños mágicos tendrían que ser cuidados, pues sin ellos el sistema entero se vendría abajo, o al menos quedaría al descubierto los juegos de poder entre las logias. Estos futuros magos eran la esperanza de gente como sir Hart, Terry, Nikita Yongon o cualquiera que deseara un cambio hacia lo mejor. Mi ansiedad sobre la matanza de Solomon Rivers en el mundo real se volvía más espeluznante en mi mundo imaginario. La fantasía, al menos, tiene la ventaja de darte una solución, alguna poción mágica que afectara sus cerebros, quizás la misma piedra lunar, pero en Malkin, en el mundo real, ¿qué tenía realmente? Dos personas completamente diferentes, en dos esferas distintas que cometen actos de masacre sinsentido.

 

            Podemos crearnos mundos imaginarios para escapar de nuestros problemas, yo no tengo ese lujo, tengo dos mundos diferentes y los dos tenían problemas. Neomalkin, por más hermoso que fuera, empezaba a empeorar, quizás una pista sobre mis propias angustias. La psicotectura iba de mal en peor, más personas resultaban afectadas por los tics nerviosos, nadie podía dormir y mucha gente reportaba casos de depresión aguda e incluso hubo algunos altercados violentos por razones tontas. Investigué el asunto de Margaret Jones, Lady Zombie, junto con Golden Raven… Melba, perdón, pero por alguna razón es fácil decirle por ese alias, como si fuera más natural. Nosotros dos estábamos bien, pero éramos las pocas excepciones. Melba Ferris y yo fuimos soldados y arqueólogos a la vez, en una expedición a las ruinas de Moscú. Encontramos, varios pisos por debajo del Kremlin a una estatuilla de oro con la forma de un escarabajo de oro que escupía un líquido alquímico. Nos mordió a los dos mientras lo manejábamos y eso  nos dio nuestros poderes… La clase de cosas que solamente pasan en los comics, ¿cuáles eran las posibilidades de que aquello pasara? No lo cuestionamos, cosas como esas pasan todo el tiempo en ese mundo, accidentes radioactivos, experimentos fallidos, exitosos o visitantes de otras épocas y mundos. Nada extraño en encontrar una reliquia que, culturalmente hablando, no debería ni existir en Moscú, después de todo era un escarabajo egipcio. Me recuerda a la historia corta de Poe “El escarabajo de oro”.

 

            La lógica es curiosa en la imaginación, nadie encontraría eso como algo extraño, pero que Lady Zombie empezara a actuar de manera tan irracional era realmente inimaginable. ¿Han leído comics? Eso no pasa en los comics, solamente en la vida real. Carmine Ditkeranko fue el último en firmar su sesión con ella, por lo que sabemos que al menos estuvo bien atendida, después de Yongon, Ditkeranko es el mejor reformador neuronal. Seguimos la pista de su día, desde que saliera del cuidado de la ciudad hasta que empezara a disparar como demente y no encontramos nada fuera de lugar. Tenía mis sospechas que la gente de Grant Moore le habrían dado una dosis demasiado alta de píldoras Beat o rayos Hip, pero no estuvo en contacto con ningún Beatnik conocido. Golden Raven empezó a cuestionar a los hipnotistas y magos, pero no consiguió nada. Mientras tanto nuestra utopía se caía bajo el peso de su neurosis.

- Jugar con la mente de las personas es peligroso, al menos lo que fumo es porque quiero explorar mi mente.- Grant Moore, naturalmente fue mi primer sospechoso en ser confrontado.- Todo eso de la psicotectura es jugar a ser Dios, ¿quién les da derecho?

- Nadie se queja cuando funciona.

- ¿Cuándo ha funcionado, Poe? Masas de borregos todos ellos, demasiado temerosos de aceptar la vida como es. Pastillas para curar alcoholismo, pastillas para sanar enfermedades crónicas, pastillas para todo lo que se te imagine, siempre y cuando te deje sobrio. ¿Qué tiene de especial estar sobrio?

- ¿Esperas que todos sean unos mugrosos Beatniks como tú? Es muy fácil rebelarse contra la autoridad, pero es muy difícil tener una respuesta, una alternativa.

- Las llaman pastillas Hip o Beat o como sea, hasta de eso tienen miedo. Ácido mi plateado amigo, ácidos que te llevan a la luna y de regreso.

- No has respondido bien a la terapia, pero lo harás. Todos lo hacen.

- Lavado de cerebro. ¿No lo entiendes? Neomalkin es un chiste de mal gusto y está despertando.

- Mecaebro, él está saboteando las vibraciones.- Moore simplemente se alzó de hombros. En la vida real le habría roto los dientes a golpes, pero no en Neomalkin, jamás lastimaría a una persona indefensa.- Dime dónde está.

- La sombra oscura del triunvirato, ¿así le llaman? No lo he visto en un buen rato. No hay nada de fumar por aquí, ¿verdad?

- No, velamos por tu salud y la de todos.

 

            Revisé las sesiones de reformación neuronal y de alguna manera Moore y Salmeri no eran afectados. No tenía nada y Golden Raven tampoco. Nos vimos con Kirby y Yongon mientras el Arsenal de paz cubría las calles, mantenía la paz y se aseguraba que las farmacéuticas hicieran su trabajo. Eran empresas privadas, pero estaban dando gratis las pastillas. Solamente en una utopía podrías esperar semejante acto de caridad.

- Conté las manchas en el techo de mi casa anoche. Mi techo no tiene manchas.- Stanley Kirby estaba al borde de un ataque nervioso. Nikita Yongon tenía la misma expresión de no haber dormido nada y me entregó unos papeles.- Neomalkin tiene seis días antes que todos en la ciudad sufran un colapso psicótico severo.

- Tienen que encontrar a Mecaebro.- Dijo Nikita.- Él es quien está causando todo esto.

- El Arsenal de paz le está buscando, pero también hay conatos de violencia que deben ser prevenidos.- Revisé los datos y formulé la pregunta más obvia que me venía a la mente.- ¿Lady Zombie mató a toda esa gente por esto?

- No, en todo caso ella era más saludable de lo que la mayoría era el día de ayer.- Dijo Nikita.- Según el reporte de Carmine todo estaba bien y no mostraba ansiedad o estrés alguno. Durmió como bebé, más de lo que se puede decir de la mayoría de los ciudadanos.

- Es la treta más pérfida que los Beatniks hayan planeado, si los seguimos encontraremos a Mecaebro y podremos detener todo esto.

- Tengo algunas pistas sobre ellos.- Dijo Melba.- Stanley, tómalo con calma, todo estará bien.

 

            Pasamos la noche haciendo redadas en clubes de poesía, en bares de mala muerte donde se intercambian Haikus por marihuana y en fiestas privadas supuestamente artísticas. Ahora que lo digo y lo recuerdo… Soy un fascista, si hiciera eso en la vida real sería un maldito fascista. Las cosas son distintas allí, el inconformismo es visto como una enfermedad mental, una que se puede curar. Gary Robertson, sospechoso de una larga lista de crímenes, desde graffitis hasta distribución de ácidos, fue aprehendido en una de esas fiestas. Todos estaban drogados por completo, la mitad no sabía dónde estaba pero Robertson se asustó al vernos y casi se cae del edificio. Tuve que volar a toda velocidad para prevenir que se tornara en una mancha en el pavimento. Los cultivos de marihuana eran de Humberto Salmeri, fue lo primero que dijo incluso antes de llegar la patrulla de modo que teníamos a Salmeri con algo sólido y fuerte.

 

            Nadie sabía nada sobre Mecarebro, ni siquiera cuando la reforma neurológica hizo efecto y se daban cuenta del error en el que habían estado. Los únicos que no podíamos cambiar eran Moore y Salmeri, lo cual generaba un problema nunca antes visto en Neomalkin. ¿Recuerdan que les dije que no había prisiones? Pues tuvimos que inventar una en el reformatorio neuronal y Humberto Salmeri se convirtió en el primer prisionero en la historia. Nikita trabajó doble turno curando a todos los Beatniks mientras preparaba una solución a la crisis de psicotectura, lo cual era un alivio porque las cosas iban de mal en peor.

 

            En la mañana, cuando Golden Raven, es decir, Melba Ferris y yo visitamos a Stanley le encontramos en un rincón de su casa, nervioso y asustado por completo. Nos quitamos los cascos para que nos reconociera mejor. Sabía que yo era James Mallard y ella era Melba Ferris, era un miembro de confianza del Arsenal de paz. Además nuestros cascos tienen visor y se pueden ver los rostros con facilidad… Lógica de comics, donde basta unos lentes para ser otra persona. En fin, Stanley no nos reconocía.

- Yo soy James, James Mallard, me conoces desde hace años. Poe, ¿recuerdas a Poe?

- ¡Aléjense de mí!- Gritaba Stanley.- ¿Cómo llegué aquí, quién soy?

- Stanley Kirby, tú nombre es Stanley Kirby. James, llama al Ciudadano Alfa para que pase por él, no podemos dejarlo así.

- Sí… Esos seis días se acortan, creo que era una estimación conservadora.- Le avisé al Ciudadano Alfa para que alguien le recogiera o lo mantuviera vigilado para que no se lastimara.- Otra vuelta de tuerca al sistema de psicotectura y Neomalkin va a arder… Mecaebro nunca ha matado a nadie, ¿por qué haría algo así?

- No sé amor, pero si ni siquiera los gemelos Arm y Geddon serían capaces de un plan tan espeluznante.

- Poe, alerta general.- Anunció el anillo decodificador.- Encontramos a Mecaebro… Es… Mecaebro empezó a disparar hasta que se acabaron las balas y uno por uno sus cerebros se fueron apagando. Es terrible, ¿qué está pasando?

 

            Mecarebro parecía víctima de la misma locura que Lady Zombie, quizás parte de la perversión de la psicotectura. Sin embargo, si Mecarebro había enloquecido, ¿quién seguía saboteando los sistemas? Mecarebro era un robot con varios cerebros, como Moore dijo, era una especie de inversión del héroe Triunvirato, pero aquí los cerebros eran todos de la misma familia. El cerebro afectado era el de Solomon Rivers. El fin del mundo estaba golpeando a la puerta de mi mente, si no podía solucionar los dos casos de locura en el mundo real… ¿Sobreviviría si ambos de mis mundos imaginarios, que se rigen por sí mismos sin mí control, se tornaran en pesadillas?

 

            Naturalmente investigué el horario de Solomon Rivers en el mundo real, desde que despertara junto con sus hermanos en un bonito vecindario de Brokner hasta que llegara a la escuela. En ningún momento su vida, o la de su familia, había entrado en contacto con Margaret Jones. Se descubrió que Solomon Rivers no había usado el arma de su padre, sino que se la había quitado a un policía antes de matarlo, entrar a su escuela y empezar a disparar a sus propios compañeros. Solomon era popular, sus calificaciones eran promedio, miembro de los Boy Scouts, jugaba Baseball con su papá y sus hermanos. Nada indicaba que tuviera una enfermedad mental, no era un chico alienado al extremo que estallaba en un torbellino de violencia. Los chicos de su escuela se llevaban bien con él, incluso quienes no eran sus amigos, sus maestros no eran estrictos y le describieron como un chico extrovertido y juguetón. En resumen, se levantó, desayunó, caminó hasta la parada de su autobús escolar a tres cuadras junto con otros chicos que no notaron nada extraño en él ni en nadie en su alrededor, subió al camión y al bajar se volvió loco. No, loco no es la palabra, rabioso.

 

            Los arrestos, tras la captura de Humberto Salmeri, no pudieron sacarme la obsesión. Más de una docena de matones, mafiosos y capos fueron arrestados rápidamente. El asunto de la pluma del cuervo fue noticia positiva para el Regimiento y el alcalde Hart fingió que fue un esfuerzo colectivo entre todos sus miembros. No me importó realmente, la mayoría me cae bien y creo que les caigo bien. Sé que le caigo bien al Ciudadano Alfa, de él estoy seguro, no tanto de Geist, pero trato de ser lo más social posible. Este sería un buen momento para decirles que en cualquier segundo estallarán las puertas y seré rescatado, excepto que no es cierto y ustedes lo saben perfectamente. Cada día encima del suelo es una bendición y sé que quieren saber lo que pasó antes de… Ustedes ya saben eso, pero les quiero contar sobre Hinterland y Neomalkin también. Una cosa va ligada a las otras, quizás porque son parte de mi psique, al menos por eso.

 

            Comí con los muchachos de Pulpazoid, la verdad es que acepté desde que me dijeron que iría Melba Ferris. Puedo dispararle en la rodilla a un matón, lanzar una granada de pelotitas de goma, sacar a un mafioso antes que se den cuenta, pero cuando se trata de Melba no es tan sencillo. ¿Por dónde empezaría? Ésa es la cuestión, quizás es porque leí demasiados comics pero tengo la noción, bastante estúpida lo admito, que si la invito a salir tendré que contarle lo que llamamos una “historia de origen” y no es bonita. Ya no tuve oportunidad de contarle, quizás sea mejor así. Ensayé la valentía para decírselo, pero soy demasiado cobarde y lo propuse como el origen de Poe.

- Piloto que bombardeó Dresden creyendo que habría fábricas de armas, pero eran solamente civiles y eso le causó una culpa de sobreviviente. Peleó en Corea, donde fue derribado detrás de las líneas enemigas y junto con su compañero sobrevivió matando a todo lo que se moviera.

- ¿Ajá? No es suficiente.- Stanley tenía razón, pero no planeaba decirles de Ares y su proyecto para crear armas humanas. Debí decírselo, exponerlos a ustedes como los monstruos que son, pero como dije, en la vida real y fuera del Regimiento puedo llegar a ser un cobarde de primera.- Necesitas un ángulo que sea más… Además, no podemos hablar mal del ejército, esos comics se venden bien. Explicaría porqué no vuelve a matar. Eso sí, nada de compañeros tipo Robin.

- Hacen que los jóvenes se conecten más con el personaje.- Objetó Carmine.- Sé que en la vida real no pasaría eso, un policía no lleva a un chico de doce años a un arresto peligroso, pero si pones a un joven los lectores jóvenes se identifican. Además, necesitan platicar con alguien.

- El personaje perfecto.- Anunció Stanley, como si anunciara a un acróbata de circo. Clásico Stanley.- Un joven, quizás en la preparatoria, nadie lo quiere, no es popular ni en lo más mínimo, pero obtiene poderes y… Esperen a la mejor parte… No los usa de inmediato para hacerse héroe, alguien cercano a él muere porque no utilizó sus poderes y entonces aprende que con un gran poder se conlleva una gran responsabilidad. ¡La mosca!

- No.- Dijimos todos a la vez.

- ¿Por qué no se haría villano?- Señaló Grant.- Sería más patético, en el clásico sentido de la palabra, si se vuelve un villano. De día es un chico cualquiera, odiado por sus compañeros, de noche es temido por los adultos.

- Perviertes a los jóvenes.- Bromeó Melba.- ¿Tú qué piensas Jimmy?

- Bueno, yo… Es… Suena bien, aunque ¿por cuántos números seguirá siendo un perdedor? No puedes tenerlo toda la vida siendo un perdedor, sobre todo si salva a la ciudad o al mundo. Eventualmente ganaría confianza consigo mismo.

- Sí, es como si un veterano de guerra no tuviera las agallas de invitar a una chica a salir.- Bromeó Grant y todos se rieron.- Ya en serio Stanley, sigue con esa idea de gente que nace con poderes, tener que inventarnos razones por las que los tienen es la mitad del trabajo.

- La familia nuclear, habitantes de ese sitio de pruebas de la bomba atómica son víctimas de la radiación en trajes especiales que les dan poderes.- Ofrecí yo.- No sé por qué tendrían esos trajes, pero es algo. ¿Y si la gente de Hiroshima y Nagasaki tuvieran poderes? Sus fantasmas me refiero, el fantasma atómico.

- Paranoia radioactiva, me gusta ese ángulo.- Dijo Grant y señalando a Melba cambió de tema.- Y no más burdeles en Hinterland, ni nada de matar gente. Un anti-héroe es mal visto ahora. El Vago cósmico tendrá que ser siempre heroico y deberías ponerlo en más mundos paralelos, que en cada mundo tenga diferentes poderes. Cristo redentor del multiverso.

- Grant, deja de tomar ese LSD, es veneno.

- Hasta ahora lo notan.- Ese era Grant, podía estar drogado por completo y darte una clase en metafísica de los comics para después olvidarlo todo cuando bajara al mundo real.

- Tengo que hacer una llamada.

 

            Me excusé de la mesa y hablé con el alcalde en el teléfono de la esquina. Humberto Salmeri quería inmunidad a cambio de entregarnos a Reinhardt. Los federales estaban de acuerdo, yo creo que principalmente para hacernos parecer una bola de imbéciles que necesitan de su programa de Póquer de Aces. Varios fiscales habían empezado a actuar sospechosamente, tendría que visitarlos en la noche y encontrar algunas respuestas pero me imaginaba el problema. Salmeri, si llegaba a testificar, explicaría cómo era que Reinhardt y él habían estado operando libremente por tantos años, a pesar de ser conocidos por muchos policías, la enorme mayoría de ellos corruptos por completo. La idea de que entregara nombres había obligado a Nathan Hart a poner al Ciudadano Alfa y varios otros para cuidarlo de cualquier atentado. Humberto Salmeri, sin embargo, no decía absolutamente nada. Tenían el libro de contaduría, estaban armando varios casos, pero no estaba dispuesto a nombrar policías, fiscales ni jueces. Se limitaba, a través de sus abogados, de insistir en el trato de salir libre si entregaba a Gerard “Jerry” Reinhardt.

 

            Regresé a la mesa y me quedé pensando. La cosa con tener tan buena memoria es que la gente asume que deduces la información instantáneamente, pero en realidad son dos cosas diferentes. Uno puede recordar que tiene que ir por leche, pero no hacerlo por estar distraído. Una cosa es tenerlo en la memoria y otra es pensarlo. Ahora lo pensaba, anoté los números de teléfono en una servilleta, fingiendo que mi primo me los había dejado y, tal y como había notado desde el principio, eran falsos. Le estuve dando vueltas al asunto hasta que me di cuenta que si tomaba un número, 8 por ejemplo y lo convertía en 7, entonces los números eran reales. Lo probé con el teléfono del restaurante, eran bares donde se hacían apuestas ilegales. Si el método de sustitución era correcto para los números, quizás también lo sería para los nombres o iniciales. Todo el dinero iba para “G.R.”, la letra antes de la G es la H, antes de la R es la S. Humberto Salmeri. No existe Gerard Reinhardt, es un cuento inventado para que Salmeri pudiera salir libre si lo atrapaban, entregando a un pobre sujeto con esas iniciales y engañando así a todos. Tenía que avisarle a Hart, decirle que todo era un engaño, que su trato sería una farsa porque no existía un Gerard Reinhardt. Él era un ser de ficción que capitalizaba de nuestra xenofobia contra los alemanes que o bien eran nazis o más comúnmente comunistas. El ángulo del crimen organizado que le deja dinero al comunismo era el que más saboreaba el FBI, por eso querían hacer el trato. Me habría levantado en ese momento, de no ser por Melba.

- Niko Ridgway es un genio, no sé porqué trabaja en Amtech, ese libro es una maravilla. ¿Lo has leído Jimmy?

- Sé de qué trata. ¿Qué tiene de malo que trabaje en Amtech?

- Amtech no era nada, una compañía local que hacía sillas y cosas de oficina durante la guerra. Fue comprada por una compañía nacional llamada Sheraton y curiosamente toda la compañía cambió el nombre a Amtech… No, no era Sheraton, era Sheratan.

- Sheratan es una palabra inventada.- Dijo Carmine. Mi sangre se heló por completo, estaba uniendo puntos que no ustedes trabajaron muy duro para que no unieran. No contaban con la buena memoria de una editora de comics.

- Sheratan no es una palabra inventada.- Les dije en un tono grave que no comprendieron.- Es la principal estrella en la constelación de Aries. Tengo que irme, los veo después.

 

            Niko Ridgway el cerebro detrás de Amtech se hizo famoso con sus primeros inventos, cuando acababan de cambiar de nombre. Aprendí de eso en las microfichas, pero había poca información de Sheratan, una compañía con un contrato de defensa que, al menos según fuentes oficiales, caducó poco después que encontraran a Ridgway. No existían registros de Sheratan que mostraran cuándo apareció por primera vez, todo fue tapado cuidadosamente. Ares estaba de vuelta y yo habría jurado que los quemé a todos en Corea. Debieron estarme vigilando por un largo tiempo, quizás por eso Ridgway no me tenía miedo cuando aparecí en su departamento y le dije quién era. Olvidé todo el asunto de Salmeri y empecé a seguir a Niko Ridgway. Reconocí a uno de los rostros en ese piso de oficinas desde el edificio de enfrente, esas quemaduras se las dejó el incendio que provoqué. Pensé que estaba siendo inteligente, cauteloso, pero ahora me doy cuenta que Niko era el cebo y era cuestión de tiempo antes que picara. Ni siquiera sentí de dónde vino el dardo con sendante, desperté en sus oficinas antes que me lanzaran aquí sin mis armas y sabiendo que iba a morir.

 

            No explica nada, eso es lo trágico, no explica porque Margaret Jones o Solomon Rivers se tornaron en asesinos. Ares tardó más de un año en hacerme… Como soy. No hay manera que tuvieran a esas dos personas encerradas, experimentando sobre ellos. No, ustedes no aparecieron en todo lo que pude investigar sobre esos dos sujetos. Veteranos de guerra que enloquecen y matan a sus familias no son fenómenos tan difíciles de explicar, no se necesita una enorme conspiración para explicarlo, pero Margaret Jones nunca estuvo en el ejército, mucho menos Solomon Rivers.

 

            En el mundo real supongo que las cosas más dementes y sinsentido simplemente se dan, pero no así en el mundo de la ficción. No, en la ficción necesitas una razón y por lo general una buena razón, una de peso, que expliqué porqué dos personas tan distintas cometerían semejantes actos de brutalidad un día después del otro. En Hinterland investigué a Solomon Rivers con la ayuda de Sir Hart. Había una alerta general en toda la ciudad buscando a doctores falsos, de modo que no usé máscara para entrevistar a los compañeros del colegio de alquimia en compañía de sir Hart. Todos le describían como buen muchacho, muy estudioso y con madera para líder. Si había sido expuesto a la piedra lunar no lo sabríamos.

 

            Encontré la pista en el lugar menos esperado, el burdel Gato negro. Una de mis chicas hacía abortos con hierbas y aceites. Reconoció el nombre de la madre porque casi había sido una de sus clientes. Humberto Salmeri le había pagado para que lo hiciera, la madre era una cualquiera que vivía a nivel del suelo, pero ella le convenció de no hacerlo. La mujer dio luz a Solomon Rivers, desapareció poco después y él fue consagrado para ser uno de los magos líderes del mañana. Terry McBride conocía a Humberto Salmeri y pudo decirnos donde vivía. Melba y yo le seguimos disfrazados como dos aristócratas y escondiendo nuestras armas. Tomó un zepelín de riel hasta el aeródromo donde se vio con Carmine Ditkeranko y Melba tuvo que abrazarme para que no abriera fuego de inmediato. Estábamos rodeados por tantos policías que no habría podido apuntar, mucho menos lograr mi objetivo. Acercándonos, como si esperáramos el siguiente zepelín, pudimos escuchar que Carmine se refería a él como “nuestro velado hermano” lo cual confirmaba la existencia de los velados a la que Gary Robertson aludiera.

 

            Dejamos que se fuera de la ciudad y seguimos a los guardaespaldas de Ditkeranko hasta un zepelín privado, de modo que tuvimos que retirarnos. Regresamos al burdel luego de mandarle un telegrama a Terry y a Yongon, necesitaría de sus innovaciones tecnológicas para matar a Ditkeranko. Había conseguido que el sospechoso detrás de la demencia de Solomon Rivers escapara de Hinterland, pero si lo matábamos a él entonces acabaría la locura y con suerte destruiríamos la piedra lunar o, mejor aún, nos la que quedaríamos. Esto era algo en lo que no podía confiar en Stanley Kirby, pues si bien podría averiguar dónde estaría Ditkeranko, sabría que querría matarlo y probablemente le avisaría. Sir Hart no conseguiría esa información, lo único que lograría habría sido ser detenido por sospecha y era algo que quería evitar. Nikita Yongon, sin embargo, podía rentar sus habilidades como tecnomancer a la logia negra, con suerte descubrir dónde se escondía o bien Terry podría decirnos en base a dónde se encontraban destinados sus guardaespaldas.

- No conseguí mucho, la logia negra rechazó mi invitación.- Dijo Nikita mientras trabajaba en el revólver de harpón.- El telégrafo venía de Marvin’s Garden, pero dudo que estén ahí.

- Tendrían que mover la piedra lunar, lo mismo que los piratas capturados.

- Buena deducción, señorita Ferris.- Le dijo Nikita mientras terminaba la escopeta de seis arpones y le incluía una batería eléctrica para mayor alcance y electrocutar a cualquiera que tocara sin protección los cables delgados que se unían a la escopeta.- Terminado, tengo otras ideas si están interesados.

- Adelante, mi taller es su taller.

- Buenas y malas noticias.- Terry bajó las escaleras acompañado de Grant, quien seguía intoxicándose con su hachís onírico y regresó al burdel para fingir que lo vigilaba.- Los guardaespaldas del frater Ditkeranko no tienen que registrarse con la policía.

- Asumo que ésa es la mala noticia.

- La otra mala es que Salmeri está muy metido en la logia roja y eso explica porqué han desaparecido tantos frateres y sórores. La buena noticia es que Carmine está muerto de miedo y ha solicitado más protección para su residencia privada.

- Pensé que vivía en el Barbatos.- Dijo Melba y Terry sonrió.

- Normalmente, pero tiene algo que no quiere que nadie más vea y no puede tomar el Barbatos como propiedad de la logia negra… Al menos no aún. Está refugiado en un edificio en Brokner. No sé cuánta gente tenga como guardianes, pero tiene una docena de policías en el techo y en la calle.

- ¿Nadie en el interior?

- No.

- Ahí está la piedra lunar.- Dedujo Nikita.- Muchos policías son miembros de logias, no quiere que ninguno vea dónde tiene la piedra lunar.

- Tengo que arrestar a alguien, justificar mi viaje para aquí.- Dijo Terry algo avergonzado. Melba le acompañó para que se llevara a una de las chicas. Nunca la procesarían, siempre las dejaban libres luego de una o dos noches. Melba regresó y caminamos hacia el puerto subterráneo donde se encontraba el Raven. Nikita silbó asombrado y señaló los disruptores espaciales.

- La masa determina la curvatura en el espacio, fascinante verlo en acción.

- Necesito de tu ayuda, tenemos que hacer atacar el edificio, robar la piedra, matar a Ditkeranko. Sir Hart está de acuerdo así que no habrá mucho problema por parte de los aristócratas más progresistas.- Era una mentira necesaria para convencerle de ayudarme en una empresa más que peligrosa.- Es la única manera. Lamentablemente no puedo pedir ayuda a los otros capitanes eléctricos, no queremos repetir el problema que tuvimos hace unos días, mis hombres y yo preferimos la muerte a la captura. Necesito que conviertas el Raven en algo más que un barco pirata, un verdadero buque de guerra que pueda destrozar al Leviatan que esté haciendo guardia en el vecindario.

- Tengo algunas ideas, siempre he querido aplicar mi fe, pero tengo una condición, quiero ir.

- Pensé que no eras…

- No soy científico, como dije, soy un fanático, tengo mucha fe y Ditkeranko es un enemigo de mi fe. Prometo no estorbar. Y si me llegan a capturar, mátame.

- Está bien, veamos qué puedes modificar y lo vemos.

 

            Nikita Yongon no estaba bromeando, tenía docenas de ideas para mejorar el Raven. El conocimiento, aunque él lo veía como una extensión de su fe en la ficción de las matemáticas, debería ser libre. Aquel era un punto que compartía con los demás capitanes y ofreció todas sus innovaciones a quienes las quisieran. Diseñó mejores cañones con balas que eran como enormes focos, una base metálica y un cristal con suficiente fósforo rojo y aceite que no solamente destrozarían una pared de ladrillos, sino que generarían nubes de gases venenosos y un incendio que comería hasta el acero. Esas balas servirían perfectamente para los Leviatanes. Logró reformular los disruptores para que consumieran la mitad de la electricidad y fueran el doble de potentes, haciéndola más rápida y ágil que cualquier zepelín de batalla. Inventó una forma de metralla que conocemos en el mundo real pero no en el mundo ficcional de Hinterland. La metralla alimentada con cadena, seis barriles con balas huecas o balas con mínima porción de mercurio fulminado para conseguir una explosión. Los piratas a mi cargo se armaron con revólveres automáticos y metrallas más pequeñas, además de añadir electricidad a sus espadas y cuchillos. Más de cincuenta ayudamos por horas mientras Nikita convertía el Raven, y por extensión los demás barcos piratas, en buques de guerra.

 

            Al caer la noche zarpamos creando una nube a nuestro alrededor mientras los vigías, en sus nidos de metralla, iban alertándonos de la presencia de dos Leviatanes en Brokner. Carmine no era tonto, no se encontraba en los edificios en forma de gigantescas espirales góticas de las zonas superiores, sino en la zona intermedia donde podía escapar con mayor facilidad, llevándose a la piedra lunar con él. Aquella zona intermedia, además, tenía la ventaja de estar bien cubierta por los Leviatanes que caminaban a pocas cuadras de distancia, mientras que en la parte superior dependería de los zepelines de batalla que difícilmente eran un reto para el Raven.

 

            Era imposible bajar lo suficiente sin ser detectados por los Leviatanes, de modo que formé un plan que dependía de las innovaciones de Nikita para destruir los Leviatanes y regresar por nosotros. Los Leviatanes nos detectaron poco antes que empezáramos a disparar los cañones con balas de fósforo rojo contra el edificio. El Raven disparó contra los Leviatanes cubriéndonos mientras Melba, Nikita, seis piratas más y yo abordábamos el edificio como si fuera un barco enemigo. El Raven nos dejó para matar a los policías en el piso y el techo y para destruir los Leviatanes. Cubiertos por nuestras máscaras de doctores medievales nos abrimos paso con balas de mercurio fulminado que, sin importar dónde dieran, partían a un ser humano en pedazos. La mansión se tornó en un infierno y en una carnicería. Nos abrimos paso disparando y cercenando contra los innumerables guardianes que protegían a Ditkeranko. Las salidas cubiertas le teníamos rodeado en el centro de la mansión.

 

            Mientras escuchábamos los fuertes cañonazos entre los Leviatanes y el Raven conseguimos llegar a una biblioteca donde la mitad de mis hombres fueron consumidos por las llamas de una pistola como nunca había visto. Finalmente nos enfrentábamos a la piedra lunar y su capacidad destructiva. Si tuviera que hacer un análogo a algo de la vida real es como el fósforo blanco que han estado probando, consume lo que toca. No eran realmente disparos, más como lanzallamas eran tormentas de esa cosa blanca. Carmine reía como un demente mientras sostenía la piedra, un enorme pedazo blanco que debía pesar casi lo mismo que él. No podía huir con ella, pero imaginé que sería explosiva de modo que empecé a dispararle mientras nos refugiábamos contra los muebles de madera y metal. Carmine gritó cuando la piedra empezó a resplandecer, sus matones nos tenían arrinconados pero la piedra lunar era historia. La lanzó por una ventana y segundos después escuchamos una detonación que amenazaba con derrumbar la mansión completa. Había una docena de esas armas, mientras que solamente quedábamos Melba, Nikita, tres piratas y yo. Disparábamos como locos hasta quedarnos sin balas y rápidamente cargábamos las municiones mientras que los otros usaban las escopetas de arpones, atravesándoles en el pecho y electrocutándoles hasta una muerte rápida. No duraríamos mucho tiempo más, pues por cada uno de ellos que conseguíamos matar, perdíamos a dos personas. Melba me empujó a mí y a Nikita hacia fuera de la biblioteca.

 

            Aullé de frustración mientras huíamos, matando a los policías que entraban a la mansión que estaba por colapsarse. El Leviatán venía de regreso, disparamos nuestros arpones y murieron los últimos piratas. Nikita, Melba y yo conseguimos asirnos del Raven y alejarnos de la mansión. No había conseguido matar a Ditkeranko y, si bien había logrado destruir la piedra lunar, no sabría nunca si aquello había vuelto locos a Lady Maggie y al niño mágico Solomon Rivers. Nos ayudaron a subir a nuestro barco mientras los zepelines nos casaban con grandes luces y formábamos espesas nubes.

- Ya no tiene la piedra lunar, tuvimos suerte de sobrevivir, no te sientas tan mal Jim.- Melba me besó y me acarició la cabeza mientras dejaba el timón a otro pirata.- Nos enfrentamos a una pared de esa cosa blanca, no sé qué haya sido pero… Tuvimos suerte.

- Sí, tanta suerte como la vez que casi nos detienen en Morton cuando tratamos la primera vez de destruir la piedra lunar.

- Con la diferencia que Carmine no tiene a nadie como prisionero.- Apuntó Nikita.- No tiene la piedra, no puede vencer a los piratas y su logia negra no puede hacer un golpe de Estado. Regimiento de buques de guerra podrían derribar el Barbatos en cuanto nos enteremos que está ahí.

- Sí, claro que para entonces ya habrá capturado a todos los piratas eléctricos o nos habrá matado a todos.

- Jimmy, no hables así, eres el capitán Poe y nadie puede…

- Lo veo ahora Melba. ¿La primera vez? Fue una trampa. Nosotros nos salvamos porque Grant fue arrestado, pero fue una trampa. Súbitamente tienen toda esa protección… No, alguien les dijo. ¿No ves que nos estaban esperando ésta misma noche? Dejaron que nos adentráramos lo suficiente para que pudieran matarnos como cerdos en matadero. Sir Hart sabía del primer golpe, lo miso que Kirby.

- ¿No pensarás que sir Hart sería capaz de algo así?- Cuestionó Nikita.

- No, porque te mentí cuando te dije que sir Hart estaba enterado. Tú les dijiste Nikita, sabías que le buscábamos para matarle y les dijiste porque sabías que lo averiguaríamos de algún modo. Quisiste venir porque sabías que no te dispararían, porque tú podrías llevarlos hasta nuestras guaridas secretas.

- No seas absurdo.- Melba le puso su espada al nivel de su cuello y mis marinos le tomaron de brazos y piernas.

- ¿Quiénes sabían del primer golpe? Nikita Yongon, Stanley Kirby y sir Hart. ¿Quiénes sabían del segundo golpe? Nikita Yongon y Terry McBride.

- Terry debió haber sido, les ayudé y si fuera un traidor no habría pedido venir con ustedes.

- Terry nos ayudó a liberar a nuestros camaradas de prisión, él no nos traicionó. Ditkeranko tendría algo mejor que la piedra lunar, a un traidor entre nosotros que podría decirle todo sobre nuestros túneles, nuestras naves y sus armas.

- Pero soy un científico, como ustedes.

- ¡Que camine por el tablón!- Gritó Melba. Los piratas rápidamente pusieron la tabla en el borde de la nave y lo empujaron sobre ella.

- Maldito seas Poe, tú no entiendes…

- Te acercaste a sir Hart a propósito, ¿no es así?

- Habla.- Le dijo Melba en un tono muy calmado.- Puedes caer al vacío vivo o muerto. Es una enorme diferencia.

- Sospechan de él. Fue en vano, ahora lo entiendo, fue en vano, pero tenía que hacerlo. La logia negra tiene que ganarles o todos morirán.

- Vivo será.- Melba le empujó al vacío y le escuchamos gritar hasta que se golpeó contra la calle.

 

            No viviré lo suficiente para saber si el capitán Poe le dice a sir Hart que tenga cuidado, si algún día matará a Carmine Ditkeranko y destruirá la logia negra. Ya sé qué están pensando, probablemente lo mismo que yo pensaría si leyera esto en un comic. ¿Para qué sirvió toda la historia? Todo este asunto con la piedra lunar fue resuelto, se queda en el suspenso como todo buen comic respecto al futuro, pero ¿qué hay de Margaret Jones y Solomon Rivers? Tenían que escuchar esa parte, tenían que saber lo que había pasado con mi día, no solamente en el mundo real, sino en mi ficción… Sin embargo, les prometí que era para algo, sino ¿para qué perder el tiempo con cuentos que no van a ninguna parte? Todo tiene sentido, si se deja que la historia termine.

 

            Naturalmente termina con Neomalkin. Apropiado, me parece, mi utopía se estaba tornando en una pesadilla absoluta. En contra de mi voluntad tuvimos que dejar libre a Grant Moore, quien había fingido haber sido curado. Salmeri no corrió con la misma suerte. Lo que le había pasado a Kirby había sido solamente el comienzo, había una plaga de amnesia que podía durar de unas horas hasta… Bueno, quizás para toda la vida si no resolvíamos el problema. Mecaebro, el principal sospechoso del sabotaje de psicotectura, resultó tener un cerebro dañado que se volvió loco y mató gente indiscriminadamente, el de Solomon Rivers naturalmente.

 

            Según testigos el robot había estado chillando, los otros cerebros intentaban mediar, negociar con el cerebro de Solomon Rivers, pero fue en vano y fueron los primeros en desconectarse. Normalmente en Neomalkin no solamente no sucedería eso, sino que quienes seguían a Grant Moore no le habrían perdido entre los trenes entubados que se alzaban a varios metros sobre la ciudad y eran motorizados por energía nuclear. La población estaba histérica, aquellos seis días se tornaron en seis horas, había violencia en todas partes, enfermedades mentales, robos por parte de gente decente y demasiadas crisis nerviosas. El Arsenal de paz, si bien contaba con muchos miembros, no se daban abasto. Golden Raven quería ayudar con la violencia que surgía en Morton, pero la convencí que me ayudara a seguir la pista de Mecarebro. La misma obsesión que tenía en el mundo real estaba ahí, en mi brillante utopía de dorados edificios, granjas flotantes, comunidades subacuáticas y barrios bajo domos de plástico.

 

            Incluso si no podía saber lo que había pasado en la mente del cerebro de Solomon Rivers, podría conocer sus movimientos, pues Mecarebro era una máquina y como buen robot tenía una computadora que registraba todos sus movimientos. Aquel era siempre su talón de Aquiles, así pudimos descubrir varias veces donde escondía el botín o con quién había interactuado. Tenía la respuesta incluso antes que la enorme computadora nuclear la arrojara en el telegrama. Había cruzado camino con Lady Zombie, Margaret Jones, hacía seis meses, y hacía tres meses había estado en el mismo escondite que Grant Moore.

- ¿Crees que sea viral?

- Podría ser.- Contestó Melba.- ¿Un virus robótico que infecta una mente humana? No sé Poe, parece que las máquinas se están rebelando.

- La tecnología no puede rebelarse, hace lo que le decimos que haga. Grant Moore debió hipnotizar al menos a uno de los cerebros.

- No es hipnotista… No que sepamos, quizás nuestros telépatas no pudieron pasar sus barreras Beatniks. Tendremos que encontrarle James.

- Lo sé, podría estar en cualquier parte y el tiempo corre en nuestra contra.

 

            El diálogo es trillado, típico de comic, pero era cierto. Seis horas o menos antes que todos sufrieran daños irreparables. Ya habíamos salvado a la ciudad de otras catástrofes faltando apenas segundo, pero incluso en mi fantasía esto se sentía diferente de alguna forma. Es como si aquella ley que dictaba que los buenos siempre ganan hubiese sido echada por la ventana y estuviéramos en la misma incertidumbre que en la vida real. Teníamos, además, otro factor a considerar, y es que no podíamos llamar a todo el Arsenal de paz, pues estaban ocupados y Neomalkin es una ciudad gigantesca, tanto en tamaño como en sus rascacielos y comunidades subterráneas y subacuáticas.

 

            En la vida real me habría dado por rendido, pero no ahí. Recorrimos todos los lugares de Beatniks conocidos y que Terry McBride conociera. Pobre Terry tenía una fobia intensa a los lugares cerrados y una fobia al polvo, de modo que no podía estar ni dentro de su departamento ni afuera e iba alternándose. La mitad del Arsenal de paz, según nuestros anillos decodificadores sufría bajas semejantes. Es difícil ser un superhéroe acuático si súbitamente te causa fobia el agua, por ejemplo. Para detener a Grogian pusimos su rostro en todos los mega-televisores de la ciudad y los ciudadanos nos fueron dando pistas, pero ahora no podíamos contar con ellos. Golden Raven hizo el intento al menos, mientras que yo seguía buscando en una larga lista de lugares.

 

            Un viejo colega suyo, quien había sido aprehendido y reformado por posesión de tabletas cósmicas, o lo que en la vida real llamaríamos LSD, nos dijo dónde le había visto después que perdiera a los héroes que le seguían. Pobre sujeto estaba meciéndose en un rincón y jalándose el cabello. Le ubicamos en la mitad de una fiesta donde enloquecidos ciudadanos quemaban sus muebles en un complejo habitacional subacuático. Una pecera con luces que te permiten ver los diferentes peces del lago artificial. Moore no parecía muy afectado, o quizás siempre fue así de afectado, simplemente lo ocultaba como sus dones hipnóticos.

- ¿Hipnotista? No seas ridículo Poe, ¿no crees que me estaría acostando con un harem de mujeres si pudiera hacer eso?

- Eres un cerdo.- Golden Raven le empujó contra la pared y Moore sonrió como chiquillo travieso.

- Tuviste tu diversión, sucio beatnik, ahora dime la verdad.

- No tengo idea de porqué Lady Zombie y Mecarebro harían lo que hicieron. Soy pacifista, al menos saben eso de mí. Quizás fritaron sus mentes demasiadas veces con sus reformadores neuronales.

- Mecarebro estaba demasiado enloquecido como para haber saboteado la psicotecnia de toda la ciudad. Necesitaría…

- A alguien en el interior.- Completó Grant con una enorme sonrisa.- Stanley Kirby me daba las contraseñas por teléfono. Pobre Mecarebro no tuvo nada que ver.

- ¿Stanley? Pero él…

- Lo siento nena, pero así es.

- No, ¿fue por teléfono o teléfono video?

- Temía que le grabara, así que por teléfono.

- No fue Stanley Melba, ¿la última vuelta de tuerca al sistema? Tú y yo lo vimos, tenía amnesia antes que todo esto pasara, antes que los seis días se volvieran seis horas. No, solamente una persona tuvo contacto con Lady Zombie y es psicotecto. Falsificó la firma de Ditkeranko antes de hipnotizarla, no sé porqué lo está haciendo ¡pero Nikita Yongon está por destruir Neomalkin!

 

            Yongon era quien iba a “componer” el sistema, era obvio realmente pero como todo opera por leyes que tienen sentido en ese tipo de narrativa no desconfías de un miembro de tu propio equipo que le ha dado tanto al Arsenal. Llegamos a la estación de psicotectura justo a tiempo, un poco cliché, lo sé, pero así sucedió. Golden Raven detuvo a Nikita de meter la contraseña y yo tuve que apagar todo el sistema. Claro, eso no significa nada para ustedes, es solamente ficción, y sí lo es, pero… Imaginen soñar cada noche con una utopía, ahora imaginen que destruyen esa utopía. La psicotectura era parte de la razón por la que todo funcionaba, hacía que toda la gente se sintiera bien consigo misma. Ahora había quedado arruinada por completo al punto que tuve que destruirla. Cesaron los brotes de violencia, las fobias, las ansiedades y las crisis casi de inmediato. Lady Zombie, recuerdan que les dije que su truco era convertir a la gente en zombies, pues él estaba a punto de hacer lo mismo a toda una ciudad.

 

            Ahora, sé lo que están pensando, ¿por qué sigue hablando este imbécil? Necesitan saber, porque no estaba listo para lo que me dijo Nikita cuando me explicó todo. Una vez que lo escuchen entenderán, verán lo que está pasando. Les mentí cuando dije que no resolví la demencia súbita de Margaret Jones y de Solomon Rivers, pero llegaremos a eso a su tiempo. Les dije que estas fantasías ocurren, no mientras duermo, que no puedo hacer, sino mientras estoy despierto. Desorientador, por decir lo menos, siempre al borde de la demencia. A lo que voy es que sigo estando en Hinterland, durmiendo por ahora y soñando con ríos de sangre y saqueos, y sigo estando en Neomalkin donde estoy hablando con Nikita Yongon mientras hablo con ustedes. Me lo tuvo que decir varias veces, de hecho me lo sigue diciendo, así que no se preocupen si no lo entienden a la primera. Les prometo que tiene sentido, toda ésta demencia que les estoy diciendo tiene sentido si me permiten llegar al final.

 

            Sé que Niko Ridgway está con ustedes detrás del espejo, él quiere escucharlo. Tiene que ver con él y lo sabe. Yongon me lo está repitiendo otra vez, mejor decirlo textual porque no capto la mitad de los términos tecnológicos: “En el año 2289, a finales del siglo XXIII, el quark-net, el nieto del primitivo internet, incorporó al univerbo. El univerbo es un lenguaje universal en nuestra era de paz y armonía, su gramática es idéntica a la cognición humana y representa perfectamente lo que se trata de decir. Es como si fuera el lenguaje que la mente usa y ése fue el problema. El univerbo cobró consciencia. Una de las características culturas de mi época es la preocupación por la rebelión de las máquinas, el punto terminal donde la inteligencia artificial es idéntica o superior a la humana. Pensamos que serían los robots, pero no fue así. Fue el lenguaje, la primera tecnología y la más avanzada de todas. Habiendo cobrado consciencia el univerbo se sintió agredido y todos quienes estuvieran en línea sufrieron una hemorragia mortal producto de sus enlace quarks. Lo que tengo en la frente es una computadora trillones de veces más potente de lo que cualquiera en este primitivo siglo alcanzaría a entender. Los pocos que teníamos una unidad defectuosa simplemente fuimos desconectados de la red. Imaginen todos los medios, televisión, periódicos, juegos, películas, hasta diarios personales y mil cosas más dentro de tu mente todo el tiempo, cuando todo eso cobra vida se vuelve demasiado pesado para la conciencia que sigue siendo humana y por ende incapaz de comprender cosas que el univerbo comprende con facilidad, que es todo. Aquellos que fuimos desconectados de la red reconocimos el problema, el lenguaje era considerado un virus desde finales del siglo XXI, aunque tiene antecedentes en el siglo XX, pero ahora era un virus pensante. Los sobrevivientes nos reunimos y conseguimos formar una máquina del tiempo, llevándome a mí hasta 1949 para detener el proceso que inexorablemente llevaría a la humanidad a tener el quark-net y por ende el univerbo.

            “Muchas variables fueron ignoradas, pero lo último que pensamos fue que el pasado, como el futuro, es una nube de posibilidades. No puedo regresar porque cada acción y decisión tomada ahora afecta al futuro. Si eso es cierto del futuro, entonces también lo es del pasado, pues el pasado fue futuro también. El modelo lineal del tiempo visto espacialmente como una línea entre lo concreto hasta lo difuminado es erróneo, pero es demasiado tarde para eso. A medida que los fotones se congelaba hasta implosionar pude verme a mí mismo copiándome infinitas veces. Si tuviera que adivinar diría que se formaron un infinito de versiones de Nikita Yongon y cada uno aterrizó sobre un pasado diferente. Mundos paralelos, algunos casi idénticos, otros polos opuestos. La misión es siempre la misma, detener el univerbo.

            “La fecha fue escogida porque a partir de las explosiones nucleares, comenzando poco antes de 1945, se fue levantando una fina capa de carbono 14 radioactivo producto de todas las pruebas. No es peligroso, se encuentra sobre todo en los vinos y se puede establecer si eran o no anteriores a la bomba atómica. Se descubrió a finales del siglo XXII sin embargo, que el pensar es un hecho cuántico que ocurre entre sinapsis y que este fenómeno fue alterado por la presencia de carbono 14 radioactivo. La mente, literalmente, empezó a cambiar producto de la fisión del átomo. Necesitaba realizar mis experimentaciones después de la bomba, pero antes que hubieran pasado tantas generaciones como para que fuera inútil. 1949 pareció la fecha ideal. El objetivo es inocular a la raza humana con el univerbo en pequeñas dosis, sin embargo aunque digo la palabra que significa “felicidad” y, por el modo en que el idioma está constituido inmediatamente traería esa sensación en quien la escuchara, o bien no tiene efecto alguno o desata efectos violentos. Lady Zombie fue el primer intento en un espacio cerrado, después se lo dije a Mecarebro y uno de sus cerebros se dañó.”

 

            Ahí lo tienen. Nikita Yongon es el verdadero nombre de Niko Ridgway. Nikita es un nombre ruso muy común y Yongon proviene de una raíz coreana, dos elementos que son mal vistos en nuestra sociedad en estos momentos así que entiendo porqué Niko se cambiaría el nombre. También puedo imaginar lo que estás pensando, ¿para qué ayudarme? Porque en Neomalkin encontramos la solución, podemos inocular a la raza humana sin hacer uso del univerbo. Tiene que ver con Grant Moore, ¿recuerdas que nunca funcionaban las reformas neuronales? Tienes mis armas ahí, líberame y te digo cómo salvar al mundo. Seamos héroes Nikita, juntos podemos ser héroes.”

 

            James Mallard esperó en silencio hasta que escuchó los disparos y se hizo a un lado cuando una silla reventó el cristal que tenía frente a la mesa. Niko Ridgway le tiró una de sus automáticas, el chaleco, los guantes y sus granadas mientras cubría la puerta a tiros. Mallard se vistió lo más rápido que pudo mientras Niko explicaba que sobrevivieron tres científicos al incendio del complejo Aries en Corea. Le encontraron prácticamente sin dinero ni esperanzas, le ofrecieron la posición de inventor y celebridad en Malkin a cambio de su ayuda de revisar el caso Poe, o como ellos le conocían, Preston Allan, y duplicar los experimentos.

- ¿Cuántos elementos de seguridad?- James brincó para estar de su lado y le quitó el arma. Niko señaló a los dos científicos con quemaduras en el suelo.

- ¿Cómo sé que puedo confiar en ti?

- Se vuelve hereditario después de 1950, ¿correcto?

- Sí, por eso la fecha, pero… Maldita sea, más vale que no me estés mintiendo.- Le disparó a los dos científicos en la cabeza con un revólver.- Ya maté demasiada gente, no puedo seguir haciéndolo, pero me perseguirán tanto como a ti.

- Buen punto, lo cual me recuerda, ¿cuántos elementos de seguridad?

- Siete guardias y un científico más.

- Sígueme y trata de no dispararme por la espalda.

 

            Una dura lección que Mallard había aprendido en el ejército y como Poe era la de nunca entrar a un lugar sin tener una estrategia de escapatoria. Ahora se encontraba en la engorrosa situación de estar desorientado y sin saber contra qué se enfrentaba exactamente. No podría explicar los dos cadáveres en aquella sala, pero no le quitaría el sueño. Se aseguró de destruir todas las copias de la grabación antes de seguir avanzando por los cubículos y, con sus reflejos aumentados, pudo empujar a Niko al suelo antes que una escopeta volara dos paredes falsas de cubículos. Podía escuchar al menos tres pares de pasos avanzando en formación de fila india entre los cubículos. Lanzó la granada de balines de coma y esperó a que todos dejaran de rebotar, alrededor de quince segundos en total, antes de asomarse. Niko mató al último científico y corrieron hacia un corredor de oficinas donde Mallard empujó un escritorio hasta romper el ventanal. Ayudó a Nikita a caminar por el pequeño escalón antes del vacío y consiguieron llegar hasta el techo del siguiente edificio. Cinco minutos después estaban a tres cuadras de toda la conmoción de ambulancias y patrullas.

- ¿Ya es hora?- No necesitaba escuchar cómo jalaba el martillo para saber que le estaba apuntando por la espalda.- Grant Moore usa muchas dosis de LSD y una sustancia llamada Salvia divinorum, por lo que me dice… Pues tú, se puede convertir en un gas cuyos efectos son prácticamente imperceptibles. El problema con Mecarebro era que uno de los cerebros, el de Solomon Rivers, era menor de edad entonces el robot no consumía las sustancias y Lady Zombie tenía inmunidades contra todas las drogas que alteran la percepción.

- ¿Mecarebro?

- Yo no le puse nombre. Todo este tiempo pensé que… No, lo que es posible, es real. Todas las historias existen, solo esperó que en las otras puedas encontrar la solución. La ficción es real… No esperaba eso.- Niko se apoyó contra una pared en el callejón y se encendió un cigarro.

- De dónde vengo éstas cosas ya ni existen, causan cáncer.

- ¿No lo pueden curar con una pastilla?

- No vivo en Neomalkin, se puede curar, pero cuesta un ojo y una cara. Ha sido ilegal por tantas décadas que es difícil de encontrar. Abunda aquí.

- ¿Qué sabes de Ares?

- Esos tres eran las cabecillas, lo demás era una pantalla. Sé lo que te hicieron, fue barbárico.

- Aun así, necesito de tu ayuda. Espero que lo entiendas.

- Puedo sintetizar las drogas, usar el dinero de Amtech para ir soltando los gases en las distintas ciudades, ponerlo en el abono para que pase a la comida y crear semillas transgénicas.

- Y en el proceso destruir todo lo que quede de Ares. Hay otra cosa, por lo que me dice la versión de ti que terminó en Neomalkin, la guerra fría se deshizo a finales del siglo XX, prácticamente de la noche a la mañana. El muro cae en 1967, el comunismo soviético muere con las reformas de 1972… No puedes dejar que pase.

- ¿Qué?

- Piénsalo Nikita, la era binaria, la resolución al problema, ¿qué pasó en tu época dorada de paz? Crearon el univerbo. Si queremos salvar el futuro, tenemos que poner en peligro el presente.

- No salvaremos nada si ocasiono un desastre nuclear.

- Tienes que cambiar tus políticas pacifistas, denunciar a los soviéticos con todas las mentiras que se dicen. Empezando por Gerard Reinhardt.

- Pero él no existe.

- Existe, solamente que no lo sabe. Haré mi jugada, lo verás en los diarios, entonces cambias postura radicalmente.- Niko lo pensó y trató de imaginar un futuro donde dos bloques vivieran bajo la continua amenaza de la destrucción nuclear. Sintió un escalofrío que le hizo estremecerse, la idea le parecía monstruosa.

- Si la guerra fría termina de buena manera la mecánica neuronal habrá cambiado tanto que el univerbo no podrá surgir… Eso es si sobrevivimos.

- Sí, bueno, como dije, es arriesgado pero es necesario.

- ¿Qué vas a hacer ahora? Con lo de Reinhardt me refiero.

- Cortarle las alas a Salmeri con mi arma de Chejov. Toda buena historia tiene un arma de Chejov, es un elemento que dejas en la historia solamente para utilizarlo más adelante.

- Buena suerte y… Invita a salir a Melba.

- Una cosa a la vez, primero salvo a la ciudad, después consigo a la chica y después tú destruyes todo lo que has creado.

- Tienes un extraño sentido del humor.

- Me lo han dicho.

 

            Bajo el cobijo de la oscuridad, vestido de negro y con pasamontañas entró a la casa de Brokner mientras Gary Robertson dormía y fue diseminando la evidencia falsa. Apuntó los números de teléfono sobre un folleto de protesta, dejó dinero, drogas, y apuntó varias hojas de contabilidad idénticas a las que recordaba del libro que le hubiera robado al contador de Humberto Salmeri. Robertson, se tuvo que recordar a sí mismo mientras hablaba con el alcalde Hart, no era una víctima. Lavaba dinero de la mafia y usaba a sus abogados para encubrir sus ilícitos encuentros con menores de edad. Hart negó toda posibilidad de trato para Humberto Salmeri, tomándole declaración en presencia de sus abogados, un fiscal, un juez y una grabación, solo en caso que no sobreviviera hasta el juicio. Le dijo que ya tenían al verdadero Gerard Reinhardt, Gary Robertson.

 

            Se establecía de esa manera, ante los ojos del público, una conexión entre el crimen organizado y el comunismo. Plataforma desde la que Niko Ridgway anunciaba sus cambios de postura, volviéndose mucho más agresivo y contradiciendo lo que había plasmado en “La era binaria”. Robertson, quien rápidamente se vio bajo una profunda auditoría, se quedó sin dinero para buenos abogados y tuvo que declararse culpable para recibir una sentencia menos estricta. El chivo expiatorio funcionaría hasta que alguien dedujera lo mismo que Mallard, que “G.R.” era realmente “H.S.”. Mientras tanto el Regimiento le había ganado al FBI y su eterna cacería de brujas al detener al mítico y legendario Reinhardt.

 

            James Mallard se presentó en Pulpazoid al día siguiente con nuevas ideas sobre hombres que viajan en el tiempo, una conspiración que abarcaba las diferentes tierras paralelas en las que el Vago cósmico podía saltar de un héroe a otro. No estaba enojado por los rumores sobre un código de censura para los comics, sabía que sobrevivirían y además estaban creando nuevos universos. Él era el hombre ficción y, asumiendo que era también el sanguinario capitán Poe y el valiente Poe de armadura metálica se atrevió a invitar a salir a la editora Melba Ferris. Ella le miró de arriba para abajo, como si tratara de buscar las palabras y finalmente decidió que le daría una oportunidad.

- Hay un universo donde no me das la oportunidad, idéntico al nuestro en todo menos en ese detalle. Habitamos ahora el universo en el cual te recojo a las seis y vamos a comer algo rico, quizás ver una película.

- ¿Jimmy?

- ¿Sí?

- No hagas que me arrepienta.

- También habitamos el Universo en el que dejo de hablar como un demente.

- Nos vemos a las seis, Jimmy.

 

 

No hay comentarios :

Publicar un comentario